𝐕𝐈𝐈.
Los días siguientes al encuentro con el Guardián pasan como una ensoñación. Cada amanecer parece más brillante, y cada ola del mar trae consigo una sensación de ligereza que Sunghoon no había sentido en años.
Pero, junto con esa calma, surgen nuevas preguntas. Jake estaba siempre a su lado, sereno y atento, como si hubiese esperado ese momento toda su vida.
Una tarde, Sunghoon decide romper el silencio que había reinado entre ellos desde su encuentro con el Guardián.
Estaban en la misma cala donde Jake lo había llevado la primera vez, sus cuerpos mecidos por el sonido del oleaje.
—Jake... —Comienza, su voz baja, casi insegura—. He aceptado mis miedos, pero no entiendo del todo qué eres tú. ¿Por qué apareciste en mi vida justo ahora? ¿Eres real o solo un reflejo de lo que más deseo?
Jake, que había estado mirando el horizonte, lo observa con una expresión tranquila pero profundamente comprensiva.
—¿Qué crees tú que soy? —Pregunta, su tono suave.
Sunghoon frunce el ceño, buscando en su mente las palabras correctas.
—Eres... —Duda, jugando con un trozo de algas entre los dedos—. Eres todo lo que siempre he querido. Tranquilidad, aceptación... libertad. No sé si eso te hace real o solo un sueño.
Jake sonríe, pero no es una sonrisa burlona ni condescendiente. Es una sonrisa sincera, como si entendiera la confusión de Sunghoon mejor que nadie.
—Soy ambas cosas —Responde con serenidad—. Soy un fragmento de tus sueños, pero también existo aquí, en este momento. No soy solo un deseo, Sunghoon. Soy parte de ti, la parte que siempre supo que necesitabas más que castillos y coronas.
Sunghoon lo mira en silencio, asimilando esas palabras. Había pasado toda su vida creyendo que el peso del título de príncipe lo definía, que nunca podría escapar de la opresión de las expectativas ajenas. Sin embargo, Jake está allí, demostrando que puede existir una vida más simple y significativa.
—Tu vida aquí... —Dice Sunghoon, cambiando de tema mientras busca entender más—. ¿Cómo es? No tienes joyas ni grandes banquetes, pero pareces tan... completo desde el principio.
Jake se recuesta sobre la arena, apoyando los brazos detrás de la cabeza mientras el sol acaricia su piel perlada.
—Es sencilla —Admite—. Vivo en equilibrio con el mar. No tengo más de lo que necesito y nunca busco más de lo que puedo devolverle a las aguas. Aquí no hay títulos, ni riquezas que cuidar. Todo lo que importa es el flujo constante de la vida: dar, recibir y seguir adelante.
Sunghoon siente un nudo en el estómago, una mezcla de admiración y melancolía.
Esa vida le suena perfecta, pero también le parece inalcanzable. La carga de la monarquía sigue pesando en su mente, recordándole que nunca había conocido un momento de verdadera libertad.
—No sé si podría vivir así —Susurra—. Siempre hay algo que me arrastra de vuelta. Como si no tuviera derecho a ser feliz sin pagar un precio alto.
Jake se incorpora suavemente, inclinándose hacia Sunghoon.
—El Guardián no desapareció por completo, ¿verdad? —Pregunta en voz baja.
Sunghoon niega con la cabeza, sabiendo que es verdad. Los miedos y las dudas aún viven dentro de él, aunque ya no lo paralizan como antes.
—Los miedos nunca se van —Continúa Jake, rozando con una mano la de Sunghoon—. Pero tampoco necesitas huir de ellos. Aprende a vivir con ellos. El océano nunca deja de moverse, pero cada ola tiene su propósito. Algunas son suaves, otras son tormentosas. Lo importante es saber cuándo dejarte llevar y cuándo mantenerte firme.
Sunghoon siente que esas palabras se asientan en su pecho como un ancla. Tal vez nunca podría borrar por completo sus temores, pero eso no significa que no pueda ser feliz.
—¿Cómo sabré cuándo dejarme llevar? —Pregunta, sintiendo que esa es la clave para encontrar su propio camino.
Jake lo mira con una sonrisa tranquila.
—Lo sabrás cuando llegue el momento. Y estaré a tu lado cuando eso pase, Sunghoon. No estás solo en esto.
El viento sopla suavemente, trayendo consigo el aroma salado del océano. Sunghoon cierra los ojos, permitiéndose un momento de calma. Tal vez su búsqueda de libertad nunca terminará del todo, pero con Jake a su lado, el camino se siente menos incierto.
Y por primera vez en mucho tiempo, Sunghoon no tiene miedo de lo que vendrá después.
Mientras el sol comienza a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de naranjas y violetas, Sunghoon siente que algo en su interior cambia.
Tal vez la libertad no es un destino, sino una decisión diaria: aceptar sus inseguridades sin dejar que lo dominen, confiar en que no necesita escapar del todo para encontrar paz.
Mira a Jake, quien sigue a su lado como un faro en medio de su caos interno, y comprende que, aunque el Guardián siempre estará presente, su poder radica en elegir no luchar solo contra él.
Jake es el compañero que siempre había anhelado, no alguien que venga a rescatarlo, sino alguien que le enseñe a rescatarse a sí mismo.
Gracias por leer la historia ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro