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#005 COPOS DE NIEVE 》ÁNGEL CAIDO II

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓 #5
" copos de nieve "


Se colocó los audífonos y empezó a andar.

Train Wreck de James Arthur comenzó a sonar en sus oídos, despejando sus pensamientos que con la llegada de una nueva semana parecían arremolinarse y enrredarse en su cabeza, volviendolo loco en su pequeño espacio.

Había pasado un mes desde el incidente con Rachel. Se había hecho una autopsia y supieron que la habían asesinado, nadie sabía por que o las razones que justificaban aquel acto, después de todo la chica no le había hecho nada a nadie en sus días en la institución y no era de causar problemas fácilmente.

Alguien la había asesinado pero nadie daba con el criminal, ni siquiera la policía que parecía querer cerrar el caso.

Jason corrió con más velocidad y la música cambió. Sus pensamientos, no tanto.

Había algo que no podía quitárselo de la cabeza, aunque se lo hubieran dicho una y otra vez. En los primeros días antes del entierro por el asunto de la uptopcia sentia que toda lo que había pasado era un sueño demasiado lúcido, las cosas parecían no ser reales en su cabeza y aquello lo atormentaba, se levantaba con pesadillas constante en la noche sintiendo aún la sangre en sus manos luego de acercarse al cuerpo esa misma noche para saber de verdad que aquello estaba pasando.

Recuerda los gritos y los sollozos de la gente, al igual que los suyos cuando dentro de su hogar horas despues se había dejado ir. Vaciando todo el dolor a gritos y sollozos en su solitaria habitación.

Una lágrima bajó por su mejilla pero la quitó de inmediato, deteniendose al frente de la institución. Muchas notas, flores y regalos se encontraban esparcidos con sumo cuidado por las escaleras, varios con el rostro de Rachel sonriendole a la cámara siendo plenamente feliz antes de todo.

Frunció el ceño cuando observo como algunas personas del personal de limpieza tomaban las flores y pensaban deshacerse de ellas, al igual que todas. Su mandíbula se apretó y con cuidado se acercó mirando una fotografía en donde Rachel vestía un suéter morado.

Colocó una rodilla en el pavimento, acariciando la foto sabiendo muy bien que los del personal lo miraban.

-Quita tus manos. Se atreven a tocar aunque sea una flor más... Y serán carne muerta.

Sus ojos aqua observaron a los hombres desde abajo, tan serios que el personal soltó las flores y retrocedieron, su actitud desafiante y ruda podría quitar del camino a cualquiera pero su mirada dura con una pizca de desesperanza además de su apariencia encajaban como alguien totalmente desolado.

Soltó un bufido, levantándose para darle una última mirada a la foto, comenzando a correr de nueva cuenta. Su cabello ahora algo largo caía por su frente y su apariencia descuidada daban mucho que desear pero no le importó, llegando luego de varios minutos de dolor en las piernas por su insistente ejercicio al cementerio.

Llegó a la lápida de Rachel y se sentó a su lado, colocando segundos después un dije de una pequeña gema roja en la lápida.

-Hola, Rae. Siento no haber venido de nuevo, estaba algo ocupado ¿sabes?

Sabía que era una vil mentira, sus noches de insomnio y sus ojeras se lo aseguraban pero aquello había salido de su boca tan rápido que no pudo detenerlo. En ese mes había descubierto lo fácil, por no decir sencillo que se le hacia mentir. Por cuantas horas dormía, por si en verdad comia... Por si en verdad ya se encontraba mejor. Todas las respuestas a ellos eran un "Si" bastante convincente para sus padres que parecían satisfechos por sus respuestas sinceras.

Sonrió un poco de lado, negando.

-Aunque es probable que sepas que es mentira. Yo... quería devolverte el collar, un día me dijiste que era muy importante para ti así que cuando vi que no lo recogieron cuando te fuiste pensé en tomarlo y traerlo hasta su dueña.

Luego de ahí fue un rato de silencio, los árboles del bosque cercano se movieron por la brisa y él sólo sonrió, acariciando las letras del nombre de su ángel caído.

-Vendré cada vez que pueda, te lo prometo.

Y aquello fue cierto. Tan cierto que en primavera, verano, otoño e invierno el se encontraba ahí, a pesar de que lloviera, nevara... él siempre estaba ahí.

El tiempo pasó, y cuando se dio cuanta ya habían pasado dos años desde su muerte y él seguía ahí, estancado como le decían sus amigos de la Facultad de medicina. Pero Jason no podía dejarla ir, la necesitaba tanto que era algo impensable.

Era el inicio de un nuevo invierno cuando colocó una pequeña fotografía de Rachel en la lápida, saludandole como siempre que iba allí pero sin recibir respuesta.

-¿Tienes frío? Los inviernos cada vez se vuelven más fríos, pero siempre que llega a nevar me recuerda a ti, ¿no es raro? -silencio, como siempre cuando hablaba con ella- Hace años que ya no te escucho hablar y siento que ya no recuerdo como era. Un día me desperté agitado por eso. Ya no recuerdo como era tu voz al cantar.

Apretó los puños, apoyando su espalda en la parte trasera de la lápida y cerró los ojos.

-Ya no puedo más con esto, Rachel.

Suspiró, sintiendo como los temores de hace años regresaban arañando su pecho con fuerza.

-Me gustas.

Silencio, y por ello se sintió patético por que dos años atrás él no se pudo confesar como lo había imaginado. Ninguna de las cosas que había pasado eran como él las había imagino, en ese tiempo habían sólo dos opciones; que Rachel lo rechazara y él viviera con eso, o que Rachel lo aceptaría, se volverían novios y serían felices...

Ese fue su primer error.

Él hace dos años falló, porqué desde esa noche se creó una tercera opción que era la que ahora vivía.

-A-Aún te quiero luego de tanto tiempo...

Sintió como algunos copos de nieve caían sobre su cuerpo pero siguió sin abrir los ojos, negándose a llorar a pensar de tener la voz completamente rota por el nudo en su garganta que se hacía más y más doloroso. Un escalofrío lo recorrió de arriba abajo y se abrazo a su mismo, escuchó como algunas pisadas pasaban por delante de él pero supuso que era alguna persona visitando a algún familiar, así que lo ignoró.

Ese fue segundo error.

No supo cuando las primera lágrimas bajaron por sus mejillas y llegaron a su mentón hasta que una mano pequeña y suave comenzó a limpiarla con tranquilidad y cuidado.

Asustado abrió los ojos, observando a la persona que se encontraba delante de él. Y ese fue su último gran error.

Su respiración quedó atascada en su garganta, y las lágrimas siguieron bajando. Estaba pasmado en su sitio, teniendo la barbilla temblando por el frio y las ganas de llorar y sollozar como un niño pequeño. Por otro lado la chica delante de él sonrió con dulzura y siguió limpiando sus lágrimas, su cabello morado ahora de un color blanco al igual que su vestido.

Era un verdadero ángel.

Sus ojos se cruzaron, y en su interior pudo sentir como los colores a su alrededor explotaban. Sabía que estaba alucinando, ¿pero a quien le importaba? Era ella, ese toque cálido que extrañaba era de ella y su voz, aquella voz que admitió olvidar luego de tanto le hizo saber que era ella.

-R-Rachel...

La chica movió sus labios, pero no logró escuchar nada de lo que salía de ellos. Estaba en un shock aún con las manos de Rachel en su rostro y el verla ahí, que solamente su mente se encargaba de una sola cosa. Mirarla, apreciarla... Aunque fueran sólo segundos.

Rachel se acercó, dándole un suave beso en la frente y desapareció con una sonrisa, deshaciendose entre copos de nieve que bailaron en el cielo dejándolo sólo, de nuevo. Pero ahora con un fuerte dolor en el pecho que fue menguado cuando al tener parte de su conciencia recordó las palabras que la chica le había dicho.

Y después de tanto tiempo, Jason sollozó de felicidad y tristeza a la vez, terminando de romperse en pedazos su pequeño corazón.

"también me gustas..."

ODDINARYZONE 2023


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