𝐃𝐀𝐋𝐓𝐎𝐍 𝐏𝐀𝐑𝐄𝐂𝐈𝐎́ 𝐀 𝐏𝐔𝐍𝐓𝐎 𝐃𝐄 𝐃𝐄𝐂𝐈𝐑 𝐀𝐋𝐆𝐎 𝐌𝐀́𝐒, pero de pronto cerró la boca. Inseguro. Sus cejas se fruncieron un poco. El pánico había vuelto a sus rasgos.

Aproveché el momento de incertidumbre para darle el cassette musical. Él la miró con curiosidad y alzó la vista hacia mí. La sombra de una sonrisa surcaba de sus labios.

—Esto es para ti —le dije tendiéndole el regalo.

—Oh... yo. —Dalton parpadeó. Las manos le temblaban un poco pero cuando el objeto estaba en sus manos y leyó el título de la canción—. Never Ending Story —La sonrisa apareció. Volvió a mirarme—. Muchas gracias... me gusta mucho la canción de Limahl. Nunca antes me habían regalado algo así... Yo... no sé cómo agradecértelo. ¿Cuánto te costó? Quisiera pagarte.

Sacudí las manos dándole poca importancia.

—Eso no es importante, tonto —le expliqué con afecto—. Para mí lo importante es que lo disfrutes.

—¿Puedo usar tu...? —Asistí antes de que terminara la frase y me lo agradeció con la mirada. Se levantó con emoción hacia mi radiocasete color melocotón. Cuando la colocó, la música empezó a sonar y me levanté, se volvió hacia mí, sus mejillas se tornaron ligeramente rojas—. ¿Te... te gustaría bailar? —No era una canción para bailar pegados pero sí para sonreír, divertirse y olvidar. Una canción para soñar.

Turn around
Look at what you see
In her face
The mirror of your dreams

Acepté sonriente.

Ambos éramos tímidos pero cuando la letra fluía, nuestro cuerpo también lo hacía. Cualquier momento que vivía con él notaba que podía ser yo misma sin miedo a nada porque me veía reflejada en cierta manera a su forma de ser. Éramos similares y nuestro vínculo empezaba a tomar una forma que desconocía por completo pero que, sin embargo, me atraía más hacia él.

Acepté la mano que me tendió y me dio una vuelta con timidez, el roce de sus dedos con los míos me produjo mil y una sensaciones y noté que mi estómago rugía, no de hambre, sino de felicidad y de algo más que no logré comprender.

Make believe I'm everywhere
Given in the light
Written on the pages
Is the answer to a never ending story
Ahahah ahahah ahahah...

Cuando me dio una vuelta más, nos separamos y di una vuelta sobre mí misma, y luego otra, me sentía viva. Él también. La súbita melodía nos hizo bailar al unísono mientras perdíamos contacto con el mundo real, cerrando los ojos mientras nuestro cuerpo se movía al son de las letras de la canción. Sus ojos verdes sonreían.

Reach the stars
Fly a fantasy
Dream a dream
And what you see will be

El estribillo, perdido en un tono alegre y nostálgico, se sobrepuso a todo lo demás. Las conversaciones se apagaron para dar paso a nuestras sonrisas y poco a poco, empezamos a cantar.

Rhymes that keep their secrets
Will unfold behind the clouds
And there upon a rainbow
Is the answer to a never ending story
Ahahah ahahah ahahah...

Los pasos de las habitaciones más cercanas dejaron de escucharse, las personas desaparecieron, los murmullos lejanos se convirtieron en el eco de nuestra sonrisa, y solo quedó él y la música. El rato feliz que pasábamos.

La melodía alegre dio paso de nuevo al estribillo y no dejábamos de girar entre risas. mi traje se levantó mientras di una vuelta, abriéndose como una flor.

Con suavidad, me hizo dar una media vuelta entre sus brazos para volver a estar a su lado, casi tropecé y mi traje rozó con sus pantalones, había demasiada tela entre nosotros, pero esa caricia casi me dolió.

Story
Ahahah ahahah ahahah...

Me dejé guiar por él, incapaz de apartar mis ojos de los suyos.

Dalton hizo lo mismo y nuestras manos se cerraron una en torno a la otra mientras seguíamos moviéndonos. Mis dedos aferraron su antebrazo cuando casi me tropiezo de nuevo. Jamás había bailado con nadie así que mi torpeza era notoria pero a él no le importaba. Se estaba divirtiendo. Intuí que disfrutaba después de mucho tiempo sin hacerlo.

Show no fear
For she may fade away
In your hand
The birth of a new day

Dalton se quitaba la máscara con la que se aferraba día y noche, volvía a ser el niño sonriente que era de pequeño, antes de que todo sucediera. Antes de que la pesadilla llegara a su vida. Aferré mis dedos sobre los suyos con más firmeza, haciéndole entender que allí estaría para lo que él necesitara al fin y al cabo, para eso estamos los amigos y la familia, para ayudar y no abandonar en los momentos más complicados.

Él me respondió de la misma manera.

Rhymes that keep their secrets
Will unfold behind the clouds
And there upon a rainbow
Is the answer to a never ending story
Ahahah ahahah ahahah...

Sin palabras, nos entendíamos. Ver su cara, sus mejillas ruborizadas, sus pupilas brillantes, solo consiguió que esa cuerda invisible que me unía a él se tensara aún más y que el aire que impregnaba la habitación se hiciera casi irrespirable pero al tiempo, ese sentimiento era reconfortante porque me sentía protegida con él. Y él también conmigo.

—Never ending story —canturreó Dalton con una sonrisa.

—Never ending story —le seguí con la misma expresión.

—Ahahah ahahah ahahah... —continuamos al unísono mientras empezábamos a dar vueltas de nuevo en carcajadas tímidas como si fuéramos unos niños—. Never ending story! —Nuestra voz se articuló mal por los movimientos. No parábamos de reírnos.

Jamás me había reído tanto en mi vida.

Ahahah ahahah ahahah...

Cuando la canción acabó, caímos en su cama, ambos boca arriba y con las manos abiertas mientras suspiramos. Como si acabáramos despertar de un sueño.

—Gracias. Gracias por todo esto —me agradeció Dalton—. ¿Por qué lo haces?

Me senté para mirarle a los ojos. Él se incorporó a medias sin dejar de mirarme, esperando una respuesta.

—Porque la amistad es un alma que habita en dos cuerpos. Un corazón que habita en dos almas —murmuré haciendo referencia a Aristóteles mientras llevaba mi dedo índice a su pecho, depositándolo justo al lado izquierdo—. Por eso lo hago, me gusta verte feliz.

—¡Shhh! —gritó alguien en el pasillo mientras daba dos golpes en la puerta, cuando se alejó, Dalton y yo nos miramos y ahogamos una carcajada. Cuando se levantó lo empujé con cariño hacia el radiocasete. Yo todavía estaba un poco mareada para levantarme pero él resistió.

Cuando apagó la música, se sentó de nuevo a mi lado y separó sus labios para decirme algo pero luego los volvió a cerrar.

—¡Oh, vamos, Dalton! —Le di un breve codazo en su brazo—. ¡No empieces de nuevo! Cuéntame lo que sea, no es bueno que te lo guardes si te está carcomiendo por dentro.

Dalton se arriesgó finalmente y me iba a decir algo que solo él conocía pero una notificación de su móvil hizo que se interrumpiera.

Era un mensaje de voz de su padre.

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