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Jimin dormía en la comodidad de su cama con su castaño mejor amigo, su hermano y su cuñado hacían lo mismo en la habitación del mayor. Yoongi y Jungkook dormían sobre un colchón en la habitación del menor de los Park. Hoseok y Ji hyo se encontraban en el sofá-cama del living.

Habían cenado, hablado, jugado y bebido de todo. A tal punto de quedar exhaustos y, algunos, un poco borrachos.

Seokjin no había permitido a Yoongi salir de la casa, si bien no había consumido mucho alcohol el mayor no quería que manejase de igual forma. Si en el camino a casa de los dos menores (Taehyung y Jungkook) les pasaba algo, nunca se lo perdonaría.

Yoongi aún seguía en celo, lo cual era un poco peligroso para el lindo trasero del pelirrosa y su inocencia. Ji hyo le había prestado neutralizador y un supresor, pero si se quedaba más tiempo en la casa tendría que hablar con el mayor de los Park y decir lo que ocurría.

—Seokkie, me duele la cabeza amorcito—le susurró el alfa a su pareja mientras dejaba algunas caricias sobre su abultado abdomen—. Sé que estás despierto hyung, no me ignores.

El omega no pudo evitar sonreír, y aún con los ojos cerrados acaricio el cabello del menor, quien en busca de más mimos se acerco cuanto más pudo al chico.

—En el baño hay ibuprofeno, pero no me preguntes donde por que no tengo ni la más mínima idea.

Seokjin gruñó bajito cuando el alfa abandonó la cama, éste último soltó una risita divertida y se metió al baño a buscar las pastillas. Sentía que la cabeza se le partía del dolor, necesitaba encontrar rápido el medicamento.

Cuando halló el blíster, sacó una pastilla y con ayuda de agua que puso en un vaso la tomó.

—No puede ser—murmuró al ver unos papeles cuando estaba regresado el medicamento a su lugar.

Namjoon nunca fue chusma, pero es que la curiosidad por saber más lo carcomía por dentro. Jin nunca le había contado nada, cada vez que le preguntaba evadía el tema

—¿Seokjin, amor, podrías... podrías venir un momento?

—¿Está todo bien, Nam?—preguntó. El alfa sintió la preocupación a través del lazo.

—Si Jinnie. Solo quiero que vengas un momento a ver algo conmigo.

—Danos unos minutos y vamos, Joon.

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Ellos dos desayunaron tarde, casi a las doce del mediodía, mientras que el resto almorzaba. Nadie hablaba ni reía, a excepción del tierno pelirosa que trataba de sacar conversación. Ninguno entendía el por qué, pero estaban decaídos y no solo era por la resaca.

—Yo..., ya no tengo hambre, perdón—Jimin cabizbajo se retiro del comedor, se sentía impotente al no saber que les pasaba al resto.

Jungkook estudió con la mirada a cada uno, y se quedó en el mayor. Lo notaba raro, muy raro para su gusto.

—Jin hyung, ¿pasó algo?—el nombrado negó con la cabeza.

—No pasó nada, chicos—trató de sonreír—. Todos estamos cansados, y creo que lo mejor es que regresen a sus casas y descansen.

—No se lo tomen como que los está echando—Namjoon dijo mientras se limpiaba la boca con una servilleta—, es solo... eso.

Terminaron de comer (y desayunar) un poco más animados que al principio, y con menos gente en la sala. Sin que nadie se diera cuenta, alguien más se había escabullido de la mesa.

Los que quedaban, recogieron y limpiaron todo. Cuando uno por uno comenzó a saludar para irse, Ji Hyo se dió cuenta de quién faltaba.

—Seokjin-ah, ¿y Yoongi dónde está?—preguntó adrede y cerró la puerta tras de sí. El chico pensó unos segundos, y recordó.

Jimin.

Celo.

Yoongi.

—¡Min Yoongi!—gritó lo más fuerte y alto que pudo, con intenciones de subir las escaleras.

Intenciones que fueron interrumpidas por un alfa de piel morena y ojos color canela.

—Ni se te ocurra subir, amor—negaba con la cabeza, haciendo soniditos de negación con la boca—. Nosotros vamos a ver una película y que ellos hagan lo que tengan que hacer, déjalos tener su espacio.

—Pero Jiminie—un pequeño beso le interrumpió—, es mi bebé y...

—Y nada, Seokjin. Tu ya hablaste con tu hermano, además Yoongi hyung lo va a cuidar, y lo sabes.

El mayor rodó los ojos y sonrió, se abrazó más al alfa para poder sentir mejor su exquisito aroma.

Vodka, limón y vainilla.

—Bien, tu ganas.

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Si le dieran a elegir entre ver películas y follar—más ahora que estaba en celo—, él sin dudar escogería la segunda opción.

Pero como Jimin se sentía un poco triste, se hacía lo que el mandaba sin discutir.

Y si el quería ver Los pitufos: la aldea perdida, se veía eso.

—¿Podrías decirme por qué permití que pusieras esa película, Jiminie?—bromeó jugando con el cabello naranja del omega que se encontraba sentado entre sus piernas, mirando atentamente la televisión. La melodiosa risita de Jimin se dejó oír a la vez que el menor recargaba su espalda en el pecho del alfa—. No siento tu olor, ¿por qué?

Obvio que el por qué lo tenía claro, pero quería saber si Jimin estaba enterado de lo que le habían dado. Por qué conociendo a Seokjin, Jungkook y Hoseok, podía esperarse cualquier cosa.

—Los chicos me dieron unas pastillas, y por lo que me explicaron tu también tomaste algo de eso.

Yoongi besó los cabellos naranjas de su menor, luego su mejilla derecha y por último su dulce boca.

La conversación quedó hasta ahí. Cuando Jimin sintió la respiración calmada del mayor, supo que se había quedado dormido.

Y luego soy yo el que se duerme primero.

El omega terminó de ver la película, era una de sus favoritas. Una de muchas, por qué no podía escoger entre tantas. Al terminar esa película, Jimin estaba aburrido.

—Yoongi hyung—murmuró lo más bajito que pudo mientras se daba vuelta y se sentaba sobre el regazo del alfa—. Yoon, despierta, porfis~

El nombrado se movió incómodo, aún dormido, y lo que  Jimin sintió moverse inocentemente debajo de su trasero le provocó calor en todo el cuerpo.

—Yo-Yoonie~

Y ahora por más que ambos tuvieran supresores, sus aromas se desprendían de igual manera. Yoongi abrió los ojos, encontrándose con su inocente omega restregando su trasero en sus partes.

—Jim-Jiminie, ¿pue...des de-dejar de mov-moverte?—preguntó, sintiendo calor en su abdomen bajo, a lo que el omega respondió negando con la cabeza.

Yoongi lo miró a los ojos, y encontró ahí el causante de todo. No eran los ojitos que él adoraba ver, estos eran más oscuros.

Ese no era Jimin, si no el lobo de este.

—Tu n-no eres mi bebé. Quie-quiero a mi Ji-Jimin.

—¿Segu-seguro?—sonrió de lado, una de sus manos bajaron hasta la entrepierna del alfa y acariciaron la zona, provocando que de la boca del pálido saliera un timido pero audible jadeo.e

Yoongi negó y tiró la cabeza hacia atras—. Ca-Ca-cambié de opi-opinion omega.

Y una sonrisa maliciosa se formó en los gorditos labios del menor.

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—La casa apesta a Yoongi hyung y Jiminie—arrugó tiernamente la nariz el alfa, el mayor soltó una pequeña risita.

—Es tu culpa—¿cómo?

—¿Y mía por qué?

—Si me hubieras dejado subir yo—su alfa no le dejó terminar de hablar.

—Si te hubiera dejado subir talvez verías como Yoongi se la—ahora fue el omega quien interrumpió al chico.

—¡No lo digas!. Asqueroso—rodó los ojos haciendo reír a su novio—. Tengo hambre, Joon.

Namjoon lo miró con una ceja alzada, aguantando la risa.

—Tu siempre tienes hambre, amor.

El embarazo y su gran apetito no tenían nada que ver, por qué Seokjin desde que era niño tenía hambre todo el día. Así que no, no podían echarle la culpa a su hermoso cachorrito o cachorrita.

—Y tu siempre quieres coger, amor. Yo no te juzgo a ti, y tú no me juzgas a mi.

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¡Hola! ¿Como estan?

Les di namjin, Yoonmin, insinué que Jihyo y Hope compartieron cama... ¿que más pueden pedir?

Pregunta del día:
¿De que creen que eran los papeles que encuentra Namjoon en el baño de Jin?

¡Lxs amo!💜