𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓 #4
" ángel caido "

El sonido de su voz era simplemente hermoso, al igual que su vestido blanco y su peinado, al igual que toda ella.

Rachel cantaba con suavidad desde la tarima de la preparatoria donde todos los invitados a la gala de graduación había sido invitados para la despedida de los recién graduados, habían pasado muchos a decir palabras de aliento luego de la presentación principal pero nadie se comparaba con Rachel, nadie se comparaba con aquella chica que le robaba suspiros cada vez que podía sin ella darse cuenta.

Cuando la actuación terminó se levantó de su asiento y aplaudió con fuerza, dándole una sonrisa desde su lugar a la pelimorada que le sonrió de vuelta, dejando el micrófono en su lugar y llendo tras bambalinas luego de aquella actuación que le había llevado meses preparar.

Jason en contra de todo se fue detrás de ella, necesitaba felicitarle por el maravilloso acto que había hecho. Y si se daba la oportunidad, daría por fin el primer paso del que se había estado alentando semanas atrás en secreto, siendo el espejo su único confidente de todas aquellas prácticas de confesiones que había estado ensayando.

-Rachel. -llamó su atención, sonriendole de lado- Bien hecho, estuviste perfecta. Estuviste totalmente increíble, fue increíble.

-Gracias, Jason. -jugó con sus manos, aún nerviosa por todo lo que había pasado. La adrenalina en su cuerpo estaba la cien y aún no podía creer que había cantado en público y en frente de todas esas personas- Estaba algo nerviosa pero tus palabras antes de la presentación me ayudaron.

-No hay de que. Pero de eso no me llevo el crédito, fuiste tú quien arrasó. -los elogios parecían no irse de su boca, menos cuando de atrás de su espalda sacó la pequeña rosa blanca que había estado guardando para ella desde un principio- ¿Quieres salir a comer una día, Rachel? ¿Tal vez mañana?

-¿Estas invitandome a salir? ¿Nosotros solos? -coqueteo Rachel tomando la rosa con una sonrisa, generando que Jason asistiera con determinación acercándose un poco más a ella- Aunque mañana no puedo.

Su sonrisa se desvaneció de a poco, aunque volvió con un poco de lentitud cuando Rachel le tomó las manos con cuidado y le sonrió en una muestra de disculpa.

-Tal vez luego ¿si?

Y se fue, sonriendole una última vez hasta salir del lugar para ir a buscar a sus familiares. Sin ser consciente aún que había dejado a un chico con una esperanza latente que luego de varias horas de alegrías y fiesta, bailando entre sus amigos más cercanos esa pisca de esperanza de desvanecia.

La fiesta estaba en su punto más alto, los adolescente se divertían bailando y cantando la canciones del momento sin saber que a unos cuantos metros en la entrada de la preparatoria dos chicas discutían mientras el principio de una suave nevada daba comienzo.

-Rose, ya basta. ¡Yo nunca te hice nada!

-¿Si? ¿Estas totalmente segura de eso? -Rose vestida con su impecable vestido rojo tomó una botella y la rompió, dejándola como un arma que entre el silencio parecía llamar a la misma muerte- Vas a pagar por todo lo que me hiciste, Rachel. Sino fuera por ti yo sería la mejor de está maldita preparatoria, antes de que llegarás todos me amaban pero ahora, ahora lo único que hacen es alabarte a ti. ¡Eres una perra!

-Rose... Rose, por favor deja eso. -se fue acercando un poco más, Rachel bajó dos escalones de la larga escalera que le daba la bienvenida a todos al llegar y miró a los ojos a su posible agresora- R-Rose...

Y la nieve se tipo de rojo, gotas salpicado desde la herida en el abdomen de Rachel que con los labios entreabiertos miraba atónita a la peliblanca que había llegado a tanto sólo por popularidad. Un corte más a un costado le llegó de golpe, trató de gritar pero nada salía de su boca mientras miraba como la chica extraía el arma y se adentraba de nuevo a la fiesta, su vestido sido manchado de su sangre pero nadie lo sabría con lo oscuro que estaba. Perfectamente su vestido rojo camuflaba aquellas gotas del preciado líquido carmesí.

-N-No... Ahg...

Tocó la herida llenándose de su propia sangre, la cabeza le daba vueltas y el sonido de la música dentro de la preparatoria le taladraba los tímpanos, de a poco perdió las fuerza y cayó contra las escaleras, observando como de a poco del oscuro cielo bajaban pequeños copos de nieve.

La misma que mientras ella cerraba los ojos con pereza se llenaba de sangre y daba un extraño y bizarro escenario.

Y con un último suspiro, se dejó llevar por aquel bello escenario que le daría el cielo sólo a ella.

Horas después la fiesta había acabado, todos se arremolinaron de a poco hacia la salida para sólo encontrarse con el cuerpo de un bello ángel caído descansar entre la nieve.

La primera mujer grito, era la madre que se acercó al cuerpo de su hija con lágrimas bajando por sus ojos mientras a su lado un hombre de cabello negro y ojos azules trataba inútilmente de realizar una reanimación. Kory acunó el rostro de su hija, sollozando sin importarle las miradas de todas las personas que sin saber que hacer muy bien llamaban a la policía y a una ambulancia.

-R-Richard, ella no p-puede... mi bebé no, Dick.

El hombre a su lado también lloraba, dándose cuenta luego de unos minutos que su hija ya había partido.

-Ya no hay nada que hacer, cariño.

Jason sin saber muy bien por que todas las personas parecían atentas a algo salió entre el tumulto de gente para sólo encontrarse un rastro de sangre que lo guió inmediatamente a su pequeño ángel caído. Su rostro se desfiguro por el pánico y el dolor, observando con los ojos llenos de lágrimas como la chica no parecía respirar.

Y fueron sólo segundos después que él también dejó de respirar, su corazón pareció hundirse en su pecho y las lágrimas escaparon hasta bajar por sus mejillas, se topó con las heridas en su abdomen y aún así no podía creerlo.

Aún cuando la gente a su alrededor lloraba y sollozaba mientras se llevaban el cuerpo de Rachel en una bolsa negra, privandolo de verla una vez más.

Aún cuando todo parecía tan real.

-Rachel...

Aún cuando todo pasaba a su alrededor él se negó a aceptarlo.

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