O6
" Deseos entre rivales. "
Akari soltó un suspiro lleno de frustración mientras baja su mirada. Se dirigió hacia la sala de entrenamiento para hacer su rutina.
Pero dentro, se encontraba un Michael frustrado, bastante enojado. Al notar la abrumadora presencia de la Itoshi, volteó.
Sus miradas chocan, aquéllos aterradores orbes turquesas qué parecen devorar su egoísmo, su alma. Sus deseos
Akari continúa su camino hacia los balones, ignorando olímpicamente la presencia del Alemán. Los orbes azules de Kaiser parecen querer matar a Akari, mientras aprieta su mandíbula.
― Sí sigues apretando la mandíbula, se romperan tus dientes. ― Dijo ella, quitándose los zapatos.
― Cállate si no quieres qué sean los tuyos los cuales se rompan. ― Dijo a la defensiva.
Akari voltea, para verlo con burla. Aquélla maldita sonrisa de aquél mismo partido.
― ¿Acaso te sientes amenazado con mi presencia, Michael? ― Ambos se miran a los ojos.
― No eres quién para creerte superior a mí, Akari. ¿O debo recordarte quién inició este juego del ratón y el gato? ― Michael se para justo en frente suyo, ella levanta su cabeza para verlo directamente a la cara.
― Y sí piensas qué soy el ratón. Estás equivocada. ― Dijo en un murmuro qué resguarda toda su molestia.
― ¿Por qué eres...tan malo, michael?, ¡Eres tan malo conmigo! ― Akari lloriquea mientras lleva sus manos hacia su rostro, limpiando sus falsas lágrimas.
Michael frunce su ceño al ver cómo se burla.
― Quédate sentado cuando digan qué se levante el mejor. Porque ese título es para mí. Ahora tú solo eres un asqueroso jugador extra. ― Akari empieza a reír.
― ¿¡Quién te crees para llamarme jugador extra?!
― ¿Qué pasa, Michael?, ¿Te enojas tan rápido por una simple provocación de alguien "inferior" a tí? ― Akari lo mira con una pequeña sonrisa mientras acaricia el menton de Michael.
La más baja sostuvo la cabeza del pelirubio mientras su intensa y penetrante mirada hacia qué sus piernas temblaran.
Y cuando vino a fijarse, Michael Kaiser estaba arrodillado frente a ella.
― Dale la bienvenida a la nueva estrella del Bastard. ― Ella se agachó, los labios de Akari rozaron con los de Michael, ambos se miran a los ojos mientras ella sostiene su rostro con su mano con fuerza.
Sus suaves labios rozan de una forma tentadora contra los de Kaiser, su mirada expresa burla. Sus dientes muerden hasta hacer sangrar el labio inferior del alemán.
El karma viene de rojo castaño, Michael.
Tras decir eso, ella retrocedió para luego irse. Entrenaría en otro momento mientras qué Michael muerde su labio inferior haciéndolo sangrar aun más, sin soportar el enojo qué corre dentro suyo.
― ¡Te maldigo, Itoshi Akari! ― Gritó.
Pero el corazón de Michael no puede evitar sentirse enjaulado entre las garras de Akari, nunca nadie le había hecho sentir algo cómo esto.
La necesita pero la detesta. Su odio por ella corre por toda su sangre pero anhela volver a sentir sus labios pegados a los suyos.
La desea, la quiere solo para él. Necesita tenerla entre sus manos pero odia qué él sea quién ha caído en esa red.
Su propio juego le cayó en contra y ahora es Kaiser quién huye de Akari.
Esa asquerosa pelirroja con el corazón podrido, esa maldita estúpida.
Esa maldita loca.
― ¿Qué es este jodido sentimiento qué provocas en mí?, solo me haces querer caer.
La chica de rojo creo la revolución qué terminó en la caída del Emperador.
La cadena de Kaiser se aferra a la mano de Akari, mientras qué ella está unida a otras personas.
― Te amo, Itoshi. ¡Te amo de una jodida forma! ― Gritó golpeando el suelo.
[...]
Ella se miró en el húmedo espejo, llevando un mechón de su cabello detrás de su oreja.
Deslizó su mano por su cuello hasta su hombro, apretó suavemente aquélla zona antes de soltarla. Ahogó un suspiro mientras lanza hacia atrás su cabello.
― Francia...no quiero ir a francia. ― Akari bajo su cabeza mientras teme a lo nuevo.
No quiere volver a pasar por otro proceso cómo cuando entro a la liga neo egoísta.
Tiene miedo de estar sola, de sentirse sola. Al levantar su cabeza, volvió a ver a su reflejo.
― ¿por qué temes?, ya eres fuerte. ¡somos fuertes!
― Tú. Eres el culpable de todo esto, ¡Por tus deseos empezamos a jugar fútbol! ― Akari golpea el lava manos con fuerza.
― ¿Por qué me culpas?, yo soy tus deseos, soy tu valor, tu fuerza. Ambos sabemos qué soy la solución a todo. ¡Yo puedo borrar esa inseguridad!
― ¡No eres la solución!, yo soy el cuerpo, soy las ganas. Mi egoísmo es diferente al tuyo, ¡Por tus influencias todos piensan qué soy cómo tú! ― Akari clava sus uñas en la palma de sus manos ante las risas de burla de su cabeza.
Cuando está a punto de golpear el espejo para romperlo, una fuerte mano la sostiene. Ella levanta su mirada asustada.
― ¡Akari, no! ― Sus ojos turquesas se empiezan a cristalizar mientras sus labios titubean.
Él la suelta, mirandola en silencio. Ambos se miraron a los ojos mientras ella empieza a llorar. Se unen en un abrazo mientras él sostiene su cabeza con suavidad.
― Lo siento, lo siento...― Ella se aferra a él.
― Está bien, tranquila. ― Él la tranquiliza mientras acaricia su cabeza.
Sus lágrimas resbalan por sus mejillas mientras sus manos se aferran al cuerpo ajeno, suplicando no volver a caer en aquél agujero lleno de oscuridad.
No quiere estar sin luz en su vida, sintiendo cómo su corazón se quiebra en mil pedazos sin poder escuchar una voz qué la guíe para salir.
Él mira sus ojos, mientras ella baja la mirada. Él sostiene sus mejillas, secando sus lágrimas.
Al volver a abrazarla, él cerró sus ojos mientras se apegaba a su cuerpo.
― Tranquila, Akari. ― Sus suaves palabras resuenan en su cabeza.
― Lo lamento, yo...realmente..
― No pasa nada. ― Él sonríe mientras se separan un poco del abrazo.
Ambos vuelven a mirarse a los ojos, él secó sus lágrimas. Sus rostros rozan mientras él le transmite calma.
― Todo estará bien, tranquila. ¿sí?
Akari siente cómo si estuviese respirando por primera vez. Sus ojos se iluminan mientras él se enreda en su corazón, atravesando su alma con toda su fuerza.
Sus ojos llorosos, dejaron escapar lágrimas de alivio mientras él mantenía aquel abrazo.
Sus manos subieron por la espalda de la pelirroja, mientras ambos mantienen una intensa cercanía, sintiendo sus respiraciones chocar.
― Perdóname..― Dijo entre susurros temblorosos.
― No te disculpes... ― Respondió suavemente.
Ambos rozan sus cuerpos mientras sus cadenas chocan entre sí, ¿Quién será la víctima de quién?
Entre dos grandes egoísmos, uno debe devorar al otro y nunca nadie les dijo cómo.
Sus manos se deslizan por su espalda desnuda mientras sus labios rozan, respirando de forma acelerada.
Su corazón late con fuerza, cayendo entre los brazos del pecado y su horrible tentación a cometer lo carnal.
Sucumbiendo ante sus deseos más oscuros, ambos unen sus labios en un intenso beso mientras él acorrala a la pelirroja en una esquina del baño.
Sus pies se deslizan con cuidado mientras sus manos recorren su cuerpo hasta su rostro, al separarse ambos se miran. Sucumbidos por el egoísmo.
Sus suspiros desean devorarse para qué se sepa quién es el verdadero perdedor. Aferrandose al otro en un largo beso qué recorre cada centímetro de sus bocas. Al volver a separarse por falta de aire. Sus miradas solo piden más.
― Akari. . .
― Yoichi...
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