—— THE CURSE OF THE IGNIS ——

Un desgarrador grito de dolor salió del interior de la garganta de Fallon al mismo tiempo que un rayo iluminaba el cielo nocturno, mostrando el mar de nubes que abordaba aquel lugar. Habían pasado escasas horas desde que ambas habían sido encerradas, y desde que aquello había tenido lugar, Fallon no había tenido ni un solo momento de descanso. Y lo mostraba la sangre seca que había a su alrededor, sangre que había aparecido debido a las heridas que tenía por su cuerpo, las cuales para su suerte o tal vez para su desgracia desaparecían tan rápido como aparecían, pero solo había una que todavía no se había curado, y era la que tenía en su frente.

—Por favor.— Suplico mientras sus lágrimas eran sustuidas por unas de sangre. —Yo no he hecho nada, no es mi culpa.— Sollozo creyendo que alguien la haría caso, pero por alguna misteriosa razón que ella no podía describir estaba sola al mismo tiempo que se sentía observada y juzgada por muchos otros, y eso tal vez era mucho peor que cualquier herida y castigo que estuviera sufriendo, ya que sabía que la deparaba muchos años de dolor, sufrimiento y soledad, y era exactamente aquello último lo que la haría perder la cabeza por completo.

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—Dios mío...— Murmuró Stella justamente cuando el cuerpo de Fallon caía al suelo y todas veían la sangre que recorría sus mejillas, junto a la marca que había en su frente.

—¿Qué la ha pasado?— Preguntó Terra mientras Dowling se acercaba a ella para asegurarse de que, por lo menos, estuviera con vida.

—Es su castigo.— Explicó Dowling apenada por verla en aquel estado, jamás se había imaginado que el castigo que un Ignis pudiera sufrir pudiera ser tan horrible.

—Pero no hizo nada.— Alegó Bloom sin creerse que aquello pudiera deberse a su culpa.

—Fallarte a ti, Bloom.— Respondió la directora con obviedad, sabiendo que aquello se debía a lo que había ocurrido. —Los Ignis son primitivos, inestables, poderosos y pueden llegar a ser malvados, Fallon sabía todo ello. Sabía cual era el castigo que la deparaba romper su deber.— Las recordó sabiendo que aquello no era ninguna mentira, por lo menos no para la morena ya que desde que todo había empezado, su mayor miedo era que pasara aquello, y para desdicha de todos había sucedido.

—Por eso la dijo a mi madre como actuar.— Murmuró Stella al ser consciente de porqué Fallon había rogado el que la encerrasen, sabía lo que la pasaría, sabía de todo lo que podía llegar a hacer si no era encerrada.

—Fallon siempre he sentido su oscuridad, todos la sienten, pero a diferencia de lo que se piensa ellos pueden nutrirse y beneficiarse de ella sin que apague quienes son.— Aclaró haciéndolas ver que de alguna forma había esperanza, todavía no estaba todo perdido y podía existir la posibilidad de que Fallon no hubiera perdido su humanidad. —Fallon, ¿puedes escucharme?— Dowling la zarandeo un poco esperando que la chica despertará.

—No responde.— Murmuró Aisha angustiada.

—Tal vez con esto..., me dijo que cuando saliera buscará a Yelena.— Comentó Bloom mientras la daba a Dowling el collar con forma de estrella, aquel collar que tenía más importancia del que cualquiera de ellas podía llegar a imaginar.

—Fallon mírame, recuerda quien eres.— Dowling agarró a la Ignis de los hombros, mientras esta abría los ojos, pero había algo distinto en ellos. Puede que estuviera allí físicamente, pero su mente parecía que todavía seguía viviendo aquel infierno.

—Debes de luchar Fallon, debes de destruir al mal, debes de volver a casa. Vuelve a casa, se libre, lucha por quienes quieres. Eres más poderosa de lo que crees, eres más fuerte que el dolor y la oscuridad.— La voz de un hombre resonó en la cabeza de la morena, en un primer momento sonaba como una voz lejana, pero en el momento en el que la reconoció, se volvió más fuerte y más cercana. Aquella era la voz de su padre, de su padre biológico

—Debes de levantarte, mi niña, debes de ponerte de pies nuevamente hija. Nuestro tiempo ya pasó hace mucho tiempo, pero el tuyo es ahora. Mereces ser feliz, mereces cumplir tus sueños, mereces dejar atrás todas las preguntas y todo cuanto te ha perseguido.— En esta ocasión sonó la voz de una mujer, para Fallon era nueva, nunca antes la había llegado a escuchar, pero de alguna forma se la hacía familiar, como si ya la hubiera escuchando antes, como si hubiera estado presente siempre en sus sueños. —Pase lo que pase nosotros estaremos a tu lado para verte triunfar pero también para aprender de tus errores, mi pequeña estrella.— Añadió con un tono de orgullo. Puede que Fallon no supiera reconocer de quien era, pero una parte de ella siempre sabría a quien pertenecía su voz. Puede que no hubiera estado con ella por mucho tiempo, pero una parte de ella jamás olvidaría la voz de su madre biológica.

—Mamá.— Dijo Fallon mientras miraba a todas partes desorientada sin saber muy bien que había pasado. —Señorita Dowling...— Murmuró sorprendida al verla frente a ella, la cual la devolvió la sonrisa al ver que ella estaba bien.

—¡Fallon!— Exclamaron el resto de sus compañeras mientras abrazaban a la Ignis aliviadas de que estuvieran bien, todo bajo la atenta mirada de Dowling, orgullosa de la hermosa amistad de que las ocho habían forjado.

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—No podíamos creerlo, y todo gracias a Flora.— Explicó Terra orgullosa del descubrimiento de su prima.

—No entendía por qué el compuesto no había funcionado, y vi que mis plantas se marchitaban y todo encajo.— Explicó la hada de tierra como si aquello fuera la cosa más sencilla del mundo. —Este pequeñín absorbía cada pizca de esencia vital que podía, se llaman Plantas de Resurrección.— Explicó mientras mostraba la planta, la cual había florecido por completo.

—Si, son como cápsulas temporales.— Añadió Terra apoyando el comentario de su prima.

—Mejor con algo más de color, pero supongo que su función es la clave.— Comentó Stella haciendo sonreír a las demás con su comentario, porque aquello era como un momento de ellas normal, como si no hubiera ocurrido nada, como si todo siguiera estando como antes.

—Le dimos el último trozo que había de la llama del dragón y del fuego sagrado del cristal, y se abrió.— Aclaró Flora mostrando que había sido gracias al poder de Bloom y de Fallon por lo que Dowling había conseguido salir de su salvo conducto.

—¿Estabas dentro?— Preguntó Bloom sorprendida por lo que sus amigas estaban diciendo.

—Mi espíritu sí.— Garantizó Dowling con una sonrisa, mientras observaba como Fallon mantenía la atención a la conversación de forma aparente, ya que su mente parecía estar en otro lugar.

—Es súper raro, ¿verdad?— Comentó Aisha sorprendida por lo que estaban escuchando.

—Cuando me di cuenta de lo que iba a hacer Rosalind, atraje toda la magia que pude. Le pedí al mundo natural que me perservara, os debía una última despedida.— Admitió Dowling mirando a las ocho hadas como si ellas fueran lo más importante, y lo eran, todas ellas eran hadas jóvenes y poderosas, más de lo que podían imaginar. —La vida es preciosa, pero la muerte también.— Admitió captando la atención de Fallon con sus palabras. —Ambas deben de ser respetadas, no sobreviví al ataque de Rosalind. No puedo ayudaros a librar la batalla que os espera. Pero si tengo tiempo para una última lección.— Las reveló mostrando que su tiempo era limitado, pero eso no quería decir que no pudiera ayudarlas, por supuesto ya no tenía el poder para hacerlo, pero sí los conocimientos.

—Las lecciones de magia ya no son lo mio, así que tal vez deba de vigilar la puerta.— Admitió Musa mostrando que aquella vida para ella había llegado a su fin.

—Sois hadas, esta lección es para todas.— Sentenció Dowling en señal de que todas debían de escuchar sus palabras, a fin de cuentas aquella sería su última lección en la vida. —Se trata de la magia de transformación, cuando era vuestra directora os protegía de las duras verdades del mundo. Yo creía que las emociones positivas eran la piedra angular de la magia más poderosa.— Empezó a decir mientras miraba a las ocho esperando que comprendieran todo cuanto iba a decirlas y a revelarlas. —Rosalind pensaba lo contrario, que la fuerza solo se forjaba con esas duras verdades.— Añadió sabiendo que todas ellas habían sido conscientes de lo diferentes que eran ella y Rosalind a la hora de enseñar. —Estábamos equivocadas.— Garantizó con una sonrisa. —Para desbloquear la verdadera magia debéis de hacer las paces con vuestras emociones, la imprudente felicidad de lo positivo y la desesperación de lo negativo.— Las reveló haciendo que todas se mirasen, ¿acaso era tan fácil transformarse como Dowling quería hacerlas entender? —Hay gran belleza y poder en ambas.— Garantizó. —Estoy muy orgullosa de todas y de las mujeres que vais a ser.— Añadió sabiendo que las ocho llegarían lejos, ella las había enseñado bien, pero también habían aprendido a ser fieles entre ellas, por lo que juntas serían completamente imparables. —Fallon, ¿damos un paseo?— La pidió haciendo que la aludida se levantará, para a continuación dejar el pañuelo con la sangre que se había quitado en la mesa. Las dos salieron de la cabaña en la que Fallon había estado encerrada, y se adentraron entre la maleza del bosque.

—Me avergüenzo de lo que ha pasado, volver a perder el control y volver a matar a una persona.— Admitió sabiendo que solo con Dowling tenía la confianza de decirla como se sentía, ya que ella sería la única que no la juzgaria, que la haría ver que no era del todo un error, que no era un monstruo y menos aún una asesina.

—Arrebatar una vida es serio, tu bien lo sabes, y también sabes que cargaras con ese peso para siempre.— Empezó a decir Dowling con calma. —Pero en el vacío no ocurre nada.— La recordó. —Cuando supimos lo que Rosalind le había hecho a Aster Dell me enfade tanto que quise matarla.— Admitió mostrando que muy en el fondo entendía todos y cada uno de los sentimientos que ella y Bloom había tenido, porque ella también les tuvo. —Sí hubiera tenido tu poder o el de Bloom todo habría sido diferente.— Admitió sonriendo. —Este mundo es un mundo mejor sin Rosalind Hale, es una verdad objetiva. Lo hecho, hecho esta.— Garantizó, pero todos sabían que no era algo objetivo, era una pura verdad.

—Pero no es por que sea esto.— Empezó a decir Fallon sin saber como explicar lo que sentía cada vez que pensaba que podía invocar algo tan destructivo. —Cuanto más se que soy y lo que puedo hacer, más me asusta.— Admitió sin saber como podía abrazar lo que era cuando era algo que la daba tanto miedo.

—Estoy segura, pero tienes que utilizar tu poder de una forma o de otra. No puedes rendirte.— La recordó mientras ambas se sentaban en un banco de piedra para poder admirar el atardecer que se cernía sobre Alfea. —Tienes que luchar.— La recordó.

—¿Pero como lo hago? ¿Cómo lo... hago sin perder el control?— Quiso saber sabiendo que cuando hacia uso del poder, cuando entrenaba, era cuando perdía el control, cuando algo se descontrolada y alguien salía herido por su culpa. —¿Por qué no me dices que debo de hacer?— Preguntó esperando que Dowling tuviera las respuestas a todas y cada una de sus preguntas.

—Por que no puedo Fallon, nadie puede.— Negó viendo que muy en el fondo Fallon seguía siendo aquella chica que conoció en una noche de verano en una calle solitaria. —Es la lección más dura de todas, lo único que puedo decirte es que creo en ti.— Respondió sabiendo que tal vez no fuera importante, pero lo era para Fallon. —En ese espíritu indomable que no le teme a nada, y que ha hecho siempre frente a todo incluso cuando se trataba de un mundo nuevo con nuevas verdades y nuevos secretos.— Añadió mostrando que admiraba todo aquello de ella, a fin de cuentas Fallon había mostrado que era más fuerte de lo que cualquiera podía llegar a imaginar. —Y tienes que saber que cualquier cosa que destruya también protege, es un equilibrio.— La recordó sabiendo que su poder era muchas cosas y podía ser percibido de otras maneras diferentes, pero nadie podía negar que tener un poder como aquel era una bendición más que una maldición. —Tu Fallon, junto a Bloom, tenéis el poder de salvar el mundo.— La recordó haciendo que Fallon sonriera de lado al escucharla, porque aquello era lo mismo que Rosalind las decía. —Yo ya lo he sentido.— Garantizó, mostrando que entendía lo que era tener el peso de salvar el mundo en tus hombros.

—Rosalind lo dijo en el banquete de ex alumnos.— Puntualizó mientras ponía una mueca de desagrado, ya que no quería escuchar algo que Rosalind la había dicho en palabras de Dowling.

—Con vosotras a su lado sin duda.— Afirmó la directora sabiendo que con ellas cerca debía de haberse sentido la criatura más poderosa y temida del mundo, porque podía haberlas moldeado como quisiera de haber tenido más tiempo y menos problemas.

—Sí..., fue algo típico de Rosalind.— Murmuró recordando que aquella noche todo había dado un giro de trescientos sesenta grados, en su vida siempre había giros como aquel, y ya estaba algo cansada de ellos.

—Pues deja que lo arregle.— La pidió Dowling queriendo enmendar lo que había dicho. —No pienses en salvar el mundo, sino en salvar tu mundo.— La indicó haciendo que la expresión de la Ignis cambiará, ya que para ella su mundo no sólo era el Primer Mundo, sino que era Alfea y sus amigos. —A la gente que quieres, a la gente que te importa. Si utilizas tu poder para eso jamás te equivocaras.— Sentenció mientras se levantaba haciendo que Fallon imitara su gesto. —Es casi la hora.— La anunció en señal de que su tiempo ya se estaba marchitando.

—¿Me das un abrazo?— La pidió Fallon con una pequeña sonrisa. —Por los viejos tiempos.— La pidió haciendo que Dowling sonriera mientras abría sus brazos. Para cualquiera podría ser un abrazo más, pero para ambas fue diferente. Mientras que para Dowling era su último abrazo antes de ir a una mejor vida, para Fallon era como si estuviera abrazando a su madre, Dowling había sido la primera persona en mucho tiempo que la enseñó que podía tener un futuro, fue la primera que no la tuvo miedo, que no temía que cometiera errores, confío en ella y la había dado una segunda oportunidad, algo que muchos no la habían dado. Y solamente por eso, Fallon sentía que estaba en deuda con ella, y era por ella por quien lucharía, para demostrar que Farah Dowling había sido una buena persona y una buena directora que siempre busco evitar que los demás salieran heridos. Demostraría su inocencia aunque la llevara toda su vida.

★★★

Que decir aparte de que amo el drama...

Este capítulo lucho contra mi y mi deseo de querer usar dos gifs, por un lado el que veis y por otro uno de Farah, pero me pudo este de Danielle en The Originals, no os niego que me inspiro para hacer esa mini escena de la tortura, porque evidentemente más adelante revelare más cosas de las que ella vivió, pero hasta que llegue ese momento, os quedáis con el picó del iceberg.

Aun así es un capítulo muy revelador, por primera vez aparecen de forma simultanea los padres biológicos de Fallon, y me muero de ganas de que leáis un capítulo, porque os va A ENCANTAR.

La escena de todas al ver a Fallon..., bueno quería mostrar ese momento en el que fueron conscientes de que la vida de su amiga corría más peligro del que pensaban, y también lo vi perfecto para explicar todo cuanto la pasaba a la fénix, no se pero es como esos momentos donde se necesita información.

La charla de Dowling sobre la magia, me encantó que las diera esa última clase, porque a parte de ser importante fue especial para todos, y me dio muchísima pena.

Y ya la escena de Farah y Fallon, bueno no puedo deciros cuanto llore, porque lo hice. De alguna manera maravillosa es como el sueño que tenemos todos de despedirnos de alguien que se nos fue, y me encantó mostrar que para mí protagonista Dowling es como una figura maternal a la que no quiere decepcionar, y espero haber mostrado eso en este capítulo.

El final de Dowling aunque me aprecio triste, me pareció precioso. Me hubiera encantado ver una escena de ella y Silva, pero tengo la certeza de que de haber habido una 3° temporada la hubieran traído de alguna manera.

Dicho esto, solo me queda decir una cosa: el plato fuerte está apunto de comenzar.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

Os leo ♥️