Capítulo II
─Me sorprendiste con tu interacción el día de hoy, Jude, me alegra tanto, nos vemos la próxima semana ─me sonrió, la Srta. Karen salió con su caminada pausada y elegante.
Inflé mi pecho con orgullo, había pasado recién una semana que mi curso de química estaba dando frutos y por fin el día de hoy me atreví a participar en la clase, realmente se sentía muy bien.
─ ¡Que alegría Jude! ─Sally me abrazo por los hombros─ por fin la Srta. Karen no te reprendió.
─Se siente muy bien, debo estudiar más para la próxima lección.
Sally me sonrió muy alegre, unos minutos después ella se fue, salí con una sonrisa en mis labios, hoy era jueves y me tocaba curso a las cuatro de la tarde, así que caminé directo a casa, sin antes pasar por la pastelería, llevaría unos pastelillos a mamá y papá.
─ ¡Hola, hola! ─entré saludando, el lugar estaba con unas pocas personas, unas habituales, por cierto, estaba acostumbrada a verlos por aquí.
─Hola Jude
─ ¿Como le va señor Ho? No le he visto por la biblioteca ─me senté en el puf cerca de entrada.
─Sun está de viaje de negocios, así que me tomé esos días para descansar ─el señor Ho era un señor de cincuenta y tantos años, desde que tengo uso de razón a trabajado en la biblioteca del pueblo, su hija Sun, es una joven algo odiosa, pero buena hija al fin de cuentas, ayuda siempre a su padre en el negocio.
─Genial, tome esos días y dese el lujo de dar paseo por la ciudad, el día marte vi que hoy en la noche habrá una exposición de artes ─comenté con entusiasmo─ podría ir darse una vuelta por ahí, se cuánto le gusta a usted y a María ese tipo de cosas ─María era su esposa.
─Muchas gracias por la información, Jude, a María le agradará la idea.
─ ¿Qué llevarás hoy mi niña? ─me levanté del puf caminando hacia la barra, en ese instante sonó la campanita.
─ ¿Pastelillos o donas? ─me pregunté en susurro.
─ ¿Qué se llevará hoy joven?
─Papá casi nunca sabe comer donas ─hice una mueca recordando las veces que llevé donas y la única que comió fui yo porque mamá ponía excusas de que comer chocolate le dolía el estómago, pero, ¡habría más para mí! ─¡llevaré donas Mimi!
─En lugares como estos los gritos son demás ─pestañeé confundida, mis labios se fruncieron.
Es él
─ ¿Entonces en su lujosa cafetería si podría?
─Negado, los gritos son muy molestos, irritantes e innecesarios.... Jude ─mis ojos se abrieron de sorpresa, recordaba mi nombre.
─ ¿Recuerda mi nombre? ─pregunté bajito, como si fuera confidencial entre los dos.
─Y recuerdo haberla oído decirme "señor como se llame" ─apagó su Tablet, bendito Dios, pero si este hombre tenía una pegatina en la frente y escrito con tinta roja "dinero y más dinero"
─Es que yo no sé cómo diablos se llama usted ─murmure en respuesta, el frunció el ceño.
─ ¿Siempre tiene esa vulgaridad al momento de hablar? ─cruzó una pierna, yo ni eso hacía, era ese tipo de chica que si me decían siéntate como una señorita hacía lo contrario, y me sentaba como un año viejo.
─¿Vulgaridad? ¿Habla de mi vocabulario? ─el asintió─ pues.... La vida es una sola y al carajo todo ese tipo de reglas y pautas ─me reí, el me vio horrorizado.
─Su pedido ─Mimi sonriendo le tendió una malteada con pan de yuca, creo que cambié de opinión, los panes de yuca son deliciosos.
─Muchas gracias.
─ ¿Te decidiste cariño? ─solté un suspiro.
─Creo que me llevaré cinco donas y una docena de panes de yuca ─Mimi me vio con los ojos abiertos.
─ ¿No es mucho, mi niña?
─Creeeo que no, Mimi ─chasquee mis dedos sonriendo, ella asintió y se perdió por la cocina.
Saqué mi celular mientras Mimi llegaba con mis caprichos, veía las historias de Instagram con desinterés, tenía unas ganas de ir la exhibición de arte que habría en la ciudad, pero estaba más que segura que mis padres no me dejarán hasta muy tarde en ese lugar.
Quería cumplir ya los dieciocho años, no serviría de nada, pero me sentiría más adulta, no me di cuenta que me había reído hasta que otra vez sentí esa mirada en mi perfil, este hombre resultaba algo interesante.
─ ¿Siempre es así de extraña? ─preguntó, aspire dándome la vuelta para poder verlo bien, está vez vestía un traje de un azul marino muy bonito.
Los días que estuve yendo al curso lo veía de lejos entrar y salir de la empresa, hubo dos días que no lo vi, supuse que era porque en el mundo de los empresarios, se basaba en viajes y viajes.
─Es mejor ser extraña que ordinaria y común ¿no cree? ─como la otra vez, limpió la comisura de sus labios y me vio atento. Sus facciones casi no cambian cuando habla, manteniéndose neutro, no sé si lo hace en forma de burla o serio, ni siquiera sé si dice algo sarcástico.
─Buen punto ─murmuró en automático. Aparte mi vista sintiendo algo de nervios, el lugar se quedó solo bajo el sonido de la radio.
Movía mis manos sin saber que hacer.
─Hasta luego Jude ─se despidió el señor Ho, le di la espalda a la barra para verlo─ gracias por la recomendación, iré con María a esa exposición que dijiste, nos vendrá bien.
─ ¡Genial! Disfrútenlo por mí. Que les vaya bien ─sonreí sacudiendo mi mano. Él señor Ho se fue la pastelería. Y ahora si quedó vacío, a excepción del hombre a mi lado y yo.
─Ten cariño, y vete rápido, que no se te haga muy tarde para tu curso de química ─cogí entre mis manos mi bolsa de donas y pan de yuca ─ y le saludas a tus padres de mi parte.
─Lo haré Mimi ─dejé el dinero en la isla, Mimi lo agarró y segundos después me dio el cambió─ nos vemos mañana.
Estaba por salir cuando dubitativa gire en mis talones.
─Hasta luego... Señor como se llame ─aclaré mi garganta, el giro a verme.
─Hasta luego... Jude ─asintió.
Sonreí con los labios apretados y salí directo a casa.
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Hola, espero que les guste este capítulo, ahorita mismo publico el siguiente 😘🐰
Bay bay ❤️
🍃; 「 NOCHU VANGOGH ©2021」
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro