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Seokjin elevó los ojos y dejó caer la mandíbula, colocándose la camiseta al instante y sonriendo con alivio al notar quién había entrado al dormitorio,

—¡Namjoon! me has asustado mucho —dijo, desviando la mirada.

—¿Por qué?

—Porque abriste la puerta de la nada.

Namjoon se acercó lentamente y se asomó hacia las ventanas. Ahora que se encontraba con el ridículo de Seokjin, la furia que sentía por no haber encontrado tragos estaba desapareciendo. Lo observó colocarse las medias de espaldas y en un mínimo movimiento, lo tomó de la cintura y lo atrajo posesivamente hacia si. El menor se sobresaltó y suspiro un poco.

—¿Ah, si? ¿debería tocar antes?

—No, no te preocupes, yo debi asegurarme de que la puerta estuviese cerrada.

Inhaló todo el aroma de su cabello, mientras cerraba sus brazos con fuerza sobre su cintura. Olia a frutas como la primera vez.

Olía tan jodidamente bien.

—¿Y qué ibas a hacer, eh?

Hundió su nariz en su cabello y la fue descendiendo hasta el inicio de su cuello. Su piel también estaba empapada de ese mismo aroma.

—Iba a tomar una ducha —mencionó el muchacho rápidamente y descendió un poco su cabeza— ¿Por qué viniste tan rápido?

—Porque no había lo que quería, pero ahora hay otra cosa que se me ha antojado.

—¿Qué?

Sus labios se mantuvieron hacia el lado lateral de su cuello y cerro sus brazos con más fuerza sobre su delgada cintura, empezando a depositar lentos besos sobre su lechosa piel para finalmente cerrar sus dientes sobre ella de un solo golpe. Sentía que la respiración se le aceleraba hasta doler.

—Joonie... —Seokjin retembló y ladeó la cabeza, intentando alejarse un poco, mientras se volvía hacia el con el rostro enrojecido y la misma ingenua sonrisa de siempre— ¿Quée... qué sucede?

Namjoon encargó una ceja y tiró hábilmente de su mano hasta tener su cuerpo entre sus brazos de nuevo.

—¿Cómo me has llamado? —preguntó con sus labios adheridos a su oído.

Seokjin descendió la cabeza con una sonrisa y estuvo al borde decir algo, pero el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose lo paralizó.

—¿Seokie, estás acá?

Namjoon abrió los ojos antes de exhalar y tomar al menor del brazo y casi arrastrarlo afuera de la habitación. Seokjin camino algunos pasos hasta la sala de estar, encontrándose con la presencia de Hoseok, que traía algunas bolsas en sus manos y le sonrió cuando lo vió.

—Hola —saludó, sacudiendo su mano con una suave sonrisa.

—Qué bueno que estás acá... he traído comida. Bueno, solo son bizcochos. Y te he traido esto. Vi que lo estaban vendiendo, así que compré muchos para mis hermanas y también pense que te gustaría tener uno

Sonrio también y se ruborizo, tomando lo que Hoseok le estaba extendiendo.

—Muchas gracias, Hoseok —sus ojos se dilataron en cuanto lo vió. Era una pulsera de cristales celestes con agua en su interior—. Está muy bonita, me gusta mucho.

Se la colocó en su brazo lo más rápido que pudo y cuando elevó la mirada, notó la presencia de Namjoon, que los estaba mirando con la mano apoyada sobre el respaldar del sofá.

—Namjoon, ¿ya estabas acá? —Hoseok dejó las bolsas sobre la mesa—. ¿Quieres sentarte con nosotros?

Seokjin sonrió y abrió los labios.

—Iré a tomar una ducha y regreso enseguida para acompañarlos a comer.

—Está bien, te esperamos, Seokie.

Se metió corriendo a la habitación y abrió la perta del baño, cerrándola con suavidad y pasando a desnudarse por completo. Giró la manija de la ducha y el agua empezo a caer sobre su cuerpo, empapandolo todo. Se pasó el jabón por sus brazos y sus piernas, estirando su mano para sacar el shampoo de su bolso y luego empezó a extendérselo sobre su cabello. Su cuerpo era algo de lo que nunca estaría seguro y orgulloso. A veces, no entendía como podia ser tan pálido y delgado. Cuando terminó de ducharse, se seco instantáneamente y se colocó unos shorts azules y una camiseta a rayas, saliendo casi de volada hacia la sala. No quería demorarse mucho ni hacerlos esperar. Se sorprendió cuando encontró unicamente a Hoseok sentado frente a la mesa.

—Namjoon se ha ido, creo que a la conferencia, aunque todavía falta un par de horas para que empiecen —le sonrio y levanto un termo oscuro— ¿agua o café?

Seokjin negó dos veces con la cabeza, acercándose hacia la mesa

—No te preocupes, por favor, deja que yo te sirva.

—Olvidate de eso, Seokie, lo hago con mucho gusto.

El agua cayó sobre el vaso y Seokjin se sentó de inmediato, sonriendo.

—Muchas gracias.

—De nada, ¿y tienes hermanos o hermanas?

—No, soy hijo único.

—Deben engreirte.

Seokjin rió con el agua aún en su boca y asintió con la cabeza. Hoseok le extendió algo parecido a un pan y agradeció, probándolo. Era dulce y suave.

—Si, mucho...

—A mi no... bueno, aunque no deberia quejarme ahora, porque... al menos mi padre me permitió comprometerme con Hyejin y me alegra saber que estoy enamorado de ella, porque hubo momentos en los que me obligó a ser novio de chicas a las que no quería.

Los ojos de Seokjin se abrieron de un porrazo. Sus manos sujetaron su vaso de agua con fuerza y se encontro con los tristes ojos de Hoseok mirándolo.

—¿Te obligó? ¿por qué te obligó? —las preguntas se escaparon de sus labios antes de que se diese cuenta.

—Negocios. Mi padre me suele arreglar compromisos con hijas de otras familias de clases elevadas para poder unir ambas empresas. Bueno, en realidad, creo que todos los padres hacen eso. El mio ha fracasado cuatro veces... pero ahora he tenido la suerte de enamorarme de Hyejin, que tiene todos los requisitos que mi padre busca, supongo.

Se quedó aterrorizado mirándolo durante unos cuarenta segundos antes de descender la mirada de nuevo. ¿Cómo podia alguien obligar a otra persona a hacer algo como eso?

De repente, se sintió tan triste al imaginar la terrorifica situación de estar unido a una perosna que no quieres.

—Lo siento mucho, Hoseok, de verdad, lo siento mucho.

—No te preocupes, no te disculpes, tu no tienes la culpa —el muchacho se levantó y le pasó una mano por la cabeza, sonriendo—. Un angelito tan bonito como tu nunca haría nada malo.

El menor solo atino a ruborizarse y sonreirle de vuelta, llevándose el agua a sus hidratados labios de nuevo.

—Bueno, creo que también me tengo que ir, porque es mejor estar antes de la hora... supongo que veré a Namjoon alli. Te veo luego, Seokie, cuidate mucho y échate a ver televisión o hacer lo que gustes, siéntete como en casa.

—Está bien, muchas gracias.

Seokjin lo observó salir y cerrar la puerta. Terminó de tomar el agua y llevó los vasos al lavabo, aseándolo en menos de dos minutos. En realidad, sentia que este viaje era como un sueño del que pronto despertaria. Jamás había pensado que llegaría a encontrarse en un lugar tan grande como ese y mucho menos, acompañando a dos personas tan grandes como lo eran Jung Hoseok y Kim Namjoon.

Namjoon...

Sintió como su corazón se aceleraba y la sonrisa volvia a su rostro. Tampoco podía terminar de creer que Namjoon lo quería y que había aceptado tener una relación con él. Solo de pensar en eso, las mariposas en su estómago revoloteban todas juntas, haciéndolo casi reír de la alegria. Encendió la enorme televisión y se sentó en el sofá, cruzando sus piernas y recostando su cabeza sobre una almohada. La película que estaban pasando estaba en inglés y él no lograba comprender nada en absoluto, aunque le gustaba mirar lo enorme que se veían las imágenes y parecian casi salirse del televisor. Estuvo atento y entretenido durante dos horas, intentando comprender la historia.

Y entonces, un sonido agudo sono de repente.

Seokjin se levantó de inmediato, aunque no lograba localizar de donde provenia. Caminó durante dos minutos y finalmente observó el teléfono, que tenía una luz roja palpitando una y otra vez. Se acercó para tomarlo, pero la voz le sorprendió de un golpazo.

—Hola, Seokjin, soy Hoseok. Te llamo para decirte que tengo que salir con urgencia hacia la ciudad, porque ha surgido un problema con mi hermana. Namjoon se ha quedado en la conferencia todavia, pero no demorará en llegar, cuidate mucho, te veo allá.

Y la luz terminó de parpadear.

Frunció las cejas y se movió hacia el sofá de nuevo con la preocupación recorriendole el cuerpo, ¿que habría pasado con la hermana de Hoseok?

Se abrazó sus propios brazos y volvió su mirada hacia la pelicula, la cual estaba a punto de terminar. Y cuando lo hizo, se quedó profundamente dormido sobre el sofá; su cabeza sobre la almohada y sus brazos cruzados sobre su pecho. No supo cuanto tiempo se mantuvo soñando hasta que unos gritos lo levantaron de improviso. Se levantó con el corazón acelerado y el sudor deslizándose por su cuello, asustándose mucho cuando encontró la habitación totalmente oscura y los gritos incrementándose.

¡Qué alguien lo agarre! ¡seguridad, seguridad!

Se estremeció y corrió a encender la luz con desesperación, pero no encontró el interruptor, asi que se movió hacia la puerta, abriendola con nerviosismo. Su corazón se le había acelerado del terror y no podía creer que hasta sus ojos se encontrasen humedecidos. Cuando la puerta se abrió, encontró a dos señoras en la puerta de sus departamentos de hotel también, mirando hacia el ascensor con una mezcla de rabia y miedo.

—¿Qué sucede...? —cuestionó. Parecia un niño pequeño asustado por una historia de terror—. ¿Sabe por qué gritan mucho?

La mujer se mordió el labio y rodó los ojos.

—Ha habido una pelea en el bar y se ha armado un escándalo. Creo que alguien perdió el control y ha empezado a lanzar botellas y golpearse con otros tipos... seguramente es un drigadicto o un loco, ¡este hotel va de mal en peor!

Seokjin se acurruco más contra su puerta y se colocó la mano en el corazón. De repente, el terror se hizo profundo, ¿dónde estaba Namjoon?, se mordió las uñas y sintió el impulso de correr a buscarlo para advertirle de lo que estaba sucediendo, pero no lograba mover ni un músculo.

¡Seguridad, seguridad!

Los gritos de la planta inferior se escuchaban ahora con más fuerza y notó como la señora que estaba a su frente hacía ademán de cerrar la puerta. Seokjin quiso suplicarle que no se fuera, que permaneciese acompañándolo, que lo acompañase a buscar a Namjoon, pero las palabras se ahogaron en su boca cuando el ascensor se abrió y la imágen de un muchacho ensangrentado y balanceándose de una pared con otra, apareció frente a él.

Seokjin sintió como el mundo se le caía en pedazos.

Era Namjoon.

—¡Namjoon, santo cielol¿qué te ha sucedido, Joonie?!

Corrió hacia su costado, mientras las lágrimas empezaban a deslizarse por sus mejillas y se aferraba a su brazo, intentando moverlo hasta su departamento. El olor del alcohol era demasiado fuerte, pero no le intereso, así como tampoco le interesó la forma en que las señoras le observaban con algo similar a la conmoción. Logró meterlo al departamento y cerró la puerta antes de escuchar más gritos y se dedicó a intentar llevarlo hasta su habitación.

—Jonnie, por favor, dime que estás bien, por favor, te lo suplico, ¿por qué has hecho eso? —susurró entre llantos—. ¿Debo llamar a un médico? ¿qué hago, Namjoon?

Hizo un enorme esfuerzo por hacerlo ingresar a la habitación y cuando lo logró, se sobresalto ante las estridentes carcajadas que empezó a soltar Namjoon, intentando alejarlo de sí con alcoholica violencia.

—Todas son unas zorras, ¡todas son unas jodidas zorras! —exclamó, recostándosd sobre la pared—. ¡Unas jodidas perras que quieren burlarse de míl sí algún día la encuentro, la voy a matar...

Seokjin sintió que su corazón se paralizaba un momento, aunque eso no le impidió continuar con su esfuerzo de echarlo a la cama.

—No, Namjoon, no digas eso, no puedes matar... no puedes matar a nadie. Échate, por favor, necesito ver la forma en que voy a curarte o... no sé, creo que voy a llamar a un médico.

Lo empujó un poco más y Namjoon finalmente cayó sentado sobre la cama, continuando con su discurso de cosas sin coherencia o sentido. Se apresuró a cubrirlo con una manta y separarle el cabello de su rostro, aunque la falta de luz no le ayudaba en absoluto.

—Voy a pedir ayuda o buscar algo con lo que curarte...

Seokjin le dió una última mirada y se movió hacia atrás para hacer lo que había mencionado, pero se sobresaltó cuando Namjoon lo atrajo con demasiada fuerza y lo lanzó sobre la cama, colocando todo el peso de su cuerpo sobre el suyo. El menor lanzó un grito de sorpresa y elevó sus sobrecogidos ojos.

Sus miradas se encontraron por tres diminutos segundos.

—Seokjin, eres tan patético... —masculló Namjoon con una seriedad casi perturbadora, arrastrando las palabras y apuntándolo con el dedo índice, mientras una media sonrisa se formaba en sus labios—. Deja de sonreírle y mándalo a la mierda antes de que lo haga yo, porque te advierto que detesto compartir lo que es mío y tú eres mío, joder.

El silencio se hizo durante otros diez segundos más.

Y entonces Namjoon se lanzó hacia sus labios.


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