Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

|15| Jikan

Así como en su vida anterior, tenía un gran aprecio por los bebés y niños pequeños.

Lo que conlleva a que fuera seguido a la casa de Katsuragi a jugar con los niños. Aún no superaba cuando vio al nuevo integrante, era una niña, de nombre Sakura. Le recordaba a las veces cuando cargaba a Albedo.

Momentos como ese lo ponían melancólico. Recordaba a sus padres, Dainsleif, Daanilf, Halfdan, su madrina.

Habían pasado meses y no podía olvidarlos. ¿Por qué era diferente a cuando pasó de Reo a Kalia?

La respuesta es simple.

Se convirtieron en personas con demasiada influencia en su vida. Una de las principales razones del porqué no quería encariñarse, pero ya lo hecho, hecho está y tampoco quería olvidar los momentos que tuvo en su vida pasada.

Este era su presente ahora, los recuerdos que tiene en su memoria los atesorara hasta que su alma deje de el mundo.

A veces se ofrecía a cuidar de los niños, algo que no le molestaba y le ayudaba a aprender.

Daisuke era terco, curioso y Hana era calmada y delicada. Sakura, quien, a diferencia de sus hermanos mayores, es más revoltosa y traviesa.

Entrenaba en las mañanas, todos los días. Haku pensaba que Suguru quería hacer que se perdiera en el bosque cuando lo mandaba a correr solo. Hasta una de las señales que colocaba y que regresara.

Logró aprenderse algunos caminos de ese bosque, obtuvo moretones de los golpes que recibía por parte de su maestro cuando practicaban. Al terminar su entrenamiento él mismo le ponía ungüento.

Suguru parecía casi de la familia, se quedaba a menudo en su casa luego del entrenamiento. Al principio pensó que era porque vivía lejos, pero las noches en las que se quedaba se hicieron más frencuentes. Además de que Niwa preparaba almuerzo tanto para ellos, como para Suguru.

También estaba más feliz de lo usual y Haku tenía la sospecha de la razón.

—¿Te gusta Suguru?

Haku habló calmado, sin dejar de martillar el hierro frente a él. Ayudaba a su hermano los fines de semana en su taller.

Un silencio se presentó entre ambos, las voces de otros herreros quedaron al fondo. Niwa pareció encogerse en su lugar y mirar a su hermano nervioso y por alguna razón, culpable. Abrió su boca para hablar pero parecía como si se hubiera quedado mudo.

Haku miro Niwa por primera vez después de su pregunta, vio miedo en sus ojos y no entendió el porqué.

—No pregunté para hacerte sentir incómodo. Si no quieres responder está bien. —Dijo el menor.

—Yo... —Niwa evitó mirarlo—Sí me gusta.

—Era bastante obvio. —El menor asintió para sí mismo y volvió a su labor anterior.

El castaño se inquieto en su lugar.

—¿No te da asco? —Su voz sonó preocupada.

—¿Debería? —preguntó devuelta al no escuchar nada, continuó— No, no me da asco, ¿por qué lo haría? Eres mi hermano y no porque te guste alguien vas a dejar de serlo.

Sintió unos brazos más grandes rodearlo desde atrás en un abrazo.

—Eres el mejor hermano del mundo.

Ese eres tú. — Haku pensó, diferente a su respuesta.

—Lo sé.

Habían pasado unos años, el chico de doce años ya tenía diecisiete.

Se preguntaran que ha pasado en todo ese tiempo. Pues, no ocurría nada fuera de lo normal, la vida en Tatarasuma era "tranquila". Específicamente la vida de Haku Hisahide, ciertamente no se quejaba, pues no le importaba realmente.

No había señales de cierto "Ingeniero de Fontaine", por lo que prefería ayudar a su hermano. Quién se llenó de valentía para declararse a su maestro casi tres años después de la conversación que tuvieron. Desde entonces, Suguru vivía con ellos.

Había conocido a una niña, se llamaba Kiyoko. Ella y su familia se mudaron a la aldea cuando cumplió quince, así que pasaron dos años desde entonces.

Kiyoko era... Soportable, no le desagradaba pero tampoco le gustaba tanto su presencia. Por alguna razón ella parecía amar estar cerca suyo. Y buscarlo de vez en cuando. Sus ojos eran azules y su cabello negro. Era bonita a los ojos de Haku.

Niwa insistía en que fuera su amigo, es decir. Al fin conocía a alguien de su edad, ¿no?

Haku lo intentó y pasó más tiempo con ella. Solo que no sabía que podían hacer, ¿ir a entrenar?, ¿Herrar?, ¿o solo caminar?

—¿Haku quieres pasear juntos?—Kiyoko preguntó, sus ojos tenían un destello de ilusión y esperanza.

Haku miró a su hermano disimuladamente pidiendo permiso, a lo que este asintió a su dirección.

—Eh, está bien.

Kiyoko sonrió feliz, mientras su interior revoloteava.

—Vamos, vamos—Dijo emocionada agarrando del brazo al varón.

Durante su salida, recorrieron la costa cerca de la playa Nazuchi pero sin llegar a aquella embarcación que quedó varada hace unos días.

Haku veía su entorno, viendo las nubes, el mar, la arena. Percibía cierto nerviosismo de Kiyoko, pues no dejaba de morder sus labios cuando estaba nerviosa.

—¿Qué sucede?— Haku preguntó.

Solo esperaba que no fuera lo que pensaba. La niña se detuvo en seco.

—Mm... —Kiyoko tomó aire para seguir— Haku... Me gustas.

Se quedaron en silencio unos minutos haciendo que Kiyoko se incomodara, Haku meditó lo que diría.

—Kiyoko, no tengo los mismos sentimientos hacía ti. Lo siento, eres una chica hermosa y estoy seguro de que muchos quisieran salir contigo, así que, perdóname por no corresponderte. —Haku dio una reverencia.

Solo se escuchaba el sonido del mar al fondo. Kiyoko, sintió su corazón romperse y se sintió pequeña en su lugar. Se sentía humillada, su labios comenzaron a temblar y sus ojos lagrimear inconsciente.

—¿Podemos ser solo amigos entonces..? —Habló casi inaudible.

Haku la miró sintiéndose culpable. No entendía como podían llegar a quererlo de esa forma. A él. Ni siquiera entendió a Dainsleif, que le veían de atractivo a su personalidad.

Haku por impulso la abrazó, qué sentimiento tan horrible debe sentir ella.

—Está bien... Perdóname, siento no corresponderte.

Kiyoko lo abrazó de vuelta con más fuerza escondiéndose en su pecho.

Ambos regresaban en un silencio, no era incómodo para ninguno. Kiyoko había dejado de llorar y hablaron un rato más después de eso.

Llegaron a la casa de la niña, apenas estaba anocheciendo pero no iba a dejarla sola por ahí y menos después de rechazarla.

—¿Estás bien? —Preguntó antes de que ella entrara.

La pelinegra asintió y sonrió triste. Le hubiera gustado que Haku sintiera lo mismo que ella, pero no iba a morirse por un rechazo aunque le doliera.

—Gracias por traerme. —Hizo una pequeña reverencia antes de entrar.

Haku quedó unos momentos para analizar lo que pasó. ¿Era normal sentirse culpable por rechazarla?

Llegó a su casa sintiéndose agobiado y cansado, se quitó los zapatos en la entrada y anunció su llegada.

—¡Bienvenido! —La voz de Suguru y su hermano se hizo presente.

—Haku ven, tengo que presentarte a alguien.

Niwa habló desde la cocina. Curioso, se dirigió a la habitación encontrando a Suguru sentado en la mesa mirándolo con su habitual mirada de querer mandar a todos al diablo. Pero no lo hacía por su pareja probablemente. Y al otro extremo estaba un chico de cabello morado corto, con ojos del mismo color pero más claros, mirándolo con curiosidad e inocencia.

—Wanderer—. Susurró.

No esperaba verlo en ese momento, solo que ahí no era ni Scaramouche ni Wanderer, era Kabukimono.

—Este eh... ¿Cuál es tu nombre? —Niwa le preguntó. —¿Sabes lo que es un nombre? Así como yo me llamo Niwa Hisahide, tú también tienes el tuyo, ¿verdad?

Kabukimono se quedó en silencio, mirando la taza en sus manos, parecía recordando algo.

—No tengo un nombre...—Pronunció. —Así que por favor, llámenme como quieran. —Dijo para después mostrar una pequeña sonrisa.

Esto hizo que los tres lo miremos en silencio.


¿Debería ponerle nombre propio a Wanderer?

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Kiyoko? ¿Suguru?

¿Cómo les digo que ninguno de esos dos estaba planeado?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro