Estaba lloviendo mucho en la ciudad.

Las calles se encontraban mojadas, con riesgo de enfermarte si estabas ahí fuera sin un paraguas o un buen abrigo.

"Que tonteria, soy mucho más fuerte que una simple lluvia"

Chelsea creía que su cuerpo soportaría el frío ambiente de las calles. Sin embargo, entendio que estaba equivocada cuando sintió como sus manos temblaban un poco por el frio, y el agua comenzaba a circular por su cabello.

Su cuerpo rápidamente entro en estado de alerta, como si estuviera cubierta de hielo, se sentía helada.

Necesitaba urgentemente algo para calentarse.

Pero no había nada cerca, nadie por allí, nadie por allá.

Completamente sola, en esta tormentosa noche.

...

...

...

Su cuerpo se tenso al sentir el toque de alguien en su hombro, no era un toque, era como un raspon de electricidad.

Junto a eso, sintió como el agua de su cabello se secaba con una toalla. Su cabeza sintió el leve golpe de un plástico contra ella.

Chelsea no tenía idea de lo que sucedia, seguía manteniendo sus ojos cerrados y abrazándose a si misma por el frio.

Pero cuando los abrio, por fin pudo ver quien la había salvado. Era una chica, una chica que ella conocia.

Y aquella chica la estaba protegiendo de la lluvia con un paraguas de color celeste.

"Ruby Gillman..." Chelsea pronunció el nombre de su salvadora, mientras sus mejillas se enrojecian "¿Que haces por aqui?" Pregunto la sirenita.

"Estaba de regreso a casa, compre unas cuantas cosas para cenar" Dijo Ruby mostrando una pequeña bolsa blanca que venía sosteniendo en un brazo "¿Te gustaria venir a casa y cenar conmigo?"

Chelsea quiso responder diciendo: "me encantaria" pero recordo que seguramente, la madre de aquella chica no esté muy agusto con su presencia.

"Y no te preocupes por mi mamá, ella no esta, se quedara hasta tarde en su trabajo. Por eso te estoy invitando, no quiero estar sola..." Dijo Ruby, bajando la intensidad de su sonrisa un poco, mientras sus ojos se deprimian.

"En ese caso... Ruby... más te vale haber comprado algo delicioso para cenar, porque me muero de hambre" Chelsea se las arreglo para actuar como siempre, pero aún asi, uno fácilmente se podía dar cuenta que su sonrisa era completamente genuina.

"Bien, señorita exigente. Si quieres comer algo rico, tendrás que ayudarme a cocinar" Dijo Ruby, sin dejarse dominar por la pelirroja.

Chelsea le sonrio, retandola y colocando su brazo sobre la kraken. Ruby lo permitió, y comenzó a guiarla hasta su casa, mientras poco a poco terminaba de secar el cabello de la sirena.