Sandro Tonali estaciona su viejo auto enfrente de la casa de la atleta australiana, suena el claxon indicando que había llegado -es hora de nuestra cita, D'Arcy!- grita a la puerta.

Sabina asoma solo la cabeza -Tonali, el vestido es ridículo!- se queja.

-Aha si, te quieres apurar? Hay muchas tonterías que tenemos que hacer y la noche es corta- apresura el italiano.

Rueda los ojos saliendo de su casa azotando la puerta -feliz?- se deja ver con un vestido color verde amarilloso corto con un gigante moño en la parte de atrás.

Tonali se le escapa una risita -te ves espectacular! Toda una chica adolescente mimada- aprovecha para burlarse.

La rubia se aproxima al italiano notando que este vestía con un saco de vestir con una camisa blanca y corbata negra, pero con unos shorts de mezclilla y tenis -de verdad tengo que usar esto?- cuestiona frustrada.

-Si. Conoces las reglas: la cita inicia hoy y termina a la media noche. Yo decido qué usas de vestir, qué comes, a dónde vamos, oh! y...- da una pausa acercándose a la futbolista soltando un suspiro -hay una regla más, pase lo que pase, no tienes permitido enamorarte de mi- condiciona.

Sabina le responde de inmediato -no será problema.

Y es así como ambos futbolistas se meten en el viejo auto de Tonali para comenzar su "terrible" cita. El italiano maneja hasta la casa de uno de sus compañeros de equipo, Alexis Saelemaekers. Una vez estacionado el auto, Tonali busca su megáfono para dar inicio a avergonzar a Sabina y con ello, los dos entran a la casa.

Dentro estaban ya personas celebrando por el título de liga del Milán. Sandro hace sonar el megáfono y procede a hablar -una cita aproximándose!- llama la atención de todos -yo sé que el día de hoy es nuestra noche como equipo. Pero olvidémonos de eso ahora y admiren y comenten el horrible aspecto de esto- señala a Sabina.

Todos aplauden y silban. A la rubia se le escapa una sonrisa -permiso para ir al baño?- pregunta.

-Permiso concedido. El primero de los tres, úsalos sabiamente- advierte y con ello la australiana se va.

El italiano divisa que sus dos amigos cercanos estaban sentados cerca de él, así que opta con irse allá mientras espera de Sabina -saludos, chicos.

-Sandro! Te diviertes?- pregunta Lizbeth.

-Oh no! Esto solo inicia- se le escapa una sonrisa.

-Pobre, Sabina- comenta Brahim.

-Lo se- agrega Sandro -siento no quedarme tanto tiempo, pero tengo una terrible noche planeada para Sabina. Primero nos vamos a cenar a un carrito de mariscos muy dañino. Luego la llevaré al cine a ver una película que ella detesta tanto. Oh! Y también contraté a unos mariachis mexicanos para que le canten una serenata en el centro de la ciudad. Dios! No puedo esperar a ver su cara muriendo de la vergüenza- explica muy entusiasmado.

El español observa extraño a su amigo -oye, Sandro, sabes por qué los niños le jalan el cabello a las niñas en el recreo?- inicia Brahim.

Tonali se confunde -huh, no?

-Porque les gusta las niñas y esa es la forma para atraer su atención- desvela Brahim

-De qué hablas?

Brahim se acomoda en su asiento -Todo este plan de la "terrible cita" es porque muy dentro de ti, sientes algo por Sabina, sentimientos románticos- revela ansioso.

-Ah si? No me sabía esa, Tonali- se sorprende Liz.

El mediocampista niega rapidamente -estás demente.

Liz no le creyó -cuánto gastases hoy?

-Como unos 1300 euros, no es que importe pero todo será a crédito, además de que han sido unos cuantos ahorros. No me gusta Sabina!- responde atrabancado.

-A ver Sandro, pones mucho esfuerzo en una simple broma, por qué no mejor tener una conversación real con ella?- insiste Liz.

Con esto, Tonali ya se sentía un poco incómodo -mira mi querida Liz, te la pasaste rechazando a Brahim por tus inseguridades que aún sigues sin poder superar. No tomaré ningún consejo tuyo- se levanta de ahí y camina directo hacia la australiana quien apenas salía del baño.

El italiano llega sonriente -ahora que me vas a obligar a hacer?- pregunta la australiana.

-Bailaremos enfrente de todos algo que se conoce en México como "el payaso del rodeo"- explica.

Sabina lo mira extraño -yo no sé qué es eso, ni tu tampoco.

-Para tu suerte, lo aprendí por esta noche, ven- la toma de la mano para ambos dirigirse a la pista de baile y comenzar a realizar la famosa danza mexicana.

A lo lejos, se alcanzó a ver que Brahim y Liz los estaban viendo -de dónde aprendió esos movimientos Sandro?- cuestiona Liz.

Brahim ríe -los practicó por Sabina- explica -ay no, solo él es quien no sabe que le gusta Sabina- suelta un suspiro.