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Sunghoon se escabulló entre los pasillos, ignorando el hecho de que ya había sonado la campana avisando el cambio de hora, e ignorando a aquellos que intentaban hablarle.

Había ido a sus clases, pero no prestó nada de atención, así que tomó la decisión de irse a esconder en la biblioteca hasta que sea hora de salida y así poder irse a casa con su chofer.

Los alumnos en su mayoría salían del lugar, siendo él y unos pocos en el amplio lugar.

Lanzó su mochila en una mesa algo retirada de donde se encontraban la mayoría de personas. Esta daba vista al patio, logrando distinguir a su ex mejor amigo, junto al "traidor", Kang, y Sunoo.

Se mordía la lengua, sintiendo como se le cerraba la garganta y le empezaban a picar los ojos.

—¿Se podría saber que te pasa, corazón? —preguntó la señora mayor, quien cuidaba la biblioteca la mayoría del tiempo, también daba buenos consejos en cuanto a las clases.

Oh, y hacía unas galletas deliciosas.

Pero solo su familia había tenido la dicha de probarlas. Sin duda se había alejado un poco, principalmente de su abuela.

Se secó las pequeñas lágrimas que amenzaban con salir y se lanzó para recibir un abrazo de su abuela.

—Lo lamento. —murmulló entre lágrimas, sin separarse de su abuela.

La señora negó, mientras le indicaba que se sentara. Ella hizo lo mismo.

—Corazón, no es a mí a quien le debes una disculpa. En realidad, creo que se la debes a todos; tu hermana, tus padres, tus amigos, a aquella chica, y no quiero ser exagerada, pero quizás a toda la escuela.

Su abuela ha presenciado todo lo que ha hecho su nieto a lo largo de su último año. Anteriormente era así, sin embargo su temperamento empeoró cuando comenzaron las clases de su último año.

Sunghoon no dijo nada, solo asintió esperando ser regañado por ella.

—Me gustaría verte feliz, y no con todo el odio que llevas dentro. Tus padres han cometido varios errores sin duda, pero no quiero que eso sea razón para que tú también los cometas. La negligencia, el odio; nada de eso se resuelve haciéndole lo mismo a otras personas. —empezó a acariciar sus cabellos negros. —Siempre esperé el día en que tuvieras la valentía para poder escucharme, y que no te avergonzaras de mí.

Inmediatamente Sunghoon negó. —Nunca me avergonzaría de ti, pero creo que me dejé llevar con el "poder" que creía tener. —confesó. —Y quizás, creo que me daba miedo aceptar la realidad.

Le daba miedo que por ser familiar del director, que las personas no lo respetaran, le daba miedo que por ser nieto de la bibliotecaria, lo vean como un debilucho. Le daba miedo ser visto como era Heeseung, un chico tranquilo al cual le han hecho bullying por ser hijo del director.

Su primo, el cual siempre ocultó por miedo a terminar como él. Lo mismo con Yeji; le prohibía relacionarse con él, porque si sabían que Yeji era prima de Heeseung, eso significaba que él también.

—Puedes quedarte el tiempo que quieras, pero sabes que no puedes estar aquí para siempre. Pronto tienes que enfrentar las consecuencias de tus actos.

Sunghoon asintió, viendo como su abuela se alejaba.

¿Realmente sería capaz de cambiar para bien?

De repente se sobresaltó al sentir como alguien se lanzaba por detrás de él, abrazándolo.

—Sé que no estás bien, que tal vez me odias, pero sigo siendo tu hermana. —sin darse cuenta, sonrió.

Al voltear vió a Yeji, y detrás de ella venía Heeseung caminando.

—Quieras o no, somos familia. —Heeseung apoyó su mano en su hombro. —Y sé que no vas a pedir ayuda, pero para eso estamos aquí, para dártela incluso si crees que no la necesitas.

—Y también te quiero pedir perdón. —habló esta vez Yeji. —Porque yo fui la que debió darse cuenta de que indirectamente pedías ayuda incluso si n-

El pelinegro la interrumpió. —No era tu responsabilidad, ni la de nadie. —recibió una mirada de Heeseung. —Y... Soy yo quien te debe una disculpa.

Por algún lado debía empezar, ¿no?

—¿Podemos hablar?

La conversación con Heeseung y Yeji definitivamente había movido un switch en el cerebro de Sunghoon.

Había pasado un par de días pensando en lo que su abuela dijo, en las cosas que había hecho, tratando de entender el porqué lo había hecho, y el que tanto había afectado a aquellos que estaban cerca de él.

Seguía pensando en su pelea con sus amigos, la cara de Jay cuando Jake y él pelearon fuera de su clase; Por otro lado también estaba Yeseo, a quien sin duda alguna había afectado y lastimado más que a todos los demás.

Y también estaba Chaerin, a quien había besado y con quien no había hablado hasta la fecha, seguro ella también lo odiaba en este punto.

Lo único que podía hacer era tratar de arreglar la situación poco a poco, y en vista de Sunghoon, Jake era con quien debía empezar.

—¿Hm? ¿Por qué debería?

—Quiero arreglar las cosas, sé que estuvo mal lo que hice, pero-

El australiano se levantó de la mesa donde se encontraba comiendo junto al resto de sus amigos, quienes veían al par en silencio, el americano alerta a brincar a separarlos si una vez más decidían tratar de resolver sus problemas de manera física.

—Desde un principio te dije que cualquier cosa que pasara, si algo llegaba a salir mal, iba a ser culpa tuya. No mía, no de Jay, el único culpable eres tú, ¿En qué momento vas a entender eso?

Sunghoon se detuvo a pensar; ¿debería seguir insistiendo? Sabía que Jake podría llegar a ser muy terco en ocasiones, así que estaba acostumbrado a ello, sin embargo las miradas de los otros le ponían incómodo.

Irónico, porque días atrás lo que más le gustaba era la atención.

—Jake, por favor-

—No Sunghoon, aquí nadie quiere tu presencia, así que si de verdad dices que te importamos, haznos un favor y vete. —Jake señaló la puerta de la cafetería.

Park suspiró antes de irse. Notando como todos en la mesa lo miraban con desprecio, o simplemente evitaban verlo. Como Yeseo se acurrucaba más al lado de Jay; como Jake se cruzaba de brazos intentando no explotar su furia sobre algo o alguien; A Sunoo quien intentaba calmarlo; A Chaerin quien evitaba verlo, y a Jay, quien simplemente lo miraba sin ninguna expresión en su cara.

Definitivamente la había cagado.

Por otro lado estaba Yeji, quien vió todo lo que sucedió desde la mesa que se encontraba junto a sus amigas. Sin pensarlo mucho se paró para ir a donde el nuevo grupo de amigos.

—Oigan. —llamó la atención del grupo. —Sé que Sunghoon fue un idiota, ustedes más que nadie lo saben —se refirió al australiano y al americano. —Es un estúpido y la mayoría de veces no piensa, pero él está arrepentido. No les pido que le perdonen, pero ojalá puedan darle la oportunidad de escucharlo.

Al ver como un par del grupo asintieron, Yeji dio su misión por hecha y se retiró.

Tendrían varias cosas que pensar durante el día.

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