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⸼⸱🍃⋆꤫⤷Cap.9

Domingo

TAEHYUNG;

Se me hizo un nudo en el estómago mientras me miraba en el espejo, recorrí con la mirada cada centímetro de mi cuerpo, escudriñando cada detalle de mi atuendo. Respiré profundamente, intentando calmar los nervios que amenazaban por apoderarse de mí.

No podía haber ni un solo defecto en mi ropa. Todo tenía que estar impecable. Sin manchas, sin arrugas, sin imperfecciones. Tenía que estar impecable. Me examiné el rostro para comprobar si tenía alguna imperfección o mancha. Mi piel tenía que estar limpia, mi cabello perfectamente peinado y mis dientes en un blanco brillante.

«Eres hermoso, Taehyung. Ellos lo verán»

Hermoso, hermoso. Ese era el mantra que me repetía a mí mismo mientras terminaba de arreglarme, sin apartar la mirada del espejo.

—Eres hermoso -afirmé en voz alta, firme y segura- Y ellos lo verán.

Tras mirarme una última vez en el espejo, me di la vuelta y me dirigí hacia la puerta. Era hora de enfrentarme al mundo y al objeto de mi afecto.
Respiré profundamente y cuadré los hombros.

En ese momento, escuché que la puerta de mi habitación se abría con un crujido y en el umbral apareció Jungkook. Se movió lentamente, casi como si dudara en entrar.

El corazón me latía con fuerza en el pecho mientras lo observaba. Era aún más impresionante en persona, con su cabello oscuro cayendo desordenadamente sobre su frente y sus ojos de un negro intenso y profundo.

—Taehyung -suspiró en voz baja y tranquila- Te ves hermoso.

—Gracias -expresé sonriendo débilmente- Pero no me siento bien. Tengo un nudo en el estómago.

La expresión de Jungkook pasó de juguetona a preocupada, frunció el ceño mientras caminaba lentamente hacia mí. Tomó mi mano entre las suyas, su toque era suave y cariñoso.

—¿Estás bien? -preguntó en voz baja y suave- Pareces muy nervioso.

Dudé un momento y me mordí el labio
—Sólo estoy preocupado -admití, con voz débil e insegura- No quiero arruinar esto.

Tomó mi mano, su tacto era cálido y reconfortante —Puedo ayudarte con eso. Déjame distraerte un poco.

Asentí y le permití que me llevará hasta la cama. Nos sentamos, nuestras piernas se tocaban, la energía entre nosotros era eléctrica. Jungkook tomó mis nudillos entre sus manos y me dio un suave beso. lo que me hizo sonrojarme un poco. Me reí y el nerviosismo desapareció.

—¿Y eso por qué? -pregunté con voz juguetona.

—Solo un recordatorio -respondió Jungkook burlón- Que eres hermoso, por dentro y por fuera y que esta noche será increíble.

—No lo sabes -susurré- Son muy diferentes a tu familia.

Los ojos de Jungkook se encontraron con los míos, su expresión era sería
—Sé que son diferentes. Pero eso no significa que no les guste. Son solo personas, Taehyung. Y te amarán tanto como yo.

Mi corazón se agitó ante sus palabras y mi estómago todavía tenía un nudo.

—No, no lo entenderán -insistí, sacudiendo la cabeza- No lo entenderán.

Colocó un dedo bajó mi barbilla, levantando suavemente mi rostro para que pudiera mirarlo a los ojos
—Taehyung -mencionó con firmeza- Puede que no entiendan todo sobre ti. Pero eso no significa que no te quieran. Y no significa que no encajes. Eres quien eres y amo cada parte de ti.

—No lo entiendes -insistí, con voz temblorosa e insegura- Hay cosas que no te he dicho.

Los ojos de Jungkook se abrieron ligeramente y su mano se apretó alrededor de la mía —¿Hay cosas?

Sentí que se me aceleraba el pulso y que se me apretaba el pecho por la ansiedad —C-Cosas sobre mi pasado -comencé diciendo con voz débil-  Cosas de las que no estoy orgulloso.

—Lo sé -asintió lentamente- Sé que has pasado por cosas que quizás no te sientas preparado para compartir... Pero quiero que sepas que estaré esperando, dispuesto a escucharte cuando tú lo estés.

Sus palabras fueron como un bálsamo para mi alma, aliviando el dolor de mis preocupaciones —Te... Gracias -susurré, con los ojos llenos de lágrimas.

Jungkook sonrió, sus ojos brillaban con amor y comprensión.

—No llores -suplicó él con la voz quebrada- Odio ver lágrimas en tus ojos.

Sollocé y me sequé los ojos con el dorso de la mano —L-Lo siento…. N-Ne supone que tengo que decirle las cosas y no ocultarlas.

Negó con la cabeza —No, mi amor, no te disculpes. No tienes que contarme todo de inmediato. Puedes tomarte tu tiempo. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, cuando quieras hablar.

Asentí y me incliné hacia él para abrazarme —G-Gracias, Kookie. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

—No eres un mal novio... Solo estás herido por dentro -musitó con sus labios apenas rozando los míos.

Sonreí, intentando ignorar la incómoda sensación que todavía me carcomía las entrañas.

—No tienes que contarme todo hoy. Pero debes saber que cuando estés listo, estaré aquí para ti.

Asentí con la cabeza y mis ojos se llenaron de lágrimas una vez más
—Gracias -susurré- Gracias por amarme, a pesar de todos mis defectos.

Se me hizo un nudo en la garganta y se me aceleró la respiración mientras intentaba reunir el valor para hablar, pero las palabras no me salían.
Los ojos de Jungkook nunca dejaron los míos, su mirada firme y amorosa.

De repente, su mano estaba sobre mi mejilla, su tacto fue suave y cariñoso. Sus labios estaban sobre los míos, su beso era tierno y dulce. Mi cuerpo se relajó, la tensión desapareció mientras me permitía hundirme en el abrazo. Sus labios sabían a miel y vainilla, su aliento cálido contra mi piel.

Nuestras lágrimas se mezclaron en el beso, saladas y agridulces. Pero incluso a través de la tristeza, podía saborear el amor que Jungkook sentía por mí, tan potente y puro como una tormenta de verano.

No quería que este momento terminará nunca. El mundo exterior podía esperar, la cena podía esperar, todo podía esperar. Lo único que importaba era este momento, esta conexión entre nosotros.

Me aferré a Jungkook, mis dedos agarrando la tela de su camisa, como si temiera que se escapara. Pero no lo hizo, me abrazó más fuerte, su cuerpo era un escudo contra el mundo.

—Te amo -susurró Jungkook. Nuestros labios se separaron y nuestro aliento se mezcló en el aire entre nosotros.

Sus ojos brillaban con una profundidad de emoción que nunca antes había visto.

—Yo también te amo -respondí con voz temblorosa- Te amo con todo lo que soy.


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At dinner

Me quedé afuera de la casa de mis padres, con la llave de la puerta principal firmemente agarrada en mi mano, pero no pude obligarme a girar la cerradura para entrar en ese espacio familiar.

Los recuerdos eran demasiado fuertes, el dolor demasiado reciente. Casi podía oler el pan recién horneado, oír el sonido de la risa de mi padre, ver el cálido resplandor de la chimenea.

¿Esto es lo que se supone que es una familia? ¿Una fachada de felicidad, un baile de charlas intrascendentes y bromas sin sentido?

Sabía que debía estar agradecido, que tenía suerte de tener unos padres tan ricos que podría tener de todo, pero no podía quitarme de encima la sensación de que faltaba algo, de que las piezas de mi vida no encajaban del todo con ellos.

Cerré los ojos y respiré profundamente, preparándome para la noche que me esperaba.

Al abrir la puerta, la música que tanto le gustaba a mi padre se extendió por el aire nocturno, una melodía familiar que siempre me recordaba tiempos más felices. La casa estaba llena de muebles caros y adornos elegantes, cada pieza era un testimonio de la riqueza y el buen gusto de mis padres.

Pero, de alguna manera, hacía frío, como si los costosos adornos fueran una capa que cubría el vacío que sentía por dentro.

De repente, el sonido de tacones altos llegó corriendo hacia la entrada principal de la casa. Mi corazón dio un vuelco, mi pulso se aceleró, mientras me giraba para ver quién era. Una amplia sonrisa se extendió por mi rostro cuando reconocí a mi nana, una presencia amable y protectora en mi infancia.

—¡Taehyung! -exclamó con voz cálida y acogedora- ¡Por fin estás aquí!

—¡Nana! -exclamé, y mi sonrisa se hizo más grande cuando ella me envolvió en un cálido abrazo- ¡Es tan bueno verte!

Nana se inclinó hacia delante y me dio un beso en la frente, con un toque suave y cariñoso —Estás muy guapo, querido, lo heredaste de mí -dijo con la voz llena de orgullo.

Me sonrojé de nuevo, sintiéndome como un niño pequeño en su presencia—Gracias, Nana. Usted está cada vez más hermosa.

Ella se rió, sus ojos se arrugaron de alegría —Oh, Taehyung, eres tan dulce -su voz estaba llena de afecto- Por cierto ¿Jungkook no vino contigo?

Sacudí la cabeza y sentí una punzada de tristeza al pensar en la ausencia de Jungkook —No, no pudo venir esta noche -asevere con tono suave y apenado.

Nana arqueó las cejas sorprendida
—¿Ah, sí? -preguntó con voz alegre y juguetona- ¿Por qué no? Creí que lo iba a ver después de meses.

Arrastré los pies y me ardían las mejillas de vergüenza —Yo... Yo pensé que sería mejor así. No quería que estuviera incómodo.

Nana asintió y su sonrisa se desvaneció levemente —Hoy es su aniversario ¿No? -preguntó con voz amable y comprensiva.

Asentí y el nudo que tenía en la garganta se hizo cada vez más grande —Sí -susurré, la palabra apenas fue un suspiro.

El rostro de Nana se suavizó y sus ojos se llenaron de comprensión —Oh, Taehyung. Lo siento mucho.

Asentí de nuevo, incapaz de hablar.

Justo cuando Nana estaba a punto de decir algo más, una mujer que vestía uniforme de mucama entró corriendo en la entrada, con el rostro nervioso y en señal de disculpa.

—Joven Kim y Señora Kim, los señores los están esperando en el comedor.

Asentí con la cabeza y se me hundió el corazón. Esperaba poder pasar unos momentos más con Nana, pero parecía que mis padres estaban impacientes por mi llegada.

Nana colocó una mano reconfortante sobre mi hombro, su toque era cálido y tranquilizador —Todo estará bien, Taehyung -susurró, llena de confianza.

Nana y yo caminamos juntos por el gran pasillo, nuestros pasos resonaban contra el piso de mármol. El sonido parecía reverberar en el silencio, llenando el espacio con una sensación de inquietud.

Finalmente llegamos al comedor, cuyas puertas ya estaban abiertas y esperando nuestra entrada. Mis padres estaban sentados a la cabecera de la mesa, rodeados por un puñado de otra familia que me parecían igualmente desconocidas.

—Ah, por fin estás aquí -habló mi padre, con un tono cargado de desaprobación- Taehyung, esta es la familia Lee.

Asentí y miré a la familia sentada a la mesa. Vestían ropas caras y sus rostros eran impasibles e inescrutables.

—Un placer conocerlos -comenté con voz tranquila y educada.

Me incliné ante la familia Lee, con movimientos lentos y deliberados. Mientras tomaba asiento a la mesa, podía sentir el peso de la mirada de mi madre sobre mí, su mirada como un rayo láser que atravesaba mi piel.

Mi madre se aclaró la garganta —Te ves bien en ese traje -me analizó con sus ojos oscuros- Me preguntó si tienes algo que decirnos.

—N-No, nada importante -mis mejillas se sonrojaron de la vergüenza.

—Entonces, Taehyung -empezó otra mi madre con voz fresca y nítida- ¿Cómo van las clases? He oído que has tenido algunas dificultades últimamente.

Las palabras quedaron suspendidas en el aire como una amenaza y pude sentir que mi estómago se apretaba en respuesta.

—Lo estoy haciendo muy bien, mamá -comenté con voz tensa. Apreté el puño con fuerza, intentando mantener la compostura- De hecho, soy uno de los mejores alumnos de la clase.

Mi madre enarcó una ceja y sus labios se curvaron en una leve sonrisa —Me alegra oír eso -habló con voz llena de sarcasmo- Supongo que todos deberíamos estar impresionados por tu logro, aunque, nada vale ser uno de los mejores cuando no eres el mejor.

—Está bien -intervino mi padre, tomando un sorbo de vino- No estamos aquí para hablar de los éxitos o fracasos de Taehyung. Tenemos asuntos más importantes que tratar esta noche.

Mi madre le lanzó una mirada fulminante a mi padre, pero él la ignoró y volvió su atención a la familia Lee.

—Estamos aquí para discutir una posible asociación comercial entre nuestras familias -apuntó, suave y persuasivo.

—He oído hablar de su universidad, Señor Kim -dijo la señora Lee con voz educada y tranquila- Es una de las mejores de la ciudad.

Mi padre sonrió radiante y un destello de satisfacción brilló en sus ojos —Sí, lo es -afirmó con voz llena de seguridad- Y estoy seguro de que nuestros descendientes podrían adquirir una gran cantidad de conocimientos entre sí si colaboramos.

—¿Y ya ha decidido qué hará su hijo en el futuro? -preguntó el Señor Lee con un tono curioso e interrogativo.

Mi padre asintió, con la sonrisa intacta —Sí. Se hará cargo de nuestro negocio familiar en unos años -habló llenó de orgullo- Ha estado trabajando duro para aprender todo lo que puede.

Sentí una punzada de incomodidad ante sus palabras, pero permanecí en silencio.

En ese momento, llegaron los camareros, con platos de comida en las manos, que depositaron sobre la mesa con movimientos silenciosos y eficientes. Los demás comensales siguieron charlando y la conversación fluyó por el comedor.

Bajé la mirada a mi plato y de repente perdí el apetito. La habitación estaba llena del olor a carnes y verduras asadas, pero lo único que podía percibir era amargura.

—¿Sólo vas a comer esa pequeña cantidad de comida, TaeTae? -preguntó Nana, con voz suave y preocupada.

La miré con expresión inexpresiva —No tengo mucha hambre -aclaré con tono monótona y sin emoción.

Frunció el ceño y sus ojos reflejaron preocupación —¿Te sientes bien? -cuestionó con voz apenas por encima de un susurro.

Asentí con la cabeza y mis hombros se tensaron.

—No te preocupes, Nana -intervino mi madre con voz fría y cortante- Un poco menos de comida le ayudará a perder un poco de grasa.

Nana miró a Ye-won con rabia en sus ojos —Taehyung no necesita segunda voz para hablar y para la próxima, te vas a dirigir a mí como Señora Kim.

La familia Lee la miró sorprendida, sus rostros congelados por la conmoción. La mandíbula de mi madre se tensó y sus ojos brillaron con una mezcla de vergüenza y rabia.

—Mamá, cálmate -se dirigió mi padre con voz mesurada y tranquila. Observó a mi Nana con una mirada de advertencia y sus ojos destellaron con un mensaje silencioso.

Mi madre asintió, su expresión todavía tensa por la ira. Nana inclinó la cabeza, con una mirada de determinación en sus ojos. La atmósfera en el comedor parecía un polvorín, listo para explotar en cualquier momento.

Empecé a comer, intentando ignorar la tensión que flotaba en el aire. La comida estaba deliciosa, pero no lograba sentir ningún sabor. Tomé bocados pequeños y medidos, concentrándome en la tarea de comer más que en el silencio incómodo que había caído sobre la mesa.

Mis ojos recorrieron toda la habitación, mirando a cualquier lado menos a los otros invitados.

—Bueno, creo que es una buena idea -escuché la voz de la Señora Lee, tranquila y conversacional- A veces yo también controlo las porciones de mi hija.

La atmósfera en la habitación pareció aligerarse y la tensión se disipó como humo en el viento.

Ye-won asintió con una leve sonrisa en los labios —Sí, es importante tener cuidado con lo que comemos.

—Creo que mi nieto es perfecto tal como es -Nana puso una mano protectora sobre mi hombro. Su toque cálido y reconfortante.

La miré y mi corazón se llenó de gratitud. El Señor Lee sonrió, su expresión era cálida y amigable.

—Ah, Señor Lee -gruñó mi padre, dirigiendo su mirada al jefe de la familia Lee- Me enteré de que su empresa necesita nuevos vacantes.

El Señor Lee asintió con expresión seria y atenta —Es correcto -expresó tranquilo y sereno- Estamos pensando en ampliar nuestras operaciones el año que viene. En efecto -respondió, frío y serio- Siempre estoy buscando personas con talento para que se unan a nuestro equipo.

Mi padre inclinó la cabeza; su semblante era astuto e intrigante
—Estaba pensando en incorporar a mi hijo como candidato a un puesto vacante. Creo que sería un candidato ideal para su empresa.

—Estaba pensando en hacer una pasantía en otro lugar -tartamudeó, tembloroso por la incertidumbre.

Mi padre me lanzó una mirada de advertencia, sus ojos brillaban con irritación.

El Señor Lee se volvió hacia mí con expresión pensativa y mesurada —¿Es así? -interrogó con curiosidad.

—¿A dónde piensas ir? -Ye-won se volvió hacia mí, con mirada curiosa y atenta.

—Yo... Yo no lo he decidido todavía -dije, con las mejillas ardiendo de vergüenza.

El señor Lee levantó una ceja; su expresión era pensativa y enigmática
—Creí que ibas a seguir con la contabilidad y esas cosas.

Me moví en mi asiento, con la boca repentinamente seca. La mirada de mi padre era como un viento frío que me helaba hasta los huesos.

—Es una profesión muy buena -añadió la Señora Lee, con una sonrisa cálida y alentadora- Pagan bien y tienes muchas oportunidades gracias a tu familia.

Asentí con la cabeza y se me hizo un nudo en la garganta por la vergüenza. Los ojos de mi madre eran como fragmentos de hielo que se clavaban en mi alma. Me moví de nuevo, sintiéndome como un ratón en una habitación llena de gatos.

—Quiero explorar cosas nuevas -susurré, mi voz casi inaudible por encima del tintineo de los cubiertos y el bullicio de la conversación.

—Eso no es malo -dijo el Señor Lee con voz amable y comprensiva- Descubrir cosas nuevas no es nada malo, y especialmente a tu edad.

Sentí una sensación de alivio invadirme y mis hombros se relajaron levemente. La expresión de mi padre todavía era fría, su mirada era como una hoja de afeitar. Pero las palabras del Señor Lee me dieron esperanza, un destello de luz en la oscuridad.

—¿Y qué pasa con su hija? -las palabras de Nana atravesó el silencio como un faro, ofreciéndome un salvavidas- ¿Adónde irá después de la universidad?

—Yeji trabajará con su padre, por supuesto -añadió la Señora Lee, con una sonrisa en su rostro.

—De hecho, hablé con papá sobre eso -el timbre de Yeji finalmente interrumpió la conversación, con un tono claro y asertivo-  No trabajaré para la empresa.

Sus palabras parecieron congelar el aire y un pesado silencio cayó sobre la habitación. Los ojos de la Señora Lee se abrieron en estado de shock, su boca se abrió y se cerró como un pez fuera del agua. La expresión de mi madre era ilegible, su mirada fija en Yeji como un depredador observando a su presa.

—¿Harás lo que te plazca a pesar de lo que te diga tu madre? -Ye-won sacudió la cabeza y frunció los labios con desaprobación- Qué niña -susurró.

El rostro de Yeji se endureció y su mandíbula se apretó con fuerza —Soy una adulta, Señora Kim. Puedo tomar mis propias decisiones.

—Ye-won, no te involucres. Eso es un asunto de familia —susurró Nana. Era una advertencia en el silencio. Ye-won vaciló, su mirada pasó de sus padres a mí y viceversa.

Mi corazón latía rápidamente y la tensión en la habitación me dificultaba respirar. El señor Lee se aclaró la garganta; su voz sonó aguda y autoritaria.

—Yo digo que está bien -las palabras del Señor Lee rompieron el silencio con su voz resonante. Bebió un sorbo de vino, con expresión plácida e indescifrable- Después de todo, es una adulta.

Mi Nana asintió con la cabeza, con los ojos fijos en su plato. La madre de Yeji abrió la boca para hablar, pero el Sr. Lee la silenció levantando la mano.

—Dejémoslo así por ahora -dio fin a sus palabras, con un tono que no admitía discusión.

El silencio se prolongó, pesado y opresivo. Mi madre comía su ensalada, con movimientos mecánicos y precisos. Nana bebía su vino, con la mirada fija en la familia Lee. Mi padre y el Señor Lee hablaban en voz baja, con voces silenciosas y apremiantes. Yeji permanecía sentada en silencio, su madre y la mía enfrascadas en una conversación en susurros.

Menos mal que no traje a Jungkook conmigo. Se habría aburrido muchísimo, pero al menos le habría dado un toque de ligereza a esta cena. Miré alrededor de la mesa; la tensión era palpable en el aire. El Señor y la Señora Lee parecían estar en un acuerdo silencioso, sus expresiones impasibles y sus palabras medidas. Mi madre era como un resorte en espiral, su ira apenas se contenía debajo de la superficie.

—Bueno, Taehyung -empezó Ye-won, mientras su tenedor sondeaba elegantemente su plato- Entonces supongo que no te dedicarás al negocio.

Me tragué el nudo que tenía en la garganta y sentí que se me calentaban las mejillas —Todavía no estoy seguro, aún estoy explorando mis opciones.

—¿No te gusta la moda? Es un campo muy abierto -asumió Yeji, su mirada finalmente se encontró con la mía por primera vez.

Me moví en el asiento y sentí un nudo en el estómago por los nervios —Creo que sí -tartamudeó, lo que decía apenas se oía por encima del tintineo de los cubiertos.

Ella inclinó la cabeza hacia un lado, con una mirada pensativa y calculadora —La moda y el diseño son campos creativos. Tal vez deberías investigar sobre ellos y valdría la pena.

—¿Moda? -intervino Ye-won- Eso es bastante diferente a los negocios y la contabilidad.

La sonrisa de Yeji se ensanchó y había un dejo de picardía en sus ojos —Sí, lo es. Tal vez Taehyung tenga más talentos ocultos de los que creemos.

Mis mejillas ardían de vergüenza y mis manos se movían nerviosamente en mi regazo.

—Bueno, creo que mi nieto sería un buen modelo —intervino Nana, con una sonrisa cálida y afectuosa.

Yeji se rió, sus ojos brillaban de diversión —Estoy de acuerdo -asintió con la cabeza en señal de acuerdo. Sin duda tiene el aspecto adecuado para ello.

Mi madre gruñó en voz baja y sus ojos brillaron con desaprobación. Mi padre simplemente me miró fijamente, con una expresión indescifrable e inescrutable. La sonrisa de Ye-won vaciló levemente y sus ojos se movieron entre mí y mis padres.

—Solo estaba bromeando -bramó ella- Estoy segura de que eres bueno en muchas cosas.

Asentí con la cabeza, con la garganta apretada por la incomodidad.

Se sirvió el postre y su rico aroma llenó el comedor. Pero ya no tenía apetito y lo sustituí por un gran peso en el estómago. A pesar de la pequeña cantidad que había comido, me sentía lleno y aletargado. Empujé la comida alrededor de mi plato, mi apetito extinguido por la tensión que flotaba en el aire. La conversación a mi alrededor fluía como un río, el flujo y reflujo de las palabras me inundaba como una marea lejana.

—Me voy a mi habitación -anuncié, levantándome de mi asiento con un dejo de firmeza.

Mis padres intercambiaron una mirada, sus expresiones ilegibles —Está bien, querido -rezongó mi madre con voz fría y quebradiza.

—Asegúrate de agradecer a los Lee por su presencia -agregó mi padre, con un tono agudo y autoritario.

Asentí con la cabeza y mi estómago se revolvió con inquietud —Por supuesto -hablé apenas audible- Fue un placer pasar tiempo con ustedes.

—El placer es de nosotros. Yeji ¿Por qué no acompañas a Taehyung? -cuestionó el Sr Lee con voz amable- Las conversaciones de negocios son muy aburridas.

Ella vaciló y me miró con una mezcla de curiosidad y cautela —Me encantaría. De todos modos, se está haciendo tarde.

Comencé a caminar hacia mi habitación, el sonido de mis pasos resonaba en el pasillo. Yeji me seguía de cerca, su presencia era una sombra silenciosa a mi espalda. Subimos la escalera, el silencio entre nosotros era pesado y opresivo. Llegué al rellano, con la mano ligeramente temblorosa mientras buscaba a tientas el pomo de la puerta. La puerta se abrió con un clic, revelando el santuario familiar de mi habitación.

Ella entró en la habitación y sus ojos recorrieron el entorno familiar —Es... Agradable y muy grande -comentó con voz suave y vacilante.

Asentí, con la garganta repentinamente seca mientras la seguí y cerré la puerta detrás de mí —Siéntete como en casa -emití con mi locución áspera e inestable.

Yeji asintió, evitando los míos a sus ojos mientras se acomodaba en el borde de la cama. Me quedé en el centro de la habitación, con el corazón acelerado mientras intentaba pensar en algo que decir.

—Um... Oye -tartamudeó, con la garganta apretada por los nervios- Lamento lo de allá abajo -me rasqué la nuca y mis mejillas se sonrojaron de vergüenza- No quise causar una escena, principalmente por lo que dijo mi madre.

Yeji me miró y su expresión se suavizó un poco —Está bien. No es tu culpa. Los adultos pueden ser... Extraños -observó, irónica y perspicaz- Bueno, algunos de ellos.

Asentí con la cabeza y una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios —Sí -confirmé, relajando ligeramente los hombros- Todo se trata de tradición y expectativas.

—Y el dinero -añadió con un dejo de amargura en el tono- No te olvides del dinero.

—Sí -dejé escapar un suspiro melancólico- Especialmente a mis padres. Ellos son algo complicados.

Asintió y su mirada se dirigió hacia la ventana; las luces de la ciudad brillaban como estrellas en la distancia —Es como si no entendieran que las cosas son diferentes ahora -expresó con voz melancólica y nostálgica- Quieren que sigamos sus pasos, pero el mundo ha cambiado.

Me senté a su lado y el colchón se hundió ligeramente bajo mi peso. Ella se volvió hacia mí y sus ojos escudriñaron mi rostro con una mirada de tranquila curiosidad.

—¿Siempre eres así? —pregunté, mirándola fijamente.

Inclinó la cabeza y sus ojos brillaron divertidos —¿Cómo qué? -respondió, con una sonrisa juguetona en los labios.

Me reí y una suave risita se escapó de mis labios —Directa -pronuncie con voz cálida y apreciativa- Eres directa con todo el mundo, incluso con tus padres.

—Y tú estás... Indeciso -sonrió aún más- Eres indeciso.

—¿Cómo lo sabes? -pregunté con los ojos muy abiertos por la sorpresa.

Ella se encogió de hombros —No eres la primera persona que conozco que tiene problemas con las expectativas. Y definitivamente no eres la primera persona que duda cuando se trata de seguir sus sueños.

—A veces tengo miedo de lo que piensen los. Pero otras veces... Simplemente no me importa.

Asintió con la cabeza, con una mirada suave y comprensiva —Es un equilibrio difícil -comprendió con voz sincera y empática- Es difícil saber cuándo escuchar al corazón y cuándo a la cabeza.

Me reí, una risa triste que sacudió mis hombros.

—A veces... Me gusta llamar la atención, sólo para evitar que me lastimen -comenté, con mi articulación baja y vulnerable.

Los ojos de Yeji se abrieron de par en par por la sorpresa y sus labios se separaron en un gesto de comprensión silenciosa —Explícate mejor.

De repente, se me formó un nudo en la garganta que me impidió hablar. Tragué saliva con fuerza, el peso de mi propia honestidad presionando mi pecho.

—H-Hay veces en las que actúo con rudeza, o actúo mal, sólo para llamar la atención, para que la gente no piense que soy débil -continué, con la voz quebrada por la emoción- Es ridículo, porque todo el mundo piensa que soy una especie de “chico malo”.

La expresión de Yeji se suavizó y sus ojos brillaron con compasión —Eso no es ridículo, Taehyung. Es un mecanismo de defensa.

—¿Eso es malo?

—¿Está mal protegerse? No, por supuesto que no. Pero es importante recordar que no tienes que fingir ser alguien que no eres solo para encajar o para que te acepten.

La miré, mis ojos brillaban con lágrimas contenidas —¿Lo crees?

—Sí -afirmó, firme y resuelta- No eres una mala persona, Taehyung. No eres débil. Eres fuerte, aunque no siempre lo sientas.

—Gracias.

—¿Tienes novia? -preguntó Yeji, mientras sus dedos rozaban suavemente un mechón de mi cabello.

Tragué saliva con fuerza, con el corazón acelerado por los nervios —N-Novio.

Sus ojos se abrieron de par en par y sus labios se curvaron en una suave sonrisa —Oh -enfatizó con voz burlona y juguetona- Entonces, ¿Eres... Eres gay?

Asentí con la cabeza, con la garganta cerrada por los nervios —L-Lo soy.

La sonrisa de ella era amable y comprensiva —Es maravilloso. Se necesita mucho coraje para ser uno mismo, especialmente en una sociedad que puede ser tan prejuiciosa.

Asentí y se me formó un nudo en la garganta —Gracias… Yo.

De repente, una ola de culpa me invadió al darme cuenta de que estaba compartiendo con Yeji secretos que se suponía que debía compartir con Jungkook. Sentí que mi pecho se oprimía y mi corazón dolía con el peso de mi traición.

—Lo... Lo siento -balbuceé- No... No quise.

Puso una mano sobre mi hombro, su toque era suave y tranquilizador
—¿Estás bien?

Asentí con la cabeza, con los ojos ardiendo de lágrimas contenidas
—Lo... Lo siento -repetí, con la voz quebrada por la emoción- No quería... Compartir tanto contigo. Es solo que... Es tan fácil hablar contigo.

Sonrió, sus ojos cálidos y comprensivos.

—A veces sufro ataques de pánico -confesé, con una voz apenas superior a un susurro- Me resulta difícil abrirme a la gente.

Asintió con la cabeza, con una mirada suave y comprensiva —Puedo entenderlo. Puede dar miedo dejar entrar a alguien, especialmente si ya te han hecho daño antes.

Afirmé con la cabeza, mis ojos ardían con lágrimas no derramadas —Yo... Yo sólo hago esto con mi novio Jungkook, mi amigo y mi Nana -mis palabras saliendo a toda prisa.

Sonrió, con una expresión cálida y comprensiva —Eso es bueno. Es importante tener gente en la que puedas confiar y en la que puedas confiar.

—Jungkook es… Muy dulce, atento e inocente -sonreí, con el corazón henchido de amor- Pero… Tengo miedo de quitarle esa inocencia.

—Es un miedo natural. Pero recuerda, no estás tratando de cambiarlo, solo estás compartiendo tus experiencias con él. Jungkook es una persona y, tarde o temprano, su inocencia terminará. Al igual que la tuya.

Asentí y sentí una oleada de alivio —Es verdad. Simplemente no quiero ser la razón por la que esto termine.

Consideré las palabras de Yeji, mis pensamientos giraban en mi cabeza como engranajes de un reloj.
Por supuesto que tenía razón. Jungkook era una persona que crecería y cambiaría, independientemente de lo que yo hiciera. Pero aún así, no podía quitarme el miedo de ser yo quien rompiera su inocencia, quien destrozará su fe en el mundo.

—No es fácil —susurré, mi voz apenas era audible.

—Nada es fácil en la vida. Sólo tenemos que hacer lo mejor que podamos. Eso es todo lo que podemos hacer -comentó, suavemente y comprensiva. Hacer lo mejor que podamos, por nosotros mismos y por las personas que amamos.

Asentí, sintiendo el peso de sus palabras sobre mí como una manta. Me sequé rápidamente las lágrimas al oír que llamaban a la puerta y con el corazón acelerado por los nervios.

—¿Quién es? —grité algo tembloroso e inseguro.

—Soy Do-hyung -respondió el hombre desde el otro lado de la puerta, con una voz poco familiar y formal- ¿Puedo entrar?

Intercambié una mirada con Yeji, con el corazón hundido por la decepción —Sí, por supuesto.

—Yeji, cariño -su tono fue suavizado un poco mientras se volvía hacia su hija- Es hora de irnos.

Asintió con expresión resignada y decepcionada —Está bien, padre -se volteó a mí, tranquila y mansa- Recuerda lo que hablamos. Sé tú mismo. Sigue tus sueños.

—Hasta luego.

Los minutos pasaban y yo continuaba acostado en mi cama, solo y vulnerable. El silencio era abrumador, el vacío un recordatorio constante de los acontecimientos que habían ocurrido.

Sentí un peso aplastante de culpa sobre mi pecho y la comprensión de lo que había hecho pesaba sobre mi conciencia.​ Había traicionado la confianza de Jungkook al compartir mis secretos más profundos con Yeji, alguien a quien conocía desde hacía poco tiempo. Me giré de lado y hundí la cara en la almohada.

Dulzura🐰⤶

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Hola, amor ¿Quieres hacer una videollamada? Tengo un montón de cosas que te tengo que decir.

Creo que es mejor por mensaje, es que no me veo muy bien en este momento. Pero tengo un montón de cosas que te tengo que decir
✔︎✔︎

Tú siempre te ves bien, amor 💞 pero ¿Pasa algo? ¿Te sientes bien?

Es que pasaron cosas... No quiero hablar de ello por mensaje ¿Podemos hablar después cuando estemos juntos?
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Claro que sí, sólo que... ¿Necesitas tiempo para ti solo, verdad?

Si. Lo siento, amor. Solo necesito un poco de tiempo para pensar. Gracias por entender🤍
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Te amo✨️

últ. vez hoy a las 9:34 P.M

Después de enviar ese mensaje, apagué mi teléfono y me dejé caer en la cama, con el cuerpo destrozado por los sollozos. Enterré mi cara en la almohada y mis lágrimas empaparon la tela.

Sabía que tenía que arreglar las cosas con Jungkook y con todos, pero no sabía cómo.

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⤷Al día siguiente 8:34 A.M⤶

A la mañana siguiente, me desperté con el corazón pesado y la mente llena de dudas. Me tambaleé hasta el baño, me salpicé agua fría en la cara y miré mi reflejo en el espejo. Me veía demacrado y cansado, los acontecimientos del día anterior estaban escritos claramente en mi rostro. Sabía que tenía que hablar con Jungkook, pero no sabía qué decir.

Apliqué un poco de corrector para ocultar mis ojeras y bolsas bajo los ojos, tratando de cubrir la evidencia de mi noche de insomnio. Me miré fijamente en el espejo, mi rostro todavía pálido y demacrado. Sabía que no podía ocultarle la verdad a Jungkook, pero al menos quería presentar una buena imagen. Pasé mis dedos por mi cabello, tratando de alisarlo.

El viaje a la universidad fue agotador, incluso aunque yo conducía. El camino se extendía ante mí como un abismo sin fin, mi mente se arremolinaba con pensamientos y recuerdos.
Cuando llegué al campus, pude sentir las miradas de mis compañeros sobre mí y sus susurros detrás de mí como una sombra oscura.

—Te ves bien en las fotos -habló una chica a mi lado, con una sonrisa coqueta en su rostro.

—No sabía qué era modelo -susurró alguien más.

Mantuve la cabeza gacha, evitando el contacto visual mientras me dirigía a clase.

—Vaya, entonces ¿El bicho raro es modelo? —escuché una risa detrás de mí mientras me alejaba.

Me giré para ver quién se reía y mi mirada se posó en Hyeri, la chica nueva que parecía tan inocente y dulce delante de todos. La miré con enojó, con ojos duros y acusadores.

—¿Necesitas algo? -espeté con voz fría y dura- Aparte de molestarme en esta mañana.

Los ojos de Hyeri se abrieron con sorpresa, su boca se abrió y se cerró como un pez fuera del agua.

—¡Oye, no me ignores! -gritó Hyeri, con voz enojada y exigente.

Me detuve en seco, con los puños apretados a los costados —¿Qué quieres?

Los ojos de Hyeri brillaron con desafío y su mandíbula se apretó con determinación —Tienes que dejar de actuar con tanta superioridad. No eres mejor que nadie.

—¿Crees que me importa la opinión de los demás -le respondí con un tono sarcástico- Eres nueva aquí, así que, no sabes nada sobre mí.

—Sé que no eres más que un niño mimado -espetó con voz llena de veneno- Crees que puedes hacer lo que quieras sólo porque eres rico y famoso.

Mentirosa", pensé, apretando cada vez más los puños mientras hervía de rabia. “Ella no sabe nada de mí”.

Miré fijamente a Hyeri, con los ojos entrecerrados —No sabes nada sobre mí -gruñí en voz baja y peligrosa- No sabes por lo que he pasado.

Me alejé de ella, sus palabras cayeron en oídos sordos mientras caminaba furioso por el pasillo.

—Es de mala educación dejar a alguien con las palabras en la boca.

Podía sentir las miradas de mis compañeros de clase ardiendo en mi espalda, los susurros y rumores me seguían como una nube de humo.
Apreté los dientes y el corazón me latía con fuerza en el pecho mientras me dirigía a clase.

De la nada, vi a Jungkook emergiendo de un aula cercana, sus ojos buscándome en el pasillo. Comencé a caminar hacia él, pero Hyeri se me adelantó, prácticamente corriendo hacia su lado y envolviéndolo con sus brazos.​​ Me detuve en secó y mi corazón se hundió al ver a ambos abrazarse.

—Kookie, te estaba buscando -sonrió Hyeri dulcemente, con sus brazos todavía alrededor del cuello de Jungkook.

Él parecía sorprendido, sus ojos se dirigieron hacia mí, con una mirada de confusión y preocupación en su rostro —Um... Hola, Hyeri ¿Pasó algo? -dijo con voz insegura mientras se soltaba suavemente de su agarre.

—Necesito ayuda con una tarea ¿Puedes dedicarme unos minutos? Tu experiencia me vendría muy bien.

Jungkook parecía incómodo, cambiando su peso de un pie a otro —Sí, claro que puedo ayudarte -aceptó, mirándome de reojo- Pero... ¿Quizás deberíamos hablar de ello después de clase?

Se alejó lentamente de Hyeri, sin dejar nunca de mirarme a los ojos. Parecía suplicarme, su mirada rogaba por comprensión.​​​ Me mordí el labio y el corazón se me retorció en el pecho mientras lo observaba intentando resolver esa situación incómoda.

Hyeri nos miró a los dos, con una sonrisa burlona en sus labios —Claro… Él -habló con ironía.

—T-Tae -susurró Jungkook, con sus ojos todavía fijos en los míos.

Podía sentir la tensión en el aire, la incomodidad de la situación colgando como una pesada nube sobre nuestras cabezas.

​—Te estaba llamando para recogerte en la casa de tus padres -tartamudeó, sus palabras temblaban de ansiedad.

—Kookie ¿Nos vas a presentar? -preguntó Hyeri, con su mano apoyada posesivamente en el hombro de mi novio.

Me miró con una expresión de impotencia en su rostro —Taehyung, ella es Hyeri, la nueva estudiante -emitió con voz temblorosa- Hyeri, él es Taehyung, mi novio.

Los ojos de ella se entrecerraron y una sonrisa maliciosa se extendió por su rostro —¿Novio? Creí que era tu mejor amigo.

—No, en realidad somos novios -aclaré con voz autoritaria y firme.

—¿Te molesta que Jungkook pase la mayor parte del tiempo conmigo? -me miró, mientras hablaba con un tono desafiante en su voz.

Encontré su mirada con la mía, mis ojos duros e inflexibles —No -respondí, tranquilo y firme- Confío en que Jungkook tome sus propias decisiones.

El rostro de Jungkook estaba sonrojado de un profundo color carmesí, sus ojos se movían entre Hyeri y yo. Parecía atrapado en el medio, incapaz de escapar de la creciente tensión entre nosotros.

Pude ver el conflicto escrito claramente en su rostro, sus emociones eran un torbellino de confusión y dolor. El agarre de Hyeri en su hombro se hizo más fuerte, sus dedos clavándose en su carne como garras.

—Dulzura -me dirigí a mi novio con una voz empalagosamente dulce- Creo que es mejor que nos vayamos. La campana sonará pronto.

—S-Sí -tartamudeó, quitando suavemente la mano de Hyeri de su hombro.

El rostro de Hyeri se oscureció y su sonrisa se transformó en una mueca
—Bueno, supongo que nos veremos más tarde -espetó con voz fría y amarga- Que tengas un buen día con tu novio -dicho esto, giró sobre sus talones y se alejó. Sus pasos resonando en el pasillo.

—No me gusta -susurré, mi voz llena de veneno mientras veía a Hyeri desaparecer por el pasillo.

Suspiró, pasándose una mano por el cabello —Ah, ya me había dado cuenta -bromeó, soltando una risita.

—Es como una sanguijuela -tomé su mano para empezar a caminar.

Puso los ojos en blanco y una leve sonrisa se dibujó en sus labios
—Gracias por recordármelo -agradeció llenó de ironía- Casi había olvidado lo pegajosa que era.

—¿Jeon Jungkook hablando mal de alguien? -sonreí, burlándome de él- ¿Quién eres y qué has hecho con mi novio?

Se rió, una sonrisa genuina iluminó su rostro —Oye, ella fue la que empezó todo -se defendió, alegre y juguetón- Yo sólo intento sobrevivir.

—Mi padre debió haberla puesto contigo -dije, comprendiendo la situación. A lo que mi novio asintió- Lo sabía. Sólo lo hace para irritarme.

Asintió lentamente, sus ojos se llenaron de simpatía —Sí -convino él, en tono suave y comprensivo- Pero no puedes dejar que gane, tienes que demostrarle que no puede controlar tu vida.

—Te quiero.

—Sólo te quiero a ti como mi caramelo pegajoso -sonrió Jungkook, la calidez en sus ojos suaviza la dureza del día.

No pude evitar reírme y mi corazón se llenó de amor por él.

—Eso es lo más romántico que has dicho jamás -bromeé con voz ligera y juguetona. Kookie se sonrojó y sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso.

—Tenemos mucho de qué hablar -susurró él mientras caminábamos por el pasillo, su voz llena de tranquila urgencia.

Asentí, mi mente ya estaba llena de preguntas y preocupaciones —Lo sé -murmuré, extendiendo la mano para tomar la suya entre las mías- Lo resolveremos. Juntos.

Jungkook apretó mi mano, sus labios presionando una fina línea.

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⸼⸱☁️⋆꤫Buscando un equilibrio de ternura, romance, drama y un poco de smut en esta historia:/

¡DATO!

✿Las emociones reprimidas, aunque parezca que desaparecen, en realidad no lo hacen. Se almacenan en nuestro cuerpo y mente, pudiendo manifestarse de maneras indirectas como problemas físicos (dolores de cabeza, tensión muscular, etc.), problemas emocionales (ansiedad, depresión) o incluso comportamientos autodestructivos.  Es como una olla a presión: si no se libera la presión (las emociones), eventualmente puede explotar.  Por eso, la expresión saludable de las emociones es tan importante para el bienestar✿

⋆  ̟@Kᴏᴏɪ_Tᴀᴇ𔘓

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