🥀 01 🥀
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—¡Vaya, bribón, de verdad te atreviste a aparecer!
Namjoon notó como todos los ojos se enfocaban en él. Su hermana y sus cuatro empleadas; todos los ojos lo miraban. Sonrió un momento como él lo sabía hacer, lanzando su mochila a una de sus empleadas, mientras se despojaba de su casaca de cuero negra, deslizándola por su cansado cuerpo de veintiún años para luego echar un vistazo a lo que tenía al frente. La casa estaba igual como la dejó hace tres semanas. Lo único que habia cambiado era la mesa del comedor, que estaba atiborrada de todos los platos habidos y por haber. Su sonrisa sinvergüenza se ensanchó, mirando ahora a la que era su hermana.
—¿Por qué no apareceria? ¿a caso no enviaron al chofer para que vaya por mi?
—No sé, pensé que te quedarías ahí, haciendo lo que te gusta...
Puta. ¿Haciendo lo que me gusta, dijo?, pensó Namjoon.
Bueno, quizá Hyejin tenía razón. Cada vez que llegaba de viaje, se iba a cualquier pub cercano y terminaba follando a media ciudad. Si, claro, era extraño que hoy no se encontrase "haciendo lo que le gusta".
—¿Por qué?, ¿alguna de tus amigas está disponible, hermanita?
—Imbécil.
—Si es que es así, solo avisa y pásame su dirección. No, no, mejor dile que vengan ellas para acá, pues el que les hará el favor sere yo.
—Cerdo, creo que quieres morir...
Namjoon reprimió una carcajada, lanzándole su abrigo en el rostro y caminando hacia la mesa vacía para sentarse y engullir todo lo que sea posible. Si hoy no había sexo, al menos había comida, ¿no? Tomó un plato frente a la incrédula mirada de su hermana y lo llenó de fideos, llevándoselos luego a la boca.
—Namjoon, qué bueno tenerte temprano, ¿cómo te fue en Boston?
La voz de su padre lo detuvo enseguida.
Los fideos tocaron su boca, pero ésta no los probó. Se levantó enseguida, fingiendo la mejor sonrisa que podía. Su madre también lo miraba con el rostro más serio que había visto en su vida, repleta de esas estupideces enormes alrededor de su muñeca, sus orejas y su cuello.
—Pensé que vendrían luego y tenía mucha hambre —hizo una reverencia mal hecha y se sentó de nuevo, echándole un ojo al espagueti—. No pasó nada interesante en Boston, la charla estuvo muy aburrida, pero hice lo mejor de mí, créanme.
Sí, exacto, él había hecho lo mejor de sí; se había reventado todas las botellas del hotel, había tocado todos los culos expuestos en la piscina, habia tenido sexo acuático, había llevado a su habitación a todas las que le fue posible y mientras asistía a la charla empresarial, había flirteado con señoras mayores que él. Namjoon había hecho lo mejor de sí, de eso no cabía duda. Observó como todo mundo se sentaba alrededor de la mesa.
—Qué bueno que estés interesándote más, sabes que es por tu bien, debes ya empezar a prepararte para hacerte cargo de la empresa —su madre habló de repente, elevando la mano hacia las uniformadas criadas—. Sírvenos el vino y ven llévate algunos platos, que están demás.
¿Hacerce cargo de la empresa? esa era la mayor bobada que había escuchado en su vida, pero no dijo nada y solo se llevó la comida a la boca, maldiciendo en su mente. En realidad, solo había accedido ir a Boston por dos razones. La primera era que podría ventilarse las neuronas y follar con extranjeras y la segunda, obviamente, era que si no lo hacía, su padre era capaz de amputarle ambos testículos y desheredarlo.
Así como lo escuchaban. Dos de las criadas se acercaron rápidamente, retirando uno que otro plato en silencio.
—Tráeme un vaso de jugo de naranja con tres cubitos de hielo —Hyejin se cruzó de piernas, sin prestar atención a la comida que se encontraba en su frente—.Pero rápido, porque me duele la garganta.
La anciana asintió de inmediato, moviéndose seguramente hacia la cocina.
—¿Y cómo estan los negocios por Boston, hay mucha aceptación?
Namjoon no movió su mirada de su plato, solo continuo absorviendo los fideos por sus labios de forma brusca y tomando algo de ensalada hacia su plato. Le valía mierda la aceptación que los negocios tengan en Boston, pero no podia escupirlo de esa manera.
—Claro, hay aceptación por todas partes...
—Lo sé, pero no sé si será bueno arriesgar mucho dinero ahí. Tendría que analizarlo mejor en la próxima reunión —su padre interrumpió, bebiendo un tanto de su copa—. Sí, definitivamente, tengo que empezar a esparcime y Boston es una buena idea...
Si, mierda, mientras a él no le falte dinero, su familia podia construir todas las putas empresas que quiera y restregarse en ellas también. Tenía ganas de salir de esa casa, subirse en su deportivo, largarse al pub más cercano y mandar todo este numerito barato de cena familiar muy al diablo. Pero tenía que tolerarlo; además, sus padres no tardarian en hacerse humo el día siguiente y volar en avión a algún otro país, dejándolo libre en casa. El solo sentir sentir la libertad de nuevo, le hizo exhalar de golpe, mientras vertía todo el vino en sus labios. Puto vino, no tenia ni una gota de alcohol, ¿de dónde coño lo habían sacado?
—Kim Namjoon, no bebas tan rápido.
El hombre enorme lo reprendió, ahora enviándole una mirada severa. Sin embargo, Namjoon solo atinó a jugar con la copa entre sus manos, logrando divisar su propio reflejo en el cristal: su camiseta blanca, sus vaqueros negros y su cabello desordenado por el viaje.
Menuda mierda estaba hecho, aunque seguramente a muchas la pondría calientes al verlo de esa manera.
—¿A qué hora piensa traerme el jugo? ¿no lo va a traer nunca?
El mujeriego muchacho colocó los ojos en blanco, volviendo su cabeza hacia la cocina. Sus ojos negros se movieron desinteresados y estuvieron al borde de regresar a su plato cuando algo en la cocina capto rápidamente su atención, lograndolo hacer que relamiera los labios. ¿Estaba viendo bien? ¿ese maldito culo que tenia frente a sus ojos le pertenecía a alguien en su casa? Sus labios se humedecieron con su lengua nuevamente, mientras no queria perderse ningun movimiento de ese bien proporcionado trasero.
Vaya, vaya, ¿había alguna invitada no presentada en la casa o su visión se habia vuelto pornografica y estaba alucinando culos perfectos? No, definitivamente era real. Su oscura y lasciva mirada descendió hasta sus piernas, maldiciendo a quien quiera que sea esa mujer por estar usando un pantalon negro hasta los pies. Se mordió el labio con inquietud, enviando a la mierda las escaleras, pues se interponian en su visión, evitándole ver de la cintura hacia arriba. Pero bueno, al menos, le daba acceso a la mejor parte, ¿verdad?, se imaginó colocando sus manos sobre ese trasero, aunque su imaginación se fue al bote cuando observa como "la dueña del buen culo" se acercaba hacia ellos repentinamente.
Oh mierda, la diversión habia realmente llegado cuando menos lo esperaba.
Escuchó el sonido de vasos tintinando al sentirla aproximandose. Una sonrisa algo fiera se formó en sus labios. De seguro, era alguna otra empleada que había sido recientemente contratada y añadida al personal, pero su ética de "una buena follada de una una noche" no hacia discriminación alguna, asi que tener sexo con el personal de servicio, también estaba aceptado. Sobre todo si el personal de servicio tenia ese culo. Deslizó la copa de vino entre sus manos, mientras escuchaba que el resto mantenía una conversación sobre algo que no era de su interés.
Y finalmente, la del buen trasero apareció frente ellos, acabando con todas sus malditas expectativas de golpe.
—Aquí está su jugo... señorita Kim... disculpe la demora, disculpe la interrupción.
¿¡Qué carajos!?
Las facciones de Namjoon cambiaron radicalmente, mientras sus ojos no dejaban de observar lo que tenia en frente, intentando asimilarlo. Su dueña del buen trasero habia resultado ser un muchacho de complexion delgada, que ahora se encontraba frente a él con la mirada descendida y el cuerpo encogido. Como instintivamente, observó su nariz diminuta, sus ojos pequeños, sus labios carnosos, sus claviculas resaltando sobre su piel, sus mejillas enrojecidas; su cuerpo menudo y femenino. Su cabello le caía sobre la frente y Namjoon siguió con la mirada el recorrido de su fisico, fijándose en su camiseta grisácea suelta y sus pantalones negros largos. Sintió como la respiración se aceleró de nuevo cuando sus ojos se centraron en su trasero perfectamente proporcionado y su cintura delgada y atractiva.
Vaya, vaya, ¿qué clase de persona era ésta?
Se relamió los labios, sin quitarle la mirada de encima, aunque el muchacho solo miraba al suelo y hacer otra reverencia. ¡Qué buen culo, santo cielo!
—Este niño me tiene cansada, ¿de verdad tenias que contratarlo, madre?
—Me dió lástima, eso es todo. Mientras cumpla con su trabajo de forma indicada, no veo mucho el problema con mantener a ese muchacho acá y asunto terminado.
Namjoon volvió su mirada hacia la niñata consentida, obligándose a abandonar a sus interesantes pensamientos para tomarle un poco de atención a la conversación.
El rostro de Namjoon se encontraba pensativo, mientras se recostaba sobre la mesa, mordiéndose el labio con impaciencia. La estúpida reunión familiar se acabó enseguida y sus padres se movieron hacia su habitación, mientras Hyejin se desviaba hacia el patio con celular en mano.
Namjoon se lanzó sobre el sofá más cercano, observando como las empleadas acudian a recoger los platos y se marchaban del mismo modo. Enarcó una ceja, echándole una rápida mirada a la cocina, al mismo tiempo que sacaba su Iphone X y se dedicaba a darle una mirada a los 45 mensajes recientes. Se mordió el labio, recostándose completamente sobre la comodidad del sillón negro encuerado.
De: Sana
Fecha: 30/04/21
Namjoonie, avisame cuando estes en Seul, ¿vale?, quiero verte, tú sabes, lo del viernes pasado fue fenomenal y quisiera que se vuelva a repetir. Besos húmedos, Sana.
Soltó una estridente carcajada, mientras sus dientes dejaban descansar a su labio y ahora se cernian sobre su pulgar. ¿Acaso esas chicas eran insaciables o estaban tan necesitadas que eran capaz de suplicarle por mensaje de texto para que les abra las piernas?
El resto de mensajes era similar y una minoria, venia del grupo de putos que tenía como amigos o al menos, personas cercanas.
Elevó la mirada nuevamente hacia la cocina y percibió como las tres criadas sonreían y se movían también hacia su respectiva habitación a pasos lentos. Una sonrisa se formó en los seductores labios de Namjoon cuando se levantó de golpe del sillón y caminó firmemente hacia la cocina de su propia casa. Las luces aún se mantenian encendidas y el agua goteaba sonando incluso, a unos diez pasos lejos de él; el menudo muchacho estaba de espaldas, con su cabeza inclinada, sus manos sobre unos cuantos vasos y platos y el agua del lavadero salpicandole el rostro.
—Hola, nena. ¿Cómo van esos platos, se te estan haciendo dificiles?
Su insinuante voz resonó en toda la habitación, mientras el menudo muchacho se sobresaltaba enseguida y se volvia sobre sus talones, soltando la espumosa esponja sobre unos cuantos platos. Su mirada pareció toparse con la suya durante un breve segundo, pero el menor descendió fugazmente la mirada y una inocente y diminuta sonrisa se formó en su rostro, al tiempo que hacia una reverencia y se mantenia sin moverse.
—Buenas noches... joven Kim, mi nombre es Choi Seokjin, estoy para servirle.
Sus palabras fueron dichas en un susurro casi inaudible y Namjoon solo atinó a morderse el labio, aún sonriendole con esas sonrisas que eran capaces de incendiar una furgoneta entera. Pero el muchacho no lo miraba, sino miraba fijamente el suelo.
—¿Para servirme, dices? —Namjoon soltó una risa. Caminando hacia un extremo paraservirse un vaso de agua helada y beberlo poco a poco, sin quitarle la mirada de encima.— ¿Y luego de lavar, te vas a dormir, nena?
El muchacho descendió la cabeza aún más, volviéndose hacia el fregadero al escuchar que el agua continuaba cayendo, su inocente mente parecia no procesar el sobrenombre, aunque los ojos de Kim estaban muy lejos de su rostro.
—Si... cuando termine con los platos iré a descansar, si es que el joven y los señores me lo permiten.
Namjoon el vaso de agua sobre la mesa circular, observando como el muchacho continuaba su labor con la esponja verde, nuevamente de espaldas hacia él. Se relamió el labio inferior y se movió velozmente hacia donde el se encontraba rodeándolo de la cintura de golpe y colocando sus labios en su oído.
—Porque a mí se me ha ocurrido una cosa que podemos hacer —susurró, mientras el muchacho daba un brinco del susto y la sorpresa, entiesándose luego y temblando impetuosamente, como reteniendo un grito— ¿Tú qué dices, nene?, ¿no te animas a acompañarme a mi habitación?
El menudo muchacho tembló mucho más, mientras intentaba liberarse del agarre con mucha ingenua desesperación, aunque le fue imposible porque Namjoon lo avento hacia la pared mas próxima, arrinconándolo detras de la nevera con una sonrisa algo insinuante.
Aunque la sonrisa desapareció de su rostro cuando observó al muchacho, que estaba completamente ruborizado, con la cabeza agachada y los nervios de punta, el rostro dominado por el terror y el cabello tapándole los ojos, haciendo inválidos esfuerzos por librarse de los impetuosos brazos de Kim, quien solo se dignó a colocar sus manos a ambos lados de su cabeza, apresándolo mucho más.
—¿Qu-Qué hace... su-suélteme... suélteme, por favor... —susurró con un hilo de voz, mientras una serie de temblores lo invadía y oprimía los ojos lo más que podía.
—Vamos, no te hagas de rogar, ¿qué carajos te pasa?
Los ojos de Namjoon intentaron buscar sus labios carnosos, pero no lo logró, pues este muchacho continuaba en su desesperado intento por salir, cada vez temblando con más potencia.
Finalmente, observó sus ojos y el aspecto del rostro del seductivo cambió enseguida cuando moto que éstos estaban hundidos por las lágrimas, que salian y salían, a pesar de que los mantuviera dolorosamente cerrados. Estuvo al borde de decir algo, pero fue detenido por unos pasos aproximándose.
—¡Namjoon! ¿dónde te has metido, idiota?
Reconoció la voz de su maldita hermana enseguida, así que soltó rápidamente al muchacho y le observó salir corriendo con las manos sobre el rostro, ahogando sollozos. Kim maldijo entre dientes, saliendo a la sala y encontrando a Hyejin recostada sobre la barandilla de las escaleras.
—Ah, aqui estabas, ¿tienes el número de la rubia que es capitana del equipo de voley?
—Me largo a dormir —indicó con un tono que no daba opción a respuesta, subiendo las escaleras con rabia y lanzándose de espaldas hacia su cama.
¿Qué mierda habia sucedido? ¿había sido rechazado? ¿él, el deseado Kim Namjoon, habia sido rechazado por su propio criado? ¡era putamente increible! Habia perdido su "polvo de una noche" y ahora tendría que dormir sin haber fallado bien en el día.
¿De verdad le había rechazado y se habia echado a llorar?, exhaló con una sonrisa, ¡a la mierda con todo!
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Cual quier error me avisan.
Ésta historia le pertenece Cristluna de Amor Yaoi.
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