"¡Oh por Neptuno!, ¡Chelsea!, ¿estas bien?"

"Estoy bien..." Respondió Chelsea, mientras era ayudada por Ruby a ponerse de pie.

"Ok... todo ha sido muy raro últimamente, tenía pensado hablar de esto contigo... pero quería hacerlo de la mejor manera, y cuando estuvimos atrapadas en el túnel del amor pensé: 'Chelsea es muy genial para esto' y no pude continuar"

Chelsea se sonrojo con fuerza, mientras una tierna sonrisa aparecía en su rostro.

"No soy tan genial como piensas..."

"Todo es tan confuso, y no tengo idea de lo que me depara el futuro, pero sería grandioso si tú estuvieras en el... así que... ah..."

Ruby sintio como sus fuerzas se iban. Tomo mucho aire por su inexistente nariz, preparándose mentalmente para su confesión.

"¡¿Quieres ser mi novia?!" Desafortunadamente, Chelsea la interrumpio. Se le adelanto justo cuando estaba por decirlo.

"¡No!, ¡quería decirlo yo!" Se quejo Ruby, con una sonrisa mientras sus mejillas brillaban al estar pintadas de rojo.

Chelsea encontró esto adorable, no pudo evitar sonreír. Además, estaba muy feliz, ya había sido correspondida.

"¡Lo siento, lo siento!, ¡dilo tú!"

En un acto amable, dulce y divertido, Chelsea le permito a Ruby ser la que comience la pregunta.

"Ok... Chelsea van der zee, ¿quieres ser mi novia?" Pregunto Ruby, con sus ojos iluminados por la luz de la luna.

'"¡Si!" Respondió Chelsea, con la sonrisa mas grande y genuina que jamás tuvo en su vida. Estaba demasiado contenta, que sentía que podría explotar.

"¡Genial!"

Ruby, nerviosa e inquieta, acerco su mano hasta la de Chelsea. La sirena, igual de nerviosa, se apresuró a tomarla de la mano. Aunque pareciera que ya habían avanzado lo suficiente como para hacer más que eso, solo se quedaron ahi, juntas, tomadas de la mano.

Preguntándose por que hacer esto era tan vergonzoso.