Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

|10| Exitium

Advertencia: Capítulo largo, Confesión, Angst, Muerte, Sangre.
Pequeño aviso al final.

Kalia

¿Sabes Dainsleif?

Creo que sí puedes gustarme.

Pero, ¿de qué sirve este sentimiento si aún así no puede durar...?

Lamento no poder hacer nada para cambiar lo que viene.

Mamá, papá, Daanilf, Halfdan, Albedo... Dainsleif...

Realmente me gustaría poder vivir como alguien normal.

Todas las mañanas Lumine aparecía en la puerta de la mansión, algunas veces acompañada de Dainsleif o sola.

Lumine se ha vuelto cercana a nosotros, es decir, Dainsleif y yo, al parecer ha sentido mucha curiosidad por Khaenri'ah.

Últimamente, me he sentido inquieta.

—Las mecánicas de aquí son impresionantes. —Habló Lumine sorprendida al ver la máquina ayudar a un señor en una tienda.

No logro entenderla.

Si yo estuviera en su lugar, me hubiera ido de aquí a ver si mi hermano estuviera solo, desolado en algún lugar de dónde sea que lo haya enviado una Diosa.

Sin embargo, se ha quedado maravillada con Khaenri'ah.

Dainsleif la ayudaba mostrándole como funcionaban las cosas. Por mi parte, a veces explicaba algunas cosas o solo miraba de reojo. Recuerdo que él y ella tenían un viaje después de la caída de Khaenri'ah.

Además, no hemos hablado del beso o de su confesión en la fiesta. Se supone que hay que hablar, no? Según los libros, de novelas ligeras, había que hablar.

—¡Kalia! —Lumine habló.

—Dime.

—Te disociaste... Era esa la palabra... ¿Verdad? —miró hacia otro lado dudosa de la palabra que usó.

—Lo siento, me perdí en mis pensamientos. —Respondí con tranquilidad, haciendo que Dain me mirara confundido.

—Algo te preocupa. —Afirmó.

Solo lo miré en silencio. Siempre sabe que me sucede, ¿cómo?

Quise negar o siquiera abrir la boca. Pero nada salía de ella.

—Creo... —medité mis palabras— Que debo irme.  —solté antes de irme caminando.

Qué pésima mentira.

Miré hacia el cielo, habían pasado unos días y parecía como si esos cubos que aparecieron se hubieran esfumado.

Tengo ganas de llorar. ¿Por qué? No lo sé.

Solo qué, no debo llorar... No en público...

Oí la voz de Dainsleif llamándome a mis espaldas y sentí su mano rasposa tomar la mía.

—Cuéntame por favor, ¿qué ocurre?

Su voz y su rostro se veían preocupados, pero, ¿qué puedo decir?

—Nada. —Me verá como una loca.

Él me miró unos segundos y su agarre se volvió más fuerte pero no hasta el punto de lastimarme y me llevo a rastras a quién sabe dónde.

Oh, era el campo de entrenamiento.

—Sé que puedes estar molesta porque no he hablado contigo pero yo solo quería darte tiempo después de esa confesión...—habló tímido y algo molesto. —Entiendo si estás confundida. Mi confesión... No la planeé así. Lo lamento.

Solo lo miré sin decir nada, pensé que él me diría que estaba molesta.

—Yo no-

—Lo siento si estás decepcionada. Pero quiero que sepas que me gustas. Me gustas más de lo que podrías imaginar. Por los reyes Kalia. —Me abrazó escondiendo su cara en mi cuello— Te amo. Y por favor, que tus preocupaciones sean las mías. No te cierres, no conmigo. Por favor. Déjame ser tu apoyo.

Me quedé sin palabras... ¿Por qué? ¿Por qué estoy.. llorando? Contrólate. Contrólate. Contrólate.

—No cargues con todo sola Kalia, te juro por mi vida que jamás podré desconfiar de ti —se alejó de mí haciendo que agachara la cabeza sin querer verlo, agarro mi mano nuevamente y la puso en su corazón—. Me tienes Kalia. No me dejes ir.

Yo solo mantuve mi cabeza agachada y tomando bocanadas de aire para evitar sollozar, sin querer que él me viera llorar

Después de todo lo que dijo. ¿Por qué sigo sin querer que me vea?

Sentí sus brazos rodearme y mi cabeza en su pecho escuchando sus latidos.

—Kalia... Sé que estás llorando. —Acarició la cabeza de la chica con suavidad — Suéltalo todo, ¿sí?

Esto solo hizo que me rompiera, las lágrimas cayeron de mis ojos como cascadas y poco a poco deje escapar los sollozos. Mis brazos se aferraron a su espalda con fuerza, aceptando su abrazo.
Lo sostuve como si ya no lo fuera ver nunca más. Y quizá sea así.

Dainsleif... Ya no quiero ser fuerte.

Sentía mis emociones revoloteando en mi pecho (o estómago). Había dejado de llorar. Pero sentía que con cualquier cosa volvería a romperme a llorar nuevamente.

Dainsleif me hizo sentar en el pasto y luego él se sentó y me volvió a abrazar.

Cuando me arme de valor se lo conté todo. Pero literalmente fue Todo.

Desde mi primera vida hasta ahora.

Él solo se quedó en silencio escuchando cada una de mis palabras con su mano unida a la mía. Lo que me hacía sentir en calma y con confianza.

Después de unos minutos de terminar, finalmente habló.

—Te creo, Kalia eres pésima mintiendo y te dije que jamás desconfiaría de ti. Si me hubieras dicho que el color del cielo es verde, sabiendo que no es así. Te creería.

—¿No crees que estoy loca?

Él nego con una pequeña sonrisa.

—Tu historia suena demasiado compleja como para pensar que fue producto de tu imaginación. Así que no Kalia, jamás pensaría algo así.

Solo asentí. Ahora no sabía que decir, seguramente tengo los ojos hinchados.

—Por cierto, estás segura... ¿Qué no se puede evitar nada?

—No, lo que ocurrirá... No se explica muy bien como pasó. Solo que fue algo así de que nosotros desafiamos a Celestia, los productos de Rhinedottir se vuelven malos, en conclusión ocurre una catástrofe. Celestia, hechiza a la gente de Khaenri'ah y algunos se vuelven hilichurls y otros lastimosamente se vuelven inmortales.

Él asiento pensativo, probablemente pensando en qué era un hilichurl, pero luego me miró con una sonrisa.

—Gracias por decirme. Es un honor que me hayas contado tus sentimientos.—a mi mano que aún sostenía le dio un pequeño beso.— Y aunque ocurra todo eso, intentaré protegerte lo más que pueda.

Oh, Dainsleif... Realmente me gustaría que esto fuera tan fácil.

Después de eso, Dainsleif y yo nos volvimos más unidos más de lo que ya éramos.

Dainsleif se la quería pasar pegado a mí, como si tuviera miedo de que en algún momento fuera a desaparecer.

También pasaba más tiempo con su madre, sin dejar de lado su trabajo de caballero. Él era bastante organizado ya que tenía tiempo para estar con nosotras. A causa de esto, lo ascendieron. Ahora era capitán de un escuadrón.

Lumine también venía, ya no tan seguido como antes, debido a que decidió ayudar en algunas peticiones ciudadanas. Sigo sin entenderla. Pero como Traveler también se ponía en esas no juzgo.

Rhinedottir, estaba muy metida en sus experimentos. En varias ocasiones dejaba a Albedo conmigo. No me quejo, me encanta tenerlo conmigo.

Sin embargo, que esté muy centrada en esos experimentos no me da un buen presentimiento.

También pasé tiempo con mis padres. Mamá y papá estaban algo preocupados por mí. Al parecer notaron que mi comportamiento era distinto. Por lo que también estaban felices de que estuviera pasando tiempo con ellos. Al igual que con Daanilf.

Halfdan, en cambio, se había ido a una expedición junto con otros caballeros.

Ahora, Dain está acompañándome a pasear a Albedo.

Sé que al menos deberíamos prepararnos. Pero lo que pasará no podemos evitarlo por más que Dainsleif diga que nos protegerá. Por lo qué, realmente quiero apreciar estos momentos.

Pero, no creí que todo pasará tan pronto.


De un minuto a otro, el cielo se volvió rojo y oscuro.

Se firmaron algunas gritas en cielo, de los cuales empezaron a emerger monstruos. Los mismos lobos hechos por Rhinedottir y unos cuantos más experimentos fallidos.

Los cubos que aparecieron en el cielo también parecían rodearnos.

Las personas a nuestro alrededor empezaron a gritar y a correr con pánico. Algunos empezaban a agarrarse el pecho con dolor.

Escuché a Dainsleif llamarme, me pasó a Albedo.

— ¡Kalia, lleva a Albedo al lugar seguro! ¡Iré por mi madre y tus padres!—. Escuché su voz en medio de todo el caos que nos rodeaba. — Espérame, ¿sí?

Asentí sostuve fuertemente a Albedo en mis brazos. "El lugar seguro", era una cueva que encontramos Dain y yo. La cuál estaba bastante alejada de la plaza y no muchas personas iban ahí, debido a que no y, por lo qué sé, era un buen lugar para "esconderse".

Del castillo empezaron a salir grandes labradores, desde patrulleros de ruinas, hasta los dragones de ruinas.

Todos estos robots empezaron a luchar con los monstruos del abismo.

En el camino, me encontré con Clotario, el padre de Cariberto, junto a su esposa e hijo, ellos vinieron conmigo al lugar. También algunos niños que encontraba en el camino.

Al llegar, todos entramos a la cueva, está era iluminada con luces artificiales a su alrededor. Clotario, su esposa y los niños fueron hacía el fondo a resguardarse.

—Disculpe, señora. ¿Puede cuidar de él? —hablé hacia la mujer que estaba tratando de calmar a su hijo y a los demás niños.

—Sí, claro. ¿Es tu hijo? —Preguntó cargando al bebé y ver su parecido.

—No, no lo es. Pero necesito que lo cuide. Iré a buscar a algunas personas.

La mujer me miró preocupada, pero asintió.

—Cuídate mucho. Yo lo cuidaré por ti.—su esposo se acercó a nosotros y tomó el hombro de su esposa para mirarme y asentir.

—Ambos cuidaremos de los niños. Ten mucho cuidado.

Esta vez yo asentí. Para irme y cubrir la cueva con unas enredaderas.

Volví a la plaza,  donde antes pasaban personas riendo, hablando, ahora estaba con fuego por doquier.

Caminé con cautela, gritos podían escucharse en el "fondo" al igual que rugidos provenientes de los monstruos y explosiones, haciendo que el antes lugar feliz un sitio tétrico.

Vi a los que alguna vez fueron caballeros retorcerse de dolor hasta convertirse en los enemigos controlados por la orden del abismo.

Al llegar a mi casa, o lo que quedaba de ella. Una punzada me llegó al pecho al igual que un revoltijo en el estómago al ver su estado destrozado.

¿Será que Dainsleif ya había llegado?

Miré alrededor sin acercarme mucho.

Mamá, papá, Daanilf... Espero que estén bien...

Pensé para darme vuelta y ver si veía algunos niños, a los cuales podía ayudar. Sin embargo, veía algunas personas escondidas retorciéndose estando a punto de convertirse también.

Lamenté no poder hacer nada para ayudar y simplemente me fuí.

Mientras buscaba, alguien literalmente cayó del cielo.

Pegué un brinco del susto y me tapé la boca para no gritar. Está se levantó rápidamente y me miró.

¿Barbatos?

Él envió una ráfaga de viento así mi dirección, a lo que esquivé. ¿Me quiere matar? Miré atrás de mí y ví a unos de los sabuesos caer muerto para desintegrarse lentamente.

—Corre. —Me dijo para volver a alzar sus alas e irse.

Me quedé atónita. Pero reaccioné rápidamente e hize caso.

¿Los arcontes también vinieron a luchar?

Al llegar, se me cortó la respiración.

La entrada, los musgos que la cubrían, ahora estaban en el suelo rasgados y escuché el llanto de Albedo

Oh no.

Entré corriendo, las luces ahora estaba rotas, el vidrio regado en el suelo. Y los niños... También se convirtieron.

Sin embargo, estos tenían su piel gris, más musculatura y más altos. Se convirtieron en hilichurls.

Pude divisar a Albedo en una esquina siendo sostenido por un niño peliblanco, ambos estaban alejado de los ahora hilichurls, sin embargo el único hombre mayor, Clotario, estaba con dos hilichurls llorando desesperado murmurando el nombre de su esposa e hijo.

Se me apretó el pecho. ¿Por qué pensé que aquí no les iba a llegar la maldición?
¿Acaso no puedo hacer algo bien? ¿Me confié?

El niño llegó a mi lado cargando al bebé, quien ahora solo sollozaba. El niño también tenía los ojos llorosos pero sin derramar una sola lágrima.

—Vámonos. Ya no es seguro aquí. —Le hablé al pequeño y él asintió, me acerqué a Clotario para preguntar si vendría con nosotros.

—Déjame aquí. —Habló entrecortado el hombre— No me iré sin ellos.

Me alejé lentamente de él. Albedo ahora había dejado de llorar.

Los hilichurls, estaban en el fondo de la cueva aún "tranquilos".

—¿Por qué las enredaderas están rotas?—Pregunté pero él niño no respondió.

Acaricié su cabeza para tratar de darle más confianza. Él estaba temblando de miedo, pero sostenía a Albedo como si su vida dependiera de ello.

Caminé adelante para verificar si había algún peligro.

—¡Señorita! —El pequeño gritó.

Me volteo rápidamente para encontrar a otro sabueso acechador geo. Qué apareció de la nada por detrás este traía a sus crías consigo. Este desapareció al igual que sus crías para volver a aparecer atrás de mí.

Invoqué una espada para esquivar sus garras, pero uno logro darme en la espalda.

Mordí mis labios para evitar gritar del dolor. Y me mantuve firme, como si eso no me estuviera matando con cada segundo que pasaba.

El niño aún se mantenía a mi lado, si bien era una carga, pero no podían irse. Temo que si escapan alguno de esos sabuesos los persiga y ellos queden indefensos.

Movía la espada con agilidad. Matando a las crias primero, para luego ir por la cabeza, su madre.

El cuerpo se sentía pesado pero no podía hacer nada, tenía que seguir luchando.

Cuando maté a todas las crías, la madre enfurecida volvió a desaparecer y reaparecer detrás. Sin embargo está vez apareció Dainsleif. Quien con su espada desvió su ataque y peleó con él.

Al menos él estaba a salvo. Pero, ¿dónde estaban mis padres?

Él terminó con el sabueso y me miró. Sus ojos mostraban lo angustiado que estaba.

—Kalia, ellos no estaban. —Su voz sonó con impotencia.—Lo siento.

Dainsleif miró al niño a mi lado, quien aún cargaba a Albedo.

—¿El lugar...?—quizo preguntar, el hecho de que no estábamos allá.

—Los niños se convirtieron en hilichurls. —conteste en voz baja mientras empezaba a respirar pesadamente—. Gracias por llegar.

—¿Kalia?, estás pálida. —Dainsleif me sostuvo cuando tambaleé— ¿Tú también..?

—No lo sé...—sentí un ardor en mi pecho y garganta, al igual que un intenso dolor en mi cabeza. — Pero duele...

Mi vista empezó a verse borrosa y empecé a toser fuertemente. Tapé mi boca mientras seguía tosiendo. Sentía que se me estaba escapando el aire.

Dainsleif me cargó al estilo nupcial. Y me recargó sobre un árbol.

Al dejar de toser pude ver en mi mano manchas de sangre. ¿Moriré? Miré a Dainsleif y al niño que corrió a sentarse a mi lado y me había abrazado un brazo.

Dainsleif me abrazó está vez, aún con el niño y Albedo.

—No te vayas, no tú. Te prometí que te protegería. Le prometí que te protegería. —su voz sonaba temblorosa.

—Señorita... —el niño murmuró.

Esta vez yo lloré. No quería irme.

— Dain...—llamé y este dejo de abrazarme y me miró. Varias lágrimas caían de sus mejillas.— Probablemente vuelva a renacer. Pero, está es la primera vez en mi vida, qué quiero seguir viviendo. Qué injusto es, ¿no? —sonreí tristemente.

Esto hizo que él me mirara dolido.

—Yo realmente espero poder volver a verte. No me importa si es en otra vida. Quizá es otra vida. Nada de esto ocurra. —Respire profundamente para después seguir— Me gustas Dainsleif. En otra vida, déjame ser tu novia.

Volví a sonreír con lágrimas cayendo por mis mejilas. Él se quedó callado, mirándome sorprendido. Esta vez me giré a mirar al niño y Albedo. Quien me veía atentamente.

Deje un pequeño beso en su frente. Y mire al niño, también le di en beso en su frente.

—Sé fuerte, ¿si?—él asintió lentamente.

Sentí a Dainsleif tomarme el mentón para voltear mi rostro y besarme.

Cerré los ojos dejándome llevar, probablemente este sea nuestro último beso en mucho tiempo. Deje de pensar en el dolor que sentía, para tomar su mejilla también y besarlo con más profundidad, sentía el sabor salado de nuestras lágrimas. Al separarse de mí me volvió a abrazar.

—Kalia, no es necesario que me esperes. Si vuelves a renacer, haz tu vida. Pero si nos volvemos a encontrar, te haré mi novia. —separó su abrazo y tomó mi mejilla, haciendo que me recostara sobre esta para sentir su calidez.

—Pero-

—Quiero que seas feliz Kalia. Lo mereces, aún si no es conmigo.

No, no lo merezco Dainsleif. Deberías saberlo, tú eres el que lo merece más que yo. —Pensé con amargura

Él miró mi expresión deprimida. Y sonrió con tristeza mientras tragaba para poder hablar.

—Aún en estos momentos... —Respiró para proseguir sin que su voz se cortara—Sigues siendo muy expresiva. Kalia, ¿sabes por qué nunca te puse un apodo?

Negué lentamente, no le había tomado importancia a ese detalle.

—Por que amo pronunciar tu nombre Kalia.

Esto hizo que volviera mis ojos volvieran a llenarse de lágrimas.

—Dainsleif... —murmuré— Dainsleif, te amo.

Esto hizo que juntara su frente con la mía, mientras susurraba un "Yo también" varias veces. Para después besar mis ojos y mi frente. El dolor en mi cabeza y pecho aún residía, poco a poco empezaba a dejar de doler y me empezó a dar frío. Miré mi mano y tenía las puntas de los dedos pálidos. Conocía está sensación... La frialdad de la muerte.

—Tengo frío, Dainsleif...—hablé en voz baja mientras este lloró, puso mi cabeza en su pecho haciendo que escuchara sus latidos rápidos.—¿Puedes cuidarlo por mí? Solo... Dormiré un poco.

Pregunté, no pude escuchar la respuesta porque solo cerré los ojos y no escuché nada más.

Y desperté.

No, no fue un sueño.

que Venti no estaba en Khaenri'ah sino que estaba dormido, pero en esta historia Venti no durmió aún.

Kalia no estaba segura de que la causa de la caída de Khaenri'ah fuera así y yo tampoco, así qué.... ¿Lo siento?

Si no comentar, no actualizar.

Me esforcé en este capítulo. Espero que les haya gustado y que haya transmitido los sentimientos de Kalia con claridad.

Votaciones cerradas:
Chica = 7
Chico = 8

Gana el chico.

Pd: Me encanta esa canción.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro