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Cuando alguien te invita a ir a algún lugar, y dice que va a pasar por tí a una hora determinada, se supone que debe cumplir con su palabra, ¿no?. Debería ser así, pero hay veces en que ocurre lo contrario.

El pequeño Jimin esperó al pelimenta hasta el punto quedarse completamente dormido en el sofá. Cuando fue visto por su hermano, éste lo único que pudo hacer fue sacarle las zapatillas, acostarlo bien, taparlo con una colcha y enfadarse con YoonGi. Había intentado llamar al alfa, pero nunca contestó. Bien por él ya que de lo contrario Seokjin iba a mandarlo bien a la mierda por no haber cumplido con su palabra.

—Jiminie hyung—Taehyung estaba arrodillado junto al sofá con una sonrisa, a su lado se encontraban Jungkook, Hoseok y JiHye. El ahora peli-naranja se removió al sentir que alguien le hacía cosquillas y poco a poco fue abriendo sus ojitos.

—¿Ah?—el pobre chico no entendía nada puesto que aún estaba medio dormido, ver a sus amigos sonriéndole con tanta felicidad era algo raro.

Taehyung acarició su rosado cabello y disimuladamente bajó hasta sus orejas y comenzó a tirarlas suavemente a la vez que iba contando del uno hasta el dieciocho. Cuando llegó el turno de éste último número, ambas orejitas del omega dolieron más ya que el castaño había tirado con un poco más de fuerza.

—¡Feliz cumpleaños Jiminie!—chillaron los cuatro al unísono. Su mejor amigo se lanzó sobre él. Taehyung era un tanto pesado y estaba aplastado al pobre chico.

—Jimin no es una cucaracha para que lo aplastes así cariño—carcajeó la alfa, llamando la atención del nombrado. Taehyung volvió a su lugar y Jimin se sentó con las piernas cruzadas.

—¿Tú no te ibas ayer noona?—preguntó confundido, pero luego sonrió al ver que ella tal vez también se quedaría hasta la hora de la cena con ellos.

La chica sonrió.

—Si, pero Yoonie me llam-...

—¡No quiero oír ese nombre en mi casa!—una voz proveniente de la cocina retumbó en la casa y a los pocos segundos apareció Seokjin, con un delantal y guantes de cocina puestos—. Es un idiota.

Jungkook y Hoseok, los dos omegas menores, y Taehyung, se miraron entre sí sin comprender de lo que hablaba el mayor. Ji hyo quiso hablar, pero Seokjin no se lo permitió.

» —Según Jihyo él iba a pasar por Minnie para ir a algún lado, yo lo había dejado ir, pero el muy idiota nunca llegó—explicó con molestia y hasta odio tal vez—. Por eso Jimin estaba dormido ahí, y no en su cama.

Tanto Taehyung como Hoseok y Jungkook miraron al menor de los Park con pena. El peli-rosa lloraba silenciosamente, no le gustaba que dijeran eso de su hyung favorito, así como tampoco le gustaba que lo hubiera dejado plantado. Se colocó las zapatillas y se levantó, caminó hasta la puerta y miró a su hermano mayor.

—Voy a caminar un rato, regreso a la hora del almuerzo—no esperó que alguien respondiera y salió decidido. Total ya era oficialmente mayor de edad, podía salir solo si se le venía en ganas.

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¿Cuanto tiempo llevaba caminando? El omega no tenía ni la más mínima idea, su celular lo llevaba en el bolsillo pero no tenía ganas de sacarlo y fijarse, pero lo que sí sabía es que había llegado a un lugar que conocía muy bien.

Tal vez habían sido sus piernas, su subconsciente o el instinto de su lobo el que lo había guiado hasta adentro de un edificio. Los de recepción no le había dicho nada puesto que ya lo habían visto ingresar con uno de los inquilinos y éste había dejado dicho que él podía ingresar sin que le avisaran.

El peli-rosa reaccionó cuando vió el número de una de las habitaciones, el 118, es decir, la última habitación de todo el edificio.

—¿Que hago aquí?—se preguntó en un susurro a si mismo mientras se acercaba a la puerta. Él no quería hacerlo, pero sus piernas actuaban por si solas.

—Oh, hola cariño—sonrió una beta—. No es conveniente que vallas a la habitación de Yoongi, él está en celo y podría hacerte daño.

—¿Qué? No lo creo, Yoonie nunca me haría daño—negó con la cabeza, sus manitos se volvieron dos puños a cada lado de su cuerpo.

Estaba molesto, todos creían que el pelimenta podía hacerle daño ¡Y joder que estaba harto ya! No quería volver a oír eso nunca más, por que le hacía mal. El quería al chico, y mucho, y que todos dijeran ese tipo de cosas enserio que le molestaba

» —Si me disculpa, voy a ver a Yoongi hyung.

La mujer sonrió mientras que el menor se acercaba a la puerta y la habría. Le habían hablado del pequeño, y le sorprendía lo tanto que defendía al pelimenta.

Pero sabiendo que desde antes de nacer el destino los había unido era normal.

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¿Estaba arrepentido?. En demasía.

¿Estaba nervioso?. Bastante.

¿Tenía miedo?. Más que cuando un ratón cruzaba delante suyo.

¿Le quedaban uñas?. Se las había mordido a todas ya.

¿Quería ir a buscarlo?. Si, pero había dos alfas y un bebé aún no nacido que no se lo permitían.

—Jin hyung, por lo que más quie-...

—¡A mi hermano quiero!—lo interrumpió con sarcasmo—. ¿No entiendes eso aún Jungkook?

El nombrado rodó los ojos y fue a la cocina, ya no aguantaba al chico, se había puesto así en cuanto Taehyung y Ji hyo le informaron por qué no había señales del pelimenta.

—Seokjin hyung, yo entiendo que te altere el hecho de que minnie haya salido solo y que no sepamos donde se ha metido—cerró los ojos con fuerza y luego se volteó—. Pero eso no te da derecho a tratarnos así, como si nosotros tuviéramos la culpa y fuéramos los malos de la historia. Por que en todo caso, ese serias tú.

—¿Qué?.

—Jimin nunca lo dijo, o tal vez alguna vez lo ha dicho y no lo recuerdo—suspiró—. Pero odia que entre nosotros nos peleemos o que digamos cosas malas de alguien que en el momento no está con nosotros. También, a él no le gusta que le digan que una persona es mala y puede lastimarlo, por que la persona que le dice tal cosa para él es más malo que el "acusado".

—Y-yo, n-no... no s-se que decir—murmuró cabizbajo el peli-rubio, lo que decía Taehyung era cierto. La chica lo abrazó por los hombros

—Ahora nada, pero cuando Jiminie regrese tendrás que disculparte con él—sonrió y miró al chico—. ¿P-puedo tocar?—preguntó refiriéndose a su pancita—. Mi madre nunca me lo permitió, ni siquiera a mi otra madre se lo permitía.

—Clar-...

—¿Estás en estado, hyung?—Hoseok parecía sorprendido, mientras que Taehyung solo sonreía. Seokjin se sonrojó y asintió con la cabeza—. Entonces... ¿puedo tocar yo también?

—Ven Hope, acércate—le sonrió, el chico hizo lo pedido por el mayor—, dame tu mano—sonrió, Hoseok se la dió y Seokjin la puso sobre su vientre. La mano de Ji hyo aún se encontraba allí, por ende la mano del omega rozó la de la chica. Éstos dos últimos se miraron y a los segundos sacaron ambas manos con rapidez—. Bueno, ¿alguien me quiere ayudar a cocinar?

Hoseok y Ji hyo, se levantaron de un salto con una sonrisa y caminaron en dirección a la cocina. Seokjin se levantó tomándose su tiempo y fue tras ellos.

—¡Pst! ¡Taehyung!—entró por la puerta que separaba la cocina comedor del living y caminó hasta estar frente al menor.

—¿Qué ocurre noona?—contestó sin dejar de ver su celular, se encontraba en Twitter votando por su artista favorita para unas premiaciones.

—Alerta roja.

—¿Te orinaste encima?—la miró con diverción y ella negó con la cabeza.

—¡No idiota!—rió con un poco de asco—. Jimin está con Yoongi.

—¡Atención todo el mundo, voy a ser tío por segunda vez!

—¡Cierra la boca pedazo de tarado! Ellos no deben saberlo, principalmente Jin hyung, de lo contrario querrán ir a buscarlo

—¿Y acaso tu no quieres?

—¿Tú lo quieres?

—Yo quiero otro sobrino—bromeó y se encogió de hombros. Él siguió observando su teléfono y la chica sonrió.

—Yo quiero que ambos sean... ¿felices, tal vez?—se sentó junto al castaño—. Jimin no lo sabe, pero su omega necesita de su alfa, él aún no lo entiende pero su lobo sí y él tomará el control de sus sentidos. Además que estoy segura de que Yoongi no hará nada sin su consentimiento por más de estar siendo dominado en parte por su lobo.

Taehyung asintió con la cabeza, puesto que entendía el punto de vista de la chica y coincidía en todo con ella. Él también quería lo mejor para ambos, y sabía que Yoongi no sería capaz de hacer algo que Jimin no quisiera o no le gustara.

—Dicen por ahí que cuando uno ama de verdad no lastima, noona.

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