Extra 2
"Rompimiento Dahmo"
Dahyun mordió sus labios ante su frustración y miedo.
Revolvió su cabello con desespero y contuvo un grito que quería escapar desde lo más profundo de su pecho.
Estaba deshecha.
Se lo habían advertido desde un principio y aun así no había escuchado. Se maldijo a sí misma por ser tan terca y cabeza dura.
Debajo de su cama sacó una maleta negra y se dirigió a su clóset, de allí sacó toda su ropa y la metió en la maleta desordenadamente, dejando únicamente un suéter gris de algodón. Acarició la suave tela y dejó que las lágrimas salieran de sus ojos sin descanso. Había aguantado demasiada humillación y rechazo, ya no quería más.
No quería.
Con una última mirada a la prenda se dio vuelta y verificó sus bolsillos. Todo estaba listo. Tenía su pasaporte, identificación y el boleto de avión.
Ya estaba harta de toda esa mierda.
Cerró la maleta con rapidez y la tomó con fuerza, sus manos estaban temblando sin control y las lágrimas no paraban de deslizarse por su pálido rostro.
Sacó de su bolsillo un pequeño sobre blanco y lo dejó en la cómoda de la habitación. Estaba seguro de que en cuanto ella llegara lo primero que vería sería el sobre. Limpió bruscamente sus lágrimas y se obligó a aguantar el nudo en su garganta. Que desagradable era sentirse de esa manera tan horrible.
Fue así como Kim Dahyun abandonó la casa en la que había tenido los más lindos y dolorosos recuerdos junto al amor de su vida. Junto a la mujer que sin importar nada tomó todo de ella y la destruyó por completo.
Fue así como Kim Dahyun dejó a Hirai Momo.
Momo apretó sus puños con fuerza y frotó sus ojos con rabia.
La ira caldeaba en cada parte de su ser, y como no, la chica que había deseado toda su maldita vida había escapado y se había casado.
Estaba en su oficina, en la empresa que en poco tiempo sería completamente suya.
Miró su escritorio y en un arrebato arrojó todo lo que allí había hacia el suelo. Gritó fuertemente y jaloneó su cabello con fuerza. No estaba triste porque Sana se hubiera ido, no, estaba cabreada porque no había podido cumplir su objetivo con la deseable chica.
No la amaba, Momo no amaba a Sana, ese sentimiento no lo había desarrollado por nadie aún.
O eso pensaba.
Miró su reloj, 10:30pm, ya era hora de volver a casa. Tomó su saco y las llaves de su auto. Quería descargarse con algo, o tal vez con alguien.
Pensó en Dahyun y sonrió, su amiga era una completa ingenua.
Momo la tenía con un sólo propósito, y ese era follar cuando quisiera. Ambas se habían hecho amigas, sí, pero Momo sabía que detrás de esa relación había algo más por parte de Kim, y lo descubrió. Kim Dahyun estaba perdidamente enamorada de Hirai Momo, y la mujer había usado aquello a su favor.
Momo era insensible a la hora de una relación, todo era fingido, como su vida lo era. Dahyun aparentaba ser un reto difícil, pero Momo se sorprendió de ver que con sólo unas palabras bonitas y obsequios absurdamente cursis, la pálida había caído en su trampa sin sospechar nada.
Que idiota había sido.
Dahyun se había entregado en cuerpo y alma a su mejor amiga, no pudo evitarlo, y por más que las voces en su mente le advirtieran de todo lo que estaba ocurriendo, Kim lo ignoró.
Estaba enamorada.
El amor hace idiota a la gente, eso Momo lo sabía a la perfección. Kim Dahyun era la prueba de ello, sabía que Hirai la engañaba con otras personas; hombres y mujeres por igual, y aun así seguía a su lado, apoyándola en todo. Sabía que Momo no la amaba de verdad, pero aún tenía la falsa esperanza de que aquello se convirtiera en una realidad, pero no fue así.
Momo acudía a Dahyun cuando estaba estresado, cuando Sana la continuaba rechazando. Acudía a Dahyun sólo para descargar su frustración con ella, para pensar en Sana mientras tenía los labios de la pálida sobre los suyos.
Acudía a ella para continuar destruyendo su pobre corazón.
Momo no pensó que Dahyun se hartaría de todo aquello, no pensó que la pálida en un momento determinado tomaría la decisión de acabar con todo lo que ellas tenían.
No pensó que al llegar a casa esta estaría vacía. No pensó que la ropa de su acompañante no estaría. No pensó que sólo una carta allí habría.
No pensó que sus lágrimas por fin saldrían.
Leyó la carta que Dahyun había escrito con suma delicadeza y tristeza. Sus ojos se humedecieron y se sorprendió por ello, ¿por qué lloraba? ¿Por qué su mente la culpaba de la partida de Kim?
Tomó el suéter que le había regalado a Dahyun en su primera cita, lo estrujó entre sus manos y aspiró el olor que la prenda desprendía. Café y menta eran las cosas favoritas de Kim, y por eso Momo siempre le obsequiaba postres y bebidas con esos sabores.
Se sentó en la esquina de la habitación oscura y vacía con el suéter aún entre sus manos. Vio la carta una vez más y la arrugó culpable.
Su vida era una mierda, y tal vez Dahyun se había cansado de estar en ella.
Querida Momoring:
Lamento tener que dejarte de esta manera tan cruel. Pero ya no aguanto más esta farsa. Mi corazón no lo soporta más, no soporta amarte sólo a tí cuando tú sólo quieres tener a alguien más.
Gracias por las sonrisas que me sacaste cuando éramos sólo amigas.
Gracias por hacerme sentir amada cuando no era esa la realidad.
Gracias por romperme el corazón, fue eso lo que me dio el valor para escribir esto.
Tenías razón cuando me dijiste que era una mujer débil, porque lo soy y mucho. No podría decirte nada de esto a la cara ni con toda mi fuerza de voluntad. Es por eso que prefiero escribirlo aquí.
Sé que no te ha de importar nada de lo que siento, pero aún tengo la pequeña esperanza de que así sea, y tengo miedo, Momo, miedo de que sólo leas esto y continúes con vida como si nada.
Quiero que te cuides mucho, aléjate de la gente tóxica que te rodea, justo como yo lo estoy haciendo contigo.
No vayas a buscarme para endulzarme con tus palabras otra vez, porque terminarás de matar el poco amor que aún siento por ti.
Céntrate en tus metas y lógralas, no dependas sólo de la fortuna de tu familia, recuerda que el dinero va y viene, que lo material se pierde y recupera si tú así lo quieres.
Agradezco todo lo que me has dado, y lamento todo lo que en mí has provocado. Me volviste adicta a ti, Hirai Momo, me volviste una mujer enferma por tu falso amor.
Pero todo esto se acabó. Lo siento mucho, Mo, pero lo nuestro era un falso amor.
Atte: Kim Dahyun.
Fue así como Hirai Momo dejó que sus lágrimas de tristeza salieran por primera vez. Fue la vez en la que por fin se dio cuenta de todo lo que tenía y perdió por su absoluto idiotez.
Fue así como Momo supo que no había vuelta atrás.
Está historia oficialmente ha terminado.
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