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FINAL

—¡Sunghoon, tienes que entrar! —escuchó a su madre detrás de él.

El chico se encontraba afuera del auditorio de la escuela, sintiendo como los nervios le subían a flor de piel. Junto a él estaba Sunoo y su primo, quienes conversaban tranquilamente entre ellos.

Había terminado una etapa de su vida, no de la mejor manera y definitivamente no estaba orgulloso de eso, pero se sentía satisfecho de que al menos intentó mejorarlo a último minuto.

—Está bien mamá, nos vemos al final. —se acercó a ella para darle un leve abrazo.

Le sonrío a su padre y hermana, quienes le desearon suerte y se adentraron al auditorio junto al pequeño grupo de amigos.

Los graduados portaban un birrete y toga a juego de color rojo vino con blanco; los colores de la institución. Algunos portaban cordones de honores, los cuales reflejaban su arduo trabajo durante sus años escolares.

Sunghoon no llevaba ninguno, a diferencia de su primo el cual llevaba al menos cinco.

Ambos se separaron para sentarse en sus filas correspondientes. Heeseung iba una fila por delante de él pues su apellido iba primero en la lista, Sunghoon por otro lado, le tocaba sentarse junto a Jay, lo cual agradecía.

—¿Estás listo? —le preguntó Jay cuando se sentó a su lado.

—Definitivamente no, pero ya estamos aquí. —el rubio soltó una carcajada.

Al mirar al frente notó que Chaerin estaba ahí. Le sonrió, recibiendo una misma respuesta de parte de ella.

Estarían sentados un buen rato, esperando a que llamaran a los más de 100 estudiantes que se graduaban aquel día. Incluyéndose entre ellos.

Cuando Sunghoon comenzó la secundaria, siempre tuvo la idea de pasar aquel día junto a sus amigos. Ir a su restaurante favorito y pedir todo lo que quisieran, al día siguiente quizás arrepentirse por haber comido de más, pero al fin y al cabo, feliz de haberlo hecho con sus mejores amigos.

Obviamente por cómo estaban las cosas, aquello no iba a suceder. Pero se conformaba con cenar en familia. Sus padres y tíos, su primo, su hermana, y la familia de Sunoo. Porque quisiera o no, ellos también eran su familia.

Al principio no le gustaba aquella idea, ¿de verdad había tirado años de amistad a la mierda? Aparentemente sí, pero incluso si le rezaba a Dios todos los días, era casi imposible arreglar su problema con Jake. Habían peleado anteriormente, y sí, habían tenido ocasiones en las que habían terminado como estaba la situación actualmente, pero siempre encontraron el camino de la reconciliación. ¿Serían capaz de encontrarlo nuevamente? Es como si estuviera en lo profundo de un bosque: sin luz, ni señal, ni un camino claro que le indicara a dónde debía ir.

Es como si Jake ya hubiese dado por terminada su relación de amistad, incluso si Sunghoon no estaba de acuerdo con eso.

Su cuerpo caminaba vacío, sin alma, recordando todos los momentos que habían vivido en la escuela; las muchas ocasiones en se saltaban las clases para visitar su profesor de arte, quien les permitía quedarse incluso si sabía que no debía; las veces en que reían tan alto que los profesores les ponían en detención por interrumpir la clase; las veces que hacían bromas inofensivas entre ellos y se reían con toda la escuela junta; y como olvidar la primera vez que se conocieron.

Porque por más tiempo que haya pasado, lo recordaba vívidamente.

Principalmente porque estaba justo ahí, en medio del escenario donde alguna vez un Sunghoon de 6 años, emocionado por empezar la primaria, se había encontrado con ambos extranjeros. Hoy le daba su mano derecha a su propio tío, quien con la izquierda, le daba el papel que indicaba que sus años de gloria, habían acabado.

Posó para la foto, sin embargo su mirada vacía viajó al fondo, observando como cada estudiante conversaba feliz entre ellos, o se acercaban a sus padres. Entre ellos, estaba Jake, quien se levantaba de su puesto —ya que su turno se acercaba— y le observaba sonriente.

Bajar del escenario fue más difícil que subirlo, ¿no se supone que es al revés? Sentía su respiración pesada. Atrás de él venía Jay, quien palmeó su hombro y lo arrastró a una esquina.

No decían nada, solo esperaban.

Varios minutos pasaron. Sunghoon vió como su familia lo llamaba, pero él hacía señas para indicarles que iría en un momento. En cierto punto su hermana se acercó para decirle que lo esperarían afuera y él solo asintió.

Sunghoon volteó hacia Jay, quien mantenía su mirada fija en una persona, que rápidamente reconoció al intentar ver a donde el americano miraba. Se asustó, no lo iba a negar.

Y es que Sunghoon no deseaba que las cosas pasaran de mal a peor.

Unos segundos después lo tenían enfrente. Ninguno lo llamó, él se acercó solo.

—Yo-

—No digas nada. —lo silenció Jake. —Quiero que sea como antes.

Sunghoon lo miró confundido. —¿Como si nada hubiera pasado?

—No, —negó. —quiero que digas las mismas babosadas que decíamos cuando estábamos en primaria y no sabíamos cómo disculparnos; solo nos reíamos y con eso era suficiente para saber que todo iba a estar bien.

Jay solo los observaba, intentando no entrometerse como la última vez.

—Pero-

—Sunghoon. —Jake lo interrumpió una vez más. —Me da igual si la cagaste, si la cagamos, por favor, solo cállate y di alguna tontería.

Sunghoon asintió.

—Juré que me iban a reprobar por no entregar los trabajos de inglés.

—A nadie le habría sorprendido si tenías que repetir un año por reprobar inglés.

—No todos tenemos la suerte de crecer en países angloparlantes, idiota.

Jake golpeó el brazo de Sunghoon, a diferencia de sus últimos encuentros, este golpe no tenía una pizca de maldad, solo era la demostración física de su tregua; inmediatamente, Jay pasó sus brazos por encima de los hombros de ambos, riendo al ver que sus amigos finalmente se habían reconciliado.

Los tres caminaron felices hacia la salida del auditorio, encontrándose con sus familiares quienes sonrieron al encontrar al trío unido, como ha sido desde hace años.

Se separaron un rato para recibir felicitaciones; no solo de sus familias sino también de otros estudiantes con los cuales habían estudiado desde hace años. Definitivamente había sido un gran logro.

Sunghoon miró por encima de una de sus compañeras, con la cual había compartido las últimas semanas gracias a que no era el único quien casi reprobaba inglés. Rápidamente se disculpó y caminó hacia la salida de la escuela.

—Hola, Kang. —saludó tranquilo.

Yeseo volteó, sintiéndose tranquila por primera vez por la presencia del pelinegro.

—¿Qué tal, Park? Felicidades, supongo que sobreviviste a tu último año.

Sunghoon sonrió de lado. —Supongo que tú también, incluso si te la puse un poco difícil. Lo siento.

—Ya, olvídate de eso. —mencionó tranquila. —Me lo has repetido miles de veces ya.

El coreano asintió, haciendo una nota mental. Observó como el sol hacía brillar más la piel de la chica, pues se encontraba el atardecer en su punto.

De fondo notaba como la familia de Yeseo esperaba por ella, y por intuición volteó a ver si la suya lo esperaba de igual forma. Al confirmar que era así, decidió que ya era hora de despedirse.

—¿Sabes? Fue un placer haberte conocido, incluso si no fue de la mejor forma. —estrechó su mano.

La castaña la tomó, en forma de despedida. —Irónico porque siempre he huido de ti, pero si no hubiese sido así, estoy segura de que pudimos haber sido buenos amigos. Adiós, Sunghoon.

Ambos voltearon, para irse con sus familias, sin saber si alguna vez volverían a encontrarse.

Al fin y al cabo, los celos de Sunghoon lo llevaron a alejar a todos; pero incluso si ya se había reconciliado con todos, ¿alguna vez sería capaz de conseguir lo que en un inicio debía ser suyo? Todo indicaba que no.

Sus caminos se habían separado; izquierda y derecha.

Y fue hasta ese preciso momento que Sunghoon se dio cuenta de que hace tiempo que había dejado de estar enamorado de Chaerin; se convirtió en una una excusa para acercarse a Yeseo.

Aún así, Sunghoon haría lo que sea para que todo sea como debía ser.

Incluso si eso significaba quitarle la novia a su mejor amigo.

• • •

y quién pensaba que yo terminaría esta historia omg

AÚN FALTA EL EPÍLOGO (el cual no he escrito) pero de que lo hago lo hago 🤞

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