𝐗.
Los días transcurren con una calma aparente, pero dentro de mí hay un caos constante.
Desde que desperté, he tratado de encontrar sentido a lo que viví.
Ninguna explicación lógica logra encajar del todo, y, sin embargo, una cosa es clara: Jake sigue apareciendo en mis pensamientos como un susurro persistente, como una marea que no puedo contener.
Intenté ignorarlo, sumergirme en las rutinas de mi vida cotidiana, pero es inútil.
Su imagen, su voz y la sensación de paz que sentí en su presencia me persiguen. El océano ya no es solo un lugar, es un vínculo, un puente que me llevó a él y que no puedo romper.
Finalmente, dejo de resistirme. Si Jake existe en este mundo, tengo que encontrarlo.
Hoy, al amanecer, sigo mi instinto hacia el puerto donde me dijeron que vive el pescador que me rescató.
Mis pasos me guían a través de una serie de embarcaderos y tiendas improvisadas cerca de la playa, donde pescadores y turistas se mezclan entre las risas y el sonido de las olas.
Y entonces lo veo.
A lo lejos, bajo el sol brillante, está él.
Reconozco su figura de inmediato. Su cabello dorado, que en mi sueño flotaba como un halo bajo el agua, ahora brilla intensamente bajo los rayos del sol.
Su piel, bronceada y acariciada por los días al aire libre, tiene un tono dorado que parece haber sido besado por el mismo sol.
Jake está de pie cerca de un bote pequeño, ayudando a un hombre mayor, el pescador, supongo con las redes.
Lleva una camiseta sin mangas que deja ver la forma esbelta pero fuerte de su cuerpo. Lo veo reír por algo que el hombre le dice, y su sonrisa es tan sincera, tan plena, que me deja sin aliento.
Es más hermoso de lo que jamás podría haber imaginado, incluso más que en su forma de tritón.
Pero lo que más me impacta no es su belleza, sino la libertad y la alegría que irradia.
Jake parece... feliz. Pleno. Como si hubiera encontrado exactamente el lugar al que pertenece.
Me quedo allí, observándolo a la distancia, incapaz de dar un paso más.
Una parte de mí teme acercarse y descubrir que tal vez soy solo un extraño para él en esta realidad, que lo que compartimos en ese sueño fue solo una ilusión. Pero otra parte, la más intensa, sabe que debo intentar.
El viento del mar trae consigo una ráfaga fresca, como si me animara a avanzar.
Doy un paso hacia él, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. ¿Me recordará? ¿Sentirá la misma conexión que yo no he podido olvidar?
Jake se gira en ese momento, como si sintiera mi presencia.
Sus ojos dorados se encuentran con los míos, y por un instante todo el ruido del mundo desaparece.
Es solo él y yo, bajo el mismo sol que nos ilumina.
Sus labios se entreabren ligeramente, como si reconociera algo en mí.
No sé si es el mismo Jake que conocí en mi sueño, pero sé que el destino me ha traído hasta aquí por una razón.
Y esta vez, no pienso dejarlo ir.
El momento se extiende entre nosotros como una cuerda invisible, tensada por la incertidumbre y la esperanza.
Jake parpadea, y algo en sus ojos una chispa, un atisbo de reconocimiento me llena de valentía.
Sin pensarlo más, avanzo hacia él, cada paso sintiéndose como un salto al vacío.
Mi corazón late con fuerza, temeroso de lo que podría encontrar, pero también ansioso por lo que podría recuperar.
Cuando estoy a pocos metros, Jake deja de ayudar al pescador y camina en mi dirección, su mirada fija en la mía.
El sonido del mar parece apagarse, y lo único que escucho es el latido ensordecedor de mi propio corazón.
—¿Eres tú? —Pregunta Jake, su voz suave pero cargada de una emoción palpable.
Es una simple pregunta, pero la profundidad de sus palabras me golpea como una ola.
—Sí —Respondo, sintiendo cómo mi garganta se cierra—. Soy yo, Sunghoon.
Nos detenemos frente a frente, el mundo entero reducido a este instante.
Jake me estudia con la misma mirada tranquila y curiosa que tenía como tritón.
Su cabello dorado brilla bajo el sol, sus ojos reflejan la misma calidez que había sentido bajo el agua, pero ahora su expresión es más humana, más real.
—Pensé... —Empieza, pero luego sacude la cabeza con una sonrisa que me quita el aliento—. No estoy seguro de qué pensé, pero sabía que te encontraría otra vez.
Una oleada de alivio me recorre.
Sin dudarlo, cierro la distancia que queda entre nosotros y lo abrazo, sintiendo cómo su cuerpo encaja perfectamente contra el mío, como si hubiera sido hecho para estar ahí.
Jake no se aparta; al contrario, sus brazos me rodean con fuerza, como si hubiera estado esperando este momento tanto como yo.
—Te estuve buscando —Murmuro contra su cabello—. No podía dejar de pensar en ti.
Jake se separa un poco, lo justo para mirarme a los ojos, y su sonrisa se ensancha.
—Yo también, Sunghoon. Desde el día en que despertaste.
Sus palabras me confirman lo que mi corazón ya sabía: lo que vivimos no fue solo un sueño.
Fue real, tan real como el sol que ahora nos ilumina. Y aunque el océano nos trajo aquí de formas misteriosas, sé que no fue un capricho del destino.
Algo nos unió y, esta vez, no pienso perderlo.
Jake toma mi mano, y el calor de su piel me recuerda que he encontrado la libertad que tanto buscaba.
No en el mar, sino en él.
Gracias por leer la historia ❤️
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