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Mientras saboreaban sus hamburguesas y compartían risas, el ambiente entre ellos se tornaba más relajado y cálido. Hablaban de sus gustos, compartían anécdotas y, a medida que pasaba el tiempo, Sunoo se sentía agradecido por esa oportunidad de estar con Sunghoon.

A medida que avanzaba la comida y se acercaba el final de su encuentro, Sunoo se dio cuenta de que no importaba si Sunghoon se mostraba distante o frío en ocasiones. Lo que realmente importaba era que Sunoo adoraba el momento, aunque sabía en el fondo que Sunghoon prefería estar con alguien más, eso no impeía que el rubio aún tuviese esperanzas.

Al terminar la comida, Sunghoon hizo una pausa y miró a Sunoo con una expresión seria en su rostro. Había estado tomando muchas cervezas, llevaba al rededor de 6 mientras seguía hablando con el rubio, aún así, el alcohol lo ayudó a reírse un poco más.

—Gracias por acompañarme hoy... —le expresó el pelinegro.

Sunoo sonrió y asintió.

—No te preocupes, espero que te sientas un poco mejor.

—Eres un buen amigo, de verdad... —Sunoo sintió cómo su corazón se encogía, experimentando un dolor en el pecho.

—Sí, lo soy. —respondió el rubio. —Vamos, te llevaré a casa.

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Sunghoon asintió y se levantó de la mesa, tambaleándose un poco debido a la cantidad de alcohol que había consumido. Rió torpemente cuando Sunoo le brindó apoyo. Pasó un brazo alrededor de su cintura, y Sunghoon rió de nuevo mientras lo miraba mientras lo escoltaba fuera del restaurante.

—Oye, nunca me di cuenta del color de tus ojos. Son un marrón claro... —elogió Sunghoon, mostrando una sonrisa.

Sunoo rió ante la ebriedad de su amigo mientras caminaban por la calle de noche en dirección al edificio donde Sunghoon vivía.

Sunghoon se apoyó en Sunoo, pasando su brazo por encima de sus hombros para caminar de manera más estable, a pesar de sentirse mareado.

—Bien, hemos llegado. —dijo Sunoo. —Te ayudaré a subir.

Sunghoon volvió a tropezar y rió entre dientes cuando Sunoo lo sostuvo. Se quedaron mirándose durante unos segundos, sintiendo que el mundo a su alrededor se desvanecía. El rubio sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando Sunghoon acercó sus manos a sus mejillas y lo besó.

Fue cuestión de segundos para que Sunoo respondiera al beso. Sintió cómo su cuerpo reaccionaba al sentir los labios de Sunghoon moviéndose sobre los suyos. Sunoo abrió los ojos sorprendido al escuchar a Sunghoon pronunciar otro nombre entre los besos.

—Jake... —susurró Sunghoon entre los besos, lo que hizo que Sunoo se alejara con el ceño fruncido.

Sunghoon abrió los ojos, sorprendido al darse cuenta de lo que había hecho.

—Sunoo, yo... No... No debí... —balbuceó mientras retrocedía, dejando a Sunoo sin palabras.

El rubio apretó la mandíbula, sintiéndose decepcionado por haberse dejado llevar por algo que tanto deseaba, pero que Sunghoon quería compartir con otra persona.

Sunoo bajó la mirada y negó con la cabeza, luchando por contener las lágrimas.

—Sunoo, lo siento. Yo... —Sunghoon intentó hablar.

Sunoo se giró y, sin decir una palabra, chocó con el cuerpo de alguien. Levantó la mirada y se encontró con Jake, quien frunció el ceño. El rubio lo empujó y pasó junto a él, caminando con rabia.

—¿Sunghoon? —Jake preguntó confundido.

Sunghoon tragó saliva nervioso al darse cuenta de que Jake había presenciado todo. El pelinegro prefirió darse la vuelta y entrar en el ascensor.

—¡Sunghoon! —Jake intentó alcanzarlo, pero las puertas del ascensor se cerraron por completo.

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