𝟎𝟑𝟒. tasting the end
CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO: DEGUSTANDO EL FINAL
QUIRK TRAINING CAMP
( トレーニングキャンプ、日本 )
Cerró sus ojos suavemente, sintiendo la brisa fresca de la nueva mañana golpear su rostro. Como si de una caricia se tratara, disfrutaba de como el aire decidía circular a su alrededor, siendo incapaz de controlar una masa sin una forma física. Había estado mucho tiempo sentado en el borde de esa montaña como para prestar atención suficiente al resto de los sucesos lejanos a su posición. Tenia frente a él no solo una vista frondosa de árboles interminables, sino del mismo cielo oscurecido brillando en centenares de estrellas y constelaciones.
Le gustaba estar allí porque en la ciudad esos escenarios eran inexistentes. La mínima estrella era opacada por la cantidad de luces de los edificios y rascacielos, la urbanización era cruel en dicho sentido.
Desde su lugar, veía a sus compañeros comer el curry que prepararon nuevamente. Se reían a carcajadas, disfrutaban su estadía.
Hachiro tenía una sensación extraña en su pecho que no le permitió ingerir un bocado sin tener que vomitarlo luego, así que se rehusó a pasar un mal momento y se alejó del grupo. Desde que se despertó su instinto estaba más fuerte que nunca, y había aprendido que ignorarlo no solucionaba nada.
Esa noche, el tercer día de campamento, estaba alerta. Y no había pasado desapercibido para ninguno de sus compañeros.
Generalmente Hachiro Morikuro estaba serio, inexpresivo, concentrándose en sus propias cosas en primer lugar. De vez en cuando se podía apreciar su risa tierna incrementar por algún comentario penoso, hasta terminar en esa típica risa fuerte que aseguraban podría asustar hasta a un niño. Disfrutaba de su tranquilidad y de estar solo, únicamente entrando en discusiones acaloradas para saciar el aburrimiento. Pero ese día, estaba peor que nunca. Se había alejado instintivamente de todos para entrenar por su cuenta en un lugar alto.
La misma montaña en la que se hallaba en esos momentos. Ahí había estado la mayor parte del día y nadie conocía el motivo, tampoco se acercaron a preguntarle. Algo en su interior le decía a Hachiro que permaneciera ahí y no se moviera.
«Hey, ¿está todo bien? ¿No quieres bajar?»
Aquella voz sonó claramente en su cabeza, sacándolo rápido de sus pensamientos. Buscó a su alrededor de dónde procedía, volteando hacia atrás para comprobar su soledad. Sólo quedaba una opción, ya que no había nadie. Asomó la cabeza al borde de la limpia caída de ese acantilado procedente de la montaña, encontrando desde la lejanía a Mandalay sonreírle mientras agitaba su mano.
«Vamos a hacer un juego, puedes bajar y contarme que es lo que te preocupa, no diré nada.» aseguró la telépata mientras volvía a regalarle una amplia sonrisa, que de alguna forma tranquilizó a Hachiro.
Decidió creerle, y tomando la misma soga que junto a su telequinesis manipuló para subir, la usó para bajar.
─¿Todo-...?─la pregunta que la heroína telépata pensaba formular fue interrumpida de repente por Hachiro, quien se acercó precavidamente hacia la fémina.
─Tengo un mal presentimiento.─Hachiro murmuró, sonando muy claro hacia la mujer heroína, que solo hizo una mueca de confusión ante sus palabras tan directas.─Como si algo estuviese a punto de pasar.
─¿Es parte de tu quirk?─ante la indagación de la fémina castaña, Hachiro asintió. Comenzaron a caminar.─El campamento es seguro, Morikuro-kun, no hay por qué temer. Pero si realmente te preocupa, estaremos todos los profesionales en el lugar. ¡Todo saldrá bien!
Hachiro sólo la miró por el rabillo del ojo, inexpresivo. Prefería no volver a tocar el tema con la mujer porque claramente era demasiado positiva como para tomárselo en serio, si tenía la oportunidad de encontrar a Aizawa le iba a comentar de su intuición. Con suerte al menos obtendría alguna respuesta seria y una acción al respecto.
En cuanto avanzaban hacia el resto de los estudiantes, pudo divisar a la clase 1-A junto a la 1-B, alrededor de más de cuarenta estudiantes en un mismo lugar. Una mueca de disgusto se plantó en su rostro, rápidamente necesitando apartarse de la multitud hormonada de personas. Con una simple barrida a la zona, pudo encontrar a Todoroki apartado de los demás, mirando fijamente quizás a Midoriya o a Iida.
Suspirando, Hachiro creyó conveniente estar con él.
Caminó relajado hasta entrar en el campo de visión del bicolor. Sus ojos heterocromáticos lo examinaron de arriba a abajo con un rostro estoico e inexpresivo, a la espera de que la cercanía fuese lo suficiente como para iniciar una charla. Con un suspiro audible, tomó asiento a su lado, en una roca de un tamaño promedio. Hachiro sentía sus piernas más pesadas que de costumbre, y posiblemente era por el exhaustivo entrenamiento que Aizawa le había dado sobre combinar ambos koseis para descubrir cómo funcionaban en uno solo.
Todoroki Shoto analizó al azabache de arriba a abajo ni bien se sentó, sin disimular. Dispuesto a hablar, carraspeó levemente, llamando la atención del azabache de mirada perdida.─No viniste a comer.─obvió el muchacho, pero se apresuró a seguir hablando antes de que Hachiro hiciera un comentario sarcástico.─¿Está todo bien?
Hachiro se dedicó a mirarlo a los ojos fijamente. Intentaba encontrar alguna escapatoria como para no enfrentar sus verdaderos pensamientos, pero sabía que una excusa tonta como decir que no tenía hambre era ridícula para alguien que sabía leer bien a las personas. Tanto tiempo en silencio, solo le daba ventaja al de cabello bicolor, así que hacía falta que tuviera el coraje de dar su ultimatum.
─Tengo una sensación rara, como la vez en el callejón contra el Asesino de Héroes.─Hachiro finalizó su guerra interna con la idea de contar la verdad, terminando por llamar la indeseada atención de otras personas cercanas al dúo por la mención de dicho villano.─Una opresión en la boca del estómago, así se siente. Es como un presagio.
Tres pares de ojos de distintos y diversos tonos ahora estaban sobre él. Ochako, Izuku y Tenya, el grupo extraño del cual el peliverde se había hecho amigo, inmediatamente escucharon sus palabras por accidente, decidieron acercarse a ellos y prestar aún más atención a sus palabras. Claro, que esto no pasó desapercibido por ninguno en el dúo de amigos.
─Morikuro-kun...─recriminó Iida, acomodando los anteojos que se deslizaban por el puente de su nariz.
Hachiro hizo una mueca, mientras llevaba ambas manos a su denso cabello azabache, comenzando a utilizar el colero que había guardado para atar los mechones largos que molestaban a causa del calor insufrible del ambiente.
Con una mueca despreocupada, fingida, volteó hacia los nuevos espectadores.─Es solo una parte de mi quirk... No se preocupen.─una sonrisa suave y pequeña, generalmente eso bastaba para que los demás creyeran sus mentiras. A pesar de que no le gustara decirlas, no iba a esparcir preocupación en el resto de algo poco probable.
Izuku frunció el entrecejo, comenzando a murmurar levemente para si mismo.─Dices... ¿Tu quirk no es precisamente control de la sombras, verdad?─cuestionó, cosa que hizo a Hachiro sorprenderse.
Creyó que conocía del quirk de su madre.
─Es la variante que mi cuerpo puede aceptar.
Tan pronto las palabras abandonaron su boca, se arrepintió de dejarlas salir. Con una mueca de notoria frustración ante la curiosidad del significado oculto de dicha oración, prefirió levantarse de su lugar, dejando una palmada en el hombro de Todoroki como despedida.
─¿No le agradamos?─preguntó Ochako algo abrumada cuando Hachiro estuvo lo suficientemente lejos como para no oírla, recibiendo pronto los ojos de Shoto sobre ella.
─No tiene confianza con ustedes, por eso actúa así.
La respuesta breve del medio albino-medio pelirrojo fue suficiente como para dejar el tema en su lugar, viendo solo como el chico partía a otra parte alejada dónde sólo fueran las sombras y él mismo.
─Ya llenamos los estómagos y lavamos los platos.─la heroína de cabellera rubia, Pixie-Bob, la misma que había mostrado una fascinación extraña por Hachiro, había exclamado. Caminó en su lugar abriendo una atmósfera de impaciencia, hasta que se dignó a terminar con sus palabras:─¡Es hora de la prueba de valor!
Si mal no recordaba Hachiro, habían mencionado antes sobre la dichosa "Prueba de Valor". No estaba realmente interesado en el tema de participar en esos juegos antes que descansar, y tampoco le veía mucha gracia al asustar personas en la oscuridad de la noche con un bosque de trasfondo como único medio de escapatoria. Aizawa hizo un par de comentarios sobre que los chicos con clases extras no podrían participar e inmediatamente sintió envidia de todos ellos. Gustoso podría darle su lugar a cualquiera con la excusa de quedarse lejos de esa zona.
─Bueno, la clase B será la primera en asustar. La clase A saldrá en parejas cada tres minutos. En la ruta encontraran placas con sus nombres, deben traerlas de vuelta.─explicó nuevamente la heroína Pixie-Bob, recibiendo la atención de regreso a ella.
Con timidez, Hachiro pensó que la mejor idea era volver a acercarse al grupo para la elección de parejas. Moriría de vergüenza si llegaban a olvidar de su existencia. Jugueteó con el borde de su camisa holgada, casi como un pequeño cachorro que sabe que será regañado, con la cabeza algo gacha en el propósito de pasar desapercibido.
─¡Sorteemos los emparejamientos!
Un papel terminó entre las manos suaves de Hachiro, recibiendo de paso un guiño de la heroína que lo dejó incómodo. Desenvolvió aquel trozo pequeño en tonalidades claras, encontrando un número y un nombre escrito.
─¡SÍ!─ante el grito potente de una fémina, Morikuro se vio obligado a voltear asombrado, reconociendo con los segundos su fuente. Un par de ropas envuelto en un cuerpo invisible acabó saltando encima suyo, casi tirándolo al suelo en el proceso. Hachiro ahogó una exclamación cargada de sorpresa, concentrándose más en tomar lo que creyó serían las piernas de Toru Hagakure para no dejarla caer.─¡Me tocó con Hachi-kun!
─Hagakure-san, ¿por favor, podrías salir de encima mío? Tengo miedo de tocarte una chichi...
La cosa empezaba a ponerse fea. Ellos eran el cuarto grupo en salir.
La oscuridad profunda del bosque en aquella zona arremetía sin piedad contra sus cuerpos. Para Morikuro, solo era una preocupación menos de la cual prestar atención, en especial porque sus sentidos se agudizaban notoriamente mientras disfrutaba de la brisa fría que corría entre sus brazos. Una de las ventajas de estar en las sombras, era que el clima mejoraba, así que en parte se permitió disfrutar ese paseo bajo la luz de la luna y las estrellas.
A pesar de que Hagakure se asustaba de cualquier crujido.
Cuando el primer estudiante de la clase B les lanzó una broma, en específico unas enredaderas que se entrelazaron casi haciéndolos caerse de bruces al suelo, bastaron las amenazantes palabras de Hachiro para que las retiraran al instante.
«"Como no nos suelten ahora mismo, voy a encargarme de hundir sus cuerpos en el lago hasta que los encuentren con sanguijuelas dentro."» algo así, pronunciado al mismo aire, ganándose una risa nerviosa de la chica invisible, pero lo suficientemente creíble como para que siguieran en paz.
Hasta que cierto aroma cruzó las fosas nasales de ambos adolescentes.
─Hay olor a quemado.─murmuró Hagakure, tomando una vez más el brazo de Morikuro con miedo. El pelinegro, sin saber bien como devolver o tranquilizar su preocupación, dirigió su mano hacia donde supuso que era la espalda de la chica. Detuvo sus pasos, obligandola a que lo mirara a los ojos.
Claro, no tenía idea de si realmente lo hacia.
Hachiro levantó la barbilla, inhalando con suavidad el aire del ambiente. El olor a quemado estaba, como si hubieran encendido una fogata cerca. Sólo bastó tomarse unos cuantos segundos en mirae alrededor para notar que había humo surcando el cielo.
La sensación de incomodidad en la boca de su estómago creció, expandiendo una ola de dolor instantáneo a todo su cuerpo, que terminó causando que casi se doblara sobre si mismo.
No podía preocupar a Toru, pero tampoco quería que ella estuviera en peligro.
─Hagakure, detrás nuestro están Jiro e Itsuku.─señaló, con el tono más tranquilo que pudo manipular el de cabellos azabaches.─Ve con ellas, corran al campamento y avisen. Intentaré encontrar al resto de los chicos.
Por el silencio incrementando supuso que la chica dudaba de sus palabras.
─B-Bueno, pero cuídate, Hachi-kun.
Hachiro le sonrió con dulzura.
─No te preocupes.
Observó como el cuerpo invisible de la muchacha se alejaba con prisa de su actual ubicación, teniendo únicamente la pista de ello sus prendas. Un suspiro pesado abandonó sus labios tan pronto estuvo seguro de su soledad, embarcandose nuevamente con la idea de buscar al resto de los chicos. Por delante tenía a Tokoyami y Shoji juntos, Bakugo y Todoroki por u lado, y a Momo y Aoyama por el otro. Seguramente los que estaban más adelante habrían notado el cambio en el ambiente con anterioridad, así que esperaba no retrasarse mucho.
Comenzó a correr entre los caminos armados de tierra, barriendo la zona con sus ojos platinos: dos diamantes embrutos brillando bajo la tenue luz de la luna. Una noche tan hermosa, de la cual ya sospechaba terminaría en caos.
Quizás estaba muy metido en sus propios pensamientos, pero no esperaba que un golpe imprevisto lo hiciera terminar contra un árbol.
Un leve gemido de dolor abandonó sus labios, sintiendo el ardor del golpe surcar su cuerpo, iniciando por la espina dorsal hasta extenderse en sus caderas. Por acto reflejo llevó una mano a la zona, masajeando esta en busca de consuelo, mientras que sus ojos estaban alertas a encontrar el culpable de tal ataque.
Pero fue el sonido de un par de katanas desenvainadose lo que contestó sus dudas.
Con una aura oscura y lúgubre, hasta tétrica si debía decirlo, un hombre de quizás un letro ochenta de altura se acercaba hacia él. Sus pasos eran lentos, certeros, pero más que nada seguros de su cometido. Su rostro era cubierto la igual que su cuerpo por un traje similar al de un agente de las fuerzas especiales, lo podía reconocer de dicha forma. Quizás, tratándose de una burla del villano al propio gobierno. Pero de su piel y sus tonalidades nada podía verse descubierto, quedando sólo a su vista una fina parte de su cabellera albina moviéndose con la tenue brisa del bosque.
Pero si había algo que atraía la mirada de una forma más sorpresiva, eran el par de alas similares a las de los demonios retratados en las obras de arte. Eran imponentes, destacando una delicadeza implacable digna en parte de un asesino despiadado. Hachiro se obligó a no perderse en ellas, todavía no tenía idea de con quien estaba tratando.
─Morikuro-kun~...─su voz, distorsionada por la máscara, comenzó a llenar sus oídos de forma molesta, como si estuviera replicando el odio guardado en su interior en su apellido.─Justo donde deseaba tenerte, Morikuro-kun.
El azabache puso su mejor cara de asco, mirando con disgusto de arriba a abajo a aquel villano, intentando transmitir que su presencia allí no le daba miedo.
─Sabes mi nombre y yo no sé el tuyo, es injusto, ¿no crees?─Hachiro comentó todavía manteniendo sus aires de superioridad, a sabiendas de que si mostraba un mínimo de miedo caería de forma vergonzosa ante sus pies y terminaría por rendirse. Y eso ciertamente no estaba en sus planes.
El villano rio fuerte, deleitándose con la expresión estoica del adolescente que a su parecer, aparentaba heroísmo.─¡Hablamos de justicia! ¡¿Cómo no saber tu apellido si es el mismo que me lo arrebató todo?!─Hachiro se sintió impresionado ahora por sus palabras, intentando buscarle sentido al significado escondido entre líneas, mientras caía en cuenta de otro tema. El tono de voz del albino destilaba furia y al mismo tiempo un aire divertido.
Como si le resultara patético.
Alzó su mentón, dejando el cabello pelinegro ahora moverse a la par de sus palabras.─Lo que haya hecho mi apellido no me concierne, me guió por mi nombre y lo que hago para limpiarlo.─terminó espetando, comenzando a avanzar en dirección al villano.
─Hachiro, que pena.─en un tono más bajo de lo normal, el hombre habló, caminando en su propio lugar con aburrimiento.─¿Acaso sabes lo que está mal o bien? Toda tu vida dentro de una burbuja, algo irónico.─una risa nasal lo acompañó, siguiendo de un suspiro. Hachiro frunció el entrecejo, comenzando a sentir como sus propias sombras se extendían por sus brazos para prepararlo.─Me aseguraré de que tu partida sea más dolorosa, no te preocupes. Después de todo...
« Morikuro, significa bosque oscuro.─mencionó curioso, mientras lo señalaba con aquella katana levemente curbada.─Tienes ventaja en algo que combina con tu corazón, héroe. Pero recuerda que hay algo que tu sangre siempre va a cargar: desgracia. Desde tu padre y su complejo de personalidad múltiple hasta el psicópata de tu hermano. Ahora recae en ti...─otra risa más que congeló el cuerpo de Hachiro por pequeños segundos.─El producto defectuoso que desechan una y otra vez.
No caería tan bajo hasta el punto de sentirse mal u ofendido por las palabras de un villano. Con el exceso de información sobre su tétrico pensamiento acerca de su propia familia y el conocimiento sobre esta, las respuestas llegaron antes que las preguntas y no tardó en formular la idea de que ahora se estaba a enfrentando a quien se había encargado de joderles la discreción con respecto a Stain en un pasado.
Aquel hombre, que apostaba que poseía ojos tan oscuros como su aura, era Maneater.
Frunció el ceño, mientras se enderezaba en su lugar, caminando de forma discreta para alejarse cada vez de su oponente. Con aquellas armas no tendría mucha gracia tener un combate cuerpo a cuerpo, poner en sintonía sombras y telequinesis era complicado si estaba desconcentrado. Pero debía centrarse, para eso estudiaba para ser un héroe, no debía dejarse arremeter contra palabras vacías de un ser que escogia los medios equivocados para impartir justicia.
─Tendrás una hermana, o de eso me enteré. Me pregunto que pasará si tu madre encuentran tu cadáver desmembrado de la misma forma en el que desmembró tu hermano a mis padres.─las palabras iban tan a la ligera que a Hachiro le dio un vuelco el estómago, la simple mención de ese tipo le dio más asco que la idea de su propio ser muerto. A pesar de que la máscara lo cubría, apostaba poder verlo sonreír.─¿Sería tierno, no? Aunque claro, nadie recordaría a un pobre diablo que dejó la cárcel tras años de condena. Nadie mira a nadie en esta sociedad, solo tienen ojos para sí mismos. Eso son los héroes, sinónimos de hipócritas.
Hachiro bajó la guardia, con esas palabras haciendo eco en su cabeza. No era un villano cualquiera. Estaba cara a cara con un antihéroe.
La tierra a su alrededor tembló, sinónimo de que su kosei estaba empezando a actuar por si mismo a la vez en que se descontrolaba.
Un pitido se extendió por sus oídos, se obligó a si mismo a no gritar por la sorpresa y a mostrarse inexpresivo en todo momento. Pero la sensación de felicidad llenó su pecho tan pronto las primeras palabras de la heroína telépata llegaron a su mente: « ¡Todos en las clases A y B! ¡En nombre del héroe profesional, Eraserhead, tienen permitido combatir! »
Con la frase de fondo repitiéndose unas dos veces más, prosiguió a acercarse al antihéroe, mostrando una sonrisa de pura superación.─Tal parece que uno de nosotros morirá esta noche, y no está en mis planes rendirme fácil.─dijo Hachiro implacable, irritando notoriamente al oponento.
─Oh, Chibi-chan, te aseguro que ese no seré yo.─tras hablar, Maneater se tronó el cuello, comenzando a tomar vuelo mientras las katanas se afilaban en la oscuridad de la noche.
Hachiro sonrió, aún más amplio de ser posible.
─Habrá que averiguar quien es el mentiroso.
Como si las palabras hubieran sido nada más que el inicio del enfrentamiento, los pasos se aceleraron. Maneater utilizó solo una de sus katanas, haciéndola balancearse por el aire a la par en que se acercaba a Hachiro. El azabache dejó que la oscuridad tomara su cuerpo, extendiéndose por las venas de sus antebrazos mientras que runas circulares se creaban en sus puños. Poco a poco, sus ojos se oscurecieron por igual, esta vez ambos, dejando en claro que su umbraquinesis ya se había acoplado a su figura.
Con ambas manos en el mango de su katana, Maneater la balanceó hasta la cabeza de Hachiro, atacando de forma directa a muerte. La telequinesis envuelta entre sus falanges en la brisa, pudo detener el impacto, tomando con esfuerzo no solo la hoja metálica; sino también al propio antihéroe. Con un grito gutural de parte de Morikuro, pudo conseguir quitarse de encima la amenaza, pero todavía manteniendo una distancia considerable.
Las alas demoníacas en tonalidad blancas comenzaban a hacer su aparición, por lo que resultaron segundos en cuestión de que Maneater comenzara a atacar desde el vuelo. Hachiro sabía que ese hombre era algo más que solo un villano de cuarta, sabía que debía haber más inteligencia escondida entre sus deseos carnales y terrenales de sangre y venganza. A pesar de ello, no bajó su guardia en ningún momento.
Aquello no era un juego y debía quitar del camino a ese tipo. No tenía tiempo que perder; sería cuestión de segundos que llegaran a los demás.
Maneater se avalanzó una vez más sobre sí, usando sus alas como impulso para dar una vuelta en el aire, esperando encestar el golpe de su afilada hoja metálica en la espalda de Hachiro. Morikuro, quien ahora hasta podía apodarse bajo su seudónimo heróico Judas, dejó que una estructura solida de sombras se formara sobre su antebrazo, poniendo este como defensa ante el repentino ataque contrario. La katana golpeó, recibiendo el sonido de su filo rozando la oscuridad del kosei del adolescente, creando una sinfonía irritante, casi rasposa.
Al verse su ataque frustrado, Maneater dirección una patada a la zona del torso del adolescente. Hachiro logró agacharse, tomando entre sus brazos aquellas extremidad y liberándose de su posible golpe enviándolo lejos con su telequinesis. Intentó desarmarlo, separar su mano del arma que poseía con el único fin de que el combate fuera limpio.
El peliblanco de traje oscuro, el cuál seguía sin revelar su identidad, se levantó con pereza, irguiendo su cuerpo con una clara evidencia de irritación.
Hachiro iba a atacar, lo haría. Pero la voz de Mandalay volvió a aparecer en su cabeza.
« Kacchan debe evitar el enfrentamiento e ir por su cuenta. Repito, Kacchan debe evitar el enfrentamiento. »
No podía verlo, pero el aura del antihéroe cambió de forma drástica. Hachiro podía apostar que detrás de su máscara estaba sonriendo.
─Parece que descubrieron el interés en tu noviecito, Chibi-chan~...
Hachiro podía jurar que su sangre nunca había hervido con tanta furia.
Con sus orbes perdiendo su iris azulado, convirtiéndose en una esclerótica completamente negra, su telequinesis manipuló la materia. El mango de la katana aterrizó en su palma, dejando una sensación de picor en su suave dermis, a sabiendas de lo que haría terminaría con algo más en su vida.
Cuando la hoja se clavó en el estómago de su oponente, exparciendo la adrenalina en su sistema en el transcurso, todo se volvió negro.
Recuperó la conciencia.
Tenía un sabor extraño en sus labios, similar al metálico típico de la sangre. Sus manos contra el suelo habían arañado a la tierra tan pronto se reencontró con esta. Era raro, como si los segundos en realidad no hubieran pasado, pero reconocía que no estaba en el mismo lugar que antes. Pues, a su alrededor, parecía extenderse una batalla contra otro grupo aún más poderoso de villanos. Allí estaban sus compañeros, o al menos algunos de ellos, quizás cuatro. No los veía claramente.
Pero si tenía bien en claro que Todoroki estaba allí y que Bakugo, no estaba con él.
Intentó levantarse, pero un ardor en su muslo izquierdo le impidió el movimiento. Sus ojos viajaron a la zona, ahogando un gemido de dolor cuando divisó una daga clavada en la carne, sin pasar a una hemorragia por el simpl hecho de ue seguía incrustada allí.
Buscó a su alrededor algo de lo que tomarse para poder impulsar su cuerpo y unirse a la batalla, a sabiendas de que todavía nadie iría en su ayuda.
O eso creyó, cuando un portal se abrió no muy lejos de su espalda, mostrando a un hombre alto que ya antes había tenido la oportunidad de ver. Esos parches de carne pútrida, los ojos turquesas flameantes. Tenía una mano en el cuello de Bakugo.
La sangre de inmediato le hirvió y sus ojos se transformaron conforme a su mutación. No sabía que querían con Bakugo Katsuki, pero no podía simplemente quedarse tirado y permitir que lo lastimaran o se lo llevaran. Con esfuerzo estiró su mano, comenzando a sentir como la telequinesis separaba ambos cuerpos el uno del otro. Sintió los ojos carmines de aquel adolescente del que tanto se hablaba en su corazón sobre él, como si le transmitiera la idea de que todo iba a salir bien, de que nada malo podría suceder.
Simplemente, había tanto que Hachiro deseaba decir por la desesperación de que justamente él estuviese en peligro, que no sabía por donde empezar. Pero iniciaría sacándolo del peligro.
Dichosas fueron entonces el par de alas demoníacas teñidas ahora de rojo escarlata, cruzando el cielo y la gravedad en su vuelo. Su concentración casi nula por el reciente mareo de lo que supuso, debió ser un quirk, no lo apoyó a la hora de defenderse de su enemigo. Lo empujaron de su zona, alzandolo con fuerza violenta, blandiendo nuevamente la misma katana ahora.
Contra su propio pecho.
A fuerza contraria de los empujones del mismo villano que Hachiro creyó terminar antes de caer en esa breve inconsciencia, lo llevaba caminando a ciegas de espaldas. Sus ojos ahora habían perdido el fulgor negro, quedando indefenso con ambas perlas platinas escuadriñando con odio el rostro de su atacante. Sabía que su destino se sellaba a la par en que la sangre brotaba de sus belfos. Aún tanteando el terreno competente, sabía que acababa de perder la batalla y la guerra en sí, y el dolor de la pérdida comenzaba a azotarlo.
Respirar comenzaba a der difícil, y los gritos de sus compañeros eran inaudibles.
─Morikuro-kun, dijiste que no pensabas morir.─comentó con una burla tranquila el villano, ejerciendo aún más presión en el corte, hundiendo de ser posible la katana aún más. Atravesó la espalda del azabache, sacándole un grito de dolor puro.─No te dejaré irte sin sufrir ni un poco por tus acciones.
Acto seguido, en su muñeca, el hombre cortó su propia dermis, dejando una risa ahogada escapar de su labios mientras salpicaba su líquido carmín en la herida de Hachiro.
Su quirk.
Manipular las endorfinas y sanación propia y ajena con su misma sangre.
Un pitido ensordecedor arremetió contra sus oídos con violencia, cuando su espina dorsal golpeó brutalmente la superficie rasposa de un gran árbol. Podía sentir como su vista se nublaba, de cómo las palabras comenzaban a perder fuerza en su entorno. No podía conectar sus pensamientos, como si el golpe anterior le hubiera dejado en un estado de trance del cual no estaba al tanto, todo daba vueltas hasta marearlo. Era horrible, una sensación que nunca había sentido; de estar perdido sin siquiera ser presa de la disforia y sus típicos episodios de despersonalización.
Sus ojos, platinos, brillosos por el reflejo de la luna oscura en el cielo y las lágrimas encapsuladas.
Un ardor se extendió por su estómago, quitándole el aire sin suavidad, como si sus pulmones expulsaran todo el oxígeno almacenado en un grito seco que no pudo llegar a sus oídos.
Sus manos tantearon su estómago, sintiendo el líquido cálido cubrir nuevamente su dermis. El olor... Su olfato podía captar el olor a hierro típico de la sangre, no era la primera vez que lo inhalaba hasta poder sentirlo en su propia boca. El reflejo de la arcada fue sustituido por la necesidad de caer en sus rodillas, comenzando a sentir como el aire escaseaba en su ambiente.
Quería aferrarse a la vida, como aquel desamparado que se arrepiente de no haber tomado en serio las advertencias.
El dolor aparecía y desaparecía, pero al final solo empeoraba, sería cuestión de segundos que sus sistema colapsara.
Lo sabía.
─¡Hachiro!
─¡No te atrevas a cerrar los ojos!
Los gritos nunca llegaron a sus oídos, las lágrimas involuntarias de dolor nublaban sus ojos. La fuerza en su cuerpo era casi nula, lo podía ver en cada movimiento fallido que intentaba incitar en su brazos.
Un par de manos tomaron su rostro, obligando a abrir sus ojos ampliamente.
─Resiste.
Ya había cerrado los ojos cuando la esperanza se esfumó.
Si, lo sabia.
Perdió el juego.
juro q voy a corregir los errores, pero les dejo este cap:(
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