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31. ¿Qué haces aquí?
Silver solo escuchaba como Eva tocaba la puerta del baño, pero no encontraba la forma de levantarse del piso del mientras veía las pruebas frente a ella.
—Silv, por favor, abre la puerta—susurraba la chica preocupada por su amiga.
—No puedo—murmuraba entre sollozos la modelo.
Sentía que le faltaba el aire, todas y cada una de las pruebas confirmaban que estaba embarazada, una vez más, de lewis.
Por un pequeño momento se emocionó, pero fue corto, ya que todas las memorias de su difícil embarazo y parto llegaron arrastrando el estrés y la soledad de aquella época de su vida. El problema no era estar embarazada de Lewis, era pasar por todo eso una vez más.
Se había prometido que no tendría más hijos por aquella razón, no porque no amara la idea de ser madre, por dios camille era lo mejor que le había pasado.
—Silver, te lo suplico, estoy preocupada, si no abres tumbare la puerta.
Silver se levantó sabiendo que Eva era capaz, ambas chicas se miraron, una con los ojos llenos de lágrimas, rompiéndose en los brazos de su amiga, quien la abrazo sin decir más nada. Sabía que silver solo necesitaba que la sostuvieran un rato.
Así estuvieron tal vez diez minutos, que se sintieron como una eternidad—Estoy embarazada—sentía náuseas solo de decir aquellas palabras.
—¿Qué quieres hacer?
Silver la miro extrañada por la pregunta—Las palabras que te dijimos Mar y yo hace años se mantienen, es decisión tuya y solo tuya, si quieres tenerlo seguiremos siendo las mejores tías y si no, te apoyaremos en todo el proceso—le sonrió Eva limpiando sus lágrimas.
—Necesito tiempo para decidir y... tengo que hablar con Lewis.
—Lo que decidas te apoyaremos, ahora date un baño mientras preparo comida.
—No quemes la casa—rio Silver entre sus lágrimas.
—Me ofendes, Camille corazón, ayuda a la tía a cocinar—camino a la cocina—¿cómo se enciende esto?—murmuro.
Silver solo entro directo a la ducha, con apenas fuerzas para quitarse la ropa, dejando que el agua se llevara todo, ¿cómo era posible? Otra vez en la misma situación.
Solo que no era la misma situación, Lewis estaba ahí para ella, podría tener una pareja que la apoye en todo esto, quien ayudara con Camille y quien tomara su mano todo el tiempo.
Pero eso solo la llevaba a imágenes de camille en cuidados intensivos, y el dolor de todo.
De la nada sintió como todo se apagaba y como todo daba vueltas, todo se volvió negro.
(...)
Solo escuchaba las máquinas del hospital sonar y el olor conocido del mismo.
Estaba en el hospital, donde una enfermera entró hablándole el italiano—¿signorina Silver?
—¿cosa è successo?— preguntó confundida.
—è svenuta— respondió la mujer con una sonrisa— congratulazioni— la felicito, informándole que hablaría con el médico para que le explicara todo.
Pero en segundo había otra persona en la habitación con un café en la mano, era Lewis con unos ojos que parecían tenía días sin dormir.
—Silver— susurró, suave, como si tuviera miedo de que desaparecía solo de decir su nombre demasiado fuerte.
—¿Lewis?—murmuró de igual forma.
—¿cómo te sientes?— se acercó lentamente, sin tocarla, por miedo a que lo rechazara.
—¿qué haces aquí?— preguntó confundida, recordando un pequeño detalle.
El causante de todo esto, ¿Lewis lo sabría? Los médicos seguro habían hecho análisis o Eva se los habría dicho.
—Eva llamó y vine de inmediato, llevas horas durmiendo.
—No recuerdo nada— confesó.
—Silv—sonrió Eva entrando a la habitación— cariño, por fin despiertas.
—Eva.
—No recuerda— explicó Lewis.
—Te desmayaste y no despertabas, llamé a una ambulancia y te trajeron aquí, despertaste varias veces pero estabas muy intranquila así que te sedaron.
Por instinto toco su barriga, no podía pensar que me habían dado algo que podría hacer daño al bebé.
Eva negó, entendiendo su pregunta. Desde que llegaron al hospital le hizo saber a los médicos de su estado.
Silver se sentó en la cama de la nada—Camille—dijo preocupada—¿dónde está?
—Con mi madre—informó Lewis— estaba con ella cuando recibí la llamada de Eva, insistió en venir a ayudar. Quería estar aquí pero se quedó con Camille.
Silver sintió su corazón arrugarse, adoraba a la madre de Lewis— podrías...
—pedirle que la traiga— asintió Lewis terminando la oración, para salir a llamar a su madre.
—no sabe nada— informó Eva desde que el inglés salió— pero creo que tenéis que hablar.
Un doctor entró sonriente a la habitación— señorita Arquette, que bueno verla despierta. Entendemos que lo que le sucedió fue a causa de un ataque de pánico, estaba muy alterada y por eso le colocamos un sedante ya que esa cantidad de estrés no es buena para su estado.
Lewis entró en el mismo momento que se dijeron aquellas últimas palabras, mirando a Silver totalmente confundido.
—Entendemos que puede volver hoy a casa, solo debe de cuidarse y rellenar el papeleo.
—Yo lo llenaré— tosió Eva—dejemos a estos dos solos un segundo— básicamente arrastró al doctor fuera de allí.
—Silver...—murmuró igual que anteriormente, esta vez con la voz rota.
—Tenemos que hablar— dijo de igual forma.
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