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🥀 08 🥀

Me gustas. Y mucho.

Las palabras hacian eco en la mente de Seokjin, que se había quedado tieso y sentía que su corazón estaba al borde de abandonar su pecho, el aire de sus pulmanes se había evaporado y su mente también se habia paralizado, incapaz de seguir funcionando. Todo en él era un caos en ese momento. Su mano tembló y el yogurt casi estalló contra el suelo,

—¿Te vas a quedar ahi o qué?

—Ah...

Namjoon se lo quedó mirando y arrebatando el yogurt de sus manos, bebiéndoselo de un trago y pasando luego la lengua entre sus labios. Como notó que su criado aún seguía en un "estúpido shock" que él no comprendía, lo jaló violentamente del brazo y lo metió de un golpazo al enorme local, lanzando la botella de yogurt en una cesta vacía. Después de algunos minutos, ambos salían por donde habían ingresado. Seokjin llevaba dos enormes bolsas pesadas sobre sus delgados brazos y Namjoon tecleaba en su celular.

—Mierda, creo que va a llover.

—Pero si hace mucho sol... —musitó el menor, aún sin atreverse a mirarlo a los ojos.

—Aqui dice que lloverá.

El atractivo muchacho le plantó la pantalla de su celular sobre su enrojecido rostro y el menor sola sonrió un tanto, mientras asentía con la cabeza y desviaba la mirada. Las bolsas estaban a punto de caerse de sus brazos al ser tan pesadas, pero aún así continuo caminando.

—Pediré el celular por interntet, éstas tiendas del demonio no saben ni vender.

—Si es mejor eso... así no pierdes el tiempo viniendo acá como hoy.

—Contigo nunca se pierde el tiempo, precioso, eres tan divertido.

Namjoon quiso soltar una carcajada, pero la boca se le secó al ver dos imágenes familiares caminando hacia su lado.

Mierda, mierda, mierda.

Era Yoongi y Jimin, ¿qué carajos hacian ellos ahí?!

Se ajustó las gatas sobre los ojos y aceleró sus pasos, aunque era demasiado tarde, los malditos ojos de Jimin to estaban mirando y ahora abría los labios con sorpresa, llamándole.

Oh, mierda.

Tomó a Seokjin del brazo y lo arrastro hacia el lado contrario con brusquedad y rapidez. El menor casi tropezó con todas las bolsas aunque no logró caer, porque la mano de Namjoon alrededor de su antebrazo ni siquiera le dio tiempo para eso.

—¿Qué sucede?

—Vámonos por otro camino –Namjoon miró hacia ambos lados y luego hacia él.

–¿Por qué...?

—Porque se me antojo salir por otro lado.

Cuando estuvieron en el estacionamiento, lo soltó y exhaló, pasándose una mano por su cabeza mientras lo miraba y eleveba una ceja. Había estado cerca de que lo alcancen

—Te vas a caer sí sigues teniéndolo, dame eso a mi.

Extendió un brazo hacia Seokjin, quien miraba hacia las bolsas con una especie de "segundo shock" en su rostro. Sus labios se habían abierto y formaban algo parecido a una avergonzada sonrisa. Namjoon le tocó la barbilla por un segundo.

—Oye, ¿vas a dármelo? —el menor despertó de su ensueño y asintió rápidamente.

—Sí, gracias.

Namjoon llevó las pesadas bolsas sin ningún problema y se dirigió hacia su auto, abriendo la parte trasera y lanzándolas en su interior.

—Sube, precioso —indicó, caminando para abrirle la puerta delantera.

El menor asintió con la misma sonrisa de antes y unas chispas en sus ojos, ¿estaba enfermo?, exhaló, metiéndose en el vehiculo y poniéndolo a trabajar en un minuto. La Iluvia empezó a caer en diez minutos.

—Ya comenzó la maldita lluvia.

—Tenias razón, Namjoon.

–Siempre tengo razón, nene, eso ni lo dudes, ¿cómo piensas sobrevivir con esa ropa?

Seokjin volteó su mirada hacia su vestimenta, ruborizandose mucho más. Toda su ropa era una vergüenza y Namjoon se habia fijado en ella.

—Creia que haria calor.

—¿Quieres que te de calor?

Namjoon soltó una carcajada, mirándolo de reojo, mientras giraba hacia la izquierda. Sus ojos oscuros volvieron a fijarse en esa camiseta femenina que llevaba el otro, le causaba risa, pero debia aceptar que lo hacía más tia de lo que parecía.

—No te había dicho que esa camiseta te queda preciosa, me pones así.

—¿Ah...?

—Qué lástima que la vayas a mojar con toda la lluvia.

–¿La camiseta? —Seokjin miró timidamente al mayor, que asintió con interés—. Sí, creo que no parará cuando lleguemos.

El auto aumentó su velocidad.

—No lo hará, menos mal que vine con la campera encima.

—Eres muy inteligente al pensar en venir con el abrigo, Namjoon.

Después de decir eso, Seokjin descendió la cabeza, cerrando los ojos de vergüenza, ¿por qué había dicho eso? siempre la estaba arruinando, siempre. Subió la mirada y se encontro con los divertidos ojos de Namjoon, que estaba riéndose a sus anchas.

—¿Inteligente, yo? no me cabrees, suspendo todos los malditos exámenes.

—Las notas no reflejan la sabiduría, no siempre...

El auto giró hacia la izquierda y aceleró la velocidad mucho más.

—¿Y tú? ¿cómo ibas con tus notas? —Namjoon se volvió hacia el menor.

—Siempre aprobaba, pero era porque estudiaba mucho, no porque sea inteligente.

El vehículo se detuvo, habían llegado a su destino. Cuando salieron al aire libre, la Iluvia empapó a Seokjin desde su cabeza hasta los pies. El muchacho cruzó los brazos alrededor de sí mismo, pero no logró nada con eso. Namjoon abrió la puerta y lanzo las bolsas al sofá, dejándose caer con cansancio. Había sido un día de mierda. Observó como el menor entraba y cerraba la puerta, mirándole con la misma sonrisa de antes.

—Muchas gracias por el paseo, fue entretenido ayudarte, iré a ver la cena.

La mirada de Kim Namjoon ahora estaba centrada en la camiseta de su criado, en la forma como el agua le había adherido a su cuerpo y sobresalían unos botones en la parte de su pecho. Se preguntó que pasaría se lo traía hacia su cuerpo, le quitaba la camiseta y después de comerle la boca hasta las últimas consecuencias y morderle todo el cuello, cerraba sus dientes también sobre esos botones que sobresalían ahora de su camiseta, ¿se le pondrían muy duros o no? sí, quería sentirlos duros en su boca. Sintió como la respiración se le aceleraba y su entrepierna empezaba a reaccionar. Lo quería tener sobre ese sofá ahora mismo.

—Bien —soltó mientras el muchacho sonreía de esa estúpida forma y se marchaba.

Lo siguió con la mirada y luego exhaló lentamente, maldiciendo en su mente.

—¿De dónde vienes? ¿ahora los clubs nocturnos abren en la tarde también?

¡Lo que faltaba! Hyejin entró carcajeándose y se lanzó al sofá más cercano. De todos los momentos, ¿tenía que venir justamente en éste? si no fuera su hermana posiblemente le destrozaria el cuello.

—Qué carajos te importa.

—Qué humor...oye, no sé si te has enterado, ¡tengo novio!

Namjoon se le quedó mirando con indiferencia; en realidad, en lo único en lo que pensaba era en el cuerpo de Seokjin y en lo divertido que seria tirarselo toda la noche. Oh, joder. El calor empezaba a expandir por su cuerpo. Miró a la muchacha y se levantó de su asiento.

—¿Se nota cómo si me importase, hermanita? anda y cuentaselo a las zorritas de tus amigas.

—Es Jung Hoseok, el único hijo del dueño de la hostelería Jung, ¿lo conoces?

—No conozco estupideces.

—Hoseok es el hombre de mi vida, está decidido.

—Así dijiste de los quince anteriores —la muchacha abrió los labios, ofendida y rodó los ojos.

—Imbécil, ésto es real. Estoy muerta de amor, Namjoon.

—Eres despreciable —soltó, ignorándola y colándose en la cocina.

Cuando ingresó, se encontró con la mirada sorprendida de Seokjin, que lo observó con una sonrisa y continuó sacando algunas cosas de la nevera.

Namjoon miró hacia atrás con cuidado y luego se lanzó sobre el cuerpo del menor, haciéndolo retroceder de golpe hasta acorralarlo contra la pared. Los ojos de Seokjin se alertaron enseguida y la sonrisa de su rostro desapareció al tiempo que descendía la mirada y sentía que su corazón se detenía.

—¿Qué pasa...?

—Nada, precioso, no te asustes, te he dicho que no te voy a hacer daño.

La mano de Namjoon tocó su cabeza de nuevo, mientras el menor abría los ojos mucho más y sentía que los nervios lo atacaban con más fuerza al notar que alguien podría entrar y verlos. Sin embargo su garganta estaba entiesada al igual que sus pulmones. Namjoon se centró en sus labios. Quería besarlo, queria devorarlo ahora. Oprimió su dedos en un puño, sintiendo el cuerpo del menor temblar frente a sí.

—Solo quería ver lo hermoso que eres y repetirte que me gustas.

Seokjin sintió en ese momento su corazón disparar a mil kilómetros por hora y la vergüenza lo cubría de pies a cabeza. Su rostro se ruborizó en tal extremo que hasta sus brazos le ardían y no podía moverse. Sintió como la mano del otro se situó ahora sobre su barbilla y la elevó con fuerza, impidiendo que éste la descendiera de nuevo.

—Te doy doce horas para que me respondas y el tiempo comienza a contarse desde ahora, nene. No rompas mi corazón, ¿sí?

Namjoon sacó sus brazos de ambos costados de su cuerpo y con un gran esfuerzo de voluntad, salió por la cocina a pasos rápidos y le importo un carajo que su hermana le quedara mirando extrañada. Cerró la puerta de su habitación y se metió al baño mientras solo repetía dos cosas en su mente:

Qué estúpido eres, nene. Qué estúpido y qué jodidamente atractivo.

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