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𝟎𝟑𝟎. wolfbite

CAPÍTULO TREINTA: MORDIDA DE LOBO
U.A. MUSUTAFU, JAPÓN

TW: TRASTORNO DISOCIATIVO !

Las dos semanas de preparación habían pasado muy rápido. No era como si las cosas hubiesen cambiado mucho, tenían clases hasta la tarde, y el tiempo restante lo utilizaban para estudiar en conjunto. Hachiro asistió tan solo la primera semana a los estudios con Bakugo y Kirishima, siendo que en cierta parte no soportaba los gritos constantes del peli cenizo, que ni siquiera dejaba que se sienten juntos por la escena del primer día.

Así que sí, después de estudiar demasiado, ocupó sus fines de semana para entrenar su kosei con Aizawa, lo cual era más ser maltratado por su padrino que no tenía piedad a la hora de atacar.

Prácticamente había tomado el tiempo necesario prepararse, por lo que era normal que luego de terminar cada uno de los exámenes escritos, el práctico no fuera de su preocupación. Y sin embargo, allí se encontraban en esos momentos, en los vestidores de hombres, donde quizás solo tres o cuatro habían llegado. Hachiro tenía su casillero en una de las últimas filas, justamente la que daba a la pared del vestidor de chicas, y estaba sentado en el rincón más remoto, mirando la puerta metálica como si fuera lo más entretenido.

Tenía el pecho descubierto, los pantalones aún en sus piernas. Había dejado de llevar falda por los constantes comentarios hacia su orientación sexual, y debía admitir que extrañaba la comodidad de tener sus piernas libres.

Suspiró vacío, perdiendo concentración en su mirada, sintiendo un ardor comenzar desde su cicatriz. Llevó su mano con preocupación, acariciando la piel irregular de la zona, con la yema de sus dedos picando con ansiedad ante el tacto desganado. La calidez sobre aquella zona era real, la podía sentir con su tacto, no lo estaba imaginando. Esperaba tan solo no agarrar una fiebre antes del examen más importante.

No sabía cómo ni por qué, pero las cosas empezaban a tornarse borrosas y carentes de sentido alguno, como si de repente todo fuera irreal. Sentía sus ojos en su rostro, las ojeras crecidas bajo los párpados, pero al mismo tiempo quería comprobar si lastimarse hasta el punto de sangrar podía hacerle sentir dolor o si sólo era un sueño vívido. ¿Qué le aseguraba que no lo fuera? Pues estaba allí, pero al mismo tiempo se sentía lejano. Quizá había tocado fondo dentro de una frondosa pesadilla.

Miró su mano izquierda, contando cinco dedos, reconociendo que realmente estaba despierto.

Pero la duda inundó su mente una vez más, pues su inconsciente ya sabía los métodos que tenía para diferenciar las dos dimensiones irrealistas, así que comenzó en un vaivén de pensamientos retóricos y preguntas sin respuestas lógicas. Había llevado mucho tiempo en silencio, sosteniendo su traje entre sus manos.

Todoroki tenía su casillero a un lado del suyo, por lo que notó rápido la actitud turbia de su mejor amigo, frunciendo leve pero significativamente el ceño.

─Hachiro, ¿todo en orden?

No hubo respuesta coherente, solo un asentimiento algo extraño de su parte. Pero sus expresiones perdidas en la nada misma demostraban lo contrario. Hachiro por su parte, ni siquiera analizó la voz que preguntó por su estado, ya que no podía reconocerla por más que quisiera.

Shoto Todoroki hizo una mueca, poniendo una mano con timidez sobre el hombro desnudo de Hachiro, enfriando la zona con su tacto.─Hey, Hachiro, ¿qué sucede?

Hachiro se asombró ante la presencia del bicolor, que recién acababa de notar. Lo observó de arriba a abajo, analizando su uniforme bien arreglado con cuidado, buscando alguna imperfección o algo fuera de lugar que le indicara que todo aquello era una farsa. No la encontró, y pudo dejar salir todo el aire que retenía sin saber en su pecho.

─¿Estoy soñando?

Todoroki parpadeó confundido.

─No, Hachiro. Estamos en la U.A, y tenemos un examen que rendir. Vistete.─seguido a sus duras palabras, pasó sus brazos por debajo de las axilas de Hachiro, levantándolo a la fuerza. El pelinegro jadeó sorprendido, con la fuerza de sus piernas fallando horriblemente.

Sentía sus músculos doblarse, así que se aferró a Todoroki con fuerza.

El rostro de su compañero se le empezaba a hacer desconocido, como si suaves líneas negras en cantidades grotescas comenzaran a cubrir sus facciones por completo, dejando solo un atisbo de confusión entre sus neuronas.

¿Por qué carajos le pasaba eso ahora?

─T-Tú... ¿Eres Shoto, verdad?─su voz por primera vez en mucho tiempo salió temblorosa. Todoroki ya muy confundido y preocupado, llevó su mano a la frente de Hachiro, buscando comprobar que no tuviese una fiebre o algo similar.

La parsimonia con la que había entrado a los vestidores masculinos desapareció por completo, dejando un desastre preocupado al bicolor que no entendía mucho más que Hachiro. Ni siquiera le importó el hecho de que hubiera mucha gente presente más adelante, algo que no era propio del pelinegro, por lo que supuso y sabiamente concluyó en que estaba teniendo un episodio de nuevo.

Por otro lado, otro chico traía en mente el afamado nombre de Hachiro Morikuro. Bakugo caminaba en esos momentos ya vestido completamente, con la extraña necesidad de buscar a su amigo azabache para asegurarse de que no hiciera algo estúpido, pero se llevó una sorpresa al verlo pálido y aferrándose a Todoroki con miedo.

Su sorpresa fue notoria, y su molestia también.

─¡Oi, ustedes dos!─les exclamó llamando la atención de Shoto únicamente, ya que Hachiro por el estruendo había comenzado a temblar y solo se escondió en su pecho.─¡¿Qué diablos hacen en frente de mi, asquerosos?!

Bakugo, Hachiro está teniendo un episodio.

El ceño del rubio cenizo se frunció, sin comprender. Mientras, observó al de cabello azabache.

Hachiro apretó los dientes, sintiendo el impulso de lastimarse. Seguía con la misma obsesión de no saber en dónde y por qué estaba allí, como si los pensamientos e ideas comenzaran a mezclarse y perdiera efecto la realidad. Era algo horrible, no poder distinguir que era mentira y que era verdad. Solo deseaba, un mínimo de sufrimiento, para poder despertar.

─¿No sabías?─preguntó Todoroki alzando una ceja, atónito. Bakugo tuvo que apretar sus puños para no lanzarse a gritarle miles de insultos por burlarse de su ignorancia.─Hace unos días estábamos en una cena, se enteró que sus padres esperaban un hijo. Desde ese momento empezó, supongo que algo de su pasado lo atormenta.

─¿Y por qué mierdas me dices todo esto? ¡No me importa lo que le pasa a este tarado!─sus gritos ensordecedores podrían haber sido un problema, si no fuera porque más adelante todos hablaban muy alto por los nervios y cubrían la conversación con ellos. Bakugo estaba furioso, tanto que no medía lo que sus palabras podían causar.

Todoroki también se molestó, odiando a ese idiota que su mejor amigo quería tanto, sintiéndose impotente por tener que soportar sus comentarios groseros y despreocupados. Pero iba a tirar la bomba, a esperar si el rey de las explosiones podía con ello y ver su rostro derrotado por el orgullo.

─Intentó saltar de-...

Una mano cubrió la boca de Todoroki, sin dejar que una palabra más se escapara de sus indiscretos labios. Sus ojos heterocromáticos viajaron desde las finas y frívolas falanges que cubrirán su boca, hasta fijarse en el rostro ensombrecido de Hachiro. Tenía un brillo peculiar en sus ojos platinos, desconocido. Como si el azul eléctrico que cubría uno de ellos cuando usaba su kosei hiciera aparición, en un breve destello.

Hachiro jugueteó con su labio inferior entre sus dedos, sacándole un leve sonrojo al más alto y un gesto de enojo al rubio.

─No seamos molestos, Shoto. Bakugo-san tiene cosas mejores por las cuales preocuparse.─al finalizar de hablar con un tono tan seco y sin vida, le dio una escalofriante sonrisa. Ni siquiera ninguno de los otros dos adolescentes pudieron agregar algo, ya que se dio media vuelta y comenzó a colocarse su traje.

Todoroki miró con ira a Bakugo, sabiendo y sintiendo asco. Porque por sus estúpidas y crueles palabras habían sido lo que Hachiro necesitó para salir de su episodio disociativo. Tanto que había hecho sentir mal al menor.

¿Por qué le era tan difícil ver las intenciones de Hachiro?

Shoto Todoroki sabía que Bakugo sería el causante de una futura muerte de su amigo. Y no quería esperar a que ese día llegara. Claramente, de las personas más cercanas a él, solo Hachiro e Izuku se destacaban. Uno estaba ligado a él desde que sus ojos por primera vez chocaron, desde que presumió arrogante su poder frente a su padre, exasperandolo. El otro por ayudarlo a aceptarse tal y como es. Así que saber que ambos eran atormentados por ese rubio cenizo con problemas de ira, le hervía la sangre.

Shoto odiaba a Katsuki, y era mutuo.

El amor iba a matarlo, pero el orgullo sería su perdición.

Las manecillas del reloj daban indefinidas vueltas, trazando una ruta infinita variada en hora, minutos y segundos. El tic y el tac eran audibles para cualquiera que tuviese la necesidad o el interés suficiente como para perderse en él. La curiosidad era algo peligroso con lo que jugar, y corría riesgo la vida en algunos casos. A veces, los sentimientos. Si Hachiro hubiera tenido menos curiosidad desde pequeño, las cosas hubieran sido distintas. Quizás si no hubiera descubierto tan pronto su kosei, se habría dado la oportunidad de no sufrir un trauma. Quizás si no hubiera cuestionado el amor, no tendría el corazón roto.

Odiaba que los demás se preocuparan cuando tenía controlada las cosas. Por eso no se explicaba por qué el escuchar a Bakugo rechazar el conocimiento de su estado le había lastimado tanto. Pero esas palabras habían sido muy crueles y crudas.

¿El plan Bakugo? A la mierda, no quería saber nada más de él. Solo estaba cansado de sentir su corazón doler, quería detenerlo.

Al menos estaba mucho más tranquilo luego de recibir las consignas de Aizawa para la actividad. Habían creído que el examen sería contra los robots utilizados en el examen de admisión de la U.A, pero había resultado que los profesores serían interpretes de la actividad para darles una experiencia mucho más real. Así que sus nervios habían crecido un poco más.

Itsuku Takada estaba a su lado, haciéndole ojitos a Mina Ashido mientras hablaban animadamente. Hizo una mueca, sintiendo un revoltijo al ver lo descarada que era la chica lobuna. Hacía bonita pareja con la pelirrosa, solo esperaba que no se lo refregara en el rostro después. Podía ser muy envidioso si quería.

Suku.─la llamó en un suave murmuro, sonriéndole cuando está volteó sorprendida por el apodo.─¿Me dices sobre tu quirk? Yo te explico bien el mío luego, así podemos armar una estrategia.

Claro, su compañera de batalla era Itsuku, y ambos irían contra Aizawa. Tenía más nervios por enfrentarse a su padrino que por aprobar, pues siempre que tenían un enfrentamiento terminaba por patearle el trasero.

─Mmm, no es muy complejo.─comenzó explicando la castaña más tranquila y seria que de costumbre.─Mi quirk es Lobezno. Puedo cambiar mi cuerpo al de un lobo de dos metros. Generalmente la ropa se reduce por el cambio, pero el traje está especializado a eso. Me va mejor en ambientes fríos, el calor me agobia por el pelaje.─llevó un dedo a su mejilla, pensando bien que más añadir.─Mi debilidad es el tiempo y la cantidad de veces que cambio, pierdo energía como una persona normal.

Hachiro asintió, manteniendo su temple serio y más frívolo─Bien, mucha información, pero creo que lo tengo.

─¿Y tú?

La pregunta no lo tomó por sorpresa, pues le acababa de decir que no tendría problema en explicarle detalladamente.─¿Yo? Bueno, nunca le pensé un nombre. Le dije a Izuku que le dijera Umbrakinesis, pero...─suspiró, sintiéndose ridículo por el nombre poco original:─Mischief. Puedo manipular las sombras en métodos defensivos, crear escudos de sombras, pero solo si sale desde mi cuerpo.─abrevió bastantes detalles, pues mientras más pronunciaba mas triste comenzaba a sentirse.─Por las noches es más útil. Y sino, está la variante de la telequinesis, puedo manipular cualquier objeto y darle movimiento de forma mental. Lo básico, no es nada muy nuevo.

─¿Has intentado combinarlos?─Itsuku Takada era una genio escondida tras una capa de payasa, Hachiro los sabia. Pero había cosas que ni siquiera él podía contestar.

─Mis padres me han advertido de no hacerlo.

─¿Y eso por qué?

Era muy curiosa, esperaba que por eso ella tampoco saliera lastimada.

─No sé...─murmuró el azabache en respuesta, recibiendo un asentimiento de Itsuku, quien entendió rápido que no era un tema fácil y que tampoco tenía conocimiento de este. Jamás les cuestionó una decisión mucho tiempo, pues prefería tener de dudas antes que discusiones.

Hachiro volvió sus ojos platinos grisáceos al reloj, mirando las manecillas y su avance en los minutos, calculando mentalmente cuanto podría faltar hasta que llegara la hora de que su enfrentamiento comenzara. No sé sentía con la fuerza adecuada para ello, pues su corazón estaba adolorido, y seguía teniendo una sensación extraña en su garganta, como si se estuviera asfixiando con un simple ardor.

No iba a hacer las cosas bien si no se calmaba, la umbraquinesis derivada de su madre se conectaba profundamente con el aura y los sentimientos del portador de tal kosei, por lo que utilizarlo con niveles peligrosos de negatividad podría resultar hasta mortal para su pequeño corazón.

No volvió a suspirar, no se lo permitió. Tampoco se acercó a su grupo habitual de amigos, Kirishima estaba hablando animado con Bakugo y su orgullo le obligaba a mantenerse en su lugar sin dirigirle la mirada ni siquiera por una milésima de segundos.

De tan solo saber que los ojos carmines de Bakugo lo miraban arrepentido.

─¡Takada Itsuku y Morikuro Hachiro, en cinco minutos comienza su examen!─la voz de Present Mic se escuchó en los parlantes.

El corazón del pelinegro se aceleró mucho, desconociendo el sentimiento de estar nervioso por completo. Su labio inferior empezó a temblar levemente, y no supo siquiera cómo pudo esconderlo de los demás y dirigirse única y exclusivamente a su compañera de tez morena.

─Itsuku, estoy nervioso.

La castaña sonrió, mientras tomaba su mano con delicadeza para comenzar a guiarlo fuera de la sala de espera, baja la atenta mirada de los demás alumnos.─Es normal, yo también me estoy cagando de miedo.

─¡Suerte, amores de mi corazón!─escuchó Hachiro a sus espaldas la voz de Kaminari burlón, siendo acompañado por la risa de Sero. Dio levemente la vuelta en su lugar y le lanzó un besito imaginario, haciendo que su risa incrementara un poco más.

Estaba un poquito mejor.

Llegar a la zona urbana había costado poco. No tuvieron permitido ver el enfrentamiento entre Shoto y Momo contra Aizawa por, justamente, compartir el mismo docente para la prueba. Ni siquiera tuvieron oportunidad de poder intercambiar palabras, pues solo hubo una pelea en el intermedio de esas dos. Así que todo quedaba en hombros de Hachiro, que debía poner en la mesa todas las cartas funcionales sobre la conducta de su padrino y prevenir sus ataques.

Ambos chicos preparados comenzaron a caminar, escondiéndose entre las angostas paredes de la vista del profesor que con su kosei borraba particularidades.

─Suku-chan, tú transfórmate en lobo, sabremos que nos vio de esa forma.─pidió Hachiro en un murmuro, y la chica asintió, comenzando a prepararse para la transformación.

─Espera... Pero eso hará el ataque inmediato. Digo, naturalmente va a actuar si sabe que nos dimos cuenta de su ubicación.─añadió la chica de quirk lobuno, mientras comenzaba a transformarse a las espaldas de Hachiro.

El azabache asintió.─Justamente, si tu transformación te logra cansar, él intentará mantenernos más tiempo dentro de aquí. Desde que pasó lo de la U.S.J, perdió un tanto de su control, por lo que le cuesta más tiempo recuperar su funcionamiento. Si le damos ataques repetitivos podremos detenerlo.─volteó hacia su compañera, esbozando una pequeña sonrisa al verla convertida en una gran loba castaña.─Si no funciona, la que tiene posibilidades físicas para correr eres tú. Yo lo entretengo y tú vas a por ayuda.

Itsuku en su forma lobuna asintió y comenzó a caminar por delante suyo, olfateando el suelo con determinación, buscando alguna pista de paso para poder tener una idea de donde les esperaba el sensei. Hachiro había dejado la bruma recorrer sus falanges y cubrir sus manos, dándoles ese tono oscurecido habitual, invocando las sombras del lugar para prepararse. Su ojo derecho, el mismo que poseía la cicatriz, volvió su esclerótica negra y su pupila azul eléctrica. Desde el enfrentamiento con de Asesino de Héroes, nunca recuperó ese color extraño que hizo brillar ambos ojos, tampoco recordaba el sentimiento que lo hizo florecer. Pero le daba menos atención de la que merecía.

A cierto punto del camino, el pelaje de Itusku comenzó a desaparecer. Hachiro actuó rápido cuando la cintura de la chica tomó forma, agarrándola de esta y metiéndola dentro de una de las casas construidas para la zona de simulacro, protegiéndose de la mirada de su padrino. Ya los había encontrado.

─Lo ataco de frente, tú intenta manipular sus armas de captura.─antes de que Hachiro pudiera decir algo, se escucharon pasos sobre el tejado, e Itsuku cumplió su palabra.

La castaña dejó salir sus garras, dispuesta a un enfrentamiento cuerpo a cuerpo contra el sensei. Mientras, Hachiro corrió al lado contrario, en espera de rodear la casa. Saltó la ventana con gracia, desplazándose por el tejado y encontrando a Aizawa a punto de capturar a Takada con sus lazos. Estiró una de sus manos, enviando la tela fuera del cuerpo de la loba, cubriendo la visión del sensei solo por segundos.

Que fueron significativos.

Itsuku corrió, saltando y escondiéndose detrás de una pared, volviendo a convertirse en loba y esperando una señal. Sabía que ahora era momento de que Hachiro peleara contra el sensei, así que le dejó la vía libre.

Pero el corazón de Hachiro todavía estaba apretujado en un sentimiento de dolor e inseguridad. Si no lo hacía bien, solo sería más desagradable de lo que por si ya era. Y no podía creer que después de tanto tiempo intentando entenderse a sí mismo y buscando un buen futuro para su bien y sus gustos propios, necesitaba complacer a alguien con ello. Solo lo tiraba más abajo que nunca.

No necesitaba probarle nada a nadie, una mentira que ya no tenía validez.

Sintió un pinchazo en su corazón cuando creó un escudo de sombras, evitando el golpe del arma de captura, pero luego se desvaneció. Aizawa tenía sus ojos rojos sobre él, eliminando sus koseis, teniéndolo solamente bajo la oportunidad de tener una limpia pelea cuerpo a cuerpo.

Aizawa sonrió cínico, y Hachiro solo tembló. Claro que esto no pasó desapercibido por el sensei, que rápido eliminó esa sonrisa extraña para fruncir el ceño, mientras comenzaba a correr para arremeter el primer ataque.

─No me digas que ese idiota te lastimó.─espetó Aizawa mientras estiraba sus armas de captura en dirección a Hachiro, logrando este esquivarlas y deslizarse a un costado, comenzando a leer sus movimientos.

─No sé de que hablas.─no iba a concentrarse en eso, se negaba a hacerlo. Sabía que su padrino lo utilizaría como método para poder sacarle no solo información, sino también del juego.

Una milésima de segundos, Aizawa parpadeó, logrando que Hachiro manipulara la telequinesis para empujar su cuerpo contra la pared más cercana con fuerza. Claramente, antes de chocar borró su particularidad poniendo sus orbes rojizos sobre él una vez más, mientras evitaba el golpe con gracia.

Aizawa estiró sus cintas en dirección a Hachiro, quien seguía esquivando y cubriéndose de los golpes con cualquier cosa que encontrara útil, esperando la próxima oportunidad de que parpadeara. Lo que no notaba, es que lo estaba guiando hacia donde quería, pues la vista del profesor pasaba panorámicamente buscando a la segunda estudiante que había salido de su campo de visión.

Cuando sus cintas agarraron a Hachiro, lo arrastró brutalmente contra el suelo, raspando su mejilla y parte de su cuello con el asfalto. Un gritó abandonó los labios de Morikuro, quien sintió la sangre correr por el impacto. Sabía que Itusku no había llegado a meta, quizás su cuerpo había cedido por las transformaciones. Se sintió tan incompetente. Intentó liberarse del agarre, pero este solo incrementaba, sacándole el aire y haciendo doler sus costillas.

Pero allí estaba de vuelta Itsuku Takada, quien se abalanzó sobre Aizawa, lanzándolo al suelo y dándole la oportunidad a Hachiro de levantarse.

Tenía que hacerlo, no podía quedarse allí como un idiota. No tenía mucho que pensar.

Con el corazón acelerado y lágrimas de estrés en los ojos, sintió su corazón estremecerse y la sensación de dolor se extendió por sus venas cuando las sombras cubrieron su puño. Lo ignoró, sabiendo que luego lo pasaría mal por ello, y corrió con toda la fuerza del mundo hacia Aizawa, que era obligado por Itsuku a mantener sus ojos en ella para no sufrir golpes.

Estrelló su puño en el costado de Shota Aizawa, haciendo que la fuerza recolectada de las sombras lo hiciera estrellarse contra la pared más cercana, y manipulando la telequinesis en un rápido flash, las esposas estuvieron en las manos del adulto.

Los ojos platinos de Hachiro habían regresado a la normalidad, en especial el derecho. Bajó su puño envuelto en sombras, manteniendo un tono preocupantemente oscuro en su brazo izquierdo, con el cual había encestado el golpe. Unas lágrimas fugaces escaparon de sus ojos, con un vacío creciente en su pecho, como si no hubiera nada que sentir en ese momento. Solo oscuridad, eso podía describirlo.

Itsuku gritó de alegría, escuchando feliz como anunciaban que habían aprobado. Abrazó al pelinegro fuertemente, sin notar su brazo quebrado por el golpe y la fuerza que su cuerpo no soportó. Sabía que sucedería, lo veía venir. Estaba en su peor momento. La castaña se preocupó cuando el azabache no le devolvió el saludo, mirando su rostro con confusión. Preguntó alguna cosa, pero los oídos de Hachiro pitaron, ignorando inconscientemente lo que ella estaba intentando comunicar.

Aizawa también caminó con dificultad por el dolor hacia su ahijado, tomándolo de los hombros para conectar sus miradas. Vio las lágrimas casi inexistentes del azabache y comprendió que enserio estaba mal, que había tocado un límite en su propio ingenio y lógica del cual no estaba preparado para tocar una vez más.

Al haber abierto su corazón, olvidó cerrarlo.

Y le dio paso a la oscuridad para entrar.

─Duele...─murmuró inconsciente Hachiro mientras levantaba el crop top de su traje, hasta llegar a la altura de su pecho.

Los dos presentes en la escena, más los estudiantes que estaban mirando desde la sala de espera el encuentro, pudieron observar como las venas alrededor de la caja torácica estaban teñidas de una tonalidad oscura, ennegrecidas. Su propio corazón resaltaba en la ahora pálida piel, demostrando que nada estaba bien.

Pero todo era un desastre cuando se trataba de Hachiro Morikuro.

Se odiaba por ser tan débil. Por ser un mentiroso y un cobarde.

Se odiaba por seguir vivo y por permitirse ser abierto una vez más a las personas, como si añorara ser despreciado por ellos una y otra vez sin reparo.

Era inseguro, y ese día, todos lo supieron.

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