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Seokjin terminó de colocar el mantel sobre la mesa con muchisimo cuidado y sacó unas cuantas velas aromáticas más de la bolsa, ubicándolas una detrás de otra sobre el suelo de la biblioteca, haciendo un camino hacia la puerta. Se habia gastado casi toda la mitad de su sueldo en esto, pero no importaba; todo valia mucho la pena. Había pegado enormes corazones en cada rincón de la habitación y colgado globos de diversos colores y formas alrededor de las paredes, uniéndolos todos con un cartel que cantaba "¡Feliz Cumpleaños, Namjoon!" a letras gigantes y coloridas. Se detuvo un. momento, mirándolo todo con ilusión. Todo lucía impecable y listo para esa misma noche. Las velas, los globos, los corazones, el cartel, el mantel, las bebidas, los adornos, todo. Después de la cena con el anuncio de su relación, lo traería acá a disfrutar de todo esto y a contar los segundos hasta que el otro día anunciando su cumpleaños llegase. Solo pensar en todo lo que se venía el día de hoy le causaba unos nervios que subían rápidamente de su espalda hasta su cuello y le hacían cosquillas por toda su columna vertebral.
Sacó el celular de inmediato y sonrió con más fuerza.
—¿Hola, Jungkook? Creo que he acabado. Solo falta sacar el pastel del horno, hacer el espagueti y todo estaría listo —rio contra el teléfono, todavía suspirando—. Si, tomaré muchas fotos cada cinco minutos y te las enviaré.
Susurró unas cuantas palabras más y lo guardó otra vez, encogiéndose ante las corrientes de nerviosismo y entusiasmo que lo sacudian de pies a cabeza. Estaba tan alegre y emocionado que no podia mantenerse en un solo lugar sin moverse. Camino hacia la sala de estar, cruzando todos los pasadizos y deteniéndose frente a la cocina, mirando todo lo que ocurría con atención. Un grupo de muchachos uniformados se encargaban de llevar enormes cajas de bebidas hacia la cocina y otro grupo, daba órdenes cada cinco segundos a una fila de muchachas que alistaban todo al máximo. Su corazón estuvo al borde de volcarse al pensar en lo que sucedería esa misma noche cuando Namjoon lo confesase todo a su familia y su cuerpo volvió a sacudirse y no pudo evitar colocarse las uñas sobre la boca.
El día anterior había estado al borde de caer cuando escuchó la decisión de Namjoon y se habia opuesto durante veinte minutos, pero finalmente lo había entendido. No podían seguir ocultándose más y lo mejor sería decirselo a toda su familia. Aquello solucionaria todos los problemas, ¿verdad? Sí, confesárselo a todos era la mejor alternativa. Su corazón latió con más fuerza, pero se tranquilizó al recordar todo lo ocurrido la noche anterior; solo recordar la forma en la que ambos habian bailado juntos durante toda la noche le transmitia demasiada seguridad. Solo recordar la sonrisa de Namjoon junto a la suya, su risa cálida, sus ojos iluminados y sus manos alrededor de su cintura. Salió de sus pensamientos al ver cómo la puerta del estudio principal se abría de golpe, palideciendo y haciendo una nerviosa reverencia cuando el padre de Namjoon salió precipitado hacia la salida, pero recuperando nuevamente el color al ver a Namjoon salir después.
—¡Nam, ya habías llegado a casa!
Namjoon se quedó tieso junto a la puerta del estudio. Las gotas de sudor se acumulaban alrededor de sus ojos marcados y descendian hasta su dura mandibula, perdiéndose en los músculos tensos de su cuello.
Inhaló lentamente, mirándolo.
—¿Qué sucede? ¿Tu padre te ha dicho algo?
Deslizó sus ojos a través de la habitación y luego volvió a asentar su mirada en él.
—Nada su voz sono algo rasposa y una media sonrisa torció lentamente sus labios—. Nada importante, Seokjinie.
Seokjin suspiro y sonrió al escucharlo, corriendo hacia su lado para sujetario del cuello con ganas y moldear sus labios contra los suyos, pero fue separado rápidamente por Namjoon, que lo tomó de los hombros con firmeza. Sus ojos seguían mirándolo con esa misma vacía y perdida expresión de hace segundos.
—Se lo diré hoy, frente a todo el mundo, quiero que lo sepan de una vez.
—Sigo pensando que no se lo tomarán bien, Joonie, pero como te he dicho ayer, si tú crees que es hora de decirselo, no puedo estar más de acuerdo y te apoyo con todo mi ser.
—Es mi vida. Les sorprendera, se retorcerán un poco, les jodera, pero luego lo aceptarán —Namjoon movió sus dedos hacia su barbilla, tomandola solo por algunos segundos—. ¿Cómo crees que alguien no podria aceptar a alguien tan encantador como tú?
—¿Y si no lo aceptan a pesar de todo?
Namjoon apretó más las mandíbulas, haciendo crujir sus dientes y colocando más fuerza en el agarre a sus hombros.
—Si no lo aceptan, te vienes conmigo.
Los ojos de Seokjinie se abrieron de golpe y la respiración se quedó atrapada en sus pulmones.
—¿Irme contigo? ¿A dónde?
—No lo sé, todavía no lo sé. Podría ser a cualquier lugar, a cualquier parte, ¿tú te vendrías conmigo o no?
Su mirada se colmó de nerviosismo y emoción, mientras su corazón empezaba a latir con la misma fuerza de antes, disparando chispas a cada rincón de su cuerpo. Asintió muchas veces con la cabeza, luchando por encontrar la voz en su garganta.
—Por supuesto, Joonie, me iría contigo a donde sea, a donde tú quieras, no importa dónde, mientras esté a tu lado, todo está bien inhaló todo el aire necesitado-
—. Por cierto, tengo una sorpresa para ti.
Namjoon colocó una media sonrisa algo tensa y volvió a hacer chocar sus mandíbulas, suavizando el agarre sobre su piel.
—¿Una sorpresa para mi? Quiero saber qué es —sus ojos encontraron los suyos de nuevo y su rostro perdió toda expresión—. Hablando de sorpresas, creo que todo el mundo se llevará una sorpresa con lo nuestro
Los rasgos de su rostro se hicieron más duros y los tendones de su cuello retemblaron, tensándose todo lo que podían, mientras sus manos seguian sujetas a sus hombros y sus ojos se acercaban todo lo posibles a su rostro..
—Asegúrate de estar esta noche presente en la sala, no te muevas de ahi durante la cena, ¿entiendes? No te muevas, Seokjin, quiero que lo escuches bien.
—No me moveré, estaré allí escuchandolo en todo momento.
Su respiración contenida se desató en un aspiro rápido y violenta y sus manos volvieron a su barbilla, apretándosela entre el dedo indice yel pulgar.
—Pase lo que pase, no te muevas durante toda la cena. Quiero que escuches cuando lo diga. Mandaré al diablo su matrimonio y diré que quiero estar contigo, que te amo, que estoy loco por ti. Quiero que lo escuches perfectamente para que no te quede ninguna duda.
—Sí, estaré ahí y no me moveré pase lo que pase. Así se derrumbe el mundo, estaré ahi, Namjoon. Te amo y todo saldrá bien.
—Yo también a ti, Seokjin, te amo mucho, demasiado y eso lo verás esta noche.
Seokjin cerró los ojos con suavidad y se impulsó para besarlo, pero Namjoon lo retuvo con fuerza, solo rozando sus labios, mientras las gotas de sudor caían por su frente y resaltaban cada uno de los músculos densos y rigidos de su cuerpo.
—Falta poco tiempo para que el mundo lo sepa y creo que es la mejor decisión que he podido tomar. No hay nada como estar contigo.
—Estaré ahí, a tu lado, no me moveré pase lo que pase, porque tampoco hay nada como estar contigo, Namjoon —Namjoon sonrió con los nervios sacudiéndole el cuerpo y el corazón latiéndole a mil por hora—. Esta noche...
Namjoon solo siguió mirándolo fijamente y las esquinas de sus labios se encorvaron en una sonrisa, pero volvieron a enderezarse al segundo siguiente.
—Esta noche.
El tiempo estaba corriendo.
Solo diré que se preparen...
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