23| ❝Woodbury❞
╰─────➤Cuidado con
la hoguera que enciendes contra tu enemigo, no sea que te chamusques a ti mismo.
W.S
LUEGO DE UNA breve discusión, acordaron que la mayoría iría a ese raro pueblo en busca de Glenn y Maggie. Por ende, ahora se encontraban abriendo la cajuela del auto verde y los hermanos Dixon metían las cosas allí.
—llevo las granadas y el gas lagrimojeno —le dijo su hermano —nunca sabes que necesitarás... volveran, Ardilla. No te preocupes —su hermana asintió, suspirando. voltearon a ver a Carl que traía bolsos y lo ayudaron —oye, no te preocupes por tú papá, lo voy a cuidar...
—de mí, lo va a cuidar de que yo no lo lance a los caminantes por idiota —admitió, Calipso. Carl rió suavemente, sabiendo que era un chiste cuando ella le guiñó el ojo.
Calipso volteó, viendo a Daryl, su hermano hizo una mueca y ella se acercó a apoyar su cabeza contra su hombro, recibiendo pequeñas caricias de Dixon.
En verdad esperaba que Maggie y Glenn estuvieran bien, se había acostumbrado demasiado a qué fingieran ser sus padres y ella la hija rebelde. Tonto juego de tres chicos de al rededor de veinte años. Se despegó y miró a Carl con la bebé en brazos.
Se acercó a despedirse, dejando un beso en la frente de ambos y con Daryl se fueron al auto.
Una vez llegaron, Calipso se giró para ver a Michonne, suspiró y bajó la katana del asiento de copiloto para dársela, la morena solo asintió en forma de agradecimiento. La menor de los Dixon tomó su ballesta y se acercó a bajar las demás cosas.
—tienen patrullas —les aclaró, siendo Michonne, su guía para entrar y salir del lugar —sera mejor ir a pie.
—¿Qué tan lejos? Ya es casi de noche —preguntó, Rick, llegando a un lado de Calipso.
—te dije que debimos salir en cuanto supimos —se quejó, la menor de los Dixon, Daryl los miró a ambos.
—antes de que empiecen, no hay tiempo —les aclaró, volteando a ver a Michonne que alzó las cejas con curiosidad.
—no gastaría mí tiempo en discutir con ella...
—a eso me refería —se quejó, Daryl, Calipso estaba por atacarlo pero el ballestero interrumpió —¿Por dónde?
—a dos kilómetros —le dijo, la morena, sacando su katana —tal vez tres.
Cerraron el auto, tomando lo necesario, y se fueron sin darle atención a la caminante que se acercaba a ellos. Comenzaron a caminar por el bosque, yendo detrás de Michonne.
—sé lo que hiciste por mi —Rick, le susurró a Calipso que lo miró de reojo —por mí bebé, mientras yo estaba...
—siendo un completo idiota —terminó, Calipso, haciéndolo suspirar.
—procesando todo, diría yo —se defendió, ella lo miró con ironía —...Gracias.
—agradeceme cuando me devuelvas el favor, hay que salvar a Maggie y Glenn —aclaró, demasiado preocupada por su mejor amigo.
Siguieron por el bosque hasta que Daryl les pidió hacer silencio y agacharse, vieron demasiados caminantes. Calipso miró a Rick que les pidió mantener esa formación de círculo. Oscar usaba su pico, Calipso y Daryl su ballesta, y Rick su machete. Michonne se mantuvo apartada hasta que notaron que eran demasiados y corrieron, encontrándose de frente con una cabaña.
Entraron, cerrando detrás suyo. Claro que los caminantes los siguieron.
—silencio, silencio —les pidió, Rick. Calipso observaba como todo estaba a oscuras y arrugó su nariz ante un nauseabundo edor.
—el olor es fuerte —se quejó, Daryl. Rick, encendió una linterna.
—mas que el de Daryl —asintió, Calipso, su hermano la miró por un segundo, molesto.
—¿Qué diablos es eso? —Oscar, señaló de dónde provenía.
—debe ser un zorro... —señaló, Daryl.
—...o lo que queda de él —terminó, su hermana. Pero voltearon con el ruido de los caminantes intentando entrar —veinte, como mínimo... —pero Rick tapó su boca y ella lo miró, ceñuda. Mordió su mano y el ojiceleste soltó un quejido de dolor, señalándole, molesto, un bulto en las frazadas.
Calipso retrocedió, alzando su ballesta, Daryl tomó su cuchillo, acercándose con Rick que destapó al misterioso, el hombre se levantó con un arma, alterado.
—¿Quién demonios son? —gruñó, apuntandolos.
—¡No vamos a lastimarlo! —trató de frenarlo, Rick, más el hombre no se calmó.
—¡Salgan de mí casa!
—¡Bien, bien, nos iremos! —Rick, alzaba sus manos, mostrando que no quería atacarlo —pero no podemos en este momento.
—¡Ahora!
—¡Cállate! —vociferó, Calipso, al ver qué sus gritos alertaban a los caminantes.
—¡Váyanse ya mismo!
—¡No podemos, hay caminantes afuera! —seguía, Rick.
—¡Llamaré a la policía! —habló, dutativo, viendolos. Calipso, hizo de sus muecas más extrañadas al escucharlo ¿Otro más que no tenía ni idea de lo que sucedía? ¡Dios, no sabía si eran suertudos o desgraciados!
—¡Yo soy policía! —respondió, Rick —necesito que baje el arma. No haga nada apresurado, todo va a estar bien, solo... Mantenga la calma, mireme.
—¡Muéstrame tú placa! —recargó su arma, apuntandole en la cabeza a Rick.
En ese momento, donde supieron que Rick no tenía la placa ya que la había dejado en la granja de Hershel; Daryl miró a Calipso que suspiró, volteando a ver al extraño, justo cuando notó que él llevaba su dedo a su gatillo, Calipso disparó. Logrando que la flecha vaya al cerebro del hombre que cayó al suelo. Rick volteó a verla, siendo, nuevamente, la segunda vez que ella lo salvaba salvarlo.
—¿Recuerdan El Álamo? —Daryl, les preguntó, asomándose a la ventana.
—¿Qué carajos es eso? —Cuestionó, su hermana. Rick, suspirando, se acercó al cadáver.
—aveces me doy cuenta de lo mal que te crié —se quejó, Daryl, igual acercándose al cadáver.
Michonne abrió la puerta para que Daryl y Rick tiren el cuerpo del hombre a los caminantes, Oscar abrió la puerta trasera que estaba despejada y corrieron a salir por ella.
[…]
Caminaban de cuclillas, habiendo llegado a los muros del tal “woodbury”. Michonne les hizo una seña y se escondieron detrás de un auto, viendo a los patrulleros alumbrar la entrada con sus linternas. Calipso, miró como ellos tenían arcos y sonrió, pidiendo al fin recuperar el que había perdido. Aún que su gesto se borró cuando notó a Michonne darse la vuelta.
—¡Hey, hey! —gritó, en susurro, Rick, pero Calipso lo chitó.
—dejala irse, Grimes, ya está —se quejó, acercándose a los tres hombres —¿Qué hacemos?
—debemos elegir un edificio —Le contestó, Rick, aún agachados en la oscuridad.
—no podemos revisar cada edificio —objetó, Daryl, mientras se repartían bien las armas —no con tantos guardias.
—y, ni en sueños, nos separamos —pidió, Calipso, los tres asintieron. Volvieron a escuchar un ruido y giraron, los cuatro levantando sus armas, pero solo vieron como Michonne volvía y les hacía señas —sabía que no podía dejarnos aquí así cómo asi.
Fueron de cuclillas hasta ir detrás de ella, la morena los guió hasta una entrada mucho más directa, escondida y menos ruidosa de la que planeaban ellos, logrando colarse en Woodbury a través de un almacén.
—¿Donde podrían tenerlos? —le preguntó, Rick. Calipso se acercó con su hermano a asomar sus cabezas a las cortinas, viendo el pueblo, parecía una vida normal, como si fuese antes del apocalipsis.
—hay que movernos, alguien podría venir —pidió, Calipso, viendo cómo divagaban.
—Podrían estar en su apartamento —contestó, Michhone.
—¿Y si no es así? —retó, Daryl, alejandose de su hermana que sentía la ansiedad comenzar a consumirla como muchas veces.
—entonces buscamos en otro lugar —respondió simplemente, Michonne.
—dijiste que podrías ayudarnos —se quejó, Rick, viéndola con molestia.
—No miento, eso hago...
—Grimes, dejala en paz —se quejó, Calipso, sosteniendo su cabeza —sin ella, no hubiéramos sabido que le pasó a Glenn y a Maggie, no sabríamos de este estupido pueblo y mucho menos como entrar sin problemas... —Michonne le agradeció con la mirada, pero Rick tomó el brazo de la castaña para alejarla.
—tú eres la que más me presiona por encontrar a Glenn y Maggie —recriminó, en un susurro, Daryl y Óscar llegaron a su lado, Calipso se safó de su agarre —si esto sale mal, nos deshacemos de ella.
—¿Creen que nos esté llevando a una trampa? —les preguntó, Oscar.
—por ahora, nadie sabe nada —respondió, Daryl —dividamonos...
—¡Dije que no nos dividieramos! —lo interrumpió, Calipso, pero la puerta sonó y la miraron, preocupados. Rick tiró de Calipso y todos se escondieron, escuchando al desconocido abrir la puerta.
—¡Sé que están ahí, los vi moverse desde afuera! No deberían estar aquí y lo saben...
Pero Rick salió, lo amenazó y Calipso golpeó la parte trasera de sus piernas para hacerlo caer. Grimes y Dixon le ordenaron callarse mientras Oscar, Michonne y Daryl también salían de su escondite. A pesar de las preguntas, ese hombre no sabía dónde estaban Glenn y Maggie. Molesta, Calipso lo noqueó.
—escondanlo —resopló, quitando un mechon de su cabello. Daryl arrastró al hombre, acatando su orden.
Pero justo, escucharon demasiados disparos que los alertó, y a los residentes del pueblo que comenzaron a asustarse. Gracias a eso, aprovecharon su susto para salir de la casa, camuflandose y yendo al origen del lugar de los disparos.
—por aquí —Rick, les avisó, abriendo una puerta. Entraron a ese galpón, alzando sus armas.
Caminaron por un pasillo hasta que frenaron al ver gente dentro, esperaron a que pasen para volver a caminar y agacharse cerca de la puerta.
—ahora que los tenemos aquí... —escucharon una voz dentro —que bueno que nos pongamos al día.
—no dejes de mirarme —la voz de Glenn sonó.
—te amo —tambien oyeron el sollozó de Maggie, poniendo los pelos de punta de Calipso.
—¡De pie, muevanse, vamos! —los vieron pasar cerca de ellos.
—ahora o nunca —susurró, la menor de los Dixon, dándoles las granadas de gas lagrimojeno.
Rick y Daryl las lanzaron, Calipso corrió a tomar a Glenn y Maggie mientras la cubrían, tiró de ambos, escuchando los disparos de sus nuevos enemigos. Salieron de ese galpón a las calles, tratando de no recibir ninguna de esas balas. Calipso, en la delantera, pasó un brazo de Glenn sobre sus hombros, viendo el estado de su mejor amigo.
Glenn tenía el rostro hinchado, sin camiseta ya que la usaba Maggie. El asiático casi escupía sangre y a penas podía caminar, lo que rompió el corazón de la menor de los Dixon.
—adentro, rápido —Rick, le abrió una puerta y ella entró, llevando a Glenn consigo. Dejó a su amigo en el suelo, Maggie corrió a ponerse a su lado, las dos acuclilladas. Los demás revisaban que no hubiese nadie.
—¿Qué mierda te pasó? —susurró, Calipso, con la preocupación en la punta de su lengua.
—¿Cómo nos encontraron? —Maggie, le preguntó a la chica.
—¿Estas muy herido? —Rick, le cuestionó a Glenn.
—estoy bien... —balbuceo, sin fuerza alguna.
—¿Dónde está esa mujer? —Maggie preguntó por Michonne. Negaron, habiéndola perdido de vista y Rick ordenó que la dejasen por su cuenta.
—Glenn, ¿Que te pasó? —repitió, su mejor amiga y él asiático se negó a decirle. Glenn no quería que Calipso supiese, no sabiendo como reaccionaria, pero los ojos desamparados de su mejor amiga, suplicándole, lo hicieron susurrar con dolor.
—Fue Merle...
Calipso, miró a Daryl, que al segundo se acercó, los dos miraron a Glenn como si estuviese delirando por la cantidad de golpes que había recibido, pero la mirada de pena, con rencor contenido, que le dirigía a su mejor amiga solo se los confirmaba.
—es verdad —repitió, el asiático —él nos hizo esto... Cara a cara. Me lanzó un caminante, iba a ejecutarnos —cada una de esas palabras, iba como una daga directa al corazón de Calipso.
—¿Mí hermano es ese gobernador? —murmuró, con voz temblorosa, Daryl. Ayudando a Calipso a ponerse de pie que procesaba todo lo dicho. Oh, Merle estaba con vida.
—no, es otra persona —les dijo, Maggie —tú hermano es su mano derecha o algo así...
—¿Sabe que estamos aquí? —Preguntó, Daryl, a su vez, veían a la muda Calipso.
—ahora si —asintió, Glenn —Rick, lo siento, le dijimos dónde estaba la prisión, no pudimos resistir.
—no, no tienes que disculparte.
Calipso admiró su arma y su ballesta, miró a Daryl y él notó, en los ojos cristalizados de su hermana, esa batalla interna que ella estaba teniendo sobre lo bueno y lo malo. Sobre dónde estaba su lealtad, si donde su grupo que la quería o donde su hermano mayor que había vuelto de la muerte.
—oye, si mí hermano está aquí, necesitamos verlo —Daryl, trató de evitar que salgan por la puerta.
—ahora no, estamos en territorio hostil —negó, Rick, mirando como Calipso estaba en una especie de shock.
—es nuestro hermano, no voy... —la mandíbula de Daryl temblaba, pero Rick lo interrumpió.
—¡mira lo que hizo! —señaló a Glenn y Maggie —tenemos que irnos ahora.
—¡Quizás pueda hablar con él, llegar a un acuerdo!
—no estás pensando con claridad —negó, Rick —a pesar de lo que digan, están heridos, Glenn a penas camina ¿Cómo saldremos si los caminantes o este gobernador nos ataca? Los necesito. ¿Están conmigo?
—si... —se resignó, Daryl, miraron a Calipso pero ella evitaba verlos.
—¿Cali? —preguntó, Rick, buscando la mirada de la chica que solo asintió, limpiando con fuerza aquella maldita lágrima que se le había escapado.
Cuando salieron, tiraron bombas de humo y abrieron fuego contra aquellos que también les disparaban, tratando de salir de Woodbury, pero el pulso de Calipso fallaba totalmente. Pronto, se escondieron detrás de un pequeño hueco en la entrada de una casa, cera del muro.
—no puedo desde aquí —negó, Calipso, evitaba mirarlos. Lo que notó Rick —ire de más cerca...
—si, yo te cubro —Daryl, asintió, sabiendo lo que pensaba su hermana —los seguiremos después.
Volvieron a lanzar una granada de humo que les dio ventaja, Calipso corrió con Daryl a disparar más de cerca, pero solo a quienes podían reconocer, no querían dispararle accidentalmente a Merle. Aún que, en un despiste, vieron como le disparaban a Oscar que ayudaba a salir a Glenn y Maggie.
—Daryl... —Calipso se ocultó, detrás de la banca, murmurando con voz rota, su hermano dejó de disparar y la miró. Sabiendo que ambos eran capaces de derumbarse en ese tiroteo.
—Lo vi, está ahí —le susurró su hermano, recargando.
—¡Calipso! —escuchó el grito de Rick, que subía el autobús, buscandola con la mirada para salir con ella, más Calipso comenzó a sentir las lágrimas bajando por su mejilla.
Oh, por sus hermanos era capaz de meterse en al boca del lobo.
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