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Seokjin sintió como todos los músculos de su cuerpo se tensaban enseguida y su corazón revoloteaba con latidos apresurados en todo su estómago para luego estallar como fuegos artificiales en todo su cerebro. Las luces le atiesaron el pensamiento y lo único que logró hacer es descender la mirada lo más que pudo y ruborizarse mucho más, pero la mano de Namjoon se encontraba sosteniendo su barbilla y moviéndola hacia arriba con un rápido movimiento. Seokjin apartó más la mirada, era incapaz de mirarle, no a los ojos, no ahora.
—Eres precioso, Seokjin. Y me gustas mucho. Demasiado.
Namjoon movió sus oscuros ojos hacia los suyos, pero lo único que obtuvo fue que el menor apretase los ojos al instante, estremeciéndose cuando su aliento rozó su rostro. Se veía tan excitantemente indefenso de esa manera; con esos labios rosas abultados, esas mejillas todas enrojecidas y esa carne malditamente provocativa.
Mierda.
Las ganas de tomarlo con todas las fuerzas de la cintura y apretarle el trasero mientras lo desnudaba a mordidas lograron que su sangre hirviera más allá de los 100°C. Quería comerle los labios hasta verlos tan rojos como le gustaban, pero tenía que controlarse; solo un momento más.
Sabía que sí empezaba ahora, luego no habría marcha atrás.
—Namjoon... —el susurro entrecortado lo sacó de sus pensamientos.
—¿Qué sucede, nene? crei que el ratón te había comido la lengua.
Su criado se encogió un tanto y abrió varias veces los labios con indecisión y vergüenza.
—Tú... dijiste que no te gustaban los chicos...
—No me gustan, ¿o acaso te parezco un maricón? ¿qué tienen todos hoy en día conmigo? no me gustan los tíos. Tú me gustas, que es distinto.
Los ojos de Seokjin se abrieron de golpe y lo que sea que lo mantuvo todo ese tiempo con vida, estalló también cuando se encontró con los ojos de Namjoon mirándole fijamente. Los fuegos artificales explotaron nuevamente sobre sus neuronas y desvío la mirada.
—Yo... yo soy un chico.
Namjoon elevó una ceja y luego rompió en asperas carcajadas.
—Eso ya lo sé, no soy idiota.
—¿No te importa que yo sea un chico? —las palabras salieron apresuradas de sus labios. ¿No te importa que lo sea...?
—No hay cosa que me valga más mierda que eso.
Sí, claro, no había nada que le importase menos; él era libre de follar a las tipas que se le vengan en gana y este lucía como una. No, no lucía como una, lucia mejor que una. Caso contrario, no estuviese en esta situacion. Noto como el menor fruncía los labiosy luego la frente con algo extraño en su rostro. Era tan ridículo y excitante.
—Yo soy el empleado de la familia, no tengo dinero, Namjoon, no tengo dinero ni soy importante como todos tus amigos... ni tengo nada que darte a cambio ni....
Namjoon sintió que las carcajadas estaban a punto de colarse en su garganta, así quemantuvo su mirada en él por unos cincos segundos y entonces lanzó sus labios contra los suyos, apresándolos durante unos cuantos segundos antes de separarse y quedársele mirando con una ceja elevada. Seokjin tenía los ojos tan abierto, el cuerpo deshaciéndosele en temblores y la mente completamente en blanco, ¿Kim Namjoon lo había besado?
—Namjoon... —tartamudeo apenas, aprimiendo los ojos y sintiendo como la alegria se disparaba por todo su cuerpo, aunque su mente seguia en blanco—. ¿Eso significa que... estamos... en una relación?
—¿Relación? —Namjoon elevó la otra ceja, sus ojos clavados en el cuello de su criado, mientras una media sonrisa se formaba en su boca—. Ajá, eso tenemos, una relación.
Seokjin sintió que la conciencia venía a él repentinamente de golpe y la vergüenza teñia cada uno de los rincones de su rostro. Descendió la mirada, mientras la alegría sacudía su menudo cuerpo, ¿Namjoon había dicho que sí estaban en una relación? ¿Namjoon y él en una relación?
Sintió el impulso de llorar, gritar y reir o hacer todo a la vez; se cubrió el avergonzado y sonriente rostro con las manos, mientras retrocedia y se apoyaba contra el respaldo de la cama, aún temblando para luego bajarse y quedarse quieto, sin saber que hacer o decir. Namjoon se levantó de inmediato, inhaló una bocanada de aire y lo sostuvo de los hombros, antes de alzarle la cabeza y atraerlo hasta su boca, pero se separó a los diez segundos, al ver que sus labios no le respondían, era como estar besando a la nada.
Una de sus manos se coló por su cabello, que estaba ahora humedecido por un sudor tan jodidamente frío y que contrastaba con la temperatura de su rostro.
—¿Qué te pasa? estás hecho hielo, ¿no vas a mover tus labios?
El muchacho negó rápidamente con la cabeza, aún manteniendo esa minúscula sonrisa en sus labios, mientras sentía que ningún músculos le respondía. Tartamudeó antes de volver a cubrir su rostro con ambas manos y encogerse un poco.
—No sé cómo hacerlo... yo lo siento...
—¿Ah? ¿no sabes cómo besar? ¿cuántas veces te han besado?
—Ninguna...
Namjoon frunció el entrecejo, echándole una mirada fría, ¿de verdad no lo habían besado nunca? desde un inicio supo que no era un experto, pero nunca se había imaginado que resultaría un completo virgen, ¿no tenía diecinueve años acaso?
Una sonrisa curveó sus labios: patético, atractivo y jodidamente virgen; el asunto se ponía más entretenido todavía. Le tomó con fuerza de las manos y pico de nuevo una de sus mejillas.
—Qué bueno, nene, me pone la idea de ser el dueño de esa preciosa boca, además conmigo vas a tener todo el tiempo para aprender, ¿sabes?
Seokjin continuaba con la mente en blanco, las luces de colores todavía estaban volando a su alrededor y estallando cerca de donde antes se encontraba su corazón, ¿debía contarle a su mamá? ¿debía decirle que alguien como Kim Namjoon lo quería? ¿debía?
—Oye, ¿me estás escuchando? —los dedos de Namjoon golpeando cerca de su rostro le sacaron una risita nerviosa.
—Sí... sí, como tú digas.
—¿Cómo yo diga, eh?
Los ojos de Namjoon se oscurecieron instantáneamente y otra media sonrisa delineó sus masculinos labios. Acercó sus labios hacía su rostro y lo atrajo violentamente de la cintura.
—Ahora ven acá.
Noto como Seokjin abrió los labios con sobresalto y sus ojos parecieron encontrarse con los suyos durante unos dos segundos. Unos dos segundos que fueron rotos por el sonido de unos tacos subiendo apresuradamente las escaleras y una voz tan jodidamente familiar.
—¡Kim Namjoon! mis padres y mi novio están acá, ¡no seas tan haragán y ayuda con las malditas maletas!
Lo soltó de inmediato.
Oh, mierda, ¡lo que le faltaba! Mierda, mierda, mierda.
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