Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1/?

Desde que anuncio su relación con Tony Stark todos lo habían criticado por ello, no solo por el hecho de ser homosexual sino más bien de como un hombre anticuado pudo ganar el corazón del playboy más querido.

El hombre de hierro era bien conocido por su vida llena de mujeres y hombres, su vida sexual era más que activa.

Tres polvos o quizás más de cinco en un día lleno de locura era lo que obtenía, a cualquier hora y en cualquier lugar, con diferentes posiciones y sin pudor alguno por mostrar su cuerpo.

Cuando Steve Rogers entró en su vida no dudo que sus fantasías de adolescente volvieran a encenderse. Cada vez que estaba cerca de él uno que otro llegaba al verlo en aquellos pantalones apretados que el mismo le había comprado haciendo que se le formara una erección y tuviera que recurrir a una ducha fría o a sus propias manos.

Agradeció aquella noche luego de la batalla de Nueva York cuando le confeso sus sentimientos a Steve y el soldado le correspondió. Después de eso tuvieron que pasar 3 meses largos de noviazgo con caricias escasas e "inocentes" para que Steve lo tomara completamente suyo.

Su experiencia sexual con Steve fue muy diferente a lo que imagino. El soldado era virgen, sin ninguna experiencia, sin siquiera haberse tocado alguna vez experimentando con su propio cuerpo, no había ningún orgasmo de por medio.

Tony lo guio y enseño pero Steve solo se aferró a la aburrida posición del misionero con luces apagadas y si acaso, la vez que Tony lo cabalgaba con furia desquitándose de toda esa frustración sexual que el castaño tenía.

Aún y con su vida sexual aburrida Tony Stark amaba a Steve Rogers y la prueba de ello era el hijo que el mismo castaño le había dado. Peter de tan solo tres añitos era la prueba más grande del amor que se tenían.

—¿Es enserio Steve?—Natasha lo miro burlona— Casi 5 años juntos y aun no puedes hacerlo con la luz prendida.

—¡Nat! Por favor—volteo a todos lados avergonzado, hasta hablar de ese tema le provocaba pena, los halagos que Tony le hacía sobre su trasero o su gran pene también lo hacían sonrojarse—. Yo... no lo sé.

—Los antiguos amantes de Stark siguen diciendo maravillas de lo que él hace en la cama, ¿sabes cuantos se mueren por volver a compartir una noche o tan siquiera un solo rato de placer con él?

Steve apretó sus puños muerto de celos. Porque Natasha tenía razón, el gran Tony Stark estaba a su merced cada que él quería, prácticamente el castaño se le lanzaba a sus brazos besándolo con tal desespero esperando que él tomara las riendas por una vez pero simplemente no lo hacía. Cualquiera podría darle más placer a Tony que él, solo bastaba que el ingeniero eligiera a alguien y lo hiciera disfrutar como él nunca lo hacía.

—Tony nunca lo haría. Él no me engañaría jamás—afirmó sus palabras cargadas de inseguridad—. Él siempre me ha dicho que el sexo no lo es todo y me ama. Él no arruinaría nuestra familia.

Dio un vistazo a la carita inocente de Peter quien lo miraba mientras jugaba en el piso con sus figuras de acción de los Vengadores. Tony jamás los abandonaría.

—Tal vez tengas razón pero después de todo es un reconocido playboy, estoy segura que a Peter jamás lo dejaría, después de todo él lo pario y mucho le costó pero... ¿sabes que tiene una fila de hombres detrás de él? Es decir... Stephen Strange, Peter Quill, Reed Richards, Aldrich Killian, el mismísimo Christian Grey. La lista es interminable. Claro, sin contar a las mujeres que están igual de locas por él.

Eso fue suficiente para hacer hervir la sangre de Steve y que quisiera acabar con todos aquellos que Natasha había nombrado. Tony era solo suyo, lo habían prometido en el altar ante el juez, no iba a dejar que nadie lo tocara, nadie podía tocarlo porque el hombre de hierro le pertenecía, cada centímetro de esa piel acanelada era suya como él era de Stark.

Se levantó furioso sin querer escuchar más del discurso de la pelirroja, todo eso había sido suficiente para él. Necesitaba ver a Tony y reafirmar que el castaño le importaba poco lo anticuado que era a la hora de hacerle el amor y que lo amaba por sobre todas las cosas.

Tomo a Peter entre sus brazos y salió directo a la oficina de su esposo.

(◦◦◦)

Todos en Stark Industries se detenían a saludar al flamante esposo del jefe con una gran sonrisa, la mayoría de las mujeres se acercaban con otras intenciones que él no percibía, así como los halagos no faltaban para el pequeño infante que cargaba en sus brazos.

Cuando llego hasta el último piso, se topó con Virginia Potts quien le dio una sonrisa casi gritando ayuda pero él no comprendió. Más adelante la secretaria de Tony salió con un gran estrés reflejado en su rostro.

—Capitán—saludo cordialmente aunque casi con el mismo semblante de Pepper.

—¿Pasa algo con Tony?

—Ha estado muy irritado toda la mañana, le ha estado gritando a todo aquel que se le cruza incluso a la señorita Potts.

Steve se preocupó. Tony jamás le gritaba a Pepper pero claro esa actitud debió notarla desde la mañana cuando Tony prácticamente lo había ignorado desde el desayuno.

El rubio asintió y entro a la oficina sin siquiera tocar encontrándose con la voz enojada de su marido.

—¡Te dije que no molestaras más!—cuando volteo la silla pudo ver el rostro preocupado de su marido y los ojitos chocolates de su hijo observándolo con curiosidad— Perdón—le dio una sonrisa más suave al rubio—. Es solo que... uno de los últimos envíos salió todo mal pero no importa.

—Me preocupas cariño—el soldado se acercó lentamente al castaño dejando a Peter en el piso y acaricio tiernamente su rostro y Stark reaccionó de inmediato cerrando sus ojos ante el cálido tacto de su marido—. Deberías descansar un poco más. Te la pasas en el taller, siendo Iron Man y ocupado aquí... Estas muy estresado Tony, deberías relajarte.

—¿Sabes cómo podría relajarme? —el hombre de hierro se acercó aún más rozando su entrepierna con la del Capitán intentado buscar más contacto. Steve se quedó ahí, estático, sin mover un dedo como siempre— Teniendo una buena sesión de sexo salvaje aquí en la oficina Capitán. Peter podría quedarse al cuidado de su tía Pepper—susurro despacio en el oído del rubio, mordiendo su lóbulo con lentitud intentando provocarlo.

—Tony no.

Se alejó de inmediato el Capitán como el cobarde que era.

—Bien—el castaño ya estaba cansado de intentar hacer aquellos jueguitos sensuales para que Steve dejara su papel de hombre virginal pero simplemente el rubio no cedía—. Entonces no me quites más mi tiempo Rogers.

—Amor no te enojes. Sabes que ese no es mi estilo.

—No estoy enojado cariño—le dio una sonrisa casi forzada. Camino hasta Peter y lo cargo en sus brazos ignorando a su marido—. Pero que niño tan más hermoso tenemos aquí, ¿lo eres? Si lo eres—beso sus regordetas mejillas mientras su hijo reía.

—¡Papi!—chillo de felicidad el pequeño entre sus brazos.

—Tony...—arrastro el nombre de su marido pero la puerta se abrió interrumpiendo la tensa escena familia.

Por ella entro un hombre joven, alrededor de unos treinta y seis años, con un traje elegante y que le acentuaba muy bien a su cuerpo. Sus ojos azules obscuro brillaban, su barba lo hacía lucir serio y la sonrisa que le dio a Tony hizo que quisiera golpearlo ahí mismo a Christian Grey.

—Buenos días Señor Stark—el tono de voz tan sensual y grave que utilizo en forma de coqueteo no le gusto para nada a Steve y a Tony parecía poco importarle la furia que detonaba su esposo en ese instante pues le dio una gran sonrisa al hombre que recién llegaba.

—Señor Grey—su esposo también le estaba siguiendo el juego, ¡Dios! Eso lo estaba irritando demasiado—. No lo esperaba tan temprano.

—Quería invitarte a comer y...

—Por supuesto—sonrió ampliamente el castaño. Volteo a donde Steve aligerando su sonrisa cargando a un a Peter quien miraba entretenido la escena—. No me esperes temprano cariño.

Le dio un sonoro beso en la regordeta mejilla a Peter y le lanzó un beso a Steve. Tomo su celular y salió junto al hombre que había provocado que el estómago de Steve se revolviera con aquella acidez que le estaba quemando todo por dentro.

Definitivamente necesitaba la ayuda de Natasha ahora mismo.

(◦◦◦)

Una semana después de aquel desagradable encuentro y Tony parecía estar más que feliz, una actitud tan relajada como cuando era un soltero y no tenía ningún compromiso.

Steve nunca dudaba de la fidelidad del castaño pero después de esa visita a la oficina de su esposo todo había cambiado y temía por su relación.

Los consejos de Natasha no le habían gustado del todo pero ahí estaba recién había gastado más de cien mil dólares en esa cosa que según la pelirroja haría disfrutar a su Tony como nunca. Le había contado los gustos de ese tal Grey y el cómo Stark le había contado alguna vez ella que sus fantasías eran muy obscuras y que le gustaban las formas de aquel joven empresario en la intimidad.

Él ya tenía todo preparado su pudor y pena quedaría aun lado. Él era el único que podía complacer a Tony Stark como se lo merecía y se lo iba a demostrar costara lo que costara.

El pedido llegó 1 mes después, justo a tiempo para el cumpleaños de su marido.

Preparo la sorpresa, instalando aquel regalo en una habitación alejada de su piso. Había planeado todo a la perfección siendo la sensual Natasha Romanoff la única testigo de lo que pasaría.

Entonces el día del cumpleaños del amor de su vida llegó, por la mañana y con los primeros rayos del sol, junto a Peter, le hicieron pasar una mañana increíble llena de sonrisas.

Por la tarde habían salido a comer los tres, Tony, como siempre, viéndose tan elegante y sensual, portado un traje hecho a su medida, resaltando las partes que debían ser resaltadas en él como su pequeña cintura, su amplia cadera que, después de haber tenido a Peter había quedado de manera exquisita, su redondo y respingado trasero, todas las curvas que Tony Stark manejaba destacaban haciéndolo ver exquisito y malditamente deseable.

Peter vestía un pequeño conjunto casual pero no menos elegante de miles de dólares haciendo que luciera un adorable bebe que todos amaban por la ternura que emanaba, con sus castaños cabellos un poco rizados y sus mejillas sonrosadas era el niño más hermoso que existía en la tierra.

Y él, por primera vez y deseoso de obtener la atención del castaño luego de semanas siendo ignorado, había optado por usar un traje ajustado de abajo, acentuando su trasero y su entrepierna, por lo que, si llegaba a tener una erección, no iba a dejar mucho a la imaginación puesto que esta iba a estar más que marcada dejando expuestos los muy grandes centímetros que se cargaba.

Esa familia era tan querida y envidiada. Porque los tres hombres que la conformaban eran perfectos.

Esa tarde obtuvo solo un poco de atención de Tony.

Por la noche Tony había organizado una gran fiesta en la torre, el ambiente parecía estar tranquilo excepto por Steve que estaba impaciente, no sabía cuando actuar.

Peter se removía en sus brazos inquieto, quería bajar y jugar junto a sus pequeños primos pero Steve no le estaba prestando mucha atención al ver como Tony se movía de un lado a otro dejando una que otra sonrisa coqueta entre varios hombres y mujeres.

—Tranquilo solado—sonrió Natasha acariciando el brazo del rubio—. Solo espera el momento correcto—le susurró cerca de su oído. Tomo a Peter y dejo que el pequeño corriera junto a los demás niños—. O puedes dejar que alguien más lo haga gritar esta noche para celebrar su cumpleaños. ¿Has oído esa idea de los swingers? Excepto que tu no entras en ella—se burló.

—Natasha—gruñó entre dientes.

No iba a permitir que nadie más tocara a su marido.

Y la señal de ir por Tony fue cuando Christian apareció frente a Stark, lo había tomado de la cintura y sus labios besaron la comisura de sus labios. Lo vió susurrarle algo en el oído haciendo que Tony riera mientras la mano del Señor Grey le apretaba la cadera pegándolo hacía su cuerpo.

¡Estaban coqueteando frente a su cara! Delante de todos, en la misma habitación que se encontraba su pequeño hijo.

La ira lo invadió y los celos lo cegaron, agotando la poca cordura y paciencia que le quedaba mostró una nueva faceta delante de los invitados, delante de Tony.

Tomó al ingeniero bruscamente del brazo hasta perderse por las escaleras, el castaño forcejaba mientras le gritaba mil improperios, varios quisieron intervenir pero Natasha los detuvo, volteó al pequeño castañito quien sonreía jugando sin tener idea de la situación y fue con él, había quedado con Steve que Bruce y ella se harían cargo de su hijo.

—¿Que mierda haces Anthony?—gritó Steve lleno de cólera una vez entraron al elevador.

Tony lo miró indignado al escuchar el tono de voz tan furioso que utilizó el Capitán frente a él. Había perdido sus modales de lenguaje, estaba siendo corrompido.

—¿Que mierda te pasa a ti, Steve?—reclamo Tony— ¿Cómo te atreviste a sacarme así delante de todos? ¡En mi fiesta! ¡En mi cumpleaños!

—¡Estabas de zorra con ese malnacido! ¿Crees que no vi tu cara? ¡Querías que te follara! ¡Lo estabas pidiendo a gritos!

Con cada palabra, Steve se acercaba a tal punto de dejar a Tony acorralado contra la pared del elevador y eso al genio lo estaba excitando, entonces quiso jugar con Steve, lo iba a sacar de sus casillas hasta que le diera la gran follada de su vida. Porque al único que quería que le rompiera el culo, era a ese rubio anticuado que no podía salir de su zona de confort.

—Ah, eso—rio cruzándose de brazos, quería probar hasta donde era capaz de llegar—. Pues si mi marido no se digna a hacerme el amor como me lo merezco, es justo que alguien más lo haga, ¿no lo crees?—su cara llena de inocencia y sus palabras enfurecieron más al Capitán— Y Christian es joven, es fuego, es pasional en la cama—contaba sus habilidades como si la supiera, tratando de convencer al Steve—, me hace temblar y gritar como nadie, porque, aceptémoslo Steve, tu eres aburrido. No sabes como follar, no sabes como hacer el amor y mira que he tratado de enseñarte, tienes tanto aquí—con la mano extendida palpo el miembro duro enmarcado en los pantalones azules de su esposo— pero lamentablemente no lo sabes usar como es debido—apretó el miembro haciendo gemir al rubio quien no quitaba su celo fruncido—. Ahora deja tus estupidas escenas de celos y déjame ser tan zorra como se me plazca, tengo que disfrutar mi cumpleaños como merezco y pues... tu no me vas a dar esos magníficos orgasmos que tanto amo.

Mintió porque, Steve a pesar de todo, si le había dado los mejores polvos de su vida a pesar de su inexperiencia.

Empujo a Steve, su mano estaba a punto de apretar el botón del piso donde la fiesta se encontraba pero entonces la puerta dele elevador se abrió en un piso que nunca nadie usaba, una puerta dorada quedo a unos pasos del elevador.

El Capitán se posicionó detrás de él, restregando su gran miembro en el trasero, el Steve Rogers que conocía jamás habría hecho eso.

Lo empujo con brusquedad para que caminara, puso su huella en la pequeña pantalla y la puesta finalmente se abrió.

Sus ojos se abrieron debido a la sorpresa, sintió su boca cercarse mientras su corazón se aceleraba. Tembló ante la vista del cuarto.

En el centro de la habitación se encontraba una cama amplia, con sabanas blancas pero, esas cuerdas y esos tubos que desprendían parecía más bien una cama de tortura. Unos sillones de cuero negro a un costado de la cama parecidos a los de su oficina, cuantas veces no había deseado que Steve lo tomara en ellos.

El estante con cuerdas de todo tipo, el mueble con juguetes sexuales que, había visto y había probado en sus tiempos de playboy, unos que odiaba y otros que amaba, el espejo frente a la cama, una de las fantasías que tanto le había contado a Steve, el columpio sexual a un lado de la cama, los disfraces, incluso armas, ¿en que mierda estaba pensando Steve?

Pero, a pesar de lo retorcido que eso se miraba no evito el sentirse excitado y sumamente caliente porque casa cosa que estaba en su habitación eran parte de alguna fantasía que le había contado a Steve pero que el tonto rubio jamás le cumplía.

Gimió al sentir nuevamente la erección del Capitán contra su trasero y su labios en su cuello mientras su mano acariciaba su muy abultada entrepierna.

—Heriste mi ego gatito—susurró el rubio pegando sus labios y chocando su fresco aliento olor a menta en su oído—. Creo que debo castigarte por faltarme al respeto, a tu esposo, a tu Capitán.

Tony trago saliva nervioso. Finalmente tendría lo que tanto había anhelado aunque eso conllevara que no poder caminar por días o quizás semanas, como fuera el pagaría gustoso las consecuencias.

**************

¿Se acuerdan que les dije que iba a escribir un OS sobre el rumor de Chris Evans? Bueno, tenía guardado la mitad de esto en mis borradores y finalmente lo complete.

¿Que les pareció?

Xoxo,
L🥀.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro