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𝟎𝟒𝟏. licenses pt2

CAPÍTULO CUARENTA Y UNO: LICENCIAS PT2
ARENA NACIONAL DAGOBA

Los minutos pasaron con una lentitud desastrosa, Había un único reloj colgado en lo alto de la pared adversa en la que su asiento se encontraba reposado. Las manecillas daban vueltas una y otra vez en su eje, marcando el paso del tiempo con tanta pereza que empezaba a contagiársele. Pero había sido cuestión de aguardar a la espera para que el segundo y el tercer estudiante aprobaran el examen, irrumpiendo en el lugar a los gritos sueltos como si no les resultara incómodo molestar libremente.

Hachiro los observó, de arriba a abajo: se trataba de dos estudiantes de Shiketsu. Inasa Yoarashi, de quien únicamente recordaba su nombre por la extraña presentación que dio al inicio de la mañana, y a su lado iba saltando el mismo chico albino de ojos dorados y un mechón de cabello del mismo tono.

─¡Inasa-kun, no puedo creer que hayamos pasado tan rápido!─exclamó entonces el de baja estatura, deteniendo sus pasos entorpecidos para barrer con una mirada esperanzada el lugar, cayendo abruptamente esta misma sobre Hachiro. De forma inmediata, el aparente velocista tomó con fuerza el brazo de su compañero.

Morikuro hizo una mueca cuando escuchó su nombre ser pronunciado en un chillido.

─¡Oi, es Morikuro-kun! ¡El estudiante de U.A. del cual te hablé!─en un parpadeo, Hachiro pudo vislumbrar como el mismo chico de estatura baja y voz aguda, había arrastrado con su hiper-velocidad a su compañero hasta quedar frente a él─. Soy Sookudo Raijin, estudiante de primer año en la academia Shiketsu.─exclamó elevando su voz de una manera en que perforó los tímpanos del de cabello azabache.

Suspiró y le dio una apenas visible elevación en sus comisuras, permitiéndose a su vez a si mismo ser agradable por una vez en su vida con otras personas.

─Inasa, Sookudo.─Hachiro saludó con una media sonrisa─. Soy Morikuro Hachiro, pero parece que ya me conocen.─aquel comentario que añadió a su presentación hizo que los dos muchachos frente suyo compartieran una mirada entre ambos y luego terminaran por sonreír con complicidad. Morikuro frunció el ceño, sintiéndose excluido de las ideas que podían estar maquinando sobre él─. ¿Qué?

Inasa tomó a su compañero de los hombros, sacudiéndolo de un lado a la vez que comenzaban a reir.─¡Este chico es genial, hasta tiene una cicatriz!─aquel grito dejó a Hachiro en blanco, que borró toda mueca que señalara amabilidad para pasar a parpadear confundido. ¿Acababa de mencionar su cicatriz como un fetiche?

Sookudo se soltó del fuerte agarre de Inasa, saltando entonces mientras silbaba contento. El ambiente parecía comenzar a brillar con exageración con la risa tierna que procedía de los belfos del más bajo, totalmente alegre por algo tan tonto como un comentario infantil. Todo le parecía tan lejano que hasta comenzó a comparar sus propias amistades con aquel dúo extraño.
Tan positivos...

─¡Inasa-kun, te dije, te dije!─exclamó Sookudo sonriendo, sus dientes blancos brillando ante su alegría. De repente, fingió seriedad, mareando aún más al azabache que se sentía descolocado entre ambos, y con la voz en dos tonos más gruesos siguió comentando─. Hay que adoptarlo, es nuestro deber como extrovertidos.

Hachiro.exe dejó de funcionar.

Así se pasaron los próximos minutos, llenándose de sala de espera con muchos estudiantes que acababan con la primera etapa de sus exámenes. Entre ellos, pudo divisar como Shoto Todoroki, su mejor amigo, se sentaba con parsimonia en la soledad de unos banquillos libres. Tuvo la necesidad de ir tras él, pero Inasa y Sookudo insistían en que el tiempo de caridad con ellos valdría la pena, y a pesar de que sus personalidades le resultaban un tanto extrañas, terminó aceptando.

Descubrió que las particularidades de ambos eran bastante poderosas. La de Inasa se trataba del control del aire, un elemento que aplicado con un entrenamiento correcto podía ser de buen provecho.

Y Sookudo era un velocista, como ciertamente ya había notado Hachiro, con la extraña particularidad de que su velocidad se extendía a la de la luz, sufriendo en consecuencia una sofocación inmensa mientras la utiliza.

Por su parte, se permitió abrirse un tanto con ellos, comentándoles sobre el accidente del campamento de verano cuando ellos preguntaron y señalándoles la falta de audición que poseía tras este mismo ataque. Tanto se sumergió en sus conversaciones con los dos agradables chicos de Shiketsu que ni siquiera notó el descontento de su clase por conllevarse con sus aparentes "enemigos".

El descontento se demostraba principalmente desde su grupo de amigos, empezando por Bakugo que hervía de furia al ver dos chicos tomando a su azabache, hasta Kaminari que no le agradaba la idea de ser remplazado por un enano más agradable que él. Todoroki solo permaneció en su lugar mirando de vez en cuando a su confidente, sintiéndose aliviado de que poco a poco se iba abriendo a otras amistades.

Morikuro suspiró con una sonrisa imperceptible, mientras comenzaba a enfocarse en los altavoces de la sala. Ya habían pasado unos diez minutos desde que el último estudiante pasó la prueba y pudo diferenciar a toda su clase dentro del lugar, cosa que le alivió. Pero llegaba la hora de continuar con las pruebas y estaba dispuesto a enfrentarse a aquel extraño dúo de Shiketsu si así debía.

─Los 100 estudiantes que aprobaron la primera prueba: vean esto.

Una vez que la voz comandada desde los altavoces dejó de sonar, revelaron en una pantalla en lo alto de la pared frontal de la sala imágenes de explosiones en cada área que antes habían utilizado como escenarios para trabajar sus pruebas. Hachiro hizo una meca, mientras alzaba una ceja con confusión. No entendía por qué los profesionales tenían la constante necesidad de hacer todo un espectáculo.

─La próxima prueba es la última. Todos harán ejercicios de rescate, como transeúntes en una zona de desastre. Asumiremos que los que pasaron la prueba ya tienen sus licencias provisionales y evaluaremos lo bien que pueden concluir los rescates.

Hachiro entrecerró sus ojos, percibiendo como las cosas comenzaban a asimilarse más al trabajo de un verdadero héroe, y no podía negar que el nerviosismo comenzaba a escocer su garganta. Miró de soslayo hacia atrás, encontrando pronto que su acción era imitada por cierto rubio cenizo de orbes carmines.
Como si aquel se hubiese vuelto un ritual antes de enfrentar cualquier obstáculo, Hachiro le obsequió una dulce sonrisa que muy limitada gente podía admirar, una que le pertenecía total y completamente a Bakugo.


Había tomado la poco sabia decisión de seguir como un idiota a Bakugo, Kirishima y Kaminari en esa prueba, alegando a sus dudas que se había cansado de estar por su cuenta y que en esa prueba un trabajo en equipo sería mucho más dinámico.
Y de verdad, todo se desarrollaba con tranquilidad. Decidieron ir a las zonas montañosas, donde podrían utilizar sus singularidades sin temor de herir a más personas o provocar mayores daños entre los edificios.

Pero seguía siendo todo un reto congeniar con alguien como Katsuki, en especial si tenía su ira a flor de piel por su anterior molestia al ver a su todavía no oficial pareja charlando entretenidamente con otros dos hombres.

─¡Cállense! ¡Salvense ustedes sólos!─gritó con furia hacia dos de los transeúntes que estaban en una zona vacía de la montaña, que obviamente reaccionaron con sorpresa antes sus castas palabras. Hachiro le miró con disgusto.

Tomó las cadenas de su cintura, mientras se las lanzaba a Kirishima para que las sostuviera en lo que bajaba hacia aquel relieve.─¡Bakugo, así vas a ser un héroe de mierda!─le replicó el de cabello azabache, escuchando entonces como Katsuki lo empezaba a insultar de arriba a abajo sin piedad alguna. Cuando llegó frente a los dos adultos, se tomó el cuidado de analizar las heridas por sobre la ropa, notando que podría tan sólo tratarse de un hombro dislocado y un par de rasguños─. Son heridas apenas superficiales, barreremos el terreno de cualquier amenaza y deberán escapar lo antes posible.

La mujer de mejillas regordetas lo miró entrecerrando los ojos, para luego volverse al hombre que la acompañaba. Este mismo pareció leerle la mente, pues se dedicó a opinar:─Notaron las heridas y tienen un buen actuar, pero el tono de voz de aquel chico fue grosero. Tendrá menos puntos.

Los ojos de Hachiro se abrieron en sorpresa, girando al instante hacia Katsuki.

El rubio ceniza giró la cabeza como si hubiese salido de la misma película del exorcista, mirando completamente enfurecido al par de transeúntes que fingían las lesiones de acuerdo al exámen. Un sólo grito furioso por parte suya bastó para que los dos saltaran asustados.

─Por el amor a Dios.─murmuró Hachiro apenado por el comportamiento ajeno─. Por favor, siganme, los ayudaremos a subir.

Dejando de lado la asquerosa actitud de Bakugo, pudieron ayudar entre los otros tres adolescentes a subir al dúo de heridos, que pronto fueron guiados por un camino libre de escombros. Morikuro se apartó por un tiempo del grupo, estando todavía bajo la mirada atenta del autodenominado jefe del grupo, el cual obviamente era el de quirk explosivo.

Dejó que las sombras volvieran a tomar posesión de su cuerpo, sintiendo como desde la punta de sus dedos emergía una bruma oscura que pronto comenzó a teñir las venas de sus brazos y la esclerótica de sus ojos. Cerró los mismos con la finalidad de contactar a las sombras más cercanas para encontrar otros heridos bajo los escombros, pero la entrada de la luz en la zona sólo empeoraba su rendimiento.

Tan pronto sintió la mínima señal de respiración, comenzó a correr hacia la zona señalada, deslizándose con agilidad bajo un par de rocas apiladas hasta llegar a una zona oscurecida: casi como una pequeña cueva.
Allí un par de niñas fingían estar atrapadas por los escombros, sollozando débilmente mientras tironeaban de sus ropas para liberarse.

Hachiro hizo una mueca, acostumbrándose demasiado rápido a la falta de luz del entorno. Observó como este mismo parecía ser seguro, pues las piedras estaban apiladas de una forma en la cual no caerían sobre sus cabezas. Al menos si no sufrían un golpe.

─Voy a sacarlas de aquí, pero necesito que confíen en mí.─murmuró por lo bajo, intentando con esmero transmitir no sólo confianza al par, sino tranquilidad con su tono de voz. Ambas se miraron, acallando los sollozos falsos─. ¿Están heridas?

Una de las muchachas asintió, señalando a su acompañante.─Mi hermana se lastimó la pierna cuando cayó.─señaló entonces aquella extremidad, revelando ante la poca iluminación como la sangre falsa manchaba la totalidad de esa zona.

Hachiro asintió, a sabiendas de qué podía hacer para sacarlas de ese lugar.─Tú que estás sana, toma mi mano y sal conmigo. Volveré por ella tan pronto tenga espacio.

Y tal como lo dijo, lo cumplió. La menor tomó su mano y dejó que la guiara fuera de la pequeña cueva formada por escombros. Tan pronto como se encontró en un espacio más amplio para su trabajo, regresó a tomar a la otra pequeña que estaba herida. Con cuidado de no empeorar la pantorrilla "rota", decidió tomarla de los muslos y cargarla al estilo princesa mientras avanzaba agachado.

Ya había terminado con ambas, sólo bastó darles una mirada a sus compañeros para indicarles que sacaría a ambas de ese lugar.

Todo continuaba como lo esperaba, bajó la zona de las montañas cargando en su espalda a la chica sana y en sus brazos a la herida, con la atención puesta en sus alrededores a la espera de cualquier ataque. Desde su posición pudo vislumbrar como a lo lejos se encontraba la plataforma donde los "heridos" esperaban la llegada de los equipos médicos para ser atendidos.

Vio cerca de la misma zona como Izuku Midoriya resplandecía en su constante ayuda hacia los demás heridos. Sintió admiración por la pasión y el empeño que le ponía a su trabajo, pero el momento y la realidad que estaba viviendo le empezaba a obligar que se concentrara en si mismo.

Realidad... Estaba rindiendo el exámen para conseguir una licencia.

No faltaba nada para poder estar a la altura de sus sueños más profundos.

Hachiro se golpeó mentalmente, no era tiempo de disociar las realidades cuando cargaba con dos víctimas. Las dejó en un par de camillas, señalando con tranquilidad que la espera llegaría muy pronto, que sólo necesitaban aguardar a la misma y no exaltarse. Vendó la herida falsa de la muchacha lastimada y volvió a partir, esta vez para la zona urbana donde estaban sus demás compañeros.

Pero todo volvió a suceder demasiado rápido. Una explosión afectó a sus aparatos auditivos en sus oídos, obligándolo a cubrirse sus orejas a la espera de que el pitido constante del mismo cesara. Miró consternado como de una capa extensa de humo aparecían aparentes villanos, liderados por un adulto con la apariencia de una orca. Y no estaba muy lejos su conclusión de la realidad, ya que al ser parte de una familia de élite reconocía bien a los héroes que se encontraban en el top 10.

Gang Orca estaba a punto de atacar contra el grupo de civiles que acababan de rescatar, pero tan pronto como Hachiro comenzó a reunir escombros con su telequinesis para crear un escudo, Shindo Yo–el estudiante insoportable de Ketsubutsu–lanzó lo que parecía una sonda sismica hacia el héroe que jugaba el rol del villano. La tierra frente al mismo se movió al punto de aquebrantarse ante la fuerte vibración producida del quirk del adolescente.

Hachiro no se esperaba que podría poseer una particularidad tan peculiar. Pero cualquier admiración se disipó tan pronto vio como un golpe del quirk de Gang Orca derribó al mismo.

Miró al cielo mientras soltaba un suspiro desganado, no podía creer que estaba a punto de cometer una estupidez de tal magnitud. Pero bien sabía que si quería pasar ese exámen ganando puntos desconocidos, debía tener el comportamiento más cercano a lo esperado de héroe.
Alzando ambas manos con su kosei, atrajo el cuerpo de Shindo hacia el suyo, evitando así que pudiese caer en las manos del enemigo una vez más y así quitándolo del camino para que la lucha entre bandos se llevara con menos preocupación de su estado.

Sostuvo al pelinegro contra su cuerpo, cargando con algo de dificultad el peso del mismo. Shindo lo miró con una mueca de desagrado, pero manteniendo una arrogante sonrisa en su rostro. Morikuro sólo le devolvió el gesto, regresando a la plataforma donde los demás heridos estaban.

─Se dice gracias, cerdo malagradecido.

Lavó su rostro con el agua que chorreaba de la canilla. Su camisa blanca estaba desalineada, demostrando el poco cuidado que tuvo al ponérsela sobre su torso. Tenía la corbata desajustada, colgando perezosamente más de un un lado que de el otro. Su abrigo lo llevaba en sus manos, sosteniendo con fuerza el misma contra su rostro cuando tuvo la necesidad de secarlo. Tenía los resultados de las pruebas a su lado, orgulloso de acabar aprobando con una nota casi perfecta. Todo había pasado tan rápido que apenas y le parecía realista.

Se sintió mal por deleitarse de su victoria cuando ni su mejor amigo ni su amante lograron obtenerlas, y terminaron por aceptar un curso de tres meses para obtener las mismas. Sería bastante tiempo apartado de Bakugo y Todoroki, pero estaba seguro de que no tendría que afectarle en lo más mínimo en su rendimiento cotidiano.

Así que allí estaba, en los baños de la Arena de Dagoba, lavando su rostro antes de tocar la hora de su partida de regreso a Musutafu. La oscuridad en sus escleróticas todavía no había desaparecido, por lo que seguido a su barbijo anterior tuvo la necesidad de sacar un par de anteojos de sol: lo último que quería hacer era espantar a los demás con su endemoniada apariencia oscurecida por las umbras.

Su atención se desvió del espejo en el cual se analizaba con el fervor de denotar cada imperfección de su rostro hacia la puerta, cuando el chirrido de la misma indicó que alguien estaba entrando. Sus ojos platinos observaron con pereza escondiendo los latidos frenéticos de su corazón en su pecho, asustado por quien fuera que ingresara de aquella forma tan repentina.

Y pues, de repente era un chico gay en un baño desolado. No siempre estaba con la seguridad de que nada podría pasarle yendo sólo a los mismos. Usar su particularidad podría resultar una bomba de tiempo, teniendo en cuenta que había estado dependiendo de la misma durante las dos pruebas en el día. Ya estaba agotado física y mentalmente, seguir esforzándose sólo le traería problemas.

Pero la figura alta y musculosa de Shindo Yo se hizo presente, demostrando como su rostro tranquilo se deformaba a uno de irritación al encontrarse a Hachiro dentro de los baños. El mismo rodó los ojos, volviendo a la labor de secar su rostro para poder salir de aquel lugar lo más pronto posible.

Shindo caminó a paso lento, tomándose el tiempo de disfrutar el sonido de sus zapatos golpeando las baldosas blancas del baño.─Es impresionante el como escorias como tú realmente quieren ser héroes.─comentó despectivamente, mientras soltaba una risa seca y sarcástica. Hachiro ignoró el comentario, siguiendo concentrado en su propia apariencia antes de que los comentarios vacíos de una mente vacía.

Shindo chasqueó la lengua cuando las reacciones ajenas fueron nulas, preparando en su mente otro ataque verbal en su contra. Pero Morikuro se le adelantó.

─¿Por qué no te pierdes? Ni siquiera recuerdo tu nombre.

La voz de Hachiro, por el tiempo en la cual la tuvo en desuso, salió un tono más grave de lo normal. Terminó por carraspear, mientras metía su abrigo dentro del bolso que guardaba su traje. Shindo lo miró con asco, mientras alzaba su mentón en lo alto para diferenciar una vez más la estatura que tenía con el menor, intentando imponer un miedo que jamás aparecería en el azabache ojos platinos.

Acercándose aún más a su espacio personal, Shindo decidió soltar la próxima dosis de su propio veneno.─Te aseguro que pronto lo vas a recordar, mocoso. Cuando tus muros empiecen a caerse y te derrumbes en tu propia miseria, te vas a dar cuenta de que lo único real en tu vida son tus mentiras. Vives y cooperas con ellas, lo cual es totalmente repugnante.─Hachiro apretó su mandíbula: aquel tipo sabía bien de lo que hablaba y eso lo estaba a punto de sacar de sus casillas. Intentó tranquilizarse a si mismo, rememorando que lo más probable fuera que dijese esas cosas para aprovecharse de sus impulsos─. Quizás debiste seguir el mismo camino que tu hermano y ser un buen obstáculo en mi propio camino, hubiese sido mucho más divertido patear tu trasero de esa forma.

Hachiro cerró los ojos y bajó la cabeza, deleitando al estudiante de Ketsubutsu con su actuar. Pero de manera repentina, siendo consumido por una furia similar a la que sintió aquél día en el campamento veraniego, tomó del cabello a Shindo, enredando sus dedos entre las hebras oscuras del mismo.

Recuperando una fuerza que no sabía que poseía, estrelló el rostro del mismo contra el espejo del baño, rompiendo el mismo en mil pedazos ante el impacto casi mortal. Shindo soltó un grito ahogado de dolor, dejándose caer en el suelo mientras sujetaba su nariz con sus manos, mirando con asco como la sangre comenzaba a escurrir de la misma en cantidad.

Pero para sorpresa de Morikuro, este mismo le obsequió una sonrisa arrogante, mientras comenzaba a fingir un puchero y una actitud inocente.

─Lo lamento, Morikuro-kun, ¿acaso dolió la verdad?─murmuró, aumentando el puchero en sus labios, soltando una risa algo dolorosa al final. Hachiro hizo rechinar sus propios dientes por la fuerza incrementada en su mandíbula, haciendo puños sus manos para evitar propinarle otro golpe que pudiese afectarle a él mismo en la obtención de su licencia.

Pero una sensación extraña se extendió por todo su pecho. Inevitablemente terminó llevando una mano a la zona, sintiendo una descarga eléctrica recorrerle de arriba a abajo su espina dorsal. Reprimió la necesidad de tirarse al suelo y hacerse bolita para soportar el dolor, mordiendo con algo de fuerza su labio inferior mientras bajaba la cabeza, cubriendo su mirada con los propios mechones de su flequillo.

Decidió salir del lugar lo más pronto posible, antes de comenzar una nueva pelea.

Sabía bien que no sería ni la primera ni la última vez que alguien decidiría atacarlo con algo tan bajo como la relación con su hermano. Y que si seguía reaccionando de esa forma solo iba a fomentar los comentarios groseros a su persona con respecto al tema. Intentó controlar su respiración cuando se unió al grupo, pero su aura inquieta comenzaba a incomodar a más de uno de sus compañeros.

Fueron cuestión de segundos para que su cuerpo colapsara.



















dato: no corregí porque estoy sin compu x el momento, pero aquí tienen zorres.

no sé si quedó en claro, pero ahora hachiro es oficialmente sordo. el muy hdp tiene el apoyo económico para un implante, pero no cambia su situación. y para la próxima se viene el desmadre de bakugo, se me van aprontando.

btw, tengo planeada una fic media fuerte (temática oscura, male oc y +18), pero tdv no sé que personaje hacer y quiero que lo escojan ustedes. la idea principal era o de kaminari o de deku, pero queda en ustedes si quieren otro uwu.

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