XXI |Pesadillas|
Jude, 8 años
25 de noviembre
Solté una risa bajita mientras veía Bob Esponja, no quería hacer tanto ruido por Zara, era mejor que siga durmiendo, papá y mamá habían salido muy arreglados.
─No hagan travesuras ─había dicho mamá antes de salir. El sol ya se había ocultado hace unos minutos, tuve la suerte de ver como se escondía en la terraza, ahí se puede observar de una buena manera.
De pronto tenía hambre, a esta hora papá sabe traer golosinas, pero Zara podría matarme de hambre. Caminé a la cocina tanteando los lugares para no golpearme, no avanzaba al interruptor para prender la luz, era la más pequeña de la familia.
Choqué contra una silla del comedor esperando no haber hecho mucho ruido, me paré en la misma silla y logré prender la luz, todo estaba limpió y ni siquiera había un pan por ahí.
─ ¿Por qué haces tanto ruido? ─gruñó Zara a mi espalda, bajé de la silla nerviosa.
─Tengo hambre ─susurré, Zara me vio fijamente sonriendo de lado, oh no, esa sonrisa.
─Bien, jugaremos a la cocinita ─sus juegos dolían, no quería jugar con ella.
─No tengo ganas de jugar ─murmure viendo por donde escapar.
─Jugaremos a la cocinita, Jude ─advirtió, asentí sintiendo el aire escaparse de mis pulmones, Zara puso verduras en el mesón, sacó un cuchillo y lo dejó en el mesón de un golpe. ─ como no sabes ni hervir agua, hoy seré tu maestra.
─ ¿Q-qué hago?
─Ven ─di pasos lentos hacia ella, Zara me dio una zanahoria y el cuchillo─ pela y pica en cuadritos
─Si ─con los nervios de punta estaba tratando de adivinar como se hacía, a mi cabeza vino algunas escenas de mamá haciendo lo que Zara me pidió. El cuchillo tenía demasiado filo, y era grande para mi mano.
─No tengo todo tu tiempo ─con miedo empecé a pelar la zanahoria, tuve tantas fallas que me dio miedo cortarme los dedos ─hazlo bien, Jude ─ella no parecía una niña de once años. Era muy mala.
─Lo siento ─murmuré, el cuchillo resbaló pasando por mi dedo, solté un jadeo viendo como un hilillo de sangre salía, no era muy grande pero igual dolía.
─ ¡Eres tan inútil, trae eso acá! ─pasó demasiado rápido cuando Zara jaló el cuchillo de mi mano desgarrando la piel de mi mano, solté un chillido viendo la sangre desbordarse de mi mano, abrí el puño despacio sintiendo ese ardor horrible, había una herida fea, se extendía desde la palma pasando por la unión de mis dedos índice y anular.
─Duele ─solloce, miré a Zara y ella me veía impasible, no tenía expresión alguna, del cuchillo resbala gotas de sangre, la imagen me dio tanto miedo que retrocedí, parecía sacada de una película de terror.
─Deja de llorar, me estresas ─pasó por mi lado empujándome con fuerza, mi costado dolió porque me di contra el filo del mesón.
─Zara ─llamé, ella seguía como si no hubiera hecho nada, lavo el cuchillo y fue a su habitación. Yo me quedé parada ahí llorando, me subí a una silla para poder lavarme la mano, cuando el agua tocaba la herida lloraba más fuerte.
Una vez mamá me dijo que era muy llorona, que debía ser como Zara, que es más fuerte que yo. Tal vez tenía razón, pero... La puerta de la casa fue abierta y las voces de mis padres hicieron aparición.
─ ¿Qué diablos pasó? ─mamá fue la primera en preguntar, no me fije que había sangre en el suelo─ ¿y ahora por qué lloras, Jude?
Estaba enojada, papá pasó de largo sin entrar a la cocina.
─Zara me lastimó ─fue lo único que dije
─Por dios, hija, de seguro fue sin culpa, ven, vamos a limpiarte eso ─dijo con aburrimiento, por un momento pensé que regañaría a Zara, fue muy mala.
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Jude, 10 años
02 de enero
Las velas hacían un bonito contraste con la mesa, sonreí esperando a que mamá y papá bajen de sus habitaciones, hoy había sido un día muy especial para ellos, así que comeremos una rica comida, Zara estaba sentada masticando un chicle mientras leía un libro de Danny Rolling, The Making of a Serial Killer, veía como sonreía y reía a carcajadas, en esas ocasiones me daba más miedo de lo normal.
Muchas veces pregunté de que trataba los libros que leía, ella sólo me veía de reojo y se reía en mi cara.
─Si te digo chillaras como la niña tonta que eres ─ha sido su contestación.
Y como si sintiera mi mirada me vio con su ceño fruncido.
─ ¿Qué tanto me ves? Acaso quieres que te de un golpe ─masculló poniéndose de pie, mi pulso cardíaco se aceleró mientras retrocedía en mis pasos, Zara cerró su libro de golpe dejándolo en la mesita de centro.
Sacó su chicle de la boca pegándolo en la pared.
─Y-yo ─mi voz salió más temblorosa de lo normal, había veces en que Zara tenían cambios de humor muy extraños.
─Joder, sí que eres tan despreciable, ni siquiera puedes hablar como una niña normal ─su dedo chocó en mi frente con burla, cerré mis ojos sintiendo la pared en mi espalda presa del miedo por su cercanía, Zara había cumplido trece años el día de ayer, y por regalo mamá le dejó pintarse su cabello de un rojo intenso que provocaba que sus facciones sean más duras y siniestras de lo que ya eran.
─Solo...solo veía c-como te
─ ¡Cállate! ─golpeó su puño en la pared, el sonido fue directo a mi oído, sus dedos apretaron mi mandíbula con fuerza─ solo me da ganas de... ─los pasos lentos de mis padres me salvaron─ cierra la boca y siéntate quietita ─asentí rápidamente.
Su mano me soltó con brusquedad que me dejó un tirón en mi cuello, todavía podía sentir sus dedos en mi piel, con pasos temblorosos me senté en mi puesto. Mamá reía de algo que papá decía, pasaron de largo tomando sus puestos sin prestar atención al ambiente tenso que suele crearse entre mi hermana y yo.
─Cariño, hemos hablado con tu padre ─comenzó mamá, tenía una pequeña ilusión que me esté hablando a mi─ nos pareció una buena idea que ya vayas con nosotros a las reuniones de la empresa ─sonrió.
─Jude, tráeme un vaso de agua ─dictó papá, sonreí asintiendo y corrí por su vaso de agua.
─ ¿Enserio? Pero no tengo vestidos para esas situaciones ─dijo Zara.
─Tranquila hija, mañana iremos de compras ─vi como mamá le sonrió acariciando su cabeza.
Un dolor extraño cruzó por mi pecho, mamá nunca me acaricia la cabeza de esa manera, tampoco me sonríe tan cálidamente como a Zara.
─ ¿Qué haces parada ahí? Jude, quiero mi agua ─papá frunció su ceño.
¿Por qué son tan fríos conmigo?
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Jude, 12 años
04 de marzo
─ ¿Acaso no sabes hacer nada? ─la voz de Zara me puso nerviosa, cogí la escoba barriendo cada rincón de su habitación, esperaba poder acabar rápido, Sally pasaría por mí para ir a jugar básquet.
Para mi mala suerte pise el cordón de mi zapatilla, caí de rodillas empujado el estante de sus muñecas de colección, palidecí viendo caer a una de ellas, Zara soltó un grito provocando que me ponga de pie.
─ ¡Eres una estúpida! ─gritó dándome manotazos, mis brazos cubriendo de sus golpes.
─ ¡Lo siento! ─grité llorando, sus manos daban bofetadas en mi cabeza y en mi rostro, seguí llorando del miedo, cuando paro vi como recogía trizas de esas muñecas de porcelana, esas tenían cara siniestra igual a ella ─ perdón, no fue mi culpa ─susurré con voz entrecortada, Zara me vio con ira en sus ojos, me jalo del brazo llevándome a las escaleras.
─ ¿Qué...? ─me tomo de ambos brazos dejándome de espaldas a las escaleras ─ ¿Zara que haces? ─susurré.
─Si rompiste mi muñeca, tú debes estar igual ─me murmuró con una sonrisa y empujó mi pequeño y débil cuerpo. Solo me escuché gritando su nombre mientras rodaba por los escalones.
Cuando desperté vi a mi mamá abrazando a Zara quien lloraba por algo, papá tenía sus brazos cruzados.
─Fue mi culpa, le dije que me baje los libros de mi habitación y por hacerla apurar cayó por las escaleras ─decía Zara ¿cuándo pasó eso?
Abrí mis ojos tratando de sentarme, todos centraron su atención en mí.
─Duele ─susurré tratando de mover uno de mis pies.
─Jude, debes tener más cuidado cuando bajes por las escaleras otra vez ─dijo papá.
Todo de oscureció nuevamente, mamá seguía abrazando a Zara, yo acostada en esa cama dura tratando de ignorar todo.
Me estaban ignorando como la niña tonta que era.
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Jude, 13 años
09 de junio
─Sácate eso, te ves ridícula, no tienes gracia y los hombres apenas te ven ─me dijo Zara, leyendo su libro. Sally me dijo que había invitado a unos lindos chicos, uno de ellos Dorian, que tenía a Sally en las nubes.
─M-me veo bien ─le dije. Zara se puso de pie caminando hacia mí. Dio un golpe algo duro en mi cabeza.
─Dije que se te ve horrible, tus tetas ni te crecen, no tienes culo y los hombres se reían de ti, eres tan insignificante que ni te regresan a ver ¿no te has dado cuenta ya?
Sentí mi respiración agitarse, un nudo en mi garganta, sintiendo alfileres pincharme causando que quiera llorar
─Es lo que eres, nadie puede ver lo bonita que eres, porque ¿adivina qué? ─mis ojos miraban el piso─ ¡Porque no eres bonita! Eres una aparecida que no soporto, no sabes cómo odio a mis padres por tu culpa ─dijo entredientes agarrando mi brazo con fuerza─ quiero golpearte hasta...hasta ─no termina de hablar solo me empuja con tanta fuerza que caigo al suelo─ vete de mí vista.
Corro a mi habitación sintiendo el aire escaparse de mis pulmones, me tiembla los labios llorando con fuerza, me acuesto en mi cama con la ansiedad a flor de piel.
No era bonita, soy tan tonta que saco bajas notas, me llaman la atención que papá ya está cansado. Mis uñas rasguñan mis brazos por la impotencia, suelto un grito desgarrador, tenía tanto miedo a Zara. Grito y grito ahogándolos en mi almohada. Mis uñas dolían por presión en mis brazos.
Sentía que moriría por la falta de aire, los sollozos se volvieron violentos en algún momento que no sentí cuando alguien me sacudía.
─ ¡Jude! ─mamá me veía con extrañeza─ ¿pero qué rayos te pasa? ─lloré alejándome de su toque, puso sus manos a ambos lados de su cadera─ ya por favor, asustaste a tu hermana, baja a comer ─dijo cerrando la puerta tras ella.
Desde ese día los episodios se repitieron, ya nadie prestaba atención a los gritos, tenía solo trece años, la gente me veía extraño, tenía ojeras muy notorias, había empezado a bajar de peso sin saberlo porque apenas y podía ver la comida sin que Zara me diga que me volvería una ballena por tanto comer.
─ ¡Hazlo bien! ─me gritó golpeando mi cabeza desde atrás, cerré los ojos sintiendo el dolor, con un poco más de desinfectante limpié la mancha del piso que ella provocó.
Sin refutar hacía todo lo que ella me pedía. Sentía mi vida vacía, no hallaba la felicidad en nada, solo soledad en mis cuatro paredes, mamá y papá no decían nada y eso era peor. No obstante, Sally estaba para mí, sin embargo, necesitaba algo más.
Pero entonces esa noche...
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Jude, 15 años
30 de octubre
Hoy me escondí en mi habitación, mis padres se habían perdido nuevamente y estaba sola con una Zara drogándose en la sala.
Escuchaba como gritaban, reían y pedían dulces en cada casa, pero nadie se acercaba a la nuestra. Miré el reflejo en mi ventana, algo distorsionada, pero igual seguía siendo un moretón grande en mi mejilla izquierda, estos días todos me veían con pena, la lástima impregnada en sus expresiones, el pueblo de Dalia conocía lo que sucedía en esta casa.
Especialmente que me sucedía a mí.
─ ¡Perra, sal de ahí! ─me moví nerviosa cerrando con pestillo la puerta, retrocedí muy asustada ante su desenfreno. ─ ¡eres una idiota! ¡Nunca debiste llegar a esta casa! ─gritaba, estaba drogada, tenía dos años haciéndolo, mamá hacía todo por ayudarla, pero nunca hacía nada por ayudarme a mí, que sufría los ataques de pánico, las pesadillas y la ansiedad.
Ellos solo ignoraban mi dolor.
─ ¡Ellos arruinaron mi felicidad! ¡Debía ser solo yo, no tú!
De mis ojos ya no salían lágrimas, bajé la cabeza sintiendo ese estremecimiento por la tristeza, es como si siguiera dando golpes en mi corazón. Zara me golpeaba con palabras y puños.
Dejé que mi cuerpo caiga al suelo oyendo sus palabras por una noche más. ¿Por qué dice que soy una aparecida? Soy su hermana. De pronto solté un chillido viendo la puerta abrirse de golpe, algunas astillas saltaron por la habitación, Zara tenía sus ojos rojos como su cabello, una sonrisa diabólica en sus labios, su blusa mal puesta. Pero lo que más me asusto fue lo que llevaba en su mano.
─ ¿Qué haces con eso, Zara? ─pregunté en un murmullo.
─ ¿Esto? ─alzó mirándolo, caminó hasta mí, del miedo me puse de pie esquivándole ─ creo que tengo que terminar algo, Jude
Mi cuerpo tembló, vi la maldad en sus ojos, la rabia y el odio. Empuñó con más fuerza el martillo avanzando hasta mí. Solté un grito saliendo de mi habitación, Zara corría tras mi murmurando cosas sin sentido.
─ ¡Ayuda! ─solté un jadeo sintiendo mi barbilla golpearse en el suelo, Zara salto encima mío cayéndonos al suelo, unas lágrimas traicioneras salieron de mis ojos.
─ ¡Solo me da ganas de matarte! ─ese fue el día en que completo la frase. Después de que años atrás nunca lo hizo.
─ ¡Ayuda! ─solloce luchando con su fuerza, si ese martillo golpeaba mi cabeza estaba muerta.
Y no quería morir, todavía tenía cosas que hacer, tal vez vivía bajo la sombra de Zara, pero un día me vi en una casa bonita, con un esposo que me de amor e hijos que pueda cuidar y darles cariño. Sentir ese calor de la armonía y el sentimiento de hogar, eso quería.
─ ¡Perdón, perdón, no sé qué te hice, pero perdóname!
─ ¡Lo que hiciste fue aparecer! ¡Nunca perteneciste a esta casa, no eres digan de este apellido! ─lanzó un golpe con el martillo, pude taparme con mis brazos, dolió como los mil demonios.
─ ¡AYUDA! ¡AYUDA! ─no se cuan alto grité, pero pude oír voces afuera, logré quitarme a Zara de encima y corrí por la sala buscando un refugio, ella fue más rápida agarrando mi cabello y estrellando mi rostro en la pared, dolió horrible.
─Deja de gritar, zorra ─gruñó, no quería morir, no quería.
─Ayúdenme por favor ─solloce esperando a que Zara de su último golpe.
─No debiste aparecer ─dijo alzando el martillo, cerré los ojos esperando que suceda, sin embargo, alguien la retiró de un jalón, Zara gritaba como una desquiciada, yo solo me hice una bola en el suelo llorando.
Me iba a matar
Ella... Mi hermana quería acabar conmigo.
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
─Jude ─oí que alguien me llamaba, sentía mi garganta seca, me escuchaba gritar, pero mi boca estaba cerrada, Zara me quería matar, era una psicópata.
Recuerdo como mis padres lloraban por su partida, la policía de Dalia le había sentenciado a dos años en un centro psicológico. Desde ese entonces ellos querían hacerme creer que se preocupaban por mí, esa "ayuda" en el psicólogo fue solo por presión del juez, o sino el estado me llevaría por negligencia de mis padres.
Es por eso que yo lo sentía forzado, sus muestras de cariño, sus "Jude, cariño" eran falsos, todo era falso, ellos solos deseaban a Zara, no a mí. Solo a Zara
─ ¡Jude! ─abrí mis ojos asustada, pestañeé saliendo de todos mis recuerdos, vi oscuridad ─ ¿Nena? ─el rostro de Tae estaba encima mío, cerré los ojos dándome cuenta que sucedió otra vez.
Las pesadillas volvieron, el pánico mientras dormía sucedió. Sus manos me sostuvieron mientras me sentaba en la cama.
─Mi niña ¿Qué sucede? ─preguntó preocupado.
─Ella me iba a matar ─balbucee desorientada─ me iba a matar ─mi cabeza se sacudió mientras murmuraba lo mismo como un disco rayado.
─Jude ─seguí diciendo cosas fuera de mí, odiaba que esto suceda, me desconectaba y perdía la razón─ ¡Jude! ─su grito me detuvo, no me di cuenta que me estaba lastimando, sus ojos me vieron asustados, mis uñas estaban con pequeñas manchas de sangre, mis brazos rasguñados por mi culpa.
Me separé de él bajando la cama, el me siguió, pero retrocedí.
─Cálmate Jude, soy yo, mi amor, soy yo ─reaccioné tomando aire, no era de noche, tal vez las cinco de la tarde, había luz todavía, pero...pero yo vi que todo estaba oscuro. Taehyung tenía su bóxer puesto y yo solo una camisa de él, ahora recuerdo que habíamos hecho el amor cuando llegamos al departamento, luego de que me haya calmado en su oficina.
Me tiré a sus brazos llorando, no quería volver a ese hueco de las pesadillas, no, por favor no.
─ ¿Qué sucede, cariño? ─me sentó en su regazo acariciando mi cabello.
─Mis pesadillas volvieron, yo...yo los sufría cuando ─suspiré, no lo había contado, yo omití esa parte, porque pensaba que, si lo borraba de mi vida, tal vez nunca sucedió─ cuando mi hermana se volvió loca y me quiso matar.
─ ¿Qué? ─sus manos tomaron mis mejillas.
─Ella pasó dos años drogándose, el día de Halloween me había quedado encerrada en mi habitación porque ella me golpeó y tenía un moretón en mi rostro, así que no pude salir, pero entonces...ella parecía más drogada de lo normal y tenía un martillo en sus manos, es por eso que estaba en un psiquiatra, fue decisión del juez. ─hablé demasiado rápido.
─Mi amor ─me abrazó con tantas fuerzas─ cálmate, ya pasó, mi niña, deseo que me avises cuando te sientas mal, tal vez no tenga la solución en ese momento, pero te juro que estaré para ti, siempre.
Sus brazos me sostenían con tantas fuerzas, su calor me encantaba, seguía llorando como una niña, me sentía en paz estando en sus brazos, sus mimos me abrigaban, solo deseaba que esté conmigo siempre, amándome como lo ha hecho hasta ahora.
Minutos después me arropó en sus brazos y nos dormimos abrazados.
─Te amo y haré que sonrías siempre ─murmuró en mi cabeza.
─Yo también te amo. ─comenté con un hueco en mi pecho, sentía algo exraño.
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Besitos en la frente
Les pido una disculpa si hay errores en la ortografía o algún otro por ahí.
Bay, bay 🐞
🍃; 「 NOCHU VANGOGH 2021©」
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro