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• 4: Instituto •

- ¿Y qué diablos querían que haga? ¿Qué me siente a esperar a la rubia esa y cuando regrese, le diga "hola zorrita, estoy esperando mi desayuno"?

El reloj marcaba las seis de la tarde. Song Mingi rompió en carcajadas mientras estrellaba su palma sobre la mesa de la cafetería y llamaba así la atención de montón de estudiantes que se hallaban con un cappuccino en sus manos intentando tomar un maldito café antes de entrar a clases. Wooyoung esbozó una media sonrisa con aires altaneros mientras se acariciaba el labio con el pulgar derecho.

- No me jodas, loco. Tampoco es que deberías hacer eso, sino que solo debiste esperar y preguntarle con quién tuviste la bronca y por qué terminaste así.

- Me vale mierda con quién me he golpeado. Ya estoy acostumbrado, Eunwoo.

- Yo opino que deberías dejar de acostarte con la primera que se te cruza. Tienes suerte de que ésta haya sido la capitana del instituto, pero... ¿y si la próxima es una captura órganos?

Y entonces, todos los ojos se centraron en Lee Gunmin.

- ¡No me jodas, Seoho! - soltó Wooyoung, chasqueando los dedos violentamente sobre su rostro - ¿Qué tienes últimamente, carajo? ¿Estás sin coger o te has fumado más de lo necesario?

- Lo que pasa es que el muchacho está estresado - comentó EunWoo, riéndose a sus anchas.

Seoho se limitó a colocar una sonrisa patética en su rostro y rodar los ojos, alejando con fuerza las manos de Wooyoung sobre su rostro, mientras se bebía de un solo trago todo el café que tenía en las manos y se disponía a hablar.

- No es eso, solo estaba siendo sincero, pero mejor hablemos sobre Eunwoo... el chico tiene una historia que contarnos, ¿o no?

Las carcajadas reventaron nuevamente. Wooyoung frunció rápidamente el ceño, echándoles una confusa mirada a todos, mientras se recostaba plenamente sobre el respaldar del asiento de la cafetería y le guiñaba el ojo a una de las empleadas.

- Nada, todos ya lo saben, es sobre Gahyeon... me he dado cuenta que si sigo intentando tirármela después de darle tragos en las fiestas o cosas así, no va a funcionar, así que he pensado en que fingiré un momento estar enamorado de ella y tener una relación formal... chicos, no me vean así, joder, ¡solo será hasta tirármela!

Wooyoung se mordió el pulgar mientras lo quedaba mirando de una manera un tanto sorprendida y cabreada. ¿Qué carajos? ¿Una relación formal? ¿Cha Eunwoo quería tener una relación formal con la zorra esa de Lee Gahyeon? Soltó una carcajada, centrado su entretenida mirada en el pedazo de imbécil que tenía como amigo.

- ¿Qué? ¿Ya te cagaste las neuronas por ella, Eunie? ¿Cómo mierda quieres tener una relación formal con alguien? ¿Estás de broma o qué? ¡Es una ley de este puto grupo, tío! ¡No relaciones formales ni nada de esa mierda!

- No es eso, solo será simulado hasta que me la tire...

El timbre se apresuró a sonar y todos se levantaron al mismo tiempo. Wooyoung se mordió el labio aún sonriendo de forma sarcástica mientras se colgaba la chaqueta negra en el hombro y sacando un cigarrillo de su bolsillo. Notó cómo los demás le miraban, expectantes, a excepción de Eunwoo, que estaba muy jodido como para abrir la puta boca.

- ¿No te vas a quedar a clases?

- Ni loco, me duele todo el puto cuerpo y quiero cerrar los ojos hasta mañana.

- Está bien, pero si te vas a celebrar sin nosotros...

Wooyoung caminó hacia las puertas de la cafetería, esbozando una media sonrisa.

- Joder, Mingi, no pienso celebrar nada hoy, pero si es que celebran la nueva relación del chico este, me das un timbrazo, ¿quieres?

El otro asintió con la cabeza mientras se reía como si todo marchase perfecto y se volvía con los demás. Había sido un día de mierda. No había tenido suficiente con amanecer esa misma mañana con el cuerpo molido sin la rubia con la que se había echado el polvo, sino que ahora se encontraba con que el imbécil de Eunwoo... ¡quería empezar una relación formal! Se carcajeó un tanto, metiéndose en su deportivo y encendiendo la radio a todo volumen. Si quería tirársela, simplemente era cuestión de invitarle un trago o flirtear unos cuarenta segundos, pero intentar tener una relación con ella, ¡era una verdadera putada!

- Y quién sabe si yo ya me he follado a la tal Gahyeon y no recuerdo - comentó, soltando otra carcajada mientras expulsaba el humo de su cigarrillo.

Había sido una pésima idea visitar el instituto. Simplemente debió colarse en algún pub y madrugar ahí, así como acostumbraba a hacerlo casi todos los días. Se toqueteó el labio, girando el auto hacia la izquierda mientras miraba el reloj de reojo y pensaba si aún tenía tiempo como para meterse en el pub de siempre. Quizá, luego de ir a su puta casa y tragarse todo lo que haya en la cocina, podía ir satisfecho a buscar bebida y sexo.

Oh, joder, bebida y sexo.

Estacionó el vehículo de golpe frente a la enorme mansión y se metió enseguida en su sala, encontrándose con las luces encendidas y una soledad endemoniada encima. Tampoco había nadie en la cocina y mucho menos en los pasadizos, ¿dónde carajos estaban todos? Pateó una lata que se atravesó en su camino y quiso dar algunos pasos más, pero algo se lanzó con fuerza sobre su cuerpo, cayendo sobre él de inmediato.

- ¡Por mi putísima tía! - exclamó, dando manotazos violentos en el aire y sacando el peso de su cuerpo - ¡¿Qué es esto?!

El peso extraño cayó de golpe sobre el suelo, soltando un resonante maullido. Wooyoung ladeó la cabeza con los ojos incrédulos y asqueados sobre el suelo. Peludo, amarillo, con una larga cola y bigotes en la boca. ¡Había un maldito bicho en su casa!

- Mira lo que has hecho con mi camiseta, pequeña mierda, ¿acaso tú la vas a pagar, eh? - soltó, sacudiéndose la camisa a cuadros abierta sobre su camiseta blanca - ¡Hasta mis pantalones los has estropeado, imbécil! ¿Quién te ha traído acá? Ahora mismo vas a ver lo que le sucede a los bichos que se meten conmigo...

Se apresuró a intentar mandarle una patada, pero su teléfono vibró en su bolsillo y no le quedó más remedio que responder y apuntar con el dedo índice al animal que continuaba maullando y moviendo la cola. Puto gato de alcantarilla. Le sorprendió escuchar una patética voz que aseguraba ser la rubia que se había acostado con él la noche anterior.

< ¿Ah, eras tú? Escúchame, preciosa, no quiero verte de nuevo. Hoy amanecí con el cuerpo fusilado en tu cama, ¿tienes idea del porqué? >

Chasqueó los dedos con brusquedad gruñendo hacia el bicho enorme que aún continuaba frente a sus ojos, mostrándole sus filudos dientes. Presionó el móvil contra su oído.

< Entonces, ¿me golpeé con un idiota que metió su carro antes que el mío? Ah, yo que pensé que eras una sadomasoquista que me había violado salvajemente >

Se inclinó, recogió la lata y la lanzó con toda su rabia contra el animal, enseñándole el dedo medio como si este le entendiera. Apenas lo alcanzase, lo iba a destripar.

Se abalanzó sobre el bicho y lo cogió de la cola, empuñándosela con arrebato y sacudiéndolo en el aire con una mueca triunfante en el rostro. Estuvo al borde de estrellarlo contra la pared, pero su precioso criado apareció frente a sus ojos, con una escoba en la mano y su rostro transformándose de inmediato al notar sus intenciones con el gato. Soltó la escoba, aterrorizado.

- ¡No, no! ¿Qué está haciendo con Gato?

Wooyoung colgó el teléfono y lo lanzó sobre una mesa cercana, cruzándose de brazos y soltando al bicho al suelo, al tiempo que pasaba la punta de su lengua alrededor de sus labios y elevaba ambas cejas.

¿Gato? ¿Qué carajos era eso?

- Nene, esa no es una buena forma de saludar...

El bicho de pelos agitó su cola con fuerza y maulló nuevamente, saltando a lado del menudo chico de rasgos femeninos, quien suspiró aliviado y lo subió en brazos.

- Gato, no vuelvas a hacer eso y sé un chico obediente - susurró, acariciando al animal de arriba hacia abajo, con la cabeza un tanto inclinada.

¿Le estaba hablando a un bicho? ¿De verdad?

- ¿Esa bola de pelos es tuya?

Observó cómo San se paralizaba enseguida, como dándose cuenta de que era Wooyoung el que se encontraba frente a él. Otra vez, el rostro se le enrojeció por completo. Negó con la cabeza, con su mano en la cabeza del bicho. Los ojos de Wooyoung recorrieron a su criado desde los pies a cabeza y se preguntó cómo carajos se sentiría tirárselo. Ahora que lo miraba bien, él mismo parecía un gato.

- No es mio, siempre entra en las noches por la azotea y como sobra alimento, le doy de comer y luego se va... de verdad, joven Jung, si le incomoda...

El ícono mujeriego se mordió el pulgar, mientras su mirada se movía de su cintura hacia su rostro y soltaba una carcajada, adelantando un paso hacia adelante.

- Cálmate, bonito, nadie te va a gritar por eso.

Notó cómo su rostro se enrojecía mucho más y clavaba su mirada en el suelo, intentando sujetar al gato entre sus manos. Sin embargo, la bola de pelos saltó con prisa y se recostó sobre sus zapatos. San sonrió un tanto, incapaz de moverse, mientras Wooyoung continuaba con su mirada clavada en él, analizando la curva de sus labios.

- Dígame si desea que le sirva de cenar ahora...

- No quiero nada, ahora solo quiero verte.

El silencio invadió nuevamente el pasadizo y San solo se mantuvo tieso, mientras Wooyoung oprimía su dedo índice entre sus dientes, aún mirándolo.

- ¿No ha llamado mi padre?

- No, no lo ha hecho.

- ¿Mi madre?

- Tampoco he escuchado eso...

- ¿Y mi hermanita, no se ha atrevido a pisar la casa? - se mordió el labio y aumentó el sarcasmo en su voz - ¿Acaso se ha fugado o qué?

- No, no ha regresado...

- Eso quiere decir que estamos solos, ¿verdad? - El muchacho se apresuró por negar con la cabeza.

- La señora también está con nosotros.

- ¿Ah, sí? ¿Y qué estabas haciendo antes que llegara?

La ceja izquierda de Wooyoung se elevó enseguida y una sonrisa contorneó sus gruesos y varoniles labios. Tenía miles de preguntas en su mente y le divertía ver la expresión de su atractivo criado cada vez que hacía una tras otra.

- Estaba haciendo limpieza...

- ¿En serio? ¿Y qué estabas limpiando?

- La terraza, solo me falta una parte más.

- Yo te puedo esperar a qué termines, nene y luego te puedo ayudar a tomar un baño demasiado refrescante...

Los ojos del menor se abrieron de golpe e inclinó rápidamente la mirada, estremeciéndose. Wooyoung estuvo al borde de acercarse, pero una estúpida voz le jodió el momento.

- ¡San, hijo, ven ayúdame! ¿Dónde te has metido?

Se quedó mirando cómo el muchacho asentía con la cabeza y recogía la escoba, moviéndose de regreso con el bicho siguiéndole los pasos. Le resultaba tan malditamente provocativo, que estaba empezado a salirse de borde. Sus ojos se centraron en su trasero y sintió cómo la sangre le recorría las venas y se posesionaba sobre ese puto lugar. Uy, mierda, si continuaba así, no sabría lo que sucedería. Y lo peor es que esa forma suya de esconderle la mirada y rehuirle, le ponía del todo. Las palabras del imbécil de Eunwoo aparecieron en su mente y solo optó por sonreír con malicia y deslizar su pulgar sobre sus labios, mientras veía cómo la figura de San desaparecía de su vista. Quizá, debería divertirse un momento y la idea del pedazo de imbécil de Eunwoo no sería tan mala después de todo. Además, la mierda de vida que llevaba últimamente parecía rogarle por diversión y tirarse a su criado con apariencia de santo, se había convertido en su prioridad.

Choi San, vas a ser mío.

Exhaló, mordiéndose el dedo con fuerza.

Quería tenerlo y quería tenerlo ya, aunque sabía que era cuestión de tiempo.

Todo era cuestión de tiempo.

•••
2012 palabras.

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