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11| ❝Calipso como carnada❞

╰─────➤Los cobardes
mueren muchas veces antes
de su verdadera muerte; los valientes prueban la muerte solo una vez

W.S











EL JAMON fue bajando en la cuerda, a través del pozo, hasta llegar frente al caminante, que no se inmutó, solo lo miraba.

—creo que no lo quiere —Dale, habló, a un lado de Shane.

—¿Tú crees? —Preguntó sarcástica, Dixon —tal vez, sea porque un jamón enlatado de hace meses, no grita como una perra loca cuando te lo quieres comer.

—En sentido no irónico, significa que quiere algo vivo —T-dog, aclaró. Por ende, todos miraron a Glenn y Calipso que estaban juntos.

—otra vez yo no —se quejó, Glenn, viendo a su amiga que abrió la boca indignada.

—¿Y quieres que yo cubra tú rol en este grupo? —Se señaló incrédula.

—¡Mi rol no es ser siempre la carnada! —se quejó viéndola suplicante —eres igual que yo, rápida, escurridiza, hasta más flexible. Por favor, no quiero morir.

—¿Y yo si quiero? —Pregunta, retórica —no bajaré ahí —señaló mientras los demás preparaban las cosas para que uno de los dos baje.

—yo tampoco —Se quejó. Los dos se observaron varios segundos, con el corazón a punto de salirse de los nervios, hasta que, los dos, al unisono hablaron.

—Piedra, papel o tijera.

Los observaron incrédulos, pero los dos levantaron sus manos. Primera ronda, Calipso ganó por colocar piedra y su amigo tijera; segunda ronda, Glenn ganó por poner papel y su amiga, otra vez, piedra. Los nervios los consumían siendo que era el desempate.

—¿Sin rencores? —le preguntó, Calipso.

—Sin rencores —asintió, Glenn, antes de que desempaten.

Calipso papel.

Glenn tijera.

—¡Si, si, si! —Glenn bailó feliz pero luego abrazó a su amiga —te quiero, que en paz descanses —Ella lo empujó con fuerza, sentandose al borde del pozo mientras Shane le ataba la soga en la cintura.

—En serio me gusta tú corte de cabello, Krilin —Dijo nerviosa, bajando la vista al caminante, como si viera pasar la vida frente a sus ojos, con una pizca de ironía hablo —¿Cómo debe ser no estar paralizado por el miedo y el desprecio por una misma?

—no te preocupes, te sacaremos de aquí en una sola pieza —Shane quiso tranquilizarla. Cosa que no logró.

—que sea en una pieza con vida —Glenn pidió, su amiga lo miró mal —te estoy ayudando.

—si me muero, que conste que quede grabado en tú conciencia, tú deberías ir en mi lugar —lo amenazó molesta. Luego miró a Shane —que sea con vida es importante —repitió, él asintió.

Shane se alejó a tomar la soga con los demás, Calipso sintió enormes ganas de llorar mientras la desesperación y ansiedad se acumulaban en su abdomen bajo, era una sensación de unas desagradables cosquillas que le pedían gritar.

—Que sea despacio, por favor...

—te tendremos —Aceptó, Andrea.

—ustedes están locos —se quejó, Maggie, viendo con pena a Calipso.

—¿Quieres sacarlo de tú pozo o no? —Refutó, Shane. Dale llamó a Maggie que tuvo que acercarse a un lado de Calipso para ver que no se muera.

—Si muero, díganle la cosa más cursi posible a Daryl —Les pidió antes de exhalar con fuerza y sostenerse de la barra para bajar.

Miró debajo de sus pies al caminante, por cada centímetro que la soga bajaba, los escalofríos iban subiendo tan tortuosamente por su cuerpo que comenzaba a perder el ritmo de su respiración, volviendola errática. Lo apuntó con la linterna, notando que estaba tan hinchado que parecía no ver por lo gordo que estaban sus párpados.

—¿Vas bien? —Maggie, le preguntó preocupada.

—¡Tú qué crees! —Le miró furiosa y luego volvió a bajar la vista —estoy tan bien como patada de burro —susurró, tomando la otra cuerda que usarían para atar al caminante y sacarlo, comenzó a bajarla —Aun que no me guste, necesito ir más abajo... Un poco más —miró viendo que estaba a unos dos metros —¡Listo! Dios, soy su carnada, no su comida —comenzó a bajar la cuerda.

Sus manos temblaban, sudaban, sin entender como Glenn se arriesgaba tantas veces, ella prefería dispararles de lejos con sus flechas. Sus manos no parecían de gelatina como en ese momentos, su cuerpo no parecía tan frío de los nervios y las ganas de llorar no recorrían cada célula de su persona, claro, ahí sí estaba sucediendo. Aún así, logró ponerle la cuerda y la ajustó.

Escuchó un ruido, solo para sentir como bajaba medio metro de golpe, gritó asustada. Comenzó a sollozar pero eso no fue suficiente, bajó un metro más y las lágrimas ya se acumularon. Estiró sus piernas, sus brazos, trató de sostenerse de las piedras del pozo, escuchando al caminante enloquecer por su cercanía.

—¡Saquenme de aquí, saquenme! —Gritó aterrada, veía al caminante intentar agarrar sus piernas. Sus manos rozaban contra sus pies aún que ella pataleaba tratando de evitar eso —¡Joder, los odio! —Sus cuerdas vocales parecieron quebrarse, la exasperación se notaba en el sudor que bajaba, deseaba salir de ese pequeño y oscuro pozo dónde el ruido de sus lamentos, y gruñidos del caminante, eran lo único que se escuchaba.

La angustia la estaba carcomiendo cuando simples segundos parecían horas.

—¡Quítate! —le gritaba al caminante que cada vez parecía tener más chances de comerla —¡Saquenme de aquí, hijos de puta! ¡Saquenme! —Pateaba la mano del caminante que, cada vez que la tocaba, parecía ser la misma muerte queriendo llevarse su alma —¡Quiero salir! —Gritó, un grito tan largo, fuerte, doloroso que parecieron haberla escuchado en Cuba.

Su grupo tiraba como podía de la soga, gritando desesperados el nombre de Calipso, sin querer perder a la menor de los Dixon. Comenzaron a tirar y tirar de la soga hasta que vieron cómo ella salía, Shane corrió a tirar de ella, quien cayó al suelo desesperada.

Calipso se arrodilló, respirando agitada mientras sentía a Lori acariciar su espalda y preguntar por su bienestar. Calipso miró el cielo y por un segundo vaciló en agradecerle a Dios, como si ahora creyera en él.

—Los odio tanto —susurró viendo a su grupo que respiraba agitado —tanto, tanto... —se levantó, sintiendo sus piernas gelatinosas y una sonrisa se formó en su rostro sin creer lo que acababa de vivir.

—volvemos al punto de partida —Dale se quejó, pero Calipso comenzó a reír hasta que estalló a carcajadas.

—mierda, eso dices tú —señaló al anciano antes de darle la soga que estaba tensa, la soga con la que ató al caminante —dejenme unos minutos, háganlo ustedes, creo que me voy a desmayar —se tiró en la tierra, cerrando los ojos, su pecho subía y bajaba sin frenar.

Ese momento iría a la lista de sus diez peores experiencias con caminantes hasta el momento.

El grupo comenzó a tirar de la soga, Calipso se levantó, sacudió su ropa y observó cómo entre seis y un caballo trataban de subir a ese gordo caminante. Ya lo estaban sacando, observó aún más asqueada con plena luz iluminando al caminante pálido. T-dog tuvo que moverse cuando casi lo agarraba.

—¡Vamos, ya casi! —de la cintura para adelante estaba fuera, pero no salió más —¡Se travó!

Nadie vió venir que partirían al caminante a la mitad, dejando los sesos repartidos en el suelo, mitad fuera y mitad cayendo dentro del pozo. Calipso abrió la boca, sintiendo la rabia remplazar la angustia que antes sintió.

Se acercó, furiosa, a patear la cabeza del caminante hasta matarlo, lo pisó, una y otra vez, hasta que casi ya no tuvo cabeza.

—¡Hijo de puta, bastardo, maldito imbécil, casi me muero por sacarte! —Gritó molesta mientras retrocedia viendo a los demás —son unos inútiles —los señaló, tirándose al suelo, exhausta.

—Deberiamos sellar este pozo —Sugirió, Dale.

—si, sería una buena idea —Asintió, Shane.

—que bueno que no cometimos la estupidez de dispararle —Se mofó T-dog viendo a Calipso que mordía el interior de sus mejillas.

Ella le sonrió, sarcástica, levantando su mano para mostrarle su dedo corazón.

[…]

Calipso salió de la ducha, luego de clausurar el pozo para que no diese más agua, decidió al fin bañarse. La adrenalina aún recorría su cuerpo al pensar como casi moría de esa forma, odiaría morir así. En un espacio reducido, por un caminante y sin haberse podido defender. Envolvió su cuerpo en una toalla, estando en la habitación de Maggie.

La nombrada se había ido a la farmacia con Glenn, dejándole ropa a la menor de los Dixon para que se vistiese. Calipso se estaba terminando de vestir cuando tocaron la puerta, fue a abrir para encontrarse con Rick.

—¿Estás bien? Lori me dijo lo que pasó, Shane a Hershel —Preguntó con preocupación, Calipso alzó su ceja —¿Qué?

—¿Tú qué crees? cuando baje por ese pozo, ví toda mi vida pasar frente a mi, una gran descarga de adrenalina que casi me da un ataque al corazón —contó y sonrió, Rick la veía sin creer —pero fue increíble. Así que si, estoy bien.

—Estas demente —rió llevando una mano a su frente, Calipso también rió —tal vez quieras contárselo a Carl, él está despierto —señaló, Calipso lo miró sorprendida y pasó a su lado yendo rápido hasta el cuarto donde el niño la miró a penas entró.

—Hey —saludó, yendo a sentarse a su lado.

—Hola —el niño sonrió —hola, papá.

—hola —se puso detrás de Cali, los dos viendo al menor que sonreía.

—no tienes una idea de todo lo que pasó —Le contó al niño que la miró con curiosidad.

—¿Pasaron muchas cosas?

—No, no muchas, pero las pocas fueron increíbles —dramatizó logrando alegrarlo —si te digo que tuve que meterte a un pozo dónde un gordo e hinchado caminante estaba, teniendo que ser su carnada y atarle una soga pero que casi me come ¿Me creerías? —Carl abrió los ojos sorprendido pero negó, Calipso fingió indignación provocando su risa —Es la verdad.

—¿Es cierto, papá? —miró a Rick que se encogió de hombros.

—yo no estaba —admitió y Carl miró con ojos entrecerrados a Calipso que comenzó a contarle todo lo que vivió y sintió en esos momentos, casi como una historia de terror con final feliz, cuando acabó, Rick estaba sentado a su lado —espera ¿Me estás diciendo que hicieron piedra, papel o tijera para decidir?

—no me quedó de otra —Se defendió viendo reír a Carl —pero mi aventura no me dejó cicatrices increíbles como la tuya —señaló a Carl.

—ahora soy igual a papá —miró a Rick —nos dispararon —Calipso hizo una mueca divertida —¿No es raro?

—creo que es preferible decir que tenemos los mismos ojos, así que, que quede entre nosotros —pidió Rick y Calipso le dió la razón —ahora que entraste al club, debes usar el sombrero ¿No lo sabías? —levantó su sombrero de sheriff y se lo colocó al niño, pero le iba grande. Rieron suavemente —mañana lo rellenaremos para que te quede bien.

—¿Lo extrañarás?

—tal vez me lo puedas prestar de vez en cuando —bromeó.

—quizas lo haga —asintió y Calipso le acomodó el accesorio.

—yo también quiero uno ahora —abultó su labio inferior.

—tambien te lo puedo prestar —Le contestó el niño lo que causó sus tiernas risas, pero Carl bostezó y Calipso se levantó, acomodando sus mantas para taparlo —gracias.

—De nada —dijo. Rick se levantó poniendo su mano en la cintura de la chica.

—ahora descansa —Le pidió a su hijo mientras los dos iban a la puerta.

—de acuerdo, los quiero —miró como ambos estaban por salir. Rick y Calipso se miraron con pequeñas sonrisas y voltearon a ver al niño.

—nosotros a ti —Le dijo Rick, dejando la puerta entreabierta para Hershel que subiría en minutos.

Los dos salieron, quedando fuera y observandose en silencio.

—me voy —Calipso señaló el cuarto y Rick asintió.

—Si, si, ve —Sonrió yendo a las escaleras. Calipso se dió vuelta para ir al cuarto, suspirando.

Se sentó en la cama mirando su reflejo en el espejo y se echó en la cama, prefiriendo ignorar todo y disfrutar de dormir en un lugar decente hasta tener que volver a los incómodos autos. Ya que Carl estaba curado, solo faltaba encontrar a Sophia.

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