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𝟎𝟑𝟔. can i start?

CAPÍTULO TREINTA Y SEIS,
¿PUEDO COMENZAR?

Las últimas gotas de lluvia salpicaron la dermis de sus palmas.

Disfrutó la sensación de esta misma recorriendo cada poro de su piel tras el paso de una solitaria gota, mientras el olor a petricor emanaba desde la tierra. Las nubes seguían densas sobre el horizonte, no había mucho rastro del sol así que supuso que se trataba del malestar del clima, aún así no lograba disgustarse. No cuando podía oír el canturrear de las aves moviéndose sobre el panorama amarillo y gris, como si los tonos enfermizos no fueran sofocantes para ellas. No podía sentirse incómodo, menos teniendo los brazos de aquel clon exacto del rubio cenizo que tan enamoradamente perdido lo traía.

Una lona preparada en un sector libre del trigo en su alrededor era en donde tomaban asiento. Hachiro estando arrecostado casi encima de Katsuki por la insistencia de sus brazos en mantenerlo cerca.

A decir verdad, Morikuro continuaba consternado por la situación. En parte disfrutaba tener ese tipo de momentos irreales con Bakugo, pero bien sabía que se trataba nada de más de una fase que aguardaba su final. La parte preocupante era que él estuviera allí. Más allá de su actuar tan particular y diferenciado a como solía ser alrededor suyo.

Suspirando, el pelinegro dejó su cabeza descansar sobre el hombro de Katsuki. A pesar de tener casi la misma estatura, la pose facilitaba el acceso a sus comodidades.─¿En serio eres así?─indagó Hachiro después de un tiempo pensando en si sus palabras serían precisas para el entendimiento de Bakugo.

Este, batiendo sus pestañas rubias en un movimiento suave, sonrió de lado.

─Nah.

Su respuesta le robó una diminuta risa a Hachiro, que culminó en sus ojos encontrándose una vez más antes de que el pelinegro pudiese volver hablar. Morikuro tenía el corazón en la boca, reprimía una sonrisa amplia que quería posar en sus labios. Le agradaba que al menos aquella versión de Bakugo supiera diferenciar la realidad de la fantasía y que fuera honesto con él.

El brillo regresó por algunos segundos en la mirada platina de Hachiro. Tomó la mano de Bakugo entre la suya. Comenzó a jugar con sus dedos en un vaivén delicado, acariciando las falanges con precisión, mientras recapacitaba sobre sus propios pensamientos y emociones. Para estar alejados de la vida, sentía su corazón latir demasiado rápido y el color colarse en sus mejillas en un suave tono rojizo.

─Bien, me gusta la versión de ti que me hace luchar para conseguir la verdad.─Hachiro decidió por fin comentar cuando notó la atención completa del rubio en sus labios y las palabras que estos dejaban pronunciar.

Una sensación cálida removió su pecho.

─Me gustan todas las versiones de ti, tienes como cuatro caras.─ante ese comentario, le fue inevitable no poder reír. Bakugo le sonrió como nunca antes lo había hecho. Luego decidió continuar.─Me alegra que no uses ninguna conmigo, que seas tú mismo.

A Hachiro comenzaba a perturbarle un tanto aquella personalidad tan adversa a la original que poseía su Bakugo Katsuki. Era incómodo, pero en parte halagador escucharlo hablar así. Prefería su carácter difícil de tratar, similar al de un niño mimado ansioso de llamar la atención. Quizás en parte su terquedad y que nadie pudiera acercarse a él fue lo que le hizo caer en sus encantos, después de todo todavía quería tener la oportunidad de ser aquel en sacar lo mejor de las personas.

Aunque con su personalidad reflejante de actitudes contrarias eso resultaba ser difícil.

─¿Aquí es donde empiezas a decirme todas las cosas que te gustan de mi?─con sarcasmo y un deje de burla, Morikuro indagó, mirando de reojo a su compañero en aquel limbo mientras se balanceaba hacia atrás.─Esto es irreal.

En un descuido, Bakugo entrelazó sus manos, izquierda con derecha, devolviendo con intensidad y seriedad su mirada rojiza.

Podía jurar que las tonalidades carmines comenzaba a convertirse en un rojo escarlata, rebosante de un brillo indescriptible de amor y compasión.

─¿Puedo empezar?

Bakugo Katsuki mordió su labio inferior con algo de fuerza, sin permitir su blanca dentadura desgarrar la fina capa de piel. Tenía los pelos de puntas como un gato que sabe que el peligro acecha, esperando una señal positiva para cruzar aquella puerta semiabierta. Desde su lugar podía ver a los padres del internado en cuestión comenzar a alejarse del cuarto, revelando su cuerpo sobre la camilla del hospital. Los orbes rojizos de Katsuki se abrieron en señal de sorpresa, sintiendo como las ganas de explotar todo tentaban su suerte.

Al fin sus padres salieron, tan solo recibió una sonrisa pequeña de parte de Anastasia, y los ojos celestes de Yoshio escudriñando hasta la ultima parte de su alma. Bakugo se limitó a dedicarle una mirada cargada de odio al hombre, frunciendo su ceño mientras entraba al cuarto.

Ahora, estaban solos.

Con la pequeña diferencia de que solo uno era consciente de ello.

La respiración tranquila de Hachiro y la máquina conectada a su pulso eran los únicos sonidos que percibía en esa habitación. Estaba relajado, o eso parecía. Su piel lucía mucho más pálida que de costumbre, aquella característica fue la más obvia de diferenciar. Por encima de sus labios y nariz llevaba una mascarilla, posiblemente aquella le facilitaba la tarea de respirar. Tan delicado, como un trozo de porcelana que podría estropear con nada más que un rasguño; así lucía.

Sonrió con burla: en una ocasión en la que Katsuki hubiese dicho aquello en voz alta, posiblemente Hachiro lo hubiera golpeado hasta arrancarle como mínimo dos dientes. O quizás hubiese empezado a insultarlo de arriba abajo con esa gracia que a los ojos de Bakugo, sólo él poseía.

Con un suspiro, se acercó hasta tomar asiento en la misma camilla. Apartó la mirada de Morikuro, dejándola descansar en las baldosas blancas del lugar.─Hachiro, no tengo miedo, jamás lo tuve antes. ─apretó sus labios, formando una delgada línea con ellos, sintiendo el calor esparcirse en sus mejillas.─Sé que soy el mejor. Sé que nadie puede superarme, pero tú...─dubitó, sintiéndose incómodo de repente. Clavó sus ojos en el azabache, comprobando que seguía en su sueño.─Tú eres ese pero que lo arruina todo. Y hace poco descubrí que me gusta que lo hagas.

Con un poco más de confianza, Katsuki acercó su mano para tomar la de Hachiro. Ignoró por completo el revoltijo en el estómago que la intravenosa en su muñeca le provocó. Debía concentrarse en su propia mente, porque sabía que las posibilidades de tener una oportunidad así nuevamente eran casi nulas.

Odiaba pensar que aquello podía ser una despedida.

─Es horrible, siento que ni siquiera me oyes, pero soy tan cobarde que no te lo puedo decir de frente.─Katsuki se sentía ridículo, patético por no quedarse corto. Acarició con su pulgar el dorso de su suave y pálida mano.─Casi te pierdo... y no puedo evitar sentir que es mi culpa.

Gracias a él, había puesto en peligro a sus compañeros, a los profesionales e incluso al propio All Might. Ahora, recapacitando el daño del cuál se quería hacer responsable, podía sentir el dolor cargado de culpa carcomer su interior. En especial si tenía frente a él a alguien tan importante afectado por una guerra que posiblemente no le pertenecía.

Pero ninguno podía saber que las cosas estaban fuera de sus manos.

─Te necesito, Hachiro Morikuro.

A pesar de que las lágrimas no llegaran, Katsuki no mentía.

Lo necesitaba tanto que le enfermaba.

Con una débil sonrisa, entrelazó sus dedos con los de Hachiro. Una indescriptible sensación de plenitud recorrió su cuerpo cuando el calor emanó de su pálida dermis, todavía lo tenía.─Más te vale no morir antes de verme en la cima, tienes que llegar lejos, a mi lado. No te atrevas a morir antes de eso, imbécil. ─su voz con cada minuto perdía fuerza, un nudo en su garganta empezaba a dificultarle el habla.

Tragó saliva, intentando deshacerlo.

No estaba dispuesto a perderlo...

─¿Puedo empezar?

Pero no volvería a arriesgarse.

Se deshizo de su sonrisa, dando paso a una suave seriedad, permitiendo sus cejas relajarse.─Me gusta la forma en la que te distraes, eres tan estúpidamente tierno. Me da asco, pero... a lo sentimientos de mierda no.─su comisura izquierda se elevó por breves momentos, mientras sus ojos analizaban las facciones del rostro del azabache.─Arrugas la frente cuando te enojas, como un viejo, pero tus ojos se achinan y te ves demasiado erótico como para que alguien te tome en serio.─una risa brotó de su garganta, por primera vez no intentó cubrirla.─Las cosquillas, amo que las odies. Es la única excusa que tengo para tocarte. También, babeas como un bebé mientras duermes, es asqueroso.

Una lágrima traicionera abandonó uno de sus ojos.

Frustrado, suspiró. Soltó con suavidad la mano de Hachiro para llevar ambas extremidades a su propio cabello cenizo, tirando brevemente de ellos para descargar la tensión que comenzaba a sentir. No quería explotar y empezar a gritar estupideces, la idea de tener el control de la situación por una vez en su vida sin necesidad de estar siendo agresivo le gustaba, no quería perderse de aquello.

Con un brillo en sus orbes carmines reflejó un pensamiento interno, y su boca dejó por si misma las palabras escapar.

─¿Por qué me provocas cosas así?─su mano derecha descendió hasta terminar en su frondoso cabello azabache, descubriendo los rizos profundos que se habían formado por la falta de cepillado. Katsuki no pudo sonreír a pesar de sentirse feliz, todavía quedaba mucho por decir y sabía que estaba sanando su propio dolor de una forma tan patética.─Tengo tanto, pero tanto miedo de lastimarte, jamás me lo perdonaría. Yo no te esperaba en mi vida, imbécil, en seis meses me moviste más que cualquier extra en años. ¿Acaso, voy a seguir lastimándote si te mantengo cerca?─su mano detuvo las caricias.─Qué egoísta.

Con algo más de confianza en sus movimientos, Katsuki retiró la mascarilla de oxígeno del rostro de Morikuro. Admiró con anhelo sus labios rojizos a pesar de su condición, no perdían esa característica que tanto le gustaba. No se contuvo y permitió que su dedo índice trazara una línea invisible en su plenitud, sonriendo de manera inconsciente ante sus propias acciones. Mientras, siguió concentrándose en sus lunares esparcidos en cuello y cara, dos bajo su ojo derecho y uno en el lado adverso en el labio.

A pesar de que estaba vivo, sentía que no estaba allí.

─Despierta, así no puedo ver tu cara de puta triste. Ni siquiera estás babeando. estás vivo, ¿verdad?─ante sus propias dudas, chequeó rápidamente la máquina que señalaba sus pulsaciones. Rio suavemente por su estupidez, ahora concentrado en el sonido que el aparato continuaba produciendo.─Ahg, me da asco saber que todavía tengo cosas para decir.─hizo un leve mohín con sus labios, preparándose para la confesión que tenía en mente.─Hice llorar a tu madre cuando le dije quien era, tu padre solo me puso cara de puta enojada. Ya entendí de donde sacaste las expresiones.

De estar consciente, Hachiro le hubiese recriminado el comentario. Nunca hablaba de sus padres, lo que dejaba en claro que era reservado con el tema. Quizás la relación era algo tensa, pero de haber sido incómodo supuso que lo hubiera reflejado en su conducta, cosa que nunca sucedió. Pero en esos momentos más que nunca necesitaba escuchar su estúpida risa de hiena y sus comentarios bobos. Aunque sus mejores sonrisas venían cuando pasaba de estar con una inexpresividad enviable a empezar a retorcerse en el suelo, todo con algún chiste simple que Katsuki soltaba solo para verlo feliz.

─Eres tan hermoso.─murmuró con apenas un hilo de voz. Las lágrimas─¿Cómo...cómo puedo reparar algo que ya está roto? ¿Cómo puedo ayudarte?─de haber estado del todo consciente de sus acciones, hubiese actuado de otra manera. Pero su rostro cada vez estaba más cerca del de Hachiro.─Nunca más dejaré que esto vuelva a pasar, ¿entiendes? Tú eres mío, y mientras sea así, cosas como estas no están permitidas.

Un ligero apretón en su mano lo sacó de la ensoñación de sus palabras. Preso del miedo, se hizo para atrás con asombro, terminando por caer de espaldas al suelo. Un quejido de dolor abandonó sus labios y tuvo que utilizar la casi nula paciencia en su sistema para no empezar a gritar y patalear como un niño.

Pero claro...

Seguía siendo Bakugo Katsuki.

Se levantó del suelo con agresividad, mostrando un sonrojo extremo en sus mejillas por su propia torpeza.─¿¡Me estás escuchando, hijo de puta!?─el silencio fue su respuesta, se dio el lujo de suspirar con alivio. Por el rabillo corroboró que nadie estuviera en el cuarto del hospital, mientras a su vez volvía a apartar la mascarilla de oxígeno del azabache. Inclinándose levemente, cerrando sus ojos a su vez, unió sus labios en un casto beso que, por obvios motivos, Katsuki dominó.
Fue apenas un roce en comparación con el beso que quería darle, pero suficiente como para hacerlo feliz.─No hay nadie mejor que yo para ti, ¿lo entiendes? Eres mío, no estoy bromeando. No te atrevas a olvidarlo.─con una última caricia, colocó el respirador de vuelta en su sitio, alejándose poco a poco.─Despierta pronto.

─¿Todo eso piensas de mí?

Las lágrimas caían sin control de sus mejillas, pues para Hachiro era demasiado irreal sentirse bien aún cuando su vida pendía de un hilo. Era demasiado para su propia mente aceptar todo el exceso de información que provocaron las palabras cargadas de cariño del cenizo.

Simplemente había tocado un punto en su corazón donde era sensible.

─Tranquilo, todo estará bien.─las mentiras de Katsuki sonaban tan convincentes, pero para alguien que vivía en ellas era fácil distinguirlas.

─Todo lo bueno debe terminar, ¿verdad?─secó sus lágrimas, sintiendo un nudo en su garganta. Estaba rompiéndose, balanceando su consciencia en una cuerda floja con una caída mortal. Pero ya no quedaba nada, ya no podía volver a morir.─Bakugo Katsuki.─lo llamó, recibiendo un asentimiento de este mismo.─¿Esto es el final? ¿Ya-...? ¿Tenemos que separarnos?

Antes de que el rubio contestara algo, el cielo rugió, mostrando un relámpago acompañado de un trueno, iluminando la atmósfera oscura. Ante esto, Katsuki sonrió, y negó levemente.

─Todavía no es tu momento.

Hachiro parpadeó confundido, pero aliviado de cierta forma. Su entrecejo se frunció, mientras comenzaba a bajarse de Bakugo para enfrentarlo. Este mantenía su mirada tranquila, acompañada de una sonrisa amable y sincera.

─Te amo.─murmuró Hachiro sin querer levantar la vista. Sentía su corazón incrementar sus latidos a un mil por ciento.

─Lo sé. Sé que lo haces. Pero esto...─Katsuki mostró su mano, señalándose a sí mismo en el trayecto.─...esto no es real. Debes despertar.

Hachiro negó de manera inconsciente. ¿Por qué su corazón le decía que se quedara ahí, por qué quería obedecerlo cuando su consciencia era la más sensata?

Su consciencia decía que corriera, antes de que el mundo se acabara, de que siguiera luchando para sobrevivir.

─Katsuki...

Todo era una mentira, le estaba dando esperanzas imposibles.

─Debes despertar.

─En otra vida prometo hacerte feliz, prometo ser estable, ¡no me abandones!─exclamó entre gritos antinaturales el pelinegro, sintiendo su interior ser arrasado por una terrible angustia.

Pero qué puede saber un adolescente de amor.

─Despierta.

Volvió a negar y estiró sus brazos para poder abrazar a Bakugo una vez más antes de regresar. Y cuando por fin estuvo cerca de envolverlo en sus brazos, todo se terminó. Una luz blanca nubló su visión y todo el sonido se disipó, dejando un pitido sordo en su lugar.

Despierta...

se suponía que lo publicaba mañana pero dije no sir uwu.
HACHIRO NO ESTÁ MUERTO, ya saquen conclusiones con esto.

AHORA ATENCIÓN:
voy a subir la semana que viene
especial y capítulo.

ustedes elijan:

[💣] au fantasia (bakugo principe dragón, morikuro legión de los lobos)

[💣] au misterio (morikuro forense, bakugo investigador)

[💣] au hogwarts (morikuro slytherin, bakugo gryffindor)

*en mí opinión escogería el primero, pero elijan ustedes que soy indecisa uwu*

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