Después de una caótica cena, todos se encontraban reunidos en la sala. El ambiente se había calmado un poco, gracias a los villancicos y al hecho de que faltaban unos pocos minutos para que llegue la hora exacta, las 12:00 am.

Ruby estaba sentada junto a Chelsea, en un pequeño sofá que alcanzaba justo para las dos. Ambas tuvieron que alejarse lo máximo posible de Agatha, por seguridad.

Agatha seguía mirando furiosa a Chelsea, pero hasta ella misma sabía que lo peor que podía hacer faltando tan poco para que llegue la hora, sería estar molesta.

Agatha aún quería pasarla bien con su hija, pero sabía que mientras siga actuando a la defensiva, eso no será posible.

Por el bien de todos, Agatha comenzó a relajarse. Llevo su mano hasta la mesa y tomo una galleta, luego la llevo a su boca, disfrutando por breves momentos el sabor tan delicioso del chocolate incrustado como pequeñas chispas en la galleta.

De repente, quedo enternecida al ver como Chelsea hacia algo parecido a lo que ella había hecho. Pero claro, con la diferencia de que Chelsea tomo una galleta para dársela a Ruby de forma dulce y tierna.

Agatha vio la gran sonrisa que Ruby tenía en su rostro, su hija realmente estaba feliz junto a esa sirena.

¿Por que le costaba tanto aceptarlo?

Se puso a pensar en eso un momento, cuando de repente, escucho un fuerte estallido fuera de su casa. El sonido fue producido por un fuego artificial, que seguidamente, fue acompañado por un montón más.

Agatha miro extrañada el reloj que tenía en su brazo, al parecer, todos los relojes de la casa incluido su reloj más confiable estaban atrasados por 5 minutos.

"Feliz navidad... Chelsea..." Dijo Ruby, depositando un fugaz y tierno beso en los labios de la pelirroja.

"Feliz navidad, Ruby..." Chelsea hizo algo más atrevido y llevo su cuerpo encima de Ruby, para besarla con fuerza y pasión.

Por suerte para ella, solo la pequeña mascota de Ruby vio lo que Chelsea estaba haciendo con su dueña.

Los demás estaban ocupados viendo los fuegos artificiales por la ventana.

Sin saber que detrás de ellos, Chelsea ya estaba cenando lo que no pudo cenar anteriormente.

Y definitivamente, lo que se estaba comiendo ahora era mucho mejor que todo lo que se perdió en la cena.