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𝐕𝐈.

El aire se vuelve más denso a medida que el sol comienza a ocultarse en el horizonte. Las olas, que antes eran suaves y apacibles, ahora parecen llevar consigo un murmullo inquietante, como si el océano mismo estuviera anticipando lo que está por venir.

Jake sigue sentado a mi lado, pero hay algo diferente en su postura, como si él también sintiera el cambio que se avecina.

—Está cerca, ¿verdad? —Pregunto en voz baja, mi corazón latiendo con fuerza.

Jake asiente lentamente, su mirada clavada en el mar.

—Sí, lo está. El Guardián sabe que lo estás buscando, que estás listo para enfrentarlo. No puede mantenerse oculto por más tiempo.

Me levanto de la arena, sintiendo un peso invisible caer sobre mis hombros. Todo lo que hemos hablado, todo lo que he sentido, ha llevado a este momento. El Guardián no es solo una criatura o una prueba externa, sino una personificación de todo lo que he evitado enfrentar durante tanto tiempo. Ahora, es hora de verlo de frente.

Jake se levanta también, su expresión tranquila pero atenta.

—No puedo acompañarte —Dice, su tono suave pero firme—. Esta es una batalla que debes pelear solo. Pero recuerda lo que te dije: no se trata de vencer. Se trata de aceptar.

Asiento, intentando asimilar sus palabras. Con cada paso que doy hacia la orilla, el viento se intensifica, y las olas comienzan a elevarse con una fuerza que nunca antes había sentido. A lo lejos, en el horizonte, algo oscuro parece emerger de las profundidades, algo que no pertenece ni al cielo ni al mar.

El Guardián.

A medida que se acerca, mi cuerpo reacciona instintivamente con miedo. Es enorme, una figura imponente que parece formada de la misma materia que el océano: agua, sombra y energía. Pero hay algo más en él, algo que reconozco. Su forma cambia mientras lo observo, fluctuando entre lo tangible y lo etéreo, como si estuviera hecho de todas las partes de mí que he evitado mirar durante tanto tiempo. Mis inseguridades, mis miedos, mis dudas. Todo está ahí, frente a mí.

—¿Quién eres? —Logro preguntar, aunque ya conozco la respuesta.

El Guardián no habla con palabras. En lugar de eso, una voz surge desde dentro de mí, una voz que he intentado ignorar durante años.

Soy todo lo que temes, Sunghoon. Soy tu miedo al fracaso, tu temor de no ser suficiente. Soy la sombra que siempre ha estado contigo.

Cada palabra resuena profundamente, llenando cada rincón de mi ser. El Guardián se mueve hacia mí, y el aire a mi alrededor parece volverse más pesado. Pero no retrocedo. No puedo. No esta vez.

—He vivido con miedo toda mi vida —Digo, mi voz temblando pero firme—. Siempre he sentido que no encajo, que no soy suficiente para lo que esperan de mí. He dejado que esas inseguridades me controlen, que me definan. Pero ya no.

El Guardián se detiene, su figura oscura y envolvente ondulando con el viento. Las olas rugen detrás de él, como si el mar mismo estuviera esperando mi siguiente movimiento.

¿Qué vas a hacer ahora? sugiere la voz, no desafiante, sino inquisitiva.


Cierro los ojos por un momento, respirando profundamente. La verdad es que no sé si puedo "ganar" esta batalla, pero Jake tenía razón. No se trata de ganar. Se trata de aceptar quién soy y dejar de huir de ello.

Abro los ojos y doy un paso adelante, acercándome al Guardián.

—No voy a huir de ti —Digo, con más convicción—. No más.

El Guardián se mueve, pero no para atacarme. En lugar de eso, parece fundirse con el viento y el mar, rodeándome por completo. El miedo que siento no desaparece, pero tampoco crece. Es como si el Guardián estuviera esperando que lo aceptara, que entendiera que siempre ha sido parte de mí.

Siempre estaré contigo, susurra la voz, pero esta vez no es amenazante. Pero no tienes que dejarme controlarte.

Asiento lentamente. El miedo nunca se irá por completo. Mis inseguridades siempre estarán ahí, en algún lugar, pero ya no tengo que dejar que definan mi vida.

De repente, el viento se calma, y el Guardián comienza a desvanecerse, su forma diluyéndose en la bruma del océano. No es una victoria en el sentido tradicional, pero he aprendido algo valioso. El verdadero poder no está en derrotar a mis miedos, sino en aceptarlos y seguir adelante a pesar de ellos.

Cuando el Guardián desaparece por completo, me siento más ligero, como si un peso invisible se hubiera levantado de mis hombros. El océano vuelve a su estado pacífico, y el sol, que antes parecía apagarse, comienza a brillar una vez más en el horizonte.

Vuelvo a la orilla, donde Jake me espera, su mirada llena de orgullo silencioso.

—Lo hiciste —Dice, su voz suave pero cargada de significado.

Asiento, aún tratando de procesar lo que acaba de suceder.

—No lo vencí —Digo, medio sonriendo—. Pero lo acepté.

Jake me sonríe, sus ojos reflejando la luz del sol que ahora empieza a teñir el cielo de tonos cálidos.

—Eso es todo lo que debías hacer, Sunghoon. Aceptarlo es el primer paso para ser verdaderamente libre.

Miro el océano, sintiendo una paz que no había conocido antes. Tal vez nunca pueda escapar completamente de mis miedos, pero ahora sé que no tengo que huir. El Guardián, esa parte de mí que siempre me ha asustado, puede ser aceptada.

Y con esa aceptación, tal vez, finalmente pueda ser libre.


Gracias por leer la historia ❤️

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