🥀 41 🥀
Namjoon curvó un poco los extremos de sus labios y siguió observando f la indiferencia con la que él lo miraba, sin moverse, manteniéndose solamente ahí con una seriedad estremecedora, enfrentándolo con la mirada. Sintió que algo estallaba en pedazos contra su tenso pecho y aceleraba los latidos intranquilos de su corazón. Se sacudió la camiseta y se encogió de hombros.
—Seokjin, ¿no me vas a decir nada?
Todo se mantuvo en silencio y no lo vio mover ni un músculo.
¿Qué estaba sucediendo?
—¿Sabes? Siento un enorme alivio de que estés aquí, se me ocurrieron un millón de locuras, mientras venía —su pecho se movía, agitado por el ejercicio y su boca se entreabría una y otra vez para capturar aire, jadeante—. Pensé que podrías irte.
Volvió a sonreírte y quiso agregar algo más, pero entonces Seokjin elevó un tanto las cejas y sus ojos se profundizaron un poco, adoptando un tono más seguro, mientras sus labios se presionaban. entre sí y sus brazos se pegaban a su cuerpo, quedándose tiesos segundos después.
—¿Y por qué debería haberme ido? Yo he venido a trabajar, porque necesito el dinero y eso es precisamente lo que estoy haciendo.
—Claro, tienes razón... —Namjoon frunció el ceño, controlando las ganas que sentía de correr a apretario entre sus brazos—. No sabes el infierna que fueron estos días sin ti
La sonrisa siguió latiéndole en los labios y sus pulmones se encogieron y se ensancharon de nuevo. Sentía el impulso de lanzarse a estrecharlo entre sus brazos, de besarlo, de tenerlo contra su pecho. ¿Por qué no estaba corriendo hacia él? ¿Por qué no le devolvía la sonrisa? ¿Por qué lo miraba de esa manera? Le pareció ver que esos labios con sabor a fresa, que conocía a la perfección, se movian de nuevo, pero no fue asi, sino que continuo sin decirle nada o cambiar de expresión, manteniendo sus ojos tan fijos como antes.
—Seokjin, tener que decirte todo eso me dolió en el fondo, pero no encontre otra opción. No sabes cuánto me jodió por dentro cuando él dijo que podría hacerte algo, el solo imaginármelo me daba escalofrios y una rabia del diablo. No iba a permitir que te tocase de ninguna forma, no a ti que eres lo único que tengo y que me importa en este mundo.
El agua continuó goteando a través de su ropa y quiso moverse hacia él, pero Seokjin elevó las cejas por completo y luego las dejó caer, caminando hacia la mesa para recoger los lapiceros y colocarios. sobre el libro. Aunque su cuerpo parecía tieso, sus músculas se encontraban más templados que antes y sus dedos temblaban al recoger sus cosas. Se quedó dándole la espalda, adherido junto al borde de la mesa, incapaz de hacer algún otro movimiento.
—Se me ha hecho eterno cada segundo sin ti, el no verte me volvía loco, no sabía qué hacer, solo podia pensar en tu rostro al escucharme, en tus lágrimas al verme. Me sentía una mierda por haberte hecho llorar otra vez, una mismísima mierda. Apenas cerraba los ojos, te veía sufriendo por mi culpa y eso me quemaba por dentro. El no tenerte, el que estuvieses tan lejos, el que estuvieses llorando por mi. Pero ahora que te veo, puedo respirar de nuevo y sentirme vivo otra vez —la voz le salió demasiado apresurada y Namjoon luchó contra la falta de respiración, dejando que los músculos de su rostro se tensen en una sonrisa—. Por cierto, estás demasiado precioso, ¿recuerdas que llevabas esa camiseta la vez que salimos?
Y fue entonces cuando Seokjin se giró casi violentamente y se abalanzó contra él.
—¡Ya cállate, ya cierra la boca, Nam! —su cuerpo le cayó encima de golpe y sus manos se aferraron al cuello de su camiseta húmeda, sacudiéndolo hasta hacerlo estrellarse bruscamente contra la pared—. ¡Eres un idiota, un idiota!
Sus manos irritadas empezaron a reventarse contra su pecho con desesperación, golpeándolo con rapidez, cerrarido los dedos en puños para golpearlo con más impetu, precipitando sus golpes en su clavicula y en su esternón, agitándolo contra la pared una y otra vez con el rostro enrojecido y ahogado en una mueca de dolor.
—¡Un idiota sin sentimientos, no vuelvas más, vete! ¡No quiero oírte más! No quiero oir más ninguna de tus mentiras, no quiero hablar contigo más, ¡vete o no te me acerques, no quiero verte! —cerró los ojos y la voz se le entrecortó, mientras sus puños continuaban golpeando sin parar y las lágrimas empezaban a asomarse por un rincón de sus ojos—. Ya cánsate con todo lo que has hecho, date por satisfecho, no seas tan cruel, ¡vete!
Namjoon se quedó inmóvil, detenido contra la pared hasta que sus golpes se detuvieron. Sus ojos se encontraban demasiado abiertos en desconcierto y su pecho se removió con vehemencia ante los golpes recibidos.
—Seokjin, tienes que escucharme —soltó, mientras lo veía retroceder con los ojos humedecidos y los labios fruncidos en un gesto de aflicción—. Tú no eres así.
—¿cóma soy, Namjoon? ¿Patético, ridículo, un idiota? ¿Un idiota del cual puedes burlarte las veces que quieras? Seguramente debi parecerlo, creyendo en todas tus palabras, pensando en que me querías, creyendo que alguien como tú puede ser capaz de querer cuando la verdad estaba a ojos de todo el mundo —su voz se disipó y las lágrimas empezaron a caer sin detenerse, al tiempo que sus músculos se desataban en temblores y suspiraba para recuperar el aire—. He sido muy ciego y tonto...
—No creo que te hayas creído lo que te dije esa noche, ¿cómo puedes pensar que algo así puede ser verdad? ¿Cómo puedes ser patético si eres lo mejor con lo que me he cruzado en mi vida? Lo único que quería es que no salieses lastimado, porque sentia que de alguna manera ibas a salir mezclado en todos mis líos y no quería que fuese asi. Te has convertido en lo más importante en mi vida y prefiero pudrirme yo antes que te pase algo a ti.
Namjoon apretó las mandíbulas con fuerza, observando como Seokjin seguía mirándolo can el mismo sentimiento de antes, intentando. eliminar las lágrimas que se asomaban en sus ojos y disminuir los sallozos. Su pecho punzó y su boca se abrió con impotencia.
—Porque así fue, en un momento, la locura me cegó y me hizo creer que esa era la mejor manera de solucionar las cosas, aunque al fin y al cabo, en el fondo sabía que no podría casarme con ella ni con. nadie que no fueses tú —intentó acercarse, pero el retrocedió violentamente con las lágrimas cayendo e inhalando con fuerza—. Porque eres mi vida.
—¡Ya bastal ¡Te odio, te odio! Te odio tanto, Namjoon y no quiero volver a verte nunca más en mi vida. Nunca más, te odio, te odio demasiado. Es más, ahora mismo te lo devuelvo todo...
Lo observo salir disparado hacia el pasadizo y Namjoon lo siguió con rapidez hasta que llegó a su dormitorio y empezó a revolver entre su mesa de noche, abriendo los cajones uno tras otro. Se percató de que el calendario había sido arrancado de la pared, al igual que la mayoría de adornos. Y diez segundos después, Seokjin elevó el celular en su mano derecha y lo lanzó contra su pecho, haciéndolo rebotar contra sus manos, que apenas llegaron a alcanzarlo.
—¿Qué haces?
—No quiero nada que venga de ti, no quiero quedarme con nada que sea tuyo.
—Eso no es mío, te lo regalé, lo compré especialmente para ti.
—Nada que tenga tu dinero es mío...
—Yo pensaba decirles, Seokjin, te juro que pensaba decirles. Esa vez en el baile cuando te lo dije, estaba totalmente seguro de que esa era decisión la correcta. No me interesaba que se opusiesen o me echasen, todo me valia mierda porque te tenía conmigo, pero entonces él dijo que lo averiguaría y que acabaría con eso —sus dientes chirrearon y sus ojos se colmaron de energía e impotencia—. Dime tú, ¿cómo carajos podía permitir que la única persona a la que amo fuese lastimada? Porque te amo, te amo hasta que quema aqui dentro y sé que soy una mierda, pero nunca podría dejar de amarte.
El menor sollozó, encogiéndose e intentando juntar los labios para que todo el nudo formado en su garganta no se rompiese de nuevo. Las lágrimas brillaron en sus ojos y se resbalaron, dejando huella en su enrojecido rostro, cruzando la curva de su nariz hasta llegar a su barbilla.
—¿Por qué, Namjoon? —susurró, casi derribándose. Sus piernas se tambaleaban y su cuerpo decaía, luchando por tomar energía y solidez—. Habían muchas personas, ¿por qué tuviste que burlarte de mi? ¿No te sentiste mal? ¿No te dolió en la consciencia el verme enamorado y viviendo cada segundo solo para ti? ¿Tan insensible eres? Porque yo no menti en ninguna de mis palabras... —intentó recuperar la voz, que aunque salia rasposa y quebrada, sonaba lo suficientemente fuerte para resonar en la habitación—. Solo por Namjoon, todo por Namjoon, todo por verlo sonreír y que estuviera bien. Todo para que él fuese feliz y no sufra nunca por nada, porque su felicidad era la mía. Cada vez que te veía, sentía que estaba en las nubes y que eras un tipo de persona tan valiosa que parecía de ensueño que te hayas fijado en mí... Hice todo por ti, todo con tanto amor y si algo que hacías, alguna vez me dolía, me lo callaba y no decía nada. Porque yo vivía para ti, cada segundo solo para mi Namjoon, solo por él —las palabras se le ahogaron con las lágrimas y el nudo no pudo ser soportado mucho más—. Cada afecto tuyo hacia mi era de otro mundo, cada beso, cada caricia que para ti no valio nada, era lo que hacía mis dias más brillantes, lo que no me dejaba dormir de madrugadas... y cuando dijiste que me amabas, fue el momento más feliz de toda mi existencia, Solo con un "te amo" lograste hacerme la persona más feliz del universo entero... Si tu me hubieses dicho que salte a un hoyo contigo, hubiese saltado.
Las rodillas le fallaron y apenas logró hundir su rostro entre sus manos y romper en llanto, temblando. Namjoon corrió a sostenerlo y rodearlo con sus brazos con toda la fuerza retenida, aprisonándolo contra su pecho húmedo, golpeando su boca contra su cabeza.
—Por favor, perdóname, sé que soy una mierda, sé que no te merezco, pero créeme cuando digo que te amo con todas las fuerzas que tengo y que no podría amarte más.
Y por un segundo, realmente pensó que él le devolvería el abrazo y se acomodaría entre sus brazos, pero lo único que obtuvo fue un empujón y su rostro volviéndose hacia él con los ojos lagrimosos repletos de decisión y la misma confianza que había visto hace minutos.
—No me vueltas a tocar, no vuelvas a poner tus manos sobre mí, no quiero ensuciarme más... —inhaló otra vez con rapidez, retrocediendo nuevamente—. Por favor, te lo suplico, cánsate ya y date por satisfecho. Jamás pensé que existía la maldad, porque creía que las personas actuaban así porque les faltaba amor, pero te conocí y me di cuenta que sí existe —siguió sollozando y suspiró, regresando hacia la mesa con pasos temblorosos para volver a tomar el libro que soltó—. Eres cruel, Namjoon... Demasiado cruel.
—¡Que yo te amo! Dime, ¿cómo puedes haber creído en un par de palabras estúpidas que te dije y haber olvidado todo el amor que te di? Tú lo sentiste, Seokjin, eso se siente, el amor se siente, porque yo senti el tuyo. También pasé noches sin dormir pensando en ti y me odio por haber dicho todo eso cuando nada era verdad, me odio. tanto por haber sido el causante de tus lágrimas y haberte hecho sufrir tanto cuando eres lo más importante en mi vida y te amo con todas las malditas fuerzas y ganas de todos estos veintiún años, porque eres la primera persona a la que he amado y la última a la que amare.
Namjoon percibió que su pecho se estrujó, su respiración empezó a desmenuzarse y los tendones sobresalieron, prepotentes, en su cuello. Sentia que el pulso le palpitaba mil veces por segundo y que cada latido que martillaba su corazón hacía que el dolor se clavase cada vez más al fondo.
—Si pudiese volver atrás, no haria nada de esta porquería y vería algún otro modo de solucionarlo, pero entiéndeme, estaba desesperado y no sabía qué hacer. Compréndeme, nunca me he visto en este tipo de situaciones, porque no me he enamorado antes y todos estos sentimientos me confundían y me bloqueaban por completo. Solo queria protegerte y que estuvieses bien a toda costa, aunque me doliese el alma separarme de ti.
El cuerpo de Seokjin se contrajo y sus ojos húmedos se enfocaron en los suyos.
—Yo tampoco me he visto en este tipo de situaciones, Namjoon. Me costó más de setenta horas salir de la conmoción, unas ciento cincuenta horas más asimilarlo y todas las últimas horas, empezar a recuperarme...
—No tienes que recuperarte de nada, he regresado por ti y vamos a ser felices como lo planeamos desde un inicio. Quizá, es verdad, cuando te conocí, lo último que pensé fue que quedaria enamorado de ti o que llegaría a amarte con toda mi alma. Yo era un caso perdido, vivía sin sentimientos y me interesaba poco lo que sintiesen las personas, siempre y cuando yo estuviese bien. Era un hijo de puta casi tan vacío y repugnante como la mierda de padres que tengo y toda esa gente hipócrita que tanto me asquea —se pasó la mano sobre el cabello húmedo, revolviéndolo, mientras el clavo se ajustaba con más profundidad en su pecho, calando hasta el fondo—. Y sí, hubo un momento en que creí en que lo nuestro duraría poco, pero te fuiste metiendo en mi, cada vez más profundo; tú, tu sonrisa, tus ojos, tus labios, tus manos y no pude separarme de ti. Me veía desesperado cada mañana solo por verte y sentirte cerca y me di cuenta que te empezabas a hacer importante en mi vida, porque nunca me había topado con alguien como tú, tan bueno, perfecto y diferente a mí, tan dispuesto a amarme y hacerme feliz. Estaba aterrado y aunque me odio por haber tardado en decir que te amo, créeme que te amaba desde hace mucho. Tú me enseñaste a amar.
Extendió una de sus manos y lo vio seguir mirándolo con los ojos empapados.
—Así como dices que yo te enseñé a amar, créeme que tú me has enseñado a odiar.
—¿De qué hablas, Seokjin? Tú no puedes odiar, alguien tan adorable como tú no puede ser capaz de odiar.
—Tienes razón, odiar es un sentimiento muy bajo y yo no soy así. Tal vez, no te odie y lo único que sienta es lástima por alguien como tú.
Namjoon se impulsó hacia delante con desesperación y los rasgos de su rostro se tensaron en respuesta.
—Seokjinie, sé que soy un imbécil, un cabrón, una mierda, un estúpido, soy todo lo que tú quieras, pero perdóname. Te amo con todos mis pensamientos, palabras y locuras y mi única intención fue protegerte, no tuve otra intención más allá que eso, pero ahora estoy contigo y vamos a ser felices juntos.
Lo vio suspirar nuevamente y desvanecer las lágrimas de su rostro. con sus pulgares, mientras la boca le temblaba y se quedaba quieto durante algunos segundos, mirándolo con una especie de luz en sus ojos y vacilación. Aunque al final, elevó la cabeza y subió sus ojos hasta él, aferrando sus dedos al libro grueso y dando un paso hacia la puerta.
—Es una lástima, Namjoon, porque yo ya no te amo. Y el juego terminado, terminado está.
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