CAPÍTULO 26: ONLY THE LITTLE THINGS MATTER
—– ONLY THE LITTLE THINGS MATTER ——
Fallon se encontraba en el patio que estaba detrás de Alfea, a su alrededor había varios libros que parecían ser bastante viejos, principalmente por sus cubiertas en cuero, y junto a dichos libro se encontraba un cuaderno en el que había dibujado y escrito episodios importantes, aunque Rosalind empleaba las clases para que ella espandiera sus conocimientos sobre el control del resto de sus habilidades, también quería que conociera la historia sobre el Otro Mundo, por lo que la prestaba, como a Bloom, libros sobre los sucesos más relevantes que habían tenido lugar. Pero en aquellos momentos, la morena no estaba prestando toda su atención a los libros, ya que aquella mañana había recibido una llamada bastante importante para ella.
—Deberías de haber estado, la fiesta de la playa es de tus favoritas.— Alegó Justin, el mejor amigo del fénix en el primer mundo.
—Creo que no me habrían concedido un permiso para ir a beber, y para saltar de los acantilados.— Admitió la morena sonriendo, dándose cuenta de lo mucho que echaba de menos hacer todo aquello, en especial lo segundo. Puede que su elemento fuera el fuego, pero siempre la había encantado la playa y más aun saltar de los acantilados, tal vez por el riesgo y la adrenalina que una actividad así suponía.
—Es una mierda que estés en la otra punta del mundo, y no entiendo porque servicios sociales te permite permanecer allí, ya sabes...— Empezó a decir al darse cuenta de que no había tenido mucho tacto al decir aquello, pero a pesar de lo duro que podía resultar, Fallon comprendía lo que quería decir y que sus intenciones para decirlo no eran malas.
—Supongo que Meredith lo arregló, además de que no está tan mal.— Admitió sabiendo que jamás podría revelarle el hecho de que aquella escuela la gustaba, porque había descubierto que existía la magia, que ella era un fénix, y que tenía una vida que, relativamente, la hacía feliz. Por supuesto añoraba la libertad que anteriormente había gozado, pero sabía que en algún momento volvería a tenerla, solo era cuestión de tiempo.
—¿Un internado no está mal? ¿Quien eres y que le has hecho a mi mejor amiga? ¿Desde cuando Fallon Blake la gusta la monotonía? Te recuerdo que incluso trabajando en el rancho te metías en problemas.— Alegó haciendola reír, al recordar que aquello era cierto y de hecho en Alfea se seguía metiendo en problemas, pero si hacían la vista gorda, en especial Rosalind, era porque ella era valiosa, y les convenía tener vigilada a una criatura tan poderosa como ella era.
—Qué le voy a hacer, los problemas me adoran.— Comentó sarcásticamente aunque en sus palabras no eran del todo sarcastiscas, en especial teniendo en cuenta lo de aquellas misteriosas criaturas.
—Mira pero si nos salió graciosa.— Se rió Justin. —Bueno he de colgar, si mis padres se enteran de que estoy despierto me mataran.— Admitió haciendo que Fallon pusiera los ojos en blanco, al saber que la estaba mintiendo. Muchas personas podrían mentirla y tal vez ella no darse cuenta, pero ¿Justin? Debería de hacerlo mejor.
—Adiós, Justin, y diviértete en la playa.— Se despidió, mostrando que conocía, perfectamente, cuales eran las verdaderas intenciones del chico.
—¿Cómo sabes...?— Empezó a preguntar sin darse cuenta de con quien estaba hablando. —Olvídalo, tu siempre lo sabes todo.— Recordó haciendo que la morena pusiera una mueca de duda al no creer que eso pudiera llegar a ser posible.
—Claro, será por eso y no porque te conozco mejor que tú a ti mismo.— Sugirió mientras sonreía con algo de melancolía al echar de menos todo aquello, pero debía de ser agradecida con vivir la vida que cuando era pequeña siempre había soñado con tener.
Después de terminar de hablar con Justin, Fallon volvió a ponerse los cascos, mientras volvía a centrar su atención en el dibujo que estaba haciendo, el cual representaba uno de los momentos más importantes de la historia del Otro Mundo. Aunque la historia nunca había sido una de sus grandes pasiones, siempre había sabido encontrar la forma para no aburrirse y poder aprender con facilidad, y era recreando, gráficamente, esos momentos que según parecía ser habían sido tan importantes.
—Eh, que lo estaba leyendo.— Se quejó al ver como Sky la quitaba el libro, al mismo tiempo que ella se quitaba los cascos y les dejaba a un lado.
—¿Cual es la última frase?— Preguntó con curiosidad haciendo que la morena le mirase con una expresión de burla.
—Aquí, allá, maculla... Mosaicos.— Empezó a decir intentando hacer memoria, aunque sabía perfectamente que no se acordaba de nada, por lo menos no de aquello que no hubiera llegado a dibujar.
—Has aprobado con nota.— Comentó sarcásticamente mientras la devolvía el libro y observaba los dibujos que había en el cuaderno, o por lo menos una parte de ellos, los cuales parecían representar una de las tantas guerras que habían tenido las hadas contra las brujas de sangre. —¿Rosalind?— Preguntó al ver la expresión de Fallon la cual reflejaba lo cansada que estaba, en especial de aquellas exigentes clases extra que empezaban mucho antes de que empezara el día.
—¿Andreas?— Inquirió de vuelta mostrando que ella también sabía cual era el quebradero de cabeza del rubio, y no era de extrañar, teniendo en cuenta que para Fallon era un verdadero capullo. —Tengo que ir a casa de Silva, a tu casa.— Le reveló sin mirarle, ya que en realidad se lo estaba diciendo porque de alguna forma Fallon creía conveniente que Sky tuviera aquella clase de información. —No te estoy pidiendo ayuda, pero no podía no decírtelo.— Explicó esperando que comprendiera sus motivos.
—Tranquila, te llevaré.— La tranquilizó Sky sabiendo que aquella era la escusa perfecta para salir de Alfea.
—No, no puedo pedirte que te involucres, Rosalind...— Empezó a decir sabiendo que si la pillaban a ella no pasaría nada, más allá de un castigo, pero si atrapaban a Sky, tal vez sus aspiraciones a convertirse en especialista terminarían desapareciendo, porque con él no había nada que pudiera impedir que le echaran por incumplir una norma.
—Necesitas un respiro y yo también, largemonos de aquí.— Respondió con obviedad sabiendo que un día libre y juntos, era lo que ambos necesitaban y querían, un día lejos de los problemas que ya tenían. —Además, todavía no has visto nada del Otro Mundo, salvo por la escapada que tuviste con Beatrix.— La recordó haciendo que a la mente de Fallon regresarán aquellas imágenes de la muerte de las únicas personas que siempre había considerado sus padres.
—Mejor olvidemos aquella escapada.— Le pidió mostrando que aquel día no fue, precisamente, un día para recordar, aquel recuerdo la atormentaba mucho más de lo que cualquiera pudiera llegar a imaginar.
✶⊶⊷⊶⊷❍❍⊶⊷⊶⊷✶
Ver el otro mundo era, para Fallon, un sueño hecho realidad, y no podía llegar a imaginarse que aquel lugar pudiera ser más bello e idílico de lo que ya se había imaginado, porque con lo que estaba viendo superaba, con creces, todas y cada una de sus expectativas.
—Vaya, ¿aquí fue donde crecisteis tu y Amber?— Preguntó impresionada por aquel lugar, aunque ella había crecido y se había criado en una gran ciudad americana, la morena siempre había tenido una gran debilidad por la naturaleza, por lo que no era sorpresa de nadie que en verano la gustará estar trabajando en Tennessee. —Así que los pequeños Sky y Amber se pasaron brincando por esta maravilla.— Comentó con algo de envidia, ya que para ella haber crecido en un lugar como aquel era literalmente un sueño.
—Me temo que no brincabamos.— Admitió haciendo una referencia a su hermana pequeña, la cual había decidido ausentarse de Alfea por algunas semanas, sobretodo tras el regreso de su padre y su actitud tan fría con los dos, o por lo menos eso era lo que Sky creía, ya que lo que no sabía era que a todo ello se añadía la confusión de sentimientos que Amber tenía por Riven y por Beatrix, su nueva hermana adoptiva.
—No sabes lo que te perdiste.— Garantizó con seguridad en sus palabras, puede que la infancia de Fallon no hubiera sido tan perfecta como debía de haber sido para una niña, pero la hacía feliz saber que había podido correr y aprender con la libertad con la que un niño debía de hacerlo. —De pequeña cuando iba a Tennessee con mi amigo Justin era lo único que hacíamos, bueno, y hacerle aguadillas.— Admitió riendo, recordando que fue allí donde conseguía evadirse de su vida y de sentirse, de nuevo, como si estuviera en su casa, esa casa a la que no había vuelto desde aquellas desapariciones.
—Pues hazlo, en el campus no podemos ir sin que nos vigilen.— La recordó haciendo que la morena la mirase con una mueca de que no iba a hacerlo, aunque por dentro se muriera por hacerlo. —Vete a brincar.— Insistió haciendo que Fallon sonriera para a continuación salir corriendo.
—¡Esto es increíble! ¡Estoy brincando!— Gritó Fallon mientras salía corriendo perdiéndose entre los árboles, hasta que finalmente dio con una llanura, donde se encontró a un grupo de caballos, lo que la hizo sonreír para a continuación acercarse al que estaba más cerca de ella, el cual era un caballo blanco el cual, al igual que dos caballos más, uno de color marrón y otro de color negro, tenía una silla de montar.
—Veo que has encontrado a los caballos, y parece que le caes bien.— Observó al ver que el animal parecía estar bastante cómodo con la presencia de la morena.
—Será por mi encanto natural.— Comentó sarcásticamente mientras le miraba en perspectiva, de todos los animales existentes, posiblemente los caballos fueran uno de sus favoritos. —Es precioso, aunque tiene mal puesta la silla.— Admitió mientras se la colocaba, observando que el animal hacia un ligero movimiento como si agradeciera aquel gesto.
—¿Sabes de caballos? Pensaba que lo del campo...— Empezó a decir sorprendido de ello, ya que Fallon pocas veces hacía mención de su vida en el primer mundo, de hecho aquella tarde era la única vez que más referencias la había escuchado decir.
—Trabajaba en un rancho en vacaciones.— Respondió, mostrando que el hecho de saber como actuar con los caballos, así como el detalle de que la silla estuviera mal puesta se debía a aquellos años, no por una iluminación divina.
—Así que sabrás montar.— Asumió con obviedad el rubio.
—Prefiero mantener los pies en el suelo.— Respondió Fallon intentando no parecer nerviosa, por supuesto siempre había querido montar a caballo, pero una parte de ella, una parte que no sabía identificar cuál era, tenía miedo.
—Así que tienes miedo, tal vez los demás especialistas deban de saberlo, así no te tendrán tanto miedo.— Sugirió riendo, sabiendo perfectamente como convencerla de que accediera a subirse con él sobre el animal.
—Eso es chantaje y humillación.— Alegó mientras se cruzaba de brazos, en el mismo momento en el que Sky se subía, con mucha facilidad, sobre el caballo.
—Venga, vamos, confía en mi.— La animo Sky mientras la ofrecía su mano, haciendo que el fénix durase por unos segundos, para segundos después aceptarla y con un pequeño impulso y la fuerza de los dos, subirse encima del caballo, quedando detrás de Sky, al cual se aferro mientras esté le hacia un gesto al animal para que esté empezara a cabalgar.
✶⊶⊷⊶⊷❍❍⊶⊷⊶⊷✶
—Todavía tengo preguntas.— Afirmó Fallon mientras Sky quitaba la silla de montar para que el caballo tuviera mayor libertad.
—¿Sobre por qué se montar a caballo?— Inquirió creyendo que eso podía ser lo que la sorprendía, pero de hecho eso para Fallon era lo más normal del mundo.
—Sobre porque no me has dicho que tenías caballos, el que sepas montar me parece más normal. En el primer mundo muchos saben montar, aunque no todos saben hacer nudos marinos así que...— Empezó a decir mientras ponía una mueca de duda, al no saber si allí era algo tan común como podía serlo para ella.
—Seguro que tu sabes algo de lo que yo podría burlarme.— Afirmó sonriendo creyendo que aquellos comentarios los estaba haciendo con un cierto punto de burla.
—¿Crees que he empezado a burlarme? Seguro que te gustaban las figuras de caballos, espera, posters de caballos con arco iris en tu cuarto, estilo My Little Pony.— Se burló haciendo que Sky pusiera una mueca de burla ante su comentario.
—Deberíamos de volver, toque de queda.— La recordó haciendo que la morena se diera cuenta de que debía de ir a por el libro, aquel libro que posiblemente tendría las respuestas a aquellos símbolos, permitiéndoles dar con la respuesta a sus preguntas.
—No, la casa. Aún tengo que coger el texto de apoyo.— Alegó mostrando que no se iría de allí sin él, debían de descubrir como de peligrosas podían ser aquellas criaturas.
—Sí, date prisa.— La pidió mientras la ofrecía su juego de llaves, lo que la confundió al no comprender porque él no quería acercarse con ella hasta allí.
—¿No vienes conmigo? Es tu casa.— Alegó sin entender porque se negaba a acercarse.
—No.— Negó con firmeza.
—¿No quieres...?— Empezó a preguntar sin entender porque no quería ir al lugar en el que supuestamente debía de sentirse seguro y protegido de cualquier posible peligro.
—No voy a entrar.— Sentenció con algo de brusquedad.
—En cuanto descubramos que oculta Rosalind y consigamos que la escuela sea como antes, seguro que Silva y tu lo arreglareis.— Garantizó con seguridad, puede que Sky estuviera enfadado con él, pero muy en el fondo Silva era a la persona que en realidad admiraba y la única persona a la que quería hacer sentir orgulloso. —Se que lo haréis.— Insistió mientras cogía las llaves y se marchaba.
Tras unos minutos, Fallon entró en la pequeña cabaña, que aunque en un primer momento parecía pequeña era mucho más grande y espaciosa de lo que podía imaginar.
—Deberías de estar lo más lejos de esa mujer.— Una voz femenina resonó en la cabeza de la morena en el mismo momento que cogía entre sus manos el libro que necesitaba.
—Oh, vaya, pero si ahora te resignas a aparecer. Llevo meses esperando que lo hicieras, creía que estaba loca.— Alegó Fallon en voz alta, mientras negaba con la cabeza. —¿Qué haces, Fallon? Al final termino en un manicomio.— Se dijo a si misma creyendo que aquello no era verdad, sino producto de su imaginación.
—No podía, las seguridades de Rosalind bloquean la unión. Cuando saliste para ayudar a Silva conseguí meterme, de alguna forma, en tu cabeza, ha sido difícil hacerme escuchar.— La explicó su hermana mientras la fénix caminaba por la casa con algo de curiosidad.
—Bueno pues ahora podías quedarte callada.— Se quejó sabiendo que era incómodo, sobretodo porque estaba ahí y presenciaba todo lo que ella presenciaba.
—Lo sientes, ¿verdad?— Inquirió haciendo que la morena se detuviera al escuchar su pregunta. —Sientes como algo distinto esta dentro de ti, tienes los terrores nocturnos y esa constante sensación de peligro.— Afirmó mientras la chica se miraba en el reflejo que aparecía de ella en la ventana, sabiendo que ella tenía razón. —Es la oscuridad, cuanto más aprendes a manejar tus habilidades, más se expande el deseo de poder crece.— Explicó la mujer haciendo que Fallon negara con la cabeza.
—Pensaba que la oscuridad aparecía cuando fallabamos.— Comentó sin poder creerse que pudiera ser posible, ella no quería hacer daño a nadie y menos aún convertirse en el próximo problema de las personas a las que quería.
—Ahí es cuando más crece, pero siempre está en nosotros, latente, a la espera de actuar.— Aclaró haciendo que la menor suspirase con resignación.
—No es nada justo, Rosalind me exige que aprenda. Le rompí un brazo a un chico por contener mis impulsos, y nada de lo que hago ayuda. Mis lágrimas solo funcionan cuando son a raíz de sentimientos puros, y por culpa de eso hay un chico muriéndose.— Se quejó alzando la voz y mostrando cuanto la agobiaba, la extresaba y la preocupaba todo aquello.
—Protegemos, pero no debemos lealtad a nadie. No podemos intervenir en el ciclo de la vida, Fallon, porque entonces jugariamos a ser Dios, y por muy poderosos y especiales que seamos, no lo somos. Somos mortales.— Insistió su hermana esperando que ella pudiera comprender lo que significa ser un fénix, por supuesto podían ayudar, proteger y salvar a personas, pero no siempre podían evitar la muerte de todos, aquel privilegio sólo le poseían un reducido número.
—Ahórrate los discursos filosóficos.— Comentó molesta.
—Entiendo que estas enfadada, pero...— Empezó a decir la rubia, dándose cuenta de que su hermana tenía el carácter propio de un representante del elemento del fuego, aunque no la sorprendía, Fallon era mucho más diferente de lo que ella y todos podían creer e imaginar.
—No necesito tus explicaciones, y no sé cómo es posible que hables conmigo cuando se supone que estás muerta. Pero ya hay suficientes problemas como para que tu te vuelvas uno, así que déjame en paz.— Sentenció enfadada mientras sus ojos cambiaban de color de una forma violenta, lo que hizo que su hermana interpretará aquello como una amenaza, y puesto que Fallon no controlaba todas y cada una de sus habilidades era mejor no hacerla enfadar, porque tal vez las consecuencias podían ser algo desastrosas.
★★★
Finalmente vamos sabiendo algo más de Yelena, la hermana perdida de Fallon.
Aunque en realidad no está tan perdida, como todos hemos pensado.
De verdad os digo que escribir este capítulo me encanto, osea no se porque pero no le veía a este Sky montar a caballo. Osea en los dibujos si, pero aquí...
Aunque también lo bueno es que amplio un poco sobre el pasado de Fallon en la tierra, y eso es algo que me encanta.
En un principio el personaje de Justin iba a ser mucho más relevante, pero... la cancelación de la serie hizo que mis planes se trastocaran, así que... bueno creo que os gustará lo que tengo pensado.
Las escrnas Skyllon espero que os hayan gustado, sí es cierto que debía mantener la esencia del capítulo, aunque espero hacer mis cambios, sobretodo en la relación de ellos. Osea no se, pero veo un poco a Sky en la serie un poco tonto, pero bueno espero cambiar eso en los capítulos y espero de alguna forma haberos mostrado como esta su relación.
Lo que si querría pediros es que si tenéis ideas o queréis ver algo de ellos en concreto decírmelo, más que nada por que aún no he terminado de escribir y siempre está bien hacer escenas de ellos.
Con respecto a todo lo demás... bueno no quiero pronunciarme, más que nada por que el próximo capitulo también viene fuerte.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Os leo ♥️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro