🥀 24 {1\2} 🥀
—No podían demorarse más en entregármelo.
Namjoon dejó la bandeja sobre la mesa y se sentó, mientras el rostro de Seokjin se iluminaba con graciosa emoción, agradecía y prácticamente se lanzaba sobre la hamburguesa. Se quedó viendo cómo tomaba una mordida con devoción y apresaba la lechuga entre sus dientes, saboreándola. Sus ojos se enfocaron en los suyos en un momento y rio, pasándose la lengua con cuidado sobre el borde de sus labios.
—Muchas gracias, está rica. Demasiado rica, a pesar de estar picante, ¿quieres?
Se quedó inmóvil cuando Seokjin tomó un pedazo de su hamburguesa y lo llevó rápidamente hasta sus labios, aunque no le quedó más que abrir la boca y recibir. ¿El le estaba dando de comer?, ¿no era eso lo que hacían las parejas?, ¿en verdad le estaba permitiendo eso? El sabor de la carne quemando sobre su paladar lo despertó de sus pensamientos, al igual que el rostro de Seokjin mirándole y esperando su reacción con atención. Torció los labios en una sonrisa, guiñándole un ojo.
—Quema mucho, pero está buenísima, aunque lo que tú cocinas es mejor.
Le observó dar otra leve mordida, mientras su rostro se sonrojaba y reía con ganas, resaltando entre la cantidad de personas que se encontraban sentadas en el iluminado local Llevaba una atractiva camiseta celeste y tenía el pelo cayéndole sobre la frente, resaltando su fresca piel.
—No mientas, Joonie... —tomó otro pedazo y volvió a acercárselo a los labios.
—No estoy mintiendo, ¿acaso no ves cómo siempre me termino tres platos de lo que haces? Todo lo tuyo es bueno. Ni muy salado ni muy dulce, ni muy amargo ni muy ácido, siempre das en el punto, mejor que en estos restaurantes.
—Gracias...
Seokjin agarró otra rebanada de la hamburguesa y la dirigió hacia sus labios, al tiempo que Namjoon abría la boca de forma exagerada y la capturaba en el aire, masticando rápido antes de detenerlo con una mano, carcajeándose.
—Vamos, come tú, me lo estás dando todo a mí. Se supone que la pizza era mía y la hamburguesa era para ti.
—Es cierto —se echó a reír con esa gracia de siempre y se pasó una servilleta alrededor de los labios—. ¿No quieres que intente hablar con tu hermana? Solo un momento, déjame intentarlo.
—No, es una pérdida de tiempo, además, si no me quiere tener como hermano, me da igual, no me voy a poner a llorar por eso. Lo que me tiene enredado es que mi padre llegará y una vez que esos tres se junten, verán la forma de matarme vivo. Se inventan cada locura...
—Solo intenta escucharlos. A veces, tenía problemas con mi familia, porque no cumplía con un deber o algo así, pero se solucionaba hablando, ellos me entendían y yo hacía lo mismo.
—Porque tú eres diferente a mí.
Namjoon le echó un vistazo a su pizza, que lucía un poco tentadora con la salsa de tomate desbordándose y el queso derritiéndose sobre la esponjosa y sugestiva base. Cortó una parte y la sostuvo con el tenedor, metiéndosela en la boca a Seokjin, quien sonrió alegre ante la acción y el sabor exótico de la pizza.
—Tú eres un sexy, precioso y adorable futuro enfermero al que no se le puede decir que no.
Le dio un mordisco rápido a su tajada y frunció las cejas cuando notó que unas tipas lo miraban, saltando y susurrándose cosas entre sí como quinceañeras con las hormonas a punto de colapsar. Lo de siempre. Ni siquiera intentaban no ser tan obvias.
—¿Has visto cómo me miran? Parece que me quisieran comer con los ojos.
—Es que eres muy guapo, Joonie... —el menor se ruborizó y rio, dándole un sorbo a su bebida—. Es por eso que te miran mucho.
— ¿Estás intentando coquetear conmigo, Seokjin?
—No, no —se echó a reír, cubriéndose los labios con una mano.
Namjoon arqueó una ceja, mientras una sonrisa insinuante y fugaz se bosquejaba en su boca y se inclinaba en un rápido movimiento hacia él.
—Porque si es así, déjame decirte que ya me tienes —susurró con voz seductora, apretando su propio labio inferior entre sus dientes—. Me has atrapado, precioso.
Las risitas en el grupo de muchachas desaparecieron al instante y se miraron de nuevo entre ellas, murmurándose algo y alzando las cejas en forma de disgusto. Seokjin dejó de sonreír y empujó el hombro de Namjoon levemente, acercándose más.
—Shhh, Namjoon, están oyendo.
—Que oigan, no me importa.
El grupo dejó de mirar y se levantaron al mismo tiempo, moviéndose hacia la salida. Seokjin bajó la mirada y siguió dando lentos sorbos a su soda, animándose de repente.
—Namjoon... ¿nos podemos sacar una foto?
—Detesto las fotografías, pero si quieres, te saco una a ti.
—No, es que quería una foto contigo....
—Si quieres una, te envío las que tengo en la noche para que duermas, sueñes con ellas, las beses en el momento que quieras y todo ese tipo de cosas...
El menor suspiro profundamente, rompiendo en risas, al tiempo que el aire sacudía su cabello con suavidad y fruncía sus labios.
—Solo es una foto, por favor.
—No me gustan, Jin.
—Por favor, solo una....
—No va conmigo —Namjoon siguió mirándolo y finalmente exhaló, buscando el celular entre sus bolsillos—. Ya, ¿qué se supone que debo hacer? ¿Orejitas con los dedos o cositas así?
Seokjin se carcajeó, negando con la cabeza.
—Solo sonrie.
—Qué cursilería, no sé cómo me haces hacer esto.
Namjoon configuró la cámara y dejó el celular en medio de la mesa, sintiéndose extraño ante la situación. No le gustaban las fotografías, mucho menos esas que se solían tomar entre dos personas haciendo gestos a la cámara. Incluso, se sentía extraño sonriendo. No, no se sentía extraño, se sentía idiota. Y no logró comprender por qué abrió sus labios, profundizando la sonrisa y cerró un puño, solo dejando su dedo índice y su dedo medio a la vista. Qué locura, ni siquiera se le había ocurrido algo mejor. Se volvió repentinamente hacia Seokjin para ver la forma en la que se encontraba y el flash sonó, capturando el momento. Tomó su celular y sintió que algo se agitó en su estómago cuando la imagen se develó frente a sus ojos. Seokjin se encontraba con una de sus típicas sonrisas y la cabeza ladeada hacia su hombro y él estaba mirándolo con los ojos entrecerrados y los dos dedos de su mano, que suponían que representarían al grandioso símbolo pacífico que había visto en demasiadas imágenes, caídos hacia un lado, como si tuviese un cigarrillo invisible.
—Oh, diablos, está fatal —soltó, mientras el menor acercaba sus ojos a la pantalla.
—No es verdad, ha salido muy bien, a mí me gusta mucho.
—A ti todo te gusta, pero esto está horrible.
Ambos se rieron y Namjoon se levantó, metiendo el celular a sus pantalones.
—¿Vámonos de una vez?
Observó cómo Seokjin asentía con todo el entusiasmo salpicando su rostro y se ponía de pie también, caminando hacia su lado. El recuerdo de la última vez en que ambos se habían encontrado allí apareció en su mente y una corriente de electricidad recorrió la extensión de su espina dorsal. Las cosas habían cambiado, habían cambiado mucho. Y no solo habían cambiado, sino que habían empeorado y lo peor de todo era que estaba cómodo con eso.
—No hay nada nuevo en ninguna parte, ¿no? —indicó, refiriéndose a los diversos establecimientos de ropa que les rodeaban—. Soy un aburrido para la ropa, creo que solo uso blanco, negro y todos mis pantalones son jeans. Detesto los colores, son muy... como para mujer.
—Ah... —Seokjin echó una rápida mirada a sus propias ropas, soltando una risita nerviosa—. Yo tengo mucha ropa de colores... pero si no te gusta, no la usaré más.
Namjoon se mordió la lengua, apresurándose a corregir lo que había dicho.
—No, no, claro que me gusta, me pones mucho, te ves bien con todo, es decir, te pongas lo que te pongas, siempre se te va a ver bien el problema soy yo. No me quedan los colores, lo he intentado muchas veces, pero no me gusta cómo queda conmigo, en cambio contigo, se ve genial.
El menor se encogió, riendo, mientras se dirigían hacia las escaleras eléctricas.
—A ti también te va todo muy bien, Namjoon, te pongas lo que te pongas.
—No me digas... —Namjoon se acercó hacia su rostro, rozando su oído suavemente, al tiempo que deslizaba su lengua a su alrededor y su boca empezaba a buscar la suya con la calidez de su aliento arrullándole el rostro—. Qué suerte tienes de que sea todo tuyo.
Seokjin se echó a reír, mientras se hacía a un lado, rehuyendo de sus labios y Namjoon se aproximaba más todavía, consiguiendo morder una de sus mejillas con rapidez.
—Namjoon, detente ya —susurró entre risas, intentando empujarlo—. Estamos en las escaleras...
—¿Debemos esperar a que lleguemos al auto, no?
—No estoy bromeando, Namjoon, nos pueden llamar la atención.
Intentó conseguir acceso a sus labios de nuevo, pero Seokjin continuó riendo y volvió a empujarlo, curveando la cabeza para evitarlo. No tardaron en salir al exterior y Namjoon estalló en carcajadas también, rodeándolo de la cintura por algunos segundos. Siguieron caminando y Seokjin se detuvo cuando detectó a un hombre sentado en medio del escenario, cantando y sosteniendo una guitarra en su mano, con todo la gente reuniéndose a su alrededor. Sonrió, aplaudiendo unas cinco veces.
—Canta muy bonito, ¿verdad?
Volvió su alegre mirada hacia Namjoon, quien se había detenido también y tenía la mirada perdida, sin mover un solo músculo de su cuerpo.
Sus ojos no tardaron en encontrarse y exhaló, todavía sin recuperar el semblante.
—Yo solía tocar la guitarra y cantar mucho...
Seokjin entreabrió sus labios con sorpresa y se acercó más a él.
—¿Te gustaba cantar?
—Sí, cantaba mucho, todos los géneros.
—Canta algo, Joonie, por favor, quiero oír.
—¿Qué? Ni loco, no lo hago desde hace mucho y así pudiera hacerlo, no lo volvería a hacer. Es un tema que prefiero olvidar....
—¿Por qué?
—Porque hay cosas en esta vida que simplemente quieres olvidar porque sí, no hay un motivo.
—Solo un pedazo, Namjoon...
—No, Jin.
—Por mí....
—Ni por ti, Seokjinie. Es una estupidez, entiéndelo, no lo volveré a hacer en mi vida.... Maldigo mucho el momento en que lo hice.
Namjoon quedó observando su reacción de desconcierto durante un breve momento más y luego colocó media sonrisa en su boca, elevando ambas cejas y tomándolo del brazo.
—¿Qué pasa? ¿No te gusta que te vean conmigo?
—No es eso...
—¿Entonces?
—Me preocupo por ti, por lo que pueden pensar si...
—¿Pensar de qué? ¿De que me vean contigo? Ya te he dicho no me molesta ni me importa que nos vean, todo lo contrario.
El muchacho sonrió de oreja a oreja y el color le volvió al rostro.
—Eres el mejor novio, Namjoon. Gracias por todo este paseo.
Namjoon le devolvió la sonrisa y no dijo nada cuando volvió a entrelazar sus manos y se apegó a su brazo, descansando la cabeza sobre su hombro y riendo con afecto.
Tal y como le había dicho, era imposible decirle que no.
—¡¿Namjoon?! ¿No que estabas en tu casa? —la voz lo paralizó de inmediato y antes de que apareciese, supo de quién se trataba. Min Yoongi apareció con unas bolsas en sus manos, arrugando la frente al principio para luego colocar un rostro totalmente desorientado. Y entonces, sus ojos se fijaron en toda la escena; sobre todo, en la forma en la que tenían sujetas sus manos—. ¿¡Qué carajos!?
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