🥀 13 🥀
—No me vuelvas a llamar así o te dejo aquí solo.
Namjoon desapareció un poco la sonrisa de su rostro y se levantó de la cama en un solo movimiento, pasándose las manos por todo el rostro.
—Lo siento mucho —Seokjin intentó levantarse del suelo también, frotándose los ojos como niño pequeño, mientras sonreía y descendía la mirada—. ¿Cómo... te sientes? ¿estás mejor o te duele algo?
Los recuerdos golpearon la mente de Namjoon como un trueno y funció el ceño, volviéndose a mirarlo con una mueca de confusión, ¿cómo carajos había conseguido esos cortes y golpes en el rostro de nuevo?
—¿Te has quedado toda la noche durmiendo ahí?
Lo observó asentir con la cabeza y volverle a sonreir con esa sonrisa que él no entendía por que no lograba tolerar, así que solo pudo exhalar y moverse hasta donde se encontraba su maleta, rebuscando entre sus cosas.
—Te has quedado toda la noche ahí y me preguntas cómo me siento, ¿no crees que deberías estar más interesado en ti?
La pregunta salió lo más suave que pudo de su garganta porque aunque hubiese querido senirse lo más enojado posible, no lo lograba. Sacó una camiseta negra, boxers, medias y unos jeans y se los colgó en el hombro, cerrando la maleta.
—Solo estoy preocupado por ti... ¿por qué hiciste eso ayer? la gente se espanto mucho. No entiendo por qué, pero llegaste con muchas heridas.
Preocupado por ti.
Esas tres palabras hubiesen sido suficiente para cabrearlo algunos días atrás, pero en ese momento, su cabeza se sentía sedada que ni siquiera podia reaccionar correctamente. Se volvió hacia Seokjin y se le quedó mirando, como intentado recordar todo lo sucedido el día anterior.
—No me querían dar el trago que les pedí y luego no recuerdo más.
—¿No recuerdas nada más?
Sí, sí recordaba mucho más. Recordaba como había lanzado una botella sobre una de las mesas, se había subido sobre uno de los asientos y había empezado a amenazar al encargado del bar con su copa, jurando que lo mataria si se negaba a darle más bebida. Y por su puesto, el hombre ese se había negado.
—No mucho, solo que empecé a golpear al encargado del bar, ¿por qué dices que la gente se espantó?
—Porque estuvieron gritando y decían cosas que me daban miedo, pero cuando te vi entrar por el ascensor, te metí rápido al departamento.
—¿Me metiste rápido al departamento?
Observó como Seokjin asentía con la cabeza, sin mirarlo directamente y volvió a sonreir con pesadez y cansancio, elevando ambas cejas.
—¿Te querías aprovechar de mi en esas condiciones, nene?
—¿Ah?
Soltó una risa seca y se dirigió hacia la puerta del baño de su dormitorio, pasándose una mano por su cabello y luego envolviéndose su camiseta alrededor del cuello.
—Me voy a duchar y luego nos largamos de este lugar.
Se metió en el baño y se desvistió lo más rápido que puedo, abriendo la llave del agua antes de ingresar y sentir que se liberaba al tener contacto con la frialdad del agua sobre su cabeza, sus hombros y su espalda. Mierda. Parecía como sí todos los dolores desapareciesen y la energía se infiltrase por todos sus poros. Se jabonó como pudo y sacudió su cabello cuando cerró la llave de nuevo. Su cuerpo lucía tan jodidamente bien que estaba considerando descansar de las malditas rutinas de ejercicio; lo que no lucía tan bien era su rostro amoratado y rojo por todas partes posibles, ¿con cuántos más se había golpeado?
Se pasó la toalla por el cuerpo y se vistió sin prisa, saliendo y encontrándose con una nueva imagen de Seokjin, que también se habia vestido y estaba de pie junto al sofa, dándole una alegre y timida mirada con su bolso listo sobre su hombro.
—Larguémonos de una vez por todas.
—Si, como tú digas.
Namjoon tomó su maleta y la llevó hasta su puerta, abriendole y saliendo hasta el ascensor, sintiendo los pasos del mayor siguiendo los suyas.
—Yo puedo llevar tu maleta....—escuchó el susurro de la voz de su criado y se volvió hacia él, dejándola sobre sus manos.
Cerró la puerta del ascensor y dejó la maleta sobre sus manos. Se pasó la mano por el cuello para deslizarla sobre las gotas de agua que caían de su cabello. Cuando la puerta del ascensor se abrió, se quedó sin moverse.
—Seokjin... espera, ¿me has vista vomitar?
La simple idea lo irritó demasiado.
El menor nego con la cabeza un par de veces.
—No te he visto, pero no te preocupes, eso es muy común cuando se bebe.
—¿Muy común? —arqueo una ceja y continuo caminando—. Seokjin, ¿tu bebes?
Lo escuchó soltar una risita.
—No, pero he oído eso.
Siguió caminando y vió que las secretarias y los trabajadores se encontraban mirándolo como sí estuviesen viendo al diablo. Seguramente todos ellos habían presenciado el "espectáculo" del día anterior, pero le importaba una mierda.
E incluso, por más que queria, no entendia por que no se sentia irritado. Llego hacia el estacionamiento y abrió la puera trasera para meter su maleta.
—Estoy hecho un asco indicó, —toqueteandose la nariz, mientras abría la puerta para que Seokjin entrase— Parece que la sangre me persigue.
Se metió al vehículo y lo colocó en marcha de inmediato.
—Eso sanará rápido sí le colocas alguna pomada. Yo tengo una en mi cuarto, si gustas te la puedo dar cuando lleguemos.
Namjoon trunció el entrecejo y se humedeció los labios con la lengua.
—¿Por qué demonios haces todas esas cosas?
Seokjin titubeo un poco y luego descendió la mirada, sonriendo como siempre to hacia, mientras se recostaba sobre el asiento y abrazaba su bolso.
—Porque... estoy preoucpado por ti.
—No digas eso —Namjoon encendió la radio y lo observo de reojo, moridiéndose el labio inferior—, Oye, nene, aunque no hayas dormido, te has puesto muy guapo.
Deslizó sus manos hacia su rodilla, rozándola sobre la tela de sus pantalones, subiendola hasta su muslo y le dió una breve mirada, notándolo enrojecerse, sonreir con timidez y nerviosismo y desviar la mirada. Le ponia tanto, tanto que sea de esa forma. El sonido de la bocina de un auto cercano lo distrajo y tuvo que soltarlo para colocar las manos sobre el mando.
—Menos mal que el estúpido de Hoseok se tuvo que ir ayer —soltó, moviendo el auto hacia la derecha.
—Si, ayer llamó para avisarme eso.
Lo miró de reojo y tocó el claxon un par de veces, metiéndose por el otro carril.
—¿Te llamó al departamento?
—Si, en realidad, no pude hablarle, porque no encontraba el teléfono y cuando lo encontré, no parecía un teléfono normal, porque tenía muchos botones..
Namjoon elevó una ceja y no supo si reir o irritarse. No cabía ninguna duda ahora de que Seokjin era un estúpido sin neuronas. Y si no lo era, debia de venir de algún otro planeta. Quiso colocar su mano sobre su pierna de nuevo, pero el sonido de su celular vibrando en su bolsillo lo extraño. Aceleró la velocidad del auto, mientras le daba una rapida mirada a la pantalla.
—Son diez llamadas perdidas de mi padre.
—Seguro quiere decirte algo importante.
—No lo creo, solo quiere joderme con lo de la conferencia.
—¿Cómo estuvo la conferencia?
—No presté atención a nada, no me importa lo que esos tíos calvos y locos hablen. Solo estaba pensando en que esa mierda acabase y fuera beber.
Le tomó treinta minutos llegar a su maldita casa y cuando lo hizo, tuvo ganas de darle vuelta al vehículo y largarse hacia algún otro lugar. Seokjin sacó la maleta con mucha esfuerzo y la llevó hacia la puerta con una de sus sonrisas y los ojos brillándole otra vez, Namjoon metió la llave en la cerradura y la puerta se abrió de inmediato. Se sorprendió al encontrar a su hermana recostada en el sofá.
—Estoy de vuelta, nena, ¿me extrañaste?
Sonrio sarcasticamente y estuvo al borde de decir algo, pero la descerebrada de su hermana se pasó el dedo indice por el cuello y se encogió de hombros.
—Idiota, estás muerto —dijo entre dientes cuando el pasó por su lado.
Se volvió hacia Seokjin y vio que este se había quedado quieto junto a la puerta, mirando hacia un lado con el rostro totalmente aterrorizado. Desvió la mirada hacia las escaleras y maldijo su vida cuando localizó a sus dos padres, que estaban de pie junto a las escaleras, con el rostro más serio que nunca.
—Hola —saludo con una media sonrisa, metiendo las manos en sus bolsillos.
—¿Cómo te fue en la conferencia?
La voz de su padre sono más seca que nunca cuando sus miradas se encontraron, notó que no había llegado en un buen momento
—Me fue bien, estuvo tan interesante que me quede hasta el final y hasta quise...
El golpe cayó sobre su rostro tan rápido que cuando se dio cuenta, no logró ni siquiera reaccionar a toda la situación.
—Eres un sinverguenza, ¿crees que hemos nacido ayer?! hiciste un alboroto en todo el hotel y por tu culpa, muchas empresas nos están cancelando los contratos. ¿Qué crees que somos, tu burla?! faltas a clase, bebes y haces pleitos en las narices de todo el mundo, ¿quién dablos crees que eres? has cavado tu propia tumba, Namjoon, desde ahora en adelante, ni pienses que vas a recibir los mismo beneficios de antes —el hombre dió una seca mirada a su esposa, que asintió con la cabeza en señal de estar de acuerdo—. Y vas a asistir a clases, porque te voy a tener vigilado. Qué lastima tener un hijo como tú, me siento tan avergonzado que a veces pienso que eres el peor castigo que he podido recibir.
Namjoon tenso todos los músculos y apretó ambas mandibulas, incapaz de decir nada cuando sus padres salieron de la casa con paso rápidos. Lo habían estado esperando para mandarlo a la mierda, lo habían estado esperando los hijos de la grandisima puta. Miró a su hermana y vió que ella también lo miraba con una mezcla de sorpresa y desinterés. Sus ojos lograron captar la imágen de Seokjin, pero lo único que hizo fue salir con pasos rápidos hasta la cocina y abrir el grifo de agua. Claro, eso era lo único que el era para todos: un maldito castigo.
Como si le importase.
Acercó su boca hacia el grifo y se bebió toda el agua que pudo y no se detuvo hasta que sintio un toque sobre su hombro. Cuando se giró, observó el rostro enrojecido y humedecido de lágrimas de Seokjin. Sus ojos estaban más rojos que nunca y su mano se aferraba a su brazo, como suplicándole.
—No es verdad, no le creas, el señor solo lo dice porque está molesto... tú no eres un castigo, no lo eres.
Namjoon no dijo nada, simplemente lanzó sus labios sobre los suyos y notó como el menor se sorprendía, pero luego hacía un nervioso intento por abrir sus labios también, amoldándose poco a poco a su boca: Rodeó su cintura con ambos brazos y su lengua empezó a viajar por toda la extensión de la boca del menor. Tenía una boca jodidamente dulce y caliente, una boca que le ponía tanto que no estaba muy dispuesto a soportar más. Su respiración empezó a acelerarse y cuando Seokjin quiso separarse para buscar aire, lo empujó bruscamente hacia adelante, tirando de el hasta la puerta de su habitación, metiéndolo en ella y cerrando la puerta de un golpazo.
Sabía que esa sería la primera y última vez.
En un solo movimiento, arrinconó su cuerpo en una de las paredes, posicionando sus labios en los suyos nuevamente. Su lengua volvió a reclamar su boca con muchas ansias y notó que Seokjin suspiró, incapaz de mantenerse a su ritmo. Era gracioso ver como mantenía los ojos cerrados con fuerza y su rostro le ardía como nunca antes. Era gracioso y tan malditamente excitante. Lo escuchó suspirar de nuevo cuando empezó a acariciar su lengua con habilidad.
—Te quiero, Joonie —tartamudeó, descendiendo la cabeza, cuando los labios de Namjoon lo liberaron.
Namjoon movió sus labios hasta su suave y lechoso cuello, subiendo hasta su oído, lamiendo y atrapando con suavidad el lóbulo de su oreja. Seokjin suspiró otra vez y oprimió los ojos con más firmeza, más avergonzado que nunca. Namjoon tomó sus delgadas y tersas manos, que estaban a ambos lados de su cuerpo, oprimidas en temblorosos puños y las colocó rápidamente sobre su pecho para luego sonreir y con un lento susurro seductor, decirle contra su oído:
—Desnudame.
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