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Steve giro con brusquedad el cuerpo de Tony.
El billonario lo miró desafiante, no le temía a nada a pesar de que los orbes azules de Steve lo miraban como si estuviera acusándolo de algo.
El mordió su labio mostrando inocencia pero en realidad solo estaba conteniendo las ganas que tenía por lanzarse a los brazos de su flamante esposo y que hiciera con su cuerpo todo lo que quisiera.
—¿Tuviste algo con ese hijo de puta?—soltó aquella pregunta que tenía atorada en su garganta desde el día que vio a aquel hombre en su oficina.
A la mierda el lenguaje y su cordura en esos momentos. Los celos ardientes se habían apoderado de su interior quemando todo a su paso.
Tony era de él y solo de él.
¡Por Odín! Se había torturado tanto pensando en cuantas veces y en qué lugar había tomado a su hombre.
Si Tony le afirmaba aquello iba a ser capaz de matarlo.
El castaño no parecía ceder, simplemente se atrevió a jugar con la poca paciencia que Steve tenía en ese momento acariciando con uno de sus dedos el pecho del Capitán.
—Mmm...—seguía mordiéndose los labios mientras bajaba su mano hacía la erección de Steve—. No lo sé—se encogió de hombros apenas acariciando el pene por sobre la tela, al mismo tiempo que levantaba su vista y la posaba con la del rubio.
—¡Necesito una maldita respuesta Stark!
—Tal vez solo...—trago saliva, nervioso.
Apenas soltó aquellas palabras sin siquiera terminarlas, Steve estampó su mano contra la mejilla del más bajo haciendo que este se tambaleara un poco.
Tony levantó su vista tocando su mejilla y saboreo con su lengua el hilo de sangre que salía de su labio. Sonrió con cinismo.
Ese no era el Steve Rogers tan romántico, amable y lleno de justicia con el que se había casado y había tenido un hijo, no obstante le encantaba.
Había olvidado su moral esa noche y había traído a su fiesta a un Steve rudo y malo. Esa idea le excitaba de una manera inconmensurable.
—¿Y qué? ¿Sólo me golpearas?—Tony seguía sonriendo— ¿Acaso no me follaras para reclamarme? ¿Es que ni eso puedes hacer?
Steve se tomó con frustración el pelo.
El castaño se plantó frente a él, aun con aquella brillante sonrisa descarada y el hilo rojo de sangre brotando de sus labios.
Steve lo tomo bruscamente de la nuca viéndolo directo a esos orbes castaños traviesos que lo seguían mirando desafiantes esperando un movimiento de él.
—¿Ah sí? ¿Tony Stark suplicando por qué lo follen?—Steve choco su fresco aliento contra los labios de Tony haciendo que la piel canela se erizara—. No va a ser tan fácil. Tendrás que suplicar para ganártelo. Pero antes... es justo que recibas un castigo, ¿no lo crees?
Tony relamió sus labios viendo los del Capitán, ese sabor dulce que tanto amaba estaba tan cerca y lejos de él. Trato de sujetarse de la nuca del mayor para probar sus rosados labios pero Steve se apartó viéndolo con seriedad.
—Aquí las reglas las pongo yo—ordenó cuál Capitán, con voz fría—. Vas a rogarme hasta por un beso, Tony.
El genio lo miró nervioso por la actitud dominante de su esposo.
—¿Steve...—trago saliva.
Estaba tan excitado. Esa faceta de Steve siendo el Capitán, dando órdenes con el ceño fruncido, voz gélida, siendo autoritario lo ponía siempre tan malditamente duro y mojado.
Cuantas veces no tuvo que ir al baño a saciarse mientras escuchaba a su marido dar órdenes sabiendo que él no lo tocaría. Y ahora lo tenía ahí, para él pero, por alguna extraña razón, se sentía intimidado, débil.
Era una faceta conocida de Steve, sí, pero con su escuadrón, con él equipo, ¿pero con él? ¿Qué tan duro iba a ser? ¿Hasta dónde sería capaz de llegar?
Estaba nervioso, demasiado nervioso.
—Desvístete—dijo alejándose de Tony, caminado hasta el sillón de cuero negro que estaba en la habitación.
Sin quitar la mirada de los orbes desconcertados del multimillonario, se sentó con sus piernas abiertas, dejando descansar ambos brazos en los laterales del sillón.
—Steve y-
—Friday, ¿podrías poner un poco de música? Por favor—el Capitán pidió a la IA de Stark.
—Enseguida Capitán.
La música comenzó con lentitud y Steve hizo un gesto con su cabeza indicándole a Stark que siguiera con la tarea ordenada.
Tony mordió su labio pero no objeto. Comenzó balanceando sus caderas sensualmente, de un lado a otro. Desató su corbata con lentitud y camino hacia el Capitán atrapándolo con ella.
El rubio mantenía su rostro serio, escondiendo cuan excitado se encontraba, ocultando las ganas que tenía por tomar de una vez a ese hombre que lo provocaba cada vez que podía.
Tony se alejó desabrochando su camisa, botón por botón, sin dejar de balancear sus anchas caderas porque, desde que había dado a luz a Peter su cuerpo solamente se había vuelto más sensual y apetitoso.
Aventó la camisa a un lugar de la habitación y con su mano recorrió su pecho, dándole un poco de atención a sus pezones.
Steve bajo su mano hasta su entrepierna y sobo por sobre ella su dura polla que reclamaba su salida para buscar alivio. Toco discretamente aun viendo a Tony bailar con sensualidad.
—¿Podrías ayudarme con el pantalón, Capitán?
Las orbes obscuras de Tony detonaban lujuria y excitación, realmente todo ahí lo gritaba.
Steve lo pensó para después hacerle una seña con su dedo para que se acercara.
Coloco sus manos en la hebilla del cinturón y lo desabrochó con lentitud, dándole un que otro rose totalmente con intención a la entrepierna del castaño, arrancando suspiros apenas audibles.
Bajó lentamente los pantalones del genio y se quedó atónito al ver que su marido portaba una tanga de encaje negro abrazando sus caderas, atrapando el pene de Tony entre la tela que dejaba mucho a la vista.
Se le corto la respiración por un momento, levantando la cabeza para buscar el rostro de Tony quién lo miraba con una sonrisa socarrona.
—¿Creíste que solo tú traerías sorpresas mi amor?—le sobo el cabello a Steve.
El solado lo tomo fuertemente de las manos jalándolo hasta su regazo, lo dejo boca abajo, quedando cautivado con lo sumiso que Antonhy se miraba en ese momento.
Sobo uno de los redondos y respingados glúteos de su marido y Tony gimió bajo por lo bien que se sentían las grandes manos de Steve en su trasero. La erección del rubio en su vientre tampoco ayudaba mucho.
Una de las grandes manos golpeó su trasero y él gimió alto. La sensación del golpe, caliente y fuerte lo hizo estremecerse.
10 golpes. 5 en cada mejilla.
Sus glúteos estaban rojos, pintados con la mano del Capitán.
—Mereces ser castigado Tony—la voz ronca de Steve lo estaba volviendo loco. Lo endurecía cada vez más—. Estamos casados, tenemos un precioso hijo y tú... tú coqueteas con todos los que pasan por enfrente de ti.
—Tal vez porque se ve que ellos si me desean, ellos me ven atractivo, ellos quieren follarme cosa que mi marido parece hacer por obligación.
Steve se enfureció. Tomo bruscamente las muñecas de Tony y lo hizo arrodillarse frente a él.
—¿Crees que no te deseo?—sus ojos rojos parecían estar inyectados con sangre, estaba furioso— Mírame, ¡Mierda!—tomo el mentón de Tony con fuerza para hacer que lo viera. Le importo muy poco el lenguaje, ya su comportamiento le estaba dando igual en ese momento— ¿Sientes esto?—acercó la boca de Tony hasta su entrepierna— ¿Lo ves? ¡Tú lo has provocado! ¡Te deseo, mierda, lo hago!
Tony no tenía duda alguna de que su marido lo amaba y lo deseaba, sin embargo, a veces parecía todo lo contrario.
Él quería que Steve Rogers le dejara bien en claro que era suyo y que nadie podía comparársele.
El Capitán desabrocho su cinturón, dándole a entender a Tony que hiciera el resto, a lo que el castaño con manos temblorosas fue desabrochando el cierre y abriendo el botón de la apretada tela que vestía su marido.
Quito el pantalón al mismo tiempo que bajaba el apretado bóxer negro dejando frente a él, el gran ancho y largo miembro que portaba el Capitán. Estaba erecto y rosado, apenas adornado por unos cuantos vellos en la base junto a su vientre.
Gimió inconscientemente. Quería sentirlo dentro en ese instante. Quería que lo montara y quería montarlo.
Su respiración se agitó y quiso tocarlo, su boca se moría de ganas por probar ese pedazo de carne, pero el rubio negó.
Steve por su parte desabrocho su camisa, dejando ver su trabajo pecho y abdominales. El castaño pudo ver las placas que colgaban del cuello del rubio, aquellas que mantenían el nombre de Peter y él como símbolo que en cada misión los llevaba consigo.
Tony se mantuvo arrodillado sin decir nada, cual fiel esclavo esperando órdenes.
El soldado camino hacia el estante de los juguetes sexuales y tomo un vibrador entre sus manos.
Volvió hasta quedar frente al castaño y lo obligo a levantarse.
Coloco sus manos al borde de la tanga y la rasgo abriéndola, dejando expuesta la erección del moreno al mismo tiempo que le arrancaba un suspiro junto a un gemido de la boca del castaño por haberla tomado entre su gran mano solo por un momento.
El castaño se sentía caliente, ardiendo.
Steve se sentó en el sofá, obligando que Tony gateara hasta quedar frente a su entrepierna.
No necesito decir palabra alguna más que lanzarle aquella lujuriosa mirada al ingeniero para que este entendiera lo que el rubio quería de él.
Tony tomo el pene del Capitán entre sus manos, estaba duro y se sentía caliente. Steve gimió ante el tacto de las manos de su esposo en su polla.
El castaño la acerco a sus labios y repaso el glande como si fuera un labial, embarrándose en ellos el pre-semen que salía de la punta. Comenzó con pequeños besos en la cabeza de la erección, bajando sus labios por el resto del falo hasta la base.
Subió pasando su lengua por el tronco hasta llegar nuevamente a la punta y lamerla como si de una paleta se tratase. Todo esto sin despegar sus ojos traviesos de los azules de Steve, quien lo miraba atento a cada movimiento, dejando escapar unos gemidos apenas audibles.
Tony abrió su boca, chupando la punta, succionando poco a poco.
—Ah...mmmsi...cah-riñ-o—Steve lo tomó del pelo para profundizar la mamada.
La boca húmeda y caliente de Tony envolviendo su polla se sentía tan bien.
La punta del pene choco en su garganta pero aun así parte de la erección de Steve quedaba sin invitación a su boca por lo cual decidido utilizar sus manos.
Chupo moviendo su cabeza de arriba abajo comenzando con movimientos tortuosos. Steve gruño cuando Tony repaso con su lengua las gruesas venas que se formaban en su polla, repaso su lengua una y otra vez por ellas, succionando y masturbando lo que sobraba de su pene.
—¡Tony! Ahh—el Capitán movió sus caderas al compas de los movimientos que el ingeniero estaba haciendo—. Si-gue... ahh.. si.
El genio dirigió su boca hasta los testículos del rubio, mordiendo y chupándolos, metiéndolos completamente a su boca mientras que su mano se encargaba de la polla del Capitán.
—¿Le gusta?—dijo Tony contorneando con su lengua los huevos del solado— ¿Le guste que se la chupe Capitán? ¿Le gusta verme sumiso? ¿Ahogado con su gran polla?—hizo un puchero con ojos de cachorro sin dejar de lamer.
—¡Joder!—enredó sus dedos en las hebras castañas de Tony— No ha-bles.
El genio sintió un tirón en su entrepierna ante la voz ronca de Steve. Deseaba ser tocado, lo necesitaba pero, al ver su esposo la intención le dio una mirada negando.
Él obedeció.
El castaño estaba tan concentrado en su tarea que no se percató de la mano traviesa de Steve acariciando sus mejillas traseras. Pero entonces, sintió el dedo del rubio recorriendo por fuera de su entrada, tenía un líquido viscoso en su dedo.
Gimió soltando los testículos de su marido y abrió sus ojos con sorpresa viendo a Steve quien tenía una sonrisa amplia en su rostro.
—¿Acaso te he dicho que pararas?—dijo Steve con voz autoritaria.
Volvió a meter el pene del soldado en su boca, haciendo sonidos obscenos que solo volvían más caliente el ambiente, al mismo tiempo que disfrutaba el segundo dedo de Steve en su interior.
Sintió su cabello ser jalado con brusquedad, la punta del pene en su boca sobrepasaba un poco su garganta, dio unas arcadas como señal de ahogamiento, así como sintió algo más grande que los dedos del Capitán introducirse en su cavidad anal, algo que comenzó a vibrar apenas entro en él.
Vio a Steve con ojos llorosos debido a las arcadas previamente dadas y al dolor en su propio pene al no ser atendido.
El rubio volvió a metérsela en su húmeda boca, siguió gimiendo, disfrutando de como la boca del castaño se tragaba su gran polla.
Tiraba de sus hebras castañas a su antojo, metiendo y sacando su pene, la sensación de la lengua recorriendo su anatomía lo hacían sentir extremadamente bien.
Estaba follando la boca del ex-playboy a su antojo.
Tony mordió despacio la punta al sentir como el vibrador tocaba su próstata. El rubio golpeo su mejilla por aquel acto, Tony lo vio con necesidad. Sí, quería más, mucho más de Steve. Sentía que iba a correrse en cualquier momento, ¡Joder! Lo deseaba tanto. Y cuando eso iba a suceder, el vibrador paro.
Steve sonrió victorioso mientras que el castaño tenía lágrimas en sus ojos llenos de frustración al no obtener su orgasmo.
—Ste-ve—gimió con necesidad.
—Te dije que sería tu castigo, cariño—acaricio sus cabellos cual perro fiel—. Ahora vuelve a tu trabajo y tal vez considere el que tengas al menos un orgasmo—Tony abrió su boca aun con sus ojos vidriosos y termino lo que empezó—. Si...mmm..ah...To-n-y... si-gue..ah.
Sintió el cosquilleo en su vientre, como sus testículos parecían querer explotar. Tony succionó el glande mientras él con sus propias manos se masturbaba desde la base.
Estaba tan cerca.
Exploto en la boca del castaño con un largo y sonoro gemido, Tony gustoso abrió su boca recibiendo aquel liquido espeso blanquecino.
Trago cada gota que el rubio derramo en él.
—¿Ste-ve?
Preguntó al ver como el rubio se levantaba y quitaba el vibrador de él.
—Tranquilo cariño—acaricio su mejilla con delicadeza—. La noche aun es joven y esto apenas comienza—le guiño el ojo y detrás de esas palabras estaban los más obscuros secretos y fantasías que Tony siempre había querido pero también algunos que tanto odiaba.
****************
Han pasado tantos años.... desde que actualice esto.
Me siento rara escribiendo smut, díganme que les pareció.
El Steve mientras Tony atiende a la Capiconda.
Lo que se come Tony jsjsjs
¿Continuación?
Xoxo,
L🥀.
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