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𝟎𝟏𝟎. u.s.j

CAPÍTULO DIEZ: U.S.J
U.S.J. MUSUTAFU, JAPÓN

El fin de semana había transcurrido rápidamente. O al menos de esa manera lo notaba Hachiro. Luego de soportar a cuatro monos en su departamento, las cosas fueron mejorando. Y como era el primer día de la semana, las clases volvían a empezar. Un día tranquilo se veía venir, el clima soleado no era muy de su agrado pero tampoco se quejaba, pues era el clima perfecto para entrenar y no llegar más agotado que de costumbre.

Cuando ingresó al aula 1-A, pensó en ocupar su lugar de siempre junto a Bakugo, aunque no estuvieran en tanto contacto como antes. Sin embargo, este parecía estar siendo entretenido por Kirishima, que ocupaba su asiento. Sabía que lo más probable era que el pelirrojo volviera a su propio lugar asignado, pero no le molestaba así que procedió a buscar otra zona.

Por suerte, al lado de Jiro Kyoka había un lugar que llamaba su atención.

Se sentó a un lado de la pelinegra. Comenzaba a durar si era su imaginación, o si su cabello tenía tonos morados muy oscuros. De todas maneras, no importó mucho ser disimulado cuando ella se dio vuelta en su dirección, analizándolo de arriba a abajo para comprobar que lo que veía era real.

─¿Vas a matarme o por qué te sientas aquí?─habló apresurada, con unas expresiones en neutro muy similares a las de Hachiro. Eso le pareció curioso.

─Un cabeza de piedra ocupó mi lugar. ¿Te molesta si me quedo aquí?─preguntó ahora Hachiro, en un tono más tranquilo que el de ella. La pelinegra se encogió de hombros.

─Si, obvio que me molesta, pero quédate nomás.─Jiro dijo con sarcasmo, sonriendo de lado. Hachiro tampoco pudo evitar que una mueca apareciera en su rostro.─Seguro ya sabes, pero soy Jiro.

─Me gusta tu estilo, ya había averiguado quien eras.─explicó sin verguenza el pelinegro, mirándola fijamente. Ella se sonrojó un poco por lo directo que iba.─Soy Hachiro, pero tú puedes decirme Hiro.

─Un placer, niño.

El asiento al lado izquierdo de Hachiro entonces, estaba ocupado, mientras que su derecha se encontraba con una chica que tampoco había visto antes. Más bien, no le había prestado la suficiente atención como para notarla. De todas formas, ella parecía sumida en sus pensamientos.

Jiro notó su mirada curiosa, y no tardó en intervenir.─Ella es Takada Itsuku, Hiro.─le susurró bastante bajo para aclarar sus dudas, pero la chica tenía una audición excelente, o al menos eso parecía.

La de cabellos castaños oscuros giró en dirección a ellos, poniendo una sonrisa coqueta.─Jirooo, puedo presentarme sola a estas alturas.─sus ojos avellana se posaron en el pelinegro, causándole que se estremeciera.─Como dijo mi amiga, soy Itsuku. Y tú eres Hachiro, si mal no recuerdo. Muchas chicas dicen que eres guapo, ya veo por qué.

Hachiro no se inmutó lo suficiente como para sonrojarse, pero rodó los ojos divertido.─Un placer, Itsuku-kun. Algo me dice que los tres seremos muy buenos amigos.─murmuró el de ojos platinados esta vez, mientras ponía los brazos en el banco y escondía su cabeza entre ellos.

Y vaya que tenía razón.

─Buenos días chicos.─Aizawa-sensei ya había ingresado al aula, y con su ronca y profunda vos pudo hacer que todos le prestaran atención de un momento a otro.─Para el entrenamiento básico de héroes de hoy, contaremos con All Might, yo y alguien más.

Para sus adentros, Hachiro no pudo evitar pensar con sarcasmo cuan expresivo y explicativo era ese hombre. Claro que para resaltar todos sus defectos y errores no le faltaban palabras nunca. No sabía si agradecer o repudiar que fuera padrino suyo. De todos los héroes profesionales, tenía que ser la oruga.

Sero levantó la mano, y cuando fue notado por el docente, empezó a hablar.─Disculpe, ¿qué haremos exactamente?─era una pregunta buena, que por el cansancio que nublaba su mente no se había hecho. Hachiro se acostumbró a acatar órdenes.

Quizás tendría que cambiar eso.

─Entrenamiento de rescate.─mostró un cartel que resaltaba la palabra en las letras japonesas.─Desastres, catástrofes, y todo eso.─antes de que el pelinegro de aspecto andrajoso dijera algo más, los estudiantes comenzaron a balbucear y hablar entre ellos emocionados.

Si se ponía a pensar correctamente las cosas, el rescate iba a concluir en muchas posibilidades. Explosiones, desplazamientos de tierra, diluvios, incendios, inundaciones también. Y era esto último lo que más lo aterraba. Conocer a Aizawa le daba una idea de cómo funcionaba su manera tan estricta de enseñar por sobre todas las cosas personales de cada uno. Y si por él era, enviaría a Hachiro a la zona de inundaciones. Ese era el temor, temor a afrontar algo para lo que no estaba preparado de hacer frente a tanta gente.

Talasofobia, miedo al agua profunda en su mayoría. Cuando iba a una playa, cuando iba a las piscinas o incluso en su misma bañera, los recuerdos consumían su mente una y otra vez y perdía el control sobre él mismo. Dejaba de responder cualquier parte de su cuerpo y se dejaba caer. Se dejaba morir.

Su rostro de pronto, se puso más pálido que una hoja de cuadernillo, llamando la atención de sus dos nuevas amigas.

─¿Hachiro, estás-?...─Jiro comenzaba a preguntar, pero la voz de Aizawa nuevamente captó la atención de todos. Hachiro rápidamente asintió hacia la consulta a medio hacer, pero eso no hizo más que preocupar a la de cabello oscuro.

─Aún no he acabado.─no lo malpienses, no es momento, se repitió mentalmente esperando a que siguiera hablando.─Pueden decidir si usar sus trajes o no. Probablemente sus trajes limiten sus habilidades.─hizo una breve pausa y con seriedad, volvió a comenzar a hablar.─El entrenamiento será fuera del campus, así que iremos en bus. Es todo, prepárense.

Con su cuerpo bastante tembloroso, Hachiro se levantó para tomar su traje y dirigirse a los vestidores. Su situación no pasó desapercibida para nadie, pues él era considerado una de las personas mas consientes y serias del curso. Pero cuando se trataba de miedo, Morikuro era un experto en dejarse perder.

Luego de todos los intentos de Iida de coordinar el curso y cada lugar por asiento, nadie prestó atención. Así que fue fácil encontrar un lugar solo, y justamente era al lado de un amigo al que hacía un par de días no le hablaba: Bakugo. Al parecer, Kirishima se había ido detrás del chico eléctrico y estaban sentados juntos. Así que, ni siquiera se tomó la molestia de pedir permiso para sentarse, solo lo hizo.

De haber podido, hubiera llevado sus auriculares para pasar el viaje aislado de los demás, en su propio mundo de preocupaciones. Era egoísta, pero poco le importaba, no estaban en un momento de guerra o algo por el estilo, así que esta vez pelearía por sí mismo.

Bakugo, a su lado, solo volteaba molesto a fulminar con su mirada su pierna cuando los nervios le ganaban al pelinegro y comenzaba a moverse de arriba a abajo.

Desde donde estaba, podía escuchar a todos emocionados, hablando de las habilidades que tenían cada uno en particular y lo que creían esperar cuando llegaran a la U.S.J. La verdad, Hachiro no se veía emocionado en meterse en la conversación, por lo que simplemente se centró en mirar algún punto fijo del paisaje por la ventana, hasta que escuchó que alguien lo llamaba.

─Morikuro.─una voz ronca y lenta lo llamó sorprendiendo al pelinegro y a su compañero rubio. Hachiro volteó, encontrando al dueño de dicha voz.

─Todoroki, ¿pasa algo?─preguntó un poco inquieto, confirmando las dudas del bicolor.

─Debemos hablar.

No se molestó en darle algún tipo de explicación a Bakugo, ni siquiera le dirigió la mirada, lo cual causó molestia en su dichoso compañero. Hachiro se levantó del asiento y se sentó a un lado del de cabellos de dos colores y ojos heterocromáticos, esperando que pronto le dijese que pasaba para volver a ocupar su antiguo lugar y regresar a su mundo propio.

─Me comienza a perturbar que estés tan nervioso, ¿Qué sucede?─la pregunta no tomó por sorpresa a Hachiro, pues se imaginaba que se trataba de eso. Él y Todoroki eran personas bastante observadoras e intuitivas a la vez.

─No soy fanático de algunas de esas catástrofes.─murmuró realmente apenado el pelinegro, agachando la cabeza para esconder su rostro tembloroso. Intentaba con mucha fuerza no quebrarse frente a alguien que apenas conocía, se guardaba las cosas. Pero en ese momento, creyó que liberar parte de una verdad aterradora aliviaría su carga.

─Entonces sólo hazle saber a Aizawa.─parecía tan simple para Todoroki decir eso, pero no llevarlo a cabo.─No doy cumplidos a nadie, y menos a quien considero competencia. Pero siento que ocultas algo y no dejaré que te arrastren cosas tan simples. Si pierdes contra alguien o algo, será contra mi.

A cualquier persona normal aquello podría haber parecido una amenaza mortífera. Pero para Hachiro, era suficiente para mostrar una sonrisa y reír. No le causaba daño ni miedo escuchar sus palabras, porque sabía que su objetivo no era ganarle a nadie, sino superarse a si mismo.

─No tengo nada que probarle a nadie, pero gracias Todoroki.─Hachiro le dedicó una última sonrisa antes de abandonar ese asiento y regresar a un lado de Bakugo, quien también se le veía hundido en sus pensamientos.

Cuando su espalda tocó el asiento, Hachiro suspiró con mucha tranquilidad, hundiéndose en el mismo, llamando también la atención de su caprichoso compañero. Este, sin piedad ni vergüenza, lo analizó completamente queriendo encontrar alguna respuesta de lo que había hablado con el joven Todoroki, más fue en vano. No encontró nada.

─¡Si hablamos de fuerte y genial, pensamos en Bakugo, Morikuro y Todoroki! ¡¿Verdad?!─escuchó el grito emocionado de Kirishima abrirse paso entre el silencio del autobús, y a Bakugo se le hizo imposible no responder.

─¿Qué tiene de genial ser emo?─esa indirecta fue muy directa, y para Hachiro, quien ni siquiera se inmutó en lo que él decía. Puso los ojos en blanco y colocó los lentes de su traje sobre ellos, para cubrir su visión e ignorarlos completamente.

Tsuyu se hizo notar, preparada para añadir algo.─Pero Bakugo siempre está molesto, no creo que sea popular.─las palabras que la chica rana dejó salir hicieron reír a Hachiro fuertemente, pues estaba en todo lo cierto.

Tanta fue la conmoción que dejó caer sus lentes, mientras se tomaba de la barriga para no descomponerse de la risa. Era la primera vez que reía de dicha manera frente a sus compañeros de escuela, lo cual resultó siendo contagioso.

─¡¿QUÉ DICES?, TE MATARÉ!─bramó Katsuki, solo logrando que la risa incrementara en Hachiro.─¡CÁLLATE, OJO DE CUERVO!─el rubio propinó un solo golpe en la espalda de su acompañante que le sacó el aire y detuvo sus risas para que se ahogara con su propia saliva.

Veía estrellitas, se apenaba ahora de la escena que acaba de hacer. Al menos olvidaba el hecho de que el entrenamiento sería bastante duro para su estabilidad mental.

─No nos conocemos hace mucho y todos conocemos tu personalidad irascible.─Kaminari añadió, otro que no tenía miedo a morir.

Sus palabras lograron enfurecer más al rubio cenizo, pero antes de que más amenazas flotaran de sus dulces labios, fue Aizawa quien intervino. Cosa que Hachiro agradeció bastante, ya tenía un sonrojo de oreja a oreja por el escándalo que provocó su risa y la pelea que lo aturdía a su lado.

─Ya llegamos, dejen de bromear.

Si Aizawa se diera cuenta de que nada era una broma viniendo de Katsuki Bakugo... Las cosas se calmaron notoriamente cuando comenzaron a bajar del autobús uno por uno, Hachiro se negó a avanzar hasta que Todoroki saliera también. La única persona que sabía de su preocupación era él, así que intentaría no despegarse de su lado. Y aunque no necesitaba ningún tipo de protección, si necesitaba un amigo que supiese escuchar a su lado.

Cuando ingresaron a una especie de domo gigante, pudieron ver de que se trataba la U.S.J. Era como una pequeña ciudad a escala real. De un lado habían muchísimas construcciones al borde del derrumbe y un volcán a punto de estallar. También notaba una zona repleta de lluvias y una completamente sumida en un incendio que parecía controlado. Era impresionante lo que la tecnología podía hacer a día actual.

Pero su miedo, estaba más cerca de lo que pensaba.

─Ese lago no debe ser profundo, ¿verdad?─murmuró en dirección al de cabello de dos tonos. Este, comprendiendo al instante de que se trataba hizo una mueca que no pasó desapercibida.

─¿Tienes talasofobia?

Hachiro solo se quedó en silencio, agachando la cabeza para no dejar ver sus ojos cristalinos.

─Creo que es bastante profundo, pero no debes preocuparte. Tu kosei no es compatible con el agua.─Todoroki sonrió levemente, para dejarle en claro que todo estaría bien. Jamás notó a Hachiro tan débil como en aquel momento, tanto que le daba un poco de miedo a él mismo.

Cuando Hachiro dejaba notar sus sentimientos, parecía que el ambiente se sumía en una atmósfera llena de energía negativa.

─Gracias... Enserio.

Y antes de que pudiera responder algo, el héroe que habían mencionado en la academia hizo su aparición frente a ellos, con una mirada bastante amable a pesar de estar dentro de su traje.

─Es un placer conocerlos chicos.─habló el dichoso héroe.

Número Trece, el héroe espacial.

Hachiro nunca había tenido la oportunidad de conocer al héroe espacial Trece. Conocía de su reputación en el mundo profesional y sus capacidades extremadamente excepcionales de darle uso a sus poderes. Era una persona de la cuál podría tomar ejemplo para ser un héroe ejemplar en un futuro. Después de todo, su trabajo iba directamente ligado con salvar personas antes que luchar contra villanos.

─Antes de comenzar, me gustaría darles una charla. Claro, con el permiso de su tutor.─determinó el héroe Trece, buscando con la mirada una respuesta de Aizawa.

Hubiese sido tonto que el profesor no le concibiera dicho permiso de hablar, así que Trece fue preparándose para comenzar con su charla. Hachiro por su parte, buscó entre los demás estudiantes a Kirishima para después unírsele. Tenía ganas de pasar un poco de tiempo con él, ya que en todo el día no tuvieron la oportunidad.

Aquel día estaba mas sociable que de costumbre, lo cual era sorprendente.

Y de pronto, la realidad lo golpeó fuertemente.

¿Por qué cambió tanto su forma de ser? ¿Desde cuando era abierto con sus sentimientos ante otras personas? Y peor aún, contra gente que a futuro serían contrincantes suyo. Debía controlar sus emociones de una maldita vez y concentrarse en crecer individualmente para crecer luego a un espacio grupal.

─Muchos de ustedes puede que tengan un kosei capaz de hacer mucho daño al igual que el mío.─Trece comenzó a hablar, llamando la atención de Hachiro.─Como muchos sabran, tengo la capacidad de crear agujeros negros y desintegrar cosas. Tengo la fuerza para matar personas.─y tenía razón, a pesar de emplear un tono tranquilo, era severo y realista lo que decía. Muchos tenían esa capacidad de concebir muerte.─En esta sociedad superhumana, el uso de koseis se hace controlando las capacidades. Al principio se logra, pero un paso en falso puede acabar con la vida de alguien fácilmente. Y en este momento, aprenderemos a usar esas habilidades para salvar gente. Es todo, gracias por escuchar.

Se escucharon indefinidos aplausos de parte de los alumnos, a lo que Hachiro no evitó unirse. Pues era realmente cierto y acertado lo que el profesor decía.

En parte, tenía confianza en sus habilidades. Controlaba a su gusto su poder de manejar la umbraquinesis. No era como Tokoyami, con su sombra oscura; ni siquiera se asomaba a ser tan genial. Pero de todas formas, dominaba su característica. Su problema era no desarrollar su telequinesis al cien por ciento.

Porque como había dicho Trece, sus limitaciones eran lo que lo mantenían cuerdo hasta aquel punto. Convertirse en lo que más odiaba solo haría que enloqueciera.

─En primer lugar-...─Trece había comenzado a hablar de vuelta, para asignar los puesto a cada uno, pero una escena curiosa lo interrumpió.

Fueron segundos en los que todo se derrumbó. Las reacciones fueron diferentes para cada uno de los alumnos, quienes para la mayoría era extraño presenciar una escena tan oscura.

Desde una bruma violeta, comenzaron a salir personas.

Villanos.

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