❪ 🧿 ❫ 05. 𝗳𝗼𝗿 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝗼𝘄𝗻 𝗴𝗼𝗼𝗱 𝗽.𝘁 𝗜
;; 𝐈𝐍𝐄𝐅𝐀𝐁𝐋𝐄 ▪
♯ chapter five :
for your own good p.t I ଽ
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ᝰ.ᐟ LUCERYS SUFRÍA DEMASIADO, su amada hermana lo había estado ignorando desde el incidente con su madre, el pobre chico había intentado de todo para obtener la atención de Maerys pero nada parecía funcionar, le había enviado miles de notas, chocolates, rosas e incluso escritos "eróticos" que él mismo había escrito como medida desesperada para que la princesa le prestara atención una vez más pero nada había funcionado.
Maerys estaba aferrada a aplicar la ley de hielo contra su hermano menor pues –según ella– el pobre muchachito de rizos castaños la traicionó al decirle a su madre sobre el "castigo" que ella le había infringido hace unos días. Aún así la cruel princesa no había pasado por alto los escritos que su pequeño Luke le había enviado.
Aquellas letras torcidas e inocente pero con significados tan impuros llenos de perversión donde Lucerys admitía haberse masturbado pensando en su hermana, oliendo sus vestidos e incluso haber robado su ropa interior para satisfacer sus deseos de ella después de aquel día en el que estuvo desnudo por primera vez frente a ella.
Maerys no pudo evitar sonreír un poco y meter sus manos entre sus piernas para acariciarse sobre la fina tela de sus ropajes más escondidos cuando leyó aquellas palabras en los trozos de pergamino que su sirvienta Willow le entregaba de parte del pequeño e inocente príncipe.
Como de costumbre, esa tarde, Willow llevó una carta del príncipe Lucerys a Maerys. Maerys sonrió al recibirla e inmediatamente cuando su sirvienta salió de sus aposentos ella abrió la nota y leyó.
"Mi adorada Maerys...
Te extraño, no se cuanto pueda resistir sin ti, mis manos están cansadas y tus bragas cada vez pierden más tu aroma, ¿Por qué eres tan cruel conmigo?, ¿Por qué me haces desearte y luego me dejas así?. Te he imaginado tomándome en muchas diferentes maneras, he imaginado que me besas, que me tocas y me haces gemir incluso he imaginado estar de rodillas con la cabeza enterrada entre tus piernas, se que esto no es correcto mientras que no estamos casados pero te deseo, duele tanto, duele muchísimo, intente castigarme como tu lo hiciste pero no pude, de verdad necesito que me tomes, incluso si me lastimas, yo quiero ser tuyo, no importa el costo."
La princesa no pudo evitar sonreír ante lo que leyó en esa carta, no era la más explícita que que había recibido de su hermano pero despertó algo en ella.
—¡Willow! —Eris llamó a la sirvienta—, trae al príncipe Lucerys de inmediato.
—Princesa, la reina Rhaenyra me ha prohibido cumplir esa orden —respondió la criada con la mirada baja—, después del incidente con su hermano ella dijo que...
—¿Quieres conservar tu cabeza? —habló Maerys levantándose del sofá de cuero—, ahora trae al maldito príncipe Lucerys o te cortaré la cabeza y la pondré en una pica.
La criada de la casa Massey estaba aterrorizada así que salió casi disparada hacia la habitación de Luke quién salto de alegría al saber que su hermana lo requería en sus aposentos, sabía lo que le esperaba, sabía que ella lo "desfloraría" de manera cruel hasta que su rostro estuviera cubierto en lágrimas pero no le importaba, Maerys y su placer era lo único que le importaban a Lucerys.
—Eris —saludó con una gran sonrisa en sus labios cuando Willow los dejo a solas con las puertas cerradas.
—¿Es cierto todo lo que escribiste? —cuestiono la mayor mientras lo miraba de arriba a abajo—, ¿Que te tocaste tu patética polla pensando en mi e imaginándome follandote?
—Cada palabra fue verdad —declaró el muchacho con una sonrisa orgullosa.
—¿Y tienes la audacia de decirlo sin vergüenza? —Maerys lo miró con desdén—, eres una vergüenza, Lucerys.
—Lo sé... —murmuró el príncipe mirando al suelo con vergüenza—, merezco cualquier insulto y castigo que desees darme pero por favor no quiero que sigas ignorandome.
Eris sonrió y camino hacia él lentamente—, ¿Quieres que te castigue? —preguntó ella tomándolo de la barbilla con fuerza.
—Sí... por favor, lo merezco —Luke la miró con ojos suplicantes por su amor y sus crueles castigos.
—Jamás había visto a alguien que rogara por un castigo como tu lo estás haciendo ahora, Lucerys —Maerys soltó su barbilla antes de susurrar en su oído—, pero no te daré lo que pides.
—¿Qué?, ¿Por qué? —habló con tono desesperado—, debes castigarme, anda, por favor.
—No —dijo ella sin rodeos.
Lucerys estaba desesperado por la atención de su hermana mayor, su miembro estaba adolorido e hinchado desde que vio a Maerys con ese vestido que llevaba y la hacía ver más hermosa de lo que ya era.
—Eris por favor... por favor —Lucerys entonces se arrodillo frente a ella—, haré lo que sea.
Sin embargo al ver que Maerys no estaba dispuesta a complacerlo lentamente comenzó a meter sus manos debajo de sus faldas.
—Piensa bien lo que haces Lucerys —advirtió la chica mientras miraba con ligera diversión lo que su hermano menor hacía.
—No necesito pensarlo dos veces, te deseo Maerys.
Sin más charla la princesa Maerys se sentó al borde de su cama mirando al pequeño Lucerys—, Anda, hazlo si tienes el valor.
El joven Velaryon comenzó a subir sus manos por sus piernas y lechosos muslos sin quitarle la mirada al rostro de Maerys al mismo tiempo que le subía la falda hasta la cintura comenzando a besar sus piernas desde sus pantorrillas hasta sus muslos sacándole unos suaves y casi reprimidos jadeos de su hermana.
—¿Puedo...? —preguntó él príncipe tímidamente mientras jugaba un poco con la costura de su ropa interior.
—Es tu decisión, Lucerys —habló mirándolo con ojos calmados que al mismo tiempo emanaban severidad.
—Bien... entonces lo haré.
Cuando el castaño le bajo la ropa interior a su hermana la habitación quedó en completo silencio, solo se podían escuchar sus respiraciones mientras que Lucerys admiraba su entrada, era la primera vez que veía a su hermana en ese estado y también era la primera vez que Lucerys veía a una mujer.
—¿Qué... qué hago ahora? —preguntó con confusión.
—Lo que quieras —Maerys entonces sonrió—, pero ten cuidado, pequeño, si no me gusta me aseguraré que nunca me vuelvas a tocar.
Lucerys pasó saliva y suspiró—, Eso no será necesario, te haré sentir bien, lo juro, Eris.
—No hagas que me arrepienta —Eris lo miró a los ojos.
Pronto Luke empezó a acariciar los húmedos pliegues de su hermana con la yema de sus dedos sin embargo Maerys contuvo sus sonidos pues no quería darle el placer de escucharla mientras la tocaba tan ligeramente por lo que Lucerys opto poner un poco de presión en sus dedos mientras acariciaba de arriba hacia abajo pero el resultado fue el mismo, por más placer que sintiera Eris quería que su hermano hiciera todo lo posible para poder escucharla, si estaba tan desesperado intentaría algo nuevo.
La mente del joven Velaryon se iluminó con una idea, rápidamente acomodó su cabeza entre los muslos de su hermana mayor y con inseguridad le dió un beso en el clitoris. El pobre príncipe no sabía nada de anatomía pero cuando Maerys soltó un suave gemido supo que ese era el punto que él debía atender para poder complacerla.
Los labios de Luke se posaron de nuevo sobre el punto sensible de Maerys para comprobar si su teoría era cierta y justo cuando su hermana mayor soltó otro gemido Lucerys comenzó a deborar su coño con torpes e inexpertas lamidas y besos, el sabor de su hermana era algo que jamás había saboreado lo detestaba, sabía salado y el pobre príncipe solo estaba acostumbrado a los sabores de un dulce pastel de cerezas sin embargo la lujuria lo cegó y continuó con su trabajo.
Por su parte, Maerys arqueaba un poco su espalda mientras observaba con atención como su hermano hacia su trabajo y trato de reprimir sus gemidos para no lucir débil ante las caricias de su hermano menor sin embargo cuando el chico encontró su entrada y comenzó a juguetear con sus dedos no pudo evitar gemir de nuevo con algo de frustración.
—No juegues conmigo Lucerys —habló Maerys mientras tomaba un puñado de su cabello castaño y tiraba de el para que la mirara a los ojos—, la promesa que te hice antes sigue en pie.
Al escuchar eso Lucerys lucho contra el agarre de su hermana y volvió a meter su cabeza entre sus piernas para seguir succionado su punto de placer sin embargo el príncipe no era tan tontos como Maerys decía saber por lo que aplicando su "infantil" lógica introdujo sus dedos dentro de su hermana haciéndola gritar de placer.
Lucerys siguió con su trabajo arrodillado frente a su hermana metiendo y sacando sus dedos de su húmedo y aterciopelado cervix mientras succionaba con su boca cualquier lugar que hiciera que los gemidos de su hermana fuesen más altos.
Maerys entonces empujo su cabeza aun más cerca de su coño y lo obligó a pegarse más mientras tiraba de su cabello y apretaba sus muslos alrededor de su cabeza haciéndole ahogarse contra su piel sensible y a cada intento de Lucerys de apartarse su hermana lo obligaba a volver apretando su agarre y sosteniéndolo en su lugar.
El rostro del chico comenzaba a ponerse rojo por la falta de oxígeno pero llegó a la conclusión de que no importaba si se desmayaba ahí mismo tenía que complacer a su hermana costará lo que costará así que ignorando su asfixia y cegado por la lujuria Luke continúo complaciendo a su hermana mayor esta vez succionado y metiendo sus dedos cada vez más rápido.
Maerys estaba deleitada por las habilidades de su hermano menor pero cuando levanto la vista del rostro de su hermano y su mirada dio con la puerta de su habitación vio que estaba entreabierta y había alguien observando sin embargo Eris estaba tan perdida por el placer que no hizo más que mirar atentamente a aquella persona que los observaba y sonrió entre gemidos al darse cuenta de que era su hermano menor Jacaerys.
Sin dudas tendría una charla con él más tarde pero por el momento solo le quedaba disfrutar y llegar a su climax con Lucerys enterrado en sus muslos.
Jacaerys pronto recibiría su visita, eso era innegable.
...
Buenas, buenas, he vuelto y seguiré volviendo jeje, siento que parezco hombre prometiendo que voy a cambiar y actualizar seguido por eso mejor no prometo nada.
La verdad me harían un gran favor yendo a votar y comentar en la nueva historia sobre Percy Jackson que publiqué, de verdad se los agradecería demasiado.
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