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Final

Iguro estaba junto a Kaburamaru. El joven no había ido a verla, no porque no quisiera sino porque se sintió culpable. La había tratado mal y ahora, seria muy hipócrita ir e incluso tratarla bien como si nada.
Estaba tirado en el patio de su casa, podía sentir la hierba acariciando sus brazos.

Se sentía ¿inquieto? Hace días tenia un sentimiento en el pecho... como si estuviera vacío y buscará algo desesperadamente.
Trato de calmarse comiendo un una gomita de vitamina.
Obanai, no había votado las vitaminas. Solo el frasco, no le gustaba el diseño y prefirió guardarlos en otro recipiente. Agradecía internamente a la persona que le regalo aquellas gomitas, que lastima que no supiera quien era. Cuando llego a su carpeta solo estaba el frasco envuelto y decorado.

Saboreo el sabor de la gomitas, le gustaban. Era su sabor favorito.

En eso, Kaburamaru rodeo el frasco. Como si quisiera indicar algo.

[NOTA: Investige en la wiki Jsjsjs, Segun fuentes Kaburamaru era una serpiente albina inteligente y servia lealmente a Iguro]

El pelinegro lo miro extrañado pero finalmente, llego a la conclusión de que la persona que lo alimento era la que le regalo las gomitas.
Trataba de ponerse a pensar, quien rayos podría ser.
Pero sus pensamientos fueron interrumpidos porque se escucharon ligeros golpes a la puerta.
¿Quien rayos venia a verlo? Duda que fuera sus padres.
Se levanto y se dirigió a la puerta, pero antes de abrir, se colocó correctamente su mascarilla.

Tomioka, era quién venia a verle. Obanai, frunció el ceño... no le caía bien Giyuu, detestaba a las personas con el carácter de inferioridad de este.

¿Qué quieres? Además, ¿Cómo rayos sabes que vivo aquí? —preguntó con un tono de disgusto al verlo

Kanroji me paso tu dirección, es algo urgente de lo que tenemos que hablar... —dijo tratando de acercarse

Antes de que Giyuu pudiera entrar, Obanai lo alejo de un empujón.

Tu y yo no somos cercanos, vete de... —fue interrumpido antes de decir algo hiriente

Entonces te entrego esto, — Extendió una bolsa que estaba rodeada con un listón bonito. En ese momento, se le hizo familiar. — por favor, recíbelo.

¿Qué es esto? —preguntó, alzando una ceja.

Es de [T/N]... —aquel nombre paralizo a Obanai, quién se mostraba dudoso de esta información.

¿Que..? ¿Porqué a mi? —pregunto incrédulo.

Es mejor que te enteres tu, me pidió que no leyera o abriera algo... —comento, Obanai tomo en sus manos el detalle envuelto en una cinta—, Ojala puedas ir a verla.

Dicho esto Obanai, miraba fijamente el detalle y empezó a abrirlo con cuidado. Entonces recordó, las gomitas... venían envueltas con un lazo igual que este.
Un escalofrío recorrió su espalda al pensar lo que temía.

¿Ella acaso era la chica de las gomitas?

Quizás, no lo se.. no me conto muchas cosas —declaró, poniendo sus manos en sus bolsillos y bajando su mirada—, por favor, ve a verla...

Iguro, solo lo miro y luego miro los sobres. Finalmente, se despidió dándole una ultima mirada y cerrando su puerta. El azabache, entro a su casa y decidió sentarse junto a la chimenea que tenía.

Miraba los sobres y finalmente, suspiro y se dispuso a abrir el primero. Dejo el resto a su lado, en el sofá.

Al leer las primera 3 cartas, sus manos estaban temblando. Nunca quiso despreciarla, pero el era una persona muy distante y seria.
Ella se había preocupado por el.
El solo la ignoro.
Ella cuido a su amigo y lo alimento.
El le agradeció a otra persona.

Cuando iba leyendo la carta 4, recordó algo.
Que también se había enterado de que demolerían el patio y sus areas verdes, para hacer más aulas y mejorar la infraestructura. Mas recuerdos llegaron, cuando ella hizo una huelga con otros estudiantes para mantener las áreas verdes.
Ella le pidió ayuda.
El solo le dijo que dejara de buscar problemas.
Ella intento ayudarle, a el y Kaburamaru.
Iguro, solo pensaba que estaba jugando o queriendo llamar la atención.

Mientras leía las cartas, una ansiedad ligera empezaba a causarle en el pecho... desesperación. Pasaba su mano por su cabello mientras leía cada oración.

No había porque negar, de que le gusto Kanroji pero al saber que no era ella quién se estuvo preocupando y cuidando a Kaburamaru, se decepciono. Que tonto había sido, la chica que tanto se preocupaba por el y quiso ayudarle, fue rechazada por el mismo.
Y ella seguía detrás de él. 

"¿Como.. Como se habra sentido al enterarse de que me confesé a Kanroji?

Empezó a hacerse esa pregunta, pero al leer la séptima carta. Hizo que se le estrujara el corazón. ¿Acaso el era la culpa de su estado abatido y su decaida en su salud? La idea de que ella estuviera así por el, definitivamente lo estaba volviendo loco.
Unas lagrimas se formaron en sus ojos y trato de reternerlas pero, leer como ella seguía siendo feliz solo por verlo a el contento. Realmente no pudo evitar arrogar la carta y apretarla contra su pecho. 

Se arrepentía.
Ahora, ella estaba en sus últimos días y el, recién se enteraba que era la joven que le ayudo, se preocupo e hizo lo imposible por estar con el. ¿Y que hizo el? Solo la trato con indiferencia.

Ella lo consideraba "Perfección", cuando nadie lo hacía o le habían visto el rostro que tenía. Su madre le había hecho cicatrices de por vida en su cara, detrás de su indiferencia y su actitud reservada... había un joven herido e inseguro.
Pero T/n, lo quería... Lo espero y el nunca fue a verla. 

Se levanto tambaleando y sin dudar, se puso sus zapatillas con apuro. En eso Kaburamaru, se subió y se enrollo ligeramente en su cuello. Iba a acompañarlo. 
Iguro, salió de su casa montando una bicicleta. Iba a toda prisa en ella, mientras recordaba a sus amigos, quienes le dijeron que iría a verla al Hospital Natagumo.

El no estaciono su bicicleta, pues al llegar, la tiro y fue corriendo adentro del hospital. Al llegar la recepción pidió la ubicación de la habitación de la joven, pero al oír que estaba en estado critico y no podía recibir visitas.

Solo lo hizo mentir y fingir que iba al baño, para luego colarse por todo el hospital buscándola. Estaba sudado, cargar a Kaburamaru en su cuello y esconderlo, no era sencillo tampoco. Pero sus ojos se abrieron al verla a ella.

Estaba en la habitación 205-A.
Tenía los ojos cerrados, como si durmiera. Y tenía vías en su brazo, a su lado el monitor cardiaco. El joven entro rápidamente y cerró la puerta con seguro. No quería que nadie lo apartara de ella.

Se puso a su lado y con cuidado le tomo la mano. Mirandola, con su otra mano libre, le acariciaba su rostro. Sus ojos estaban algo hinchados por haber llorado anteriormente y verla en este estado, solo le daban ganas se arrodillarse y pedir que abriera sus ojos.

Mientras sostenía su mano, Kaburamaru bajo por su brazo y enrollo las manos de ambos. Como si fuera un vinculo, algo que los unía.
Aquello hizo que la joven, abriera sus ojos aun pero tenía un compresor en su rostro con gases medicinales y aire.

Espera.. espera... —le ayudo a quitarse su compresor, para que ella no tuviera que moverse.—, no te esfuerces ....

¿He muerto...? ¿Esto es el cielo? —preguntó con una voz rota, soltando unas lagrimas.—, siempre desee que me tratas así... 

El Azabache, solo bajo su cabeza, Kaburamaru, los soltó y se enrollo en el brazo izquierdo de la chica. Obanai, le dio un beso en su mano, mientras sollozaba. Ella creía que estaba en cielo, para ella era irreal verlo ahí.
Pensaba que quizás era una visión o algo así, antes de irse.

No, no... Esto es real... —murmuró mientras entrelazaba sus manos—, yo estoy contigo...

Aquello hizo que la joven, no pudiera evitar llorar más fuerte y levantarse, para darle un abrazo. El dolor, ya no era físico... era emocional, el chico que tanto le gustaba, estaba ahí... para ella y le trataba con bastante cariño.

El azabache, no dudo en corresponder su abrazo. Sabía que quizás podría ser el último.

¿Podrías perdóname por ser un idiota y no darme cuenta antes? —preguntó, en un susurro. Su voz era frágil y sonaba muy arrepentido.

¡No hay porque pedir perdón, me basta con que estés aquí conmigo, Iguro! —exclamó mientras lloraba en su hombro.

— Quiero hacerte feliz, pero es tarde y... —comentó nervioso pero no pudo terminar lo que decía.

Te amo, eso es lo que importa para mi ahora... ¡Me gustas! —exclamó, aferrándose más a el—, siempre te he admirado y desee estar contigo, aunque no me ames... te suplico que me lo digas.

Aquella palabras solo hicieron que el se rompiera interiormente. Pero no dudaría en hacerla feliz hasta el final.

Yo te amo, no es mentira... —dijo mientras le acariciaba la espalda—, amo a la chica que me ha ayudado y preocupado por mi, por favor, no me dejes...

"Te amo".
Cuando termino de decir eso, el pulso de ella empezó a decaer drásticamente y solo sonaba la maquina un sonido.
Obanai miro su pulso y si, en efecto, se había detenido. En eso, los enfermeros forzaron la puerta y entraron. Kaburamaru logro esconderse en las prendas de Iguro.

Pero la joven, su agarre se hizo más débil y sus manos cayeron. Obanai no quería soltarla, suplicaba que no lo separaran de ella pero, los enfermeros se lo llevaron a la fuerza.

Estaba ansioso, preocupado y con bastante miedo.
Hace una hora que se la llevaron a urgencias para hacerle una "reanimación". Su desesperación era tanta que se jalaba de los cabellos. Pero en eso, una enfermera se acerco. La enfermera Tamayo.

Joven, discúlpeme, ¿usted es su pareja o tiene alguna relación con ella? —preguntó, parándose al frente de donde estaba el sentado esperando.

No.. Bueno... —se puso a pensar y finalmente soltó:— Si, ella es mi enamorada.

Bueno, creo que esto te pertenece —le entrego una hoja algo arrugada.—, se le cayo a la señorita...

Tomo la carta, con desesperación y se la arrebato. (Carta 15)
La enfermera se retiro para darle un espacio al leerla. Obanai, la leía rapidamente... noto la sangre que había en la hoja. Apretó el papel con fuerza..

Ella iba a escribir cuando lo amaba y empezó a sentir peor. ¿Porqué rayos nunca se dio cuenta? El pudo haberla hecho feliz. Ahora el estaría sin ella.


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