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—¿Ya piensas decirme por qué estabas tan empapada? —preguntó Chaerin con cierta preocupación ante lo sucedido horas atrás.

Luego de haber sido totalmente humillada, decidió acercarse a Chaerin; la había visto a través de la ventana hablando con un par de personas. Le daba cierta pena salir toda empapada, pero realmente necesitaba el apoyo de su mejor amiga.

No le contó nada, solo le pidió que le ayudara a buscar un cambio de uniforme lo más pronto posible, igualmente unas toallas para secarse.

—La de limpieza iba pasando y me t-tropecé.

Le dolía mentir así, incluso casi rompe a llorar al final, pero ya estaba harta de Park y no pensaba repetir aquel momento en su cabeza.

Y tampoco derramar lágrimas por él.

Chaerin le miró insegura, pero aún así asintió y dejó un beso en su frente.

—Está bien, ¿vamos a por un helado luego?

El local se encontraba repleto de estudiantes, pero solo había un par de su escuela.

Cerca de la zona había otro colegio, pero este a diferencia del suyo, era más accesible.

Chaerin se encargó de hacer la fila para conseguir los helados, mientras Yeseo esperaba en uno de los asientos fuera del local.

Realmente era un día muy bonito, demasiado para creer que alguien pasó un mal día.

Para su desgracia, ella sí pasó un mal día.

—¡Hola! —saludó un chico extranjero frente a ella. —Yeseo, ¿no?

La mencionada se asustó un poco por la presencia del chico, mucho más porque se trataba de uno de los amigos de Park.

Sin embargo este no le daba la sensación de que una catástrofe ocurriría, en realidad, lucía preocupado a pesar de su sonriente cara.

Asintió levemente, al notar las ganas de hablar del chico le invitó a sentarse a su lado.

—Sé que esto es un poco... Muy extraño. —expresó mientras tomaba asiento. —Pero quería saber si te encontrabas bien.

Era obvio que se encontraba sorprendida, así que incluso antes de que la chica dijera algo, el castaño continuó.

—Sé que Sunghoon es un idiota, lo sé mejor que nadie la verdad, pero cuando algo se le mete en la cabeza no esperes a que se detenga.

—Créeme, ya lo noté. —bufó.

El australiano en ningún momento quitó su sonrisa. —Probablemente ya lo sepas, pero soy Jake.

Ahora fue el turno de Yeseo de sonreír. —Igualmente ya lo sabes, pero soy Kang Yeseo.

La chica no pudo evitar voltear hacia atrás para ver si su amiga ya había terminado de comprar; había acertado.

—Realmente espero que Sunghoon deje de ser tan idiota. —comentó Jake parándose. —Y creo que eres asombrosa y fuerte, no cualquiera reaccionaría como lo hiciste.

Las palabras que compartieron antes de que el castaño se despidiera fueron pocas, pero el brillo en los ojos de Yeseo era grande, y no necesariamente era ese característico brillo de cuando vas a llorar.

En realidad, estaba feliz, porque alguien pensaba que era asombrosa y fuerte.

Y ella jamás lo había notado.

10:23 A.M.

Era la hora que marcaba el reloj de su teléfono, a diferencia del de Chaerin el cual aparentemente tenía dos minutos atrasados y jamás se molestó en arreglarlo.

A pesar de lo sucedido el día anterior, los estudiantes estaban realmente calmados esta vez. Tal vez el efecto Park Sunghoon ya estaba acabando en ellos.

Pero claro, eso no quitaba el hecho de que ahora todos la conocían a donde sea que vaya, y realmente sus actitudes no era lo que esperaba.

Se mostraban comprensivos, haciendo notar que quien se encontraba equivocado era Park y ella era sólo una víctima más del chico.

"Asombrosa y fuerte". Las palabras se quedaron grabadas en su memoria.

Sin duda aquello había mejorado mucho su actitud, y ahora podía caminar sin tanto miedo como hacía antes.

Claro que este cambio tan brusco había sido presenciado por su mejor amiga, pero a su parecer, ella solo se encontraba feliz, y se atrevería a decir orgullosa de su cambio positivo.

—¡Hey, Kang!

Pero claro, el que tiene boca se equívoca.

Miró sería al chico, analizándolo con la mirada. A los ojos de los demás cualquiera pensaría que tuvo el atrevimiento de juzgarlo al haberlo mirado de arriba a abajo, pero en realidad estaba analizando la situación.

Bien, tiene otra carta, nada bueno pasa cuando Sunghoon da cartas, específicamente a ella.

—¿Por qué dejaste de sonreír? Acaba de llegar tu sol a iluminarte. —comentó Sunghoon mientras daba una vuelta en el lugar, presumiendo su presencia.

Chaerin rió. Pero Yeseo no.

—Pierdete, Park.

—¡Espera, espera! —gritó Sunghoon al notar que la chica se alejaba mientras jalaba a su mejor amiga. —Eh... Toma.

Yeseo negó, observando con odio al pelinegro. No quería nada que tuviera que ver con él, ya no estaba para soportar sus jueguitos.

—No.

—Por favor bebé. —pidió, sorprendiendo a muchos e incluso a él, pues Park jamás había dicho algo así.

Miró disgustada a Sunghoon por aquella última palabra, ignorando igualmente el hecho de que aquellos estudiantes que se encontraban por el pasillo se habían quedado observando aquella escena ante el apodo que había utilizado.

Tal vez fue por la presión o porque en cierto modo le dió pena. Sea cual sea la razón, ya estaba hecho; había tomado la carta.

Sunghoon dio otra sonrisa, un poco más sincera que la otra, la cual estaba llena de arrogancia. Así mismo se fue, sintiéndose por primera vez en su vida, pequeño.

Pequeño y débil.

Por su parte Yeseo se dedicó a abrir la carta, para saber si merecía realmente leerla. Sin duda se sorprendió de que Sunghoon hiciera algo así.

Era una carta de disculpas.

—¿Uhm? —exclamó llamando la atención de Chaerin, quien se había perdido observando por donde se había ido Park.

—¿Qué es? —intentó leer, pero Yeseo la apartó mientras soltaba un casi inaudible "nada" para evitar preocuparla.

Guardó la carta, la leería luego en su casa cuando tuviera más privacidad.

Por primera vez en su vida se cuestionó el por qué Sunghoon hacía las cosas mal.

Porque también estaba consciente de que por más cosas malas que haga, también hacía cosas buenas, aunque no lo parezca.

Siempre estuvo dispuesto a ayudar a muchos en un pasado e incluso se atrevería a decir que aún lo hacía, pero su gran debilidad es que todo debía ser como él quisiera; si algo no le gustaba simplemente esa persona estaba equivocada y debía aprender.

Probablemente fue por esa razón que se encontraba metida en este lío ahora.

Y era por esa razón, que odiaba tanto a Park.

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