004. "Enchanted"
Enero 2020- Día en que Hye-ra y Su-hyeok se conocieron.
Hye-ra había cursado en la misma escuela desde que recordaba, pasando por varios niveles diferentes, pero había caras que crecieron con ella desde que tenían diez años, Dae-su, Cheong-san, On-jo, Woo-jin y su hermana Ha-ri, Cho-a, pero no fue hasta que comenzó su educación media que decidió por fin hablar con la mayoría de ellos, antes de ese año, tal como Nam-ra, era extraño que hablara con alguien.
Lo más cercano a socialización que conocía antes, fue una pareja que tuvo por un corto periodo a los catorce, y las cosas no se dieron precisamente bien.
Y durante la primera semana de clases, vio un rostro con el que no había coincidido antes, Lee Su-hyeok, desde hace un par de años que el también cursaba en esa escuela, pero jamás habían tenido la dicha de conocerse.
Y en cierto modo, eso era lo mejor.
Pero cuando fue justo antes de que entraran a su salón en el tercer día, que ella le habló por primera vez.
—Me gusta el pin en tu mochila. –Mencionó con una sonrisa en su rostro, señalando el pequeño pin de Imagine Dragons que llevaba el chico.
—Oh, gracias. –Su-hyeok le devolvió la sonrisa antes de que ambos entraran por la puerta a su clase.
A veces los dos deseaban que la segunda interacción hubiera sido igual de simple que la primera, y sobre todo Su-hyeok, se arrepentía bastante de lo que sucedería a la hora del descanso.
Hye-ra salió a caminar por el patio, aún no era buena haciendo amigos pero necesitaba alejar su mente de los libros de estudio. Se colocó sus audífonos reproduciendo "Cups" de Anna Kendrick en ellos mientras paseaba por la escuela, en todos los años jamás había hecho eso.
«Cuando me vaya
Cuando me vaya.
Me vas a extrañar
cuando me vaya
Me vas a extrañar
por mi cabello
Me vas a extrañar
en todas partes, oh
Me vas a extrañar
cuando me vaya»
Estaba tan sumergida en sus pensamientos hasta que escuchó una voz a sus espaldas, no distinguía lo que decía, así que quitó sus audífonos para voltear a verlo.
—¿Me estabas hablando? –Preguntó hacía un chico recargado en un árbol.
—¿Qué hace una chica cómo tú tan sola? –Hye-ra frunció el ceño al ver a aquel chico sonreír de un modo que no le daba confianza en lo absoluto. —¿No te gustaría algo de compañía?
—N-no, gracias, estoy bien, sólo estaba caminando. –Rechazó tratando de sonar lo más amable posible. Volviendo a colocarse el audífono y retomando su caminata, aunque seguía escuchando como el chico decía algo, elevando su tono de voz poniéndola nerviosa, pero estaba en la escuela, no pensaba que algo malo fuera a suceder.
«Hay montañas, hay ríos,
tiene vistas de escalofrío.
Pero seguro que sería más bonito verlo contigo.»
La música se interrumpió cuando sintió al chico jalar con fuerza el cable de sus audífonos, mientras a la vez estiraba el cabello de Hye-ra haciéndola tambalear hacía atrás..
—¿¡Qué te pasa!? –Llevó las manos a su cabello intentando soltarse, pero le era complicado.
—¿Te crees muy importante como para rechazarme? –Pronunció empujando a la chica, Hye-ra sintió su cuerpo chocar contra el césped, tratando de procesar lo que estaba sucediendo. —¿A mí, maldita?
—¿Qué diablos te pasa, idiota? –Ella trato de levantarse, el chico posó su pie en el hombro de Hye-ra para empujarla de nuevo.
—¿Te atreves a insultarme? –El soltó una risa seca. —¿Cuándo la descortés fuiste tú?
—¿Encontraste otra víctima, Gwi-nam? –Escuchó la voz divertida de un chico acercándose a ella, junto a otros dos chicos y una chica que se reían de lo que estaba pasando, aunque no veían el rostro dolido y asustado que Hye-ra portada, pues su cabello largo la cubría.
—Ay, arruinaste el uniforme de la princesita. –Se burló aquella chica.
—¡No me toques! –Exclamó Hye-ra al sentir unas manos rodear su brazo para levantarla, pero con tanta brusquedad que automáticamente supo que no iban a ayudarla.
—Déjamela a mí. –Soltó una voz que le sonaba familiar, tomándola con fuerza por sus brazos.
Pronto recibió un golpe en su rostro, aprovechando Gwi-nam que ella estaba inmovilizada.
Hye-ra no iba a soportar eso, se negaba a hacerlo, con la furia que sintió en ese momento logró soltar el agarre de sus brazos, golpeando con el codo la nariz de quien la sostenía.
Ambos cayeron al suelo, él sosteniendo su nariz adolorido, fue ahí cuando pudo ver quién era la voz familiar.
El chico de su clase, Lee Su-hyeok.
—¡Hijo de...! –Exclamó levantándose rápidamente, sacudiendo su uniforme manchado de tierra y polvo. La expresión de el se transformó al instante cuando la vio. —¡Todos ustedes váyanse al carajo! –Mostró el dedo de en medio hacía el grupo antes de salir corriendo lo más rápido que podía lejos de ellos, sin perder tiempo Gwi-nam y Myeong-hwan se dispusieron a perseguirla.
—¡Deténganse! –Gritó el chico, los otros dos lo ignoraron, pero eventualmente se detuvieron cuando la perdieron de vista.
Su-hyeok se quedó en el suelo, mientras un hilo de sangre caía por su nariz manchando su camisa, no dejaba de pensar en el modo en que la chica lo miró antes de irse, jamás vio a alguna de las personas que solían molestar defenderse, tenía toda la razón en estar enojada con todos ellos, y a pesar de que en sus ojos se notaba que estaba asustada, no dejó que ellos la intimidaran.
Siempre se arrepentiría de que ese haya sido el comienzo para ellos.
Hye-ra llegó a su salón, con la respiración entrecortada por haber corrido tanto, y con la marca en su rostro que resaltaba por su piel blanca, maldijo internamente por no ver a Nam-ra por ningún lado mientras caminaba a su silla, de inmediato llamando la atención de quienes estaban cerca.
—¿Qué te pasó, estás bien? –Dijo Cho-a al apenas verla, levantándose junto al resto de chicas de su clase.
—¿Quién te hizo eso? –Preguntó On-jo alarmada.
Pronto fue rodeada por las chicas con las que apenas algunas veces llegó a cruzar palabra, pero aún así todas estaban dispuestas a ayudarla al verla en esa situación.
I-sak sacó de su mochila un botiquín de emergencia, limpiando con cuidado la suciedad en el rostro de Hye-ra.
—No puedo creer que alguien pueda ser tan cruel. –Mencionó haciendo una mueca por la marca en la mejilla de la chica. —Si quieres vengarte cuenta con nosotras.
—N-no es necesario. –Murmuró, le resultaba extraño tener a personas preocupándose por su bienestar sobre todo sin ser cercanas.
—Sí lo es, tu suéter está arruinado. –Dijo Na-yeon. —Puedo prestarte el mío.
Esa fue la primera vez que logró hacer amigas.
Al día siguiente, ella seguía con sus alertas encendidas mientras entraba a su clase, Su-hyeok ya estaba ahí, ambos cruzaron mirada por apenas unos segundos, en los que logró notar, él llevaba un curita en su nariz, definitivamente lo había lastimado.
Pero no quería cruzarse con él, en lo absoluto. Le molestaba verlo como al resto de matones, lamentablemente para ella, luego de que saliera de su salón al finalizar una clase, el decidió seguirla.
—Ya sé que estás detrás mí. –Soltó quitando sus audífonos los cuales no estaban reproduciendo ninguna canción. —Por favor vete.
—Quiero hablar contigo...
—No voy a pagar la cuenta del hospital.
—No tienes que hacerlo. –Tomó un profundo suspiro antes de retomar la palabra. —Quiero pedirte disculpas, enserio.
Ella se detuvo, frunciendo el ceño para voltear a mirarlo, estaba a punto de soltar una risa cuando lo escuchó, pero decidió guardárselo. —¿Te vas a disculpar? –Dijo incrédula. Cruzándose de brazos.
—Hace tiempo comencé a replantearme las cosas que hacía, pero jamás que había sentido tan mal molestando a alguien hasta ayer...
—Por supuesto que te ibas a sentir mal, te di un puñetazo en la nariz.
—No me refiero a eso. –Continuó. —Sabía que estaba haciendo mal, pero cuando vi lo asustada que estabas, entendí que habíamos sobrepasado el límite. —Hye-ra miró a los lados esperando que nadie escuchara lo que el chico decía.
—¿Qué te detiene de dejar esa vida? Simplemente vete. –Él la miró confundido. —¿O no estás tan arrepentido para hacerlo?
—Claro que quiero hacerlo, pero no es tan fácil simplemente dejarlo... –Antes de poder terminar de explicarse, fue interrumpido.
—¿No es fácil, o no estás listo para dejarlo? –Lo miró inclinando su cabeza hacía la derecha sin tener que decir una palabra, sus ojos decían claramente que no le creía. —Cuando me sostuviste para que tu amigo que no sabe aceptar el rechazo me golpeara no te veías como si quisieras dejarlo.
—No sabía que Gwi-nam te estaba molestando por eso...
—Me estaba acosando. –Corrigió soltando un suspiro cansada. —Si realmente te interesa dejar de ser un idiota no vengas a disculparte y preocúpate por cambiar.
—Ellos no son la clase de personas que aceptarán que me vaya sin ninguna consecuencia... –Bajó su mirada, en realidad estaba arrepentido pero sabía lo peligrosos que podían ser Gwi-nam y Myeong-hwan cuando se enojaban. —Pero... Te prometo que no permitiré que él te lastime de nuevo.
—Ni a nadie más. –Dio una rápida mirada a la hora en su celular, como si estuviera harta de la conversación y lo único que quería era irse. —No me interesan las disculpas, si quieres mi perdón haz algo real para dejar de ser un estúpido matón, se que te debes sentir invencible cuando te metes con alguien más débil pero eso no dura para siempre, el ratón se revela contra el gato y al final terminas siendo solamente alguien cruel. –Al terminar de hablar, regresó el audífono a su oído para volver a caminar dejándolo atrás, pensó que el no la seguiría, pero unos segundos después, volvió a sentir los pasos tras ella.
—¿Le dirás al director sobre esto? –Sonaba apenado.
—Tienes suerte, como te golpeé, si hacía un reporte sobre eso llamaría a nuestros padres por lo que también me castigarían a mí, y tal parece que no puedo usar la palabra acoso o el tendrá que hacer mucho papeleo. –Rodó los ojos sólo el recordar su conversación con el director la hacía sentirse molesta. —Te salvaste.
Hye-ra continuó con su camino dejando a Su-hyeok de pie justo donde ella lo dejó, pensando en las cosas que le había dicho, estaba impresionado con la chica, nunca conoció a alguien que se defendiera teniéndolo a el en frente, era... raro para ser sincero, pero le gustaba. Una sonrisa comenzó a formarse lentamente en su rostro mientras la veía caminar lejos de el.
La chica por su lado, tenía nula fe en Su-hyeok, había conocido a muchos idiotas durante su vida, no recordaba que alguno de ellos cambiara con el tiempo, este caso no tenía por que ser diferente. Pero nunca se sintió tan feliz de estar equivocada, fue cuestión de una o dos semanas para que viera un notable cambio por parte de El chico con la sonrisa bonita, no fue que el cambiara todo de un día a otro, pero poco a poco, vio como él salía del "lado oscuro".
Comenzaba a ser más distante con el grupo de matones, hablaba poco, fingía estar distraído, ponía excusas para irse antes y cada que molestaban a alguien, decidía no participar. No se sentía mejor a saber que las pobres victimas que Myeong-hwan y Gwi-nam escogían seguían siendo maltratadas, aún era cómplice al saberlo.
Y los matones no eran tontos, notaban lo extraño que el comportamiento de Su-hyeok se había vuelto para ellos desde que recibió el golpe, no estaban contentos en lo absoluto, ¿Por qué cambiaría tan repentinamente? Sólo pensaban en una respuesta, Choi Hye-ra. Su-hyeok se repetía múltiples veces que no estaba haciendo eso por ella, la castaña había sido el empujón que necesitaba para dejar de ser un idiota, pero con el tiempo que pasaba, eventualmente ella se volvió una motivación.
Cuando esas dos semanas pasaron, Hye-ra volvió a sentir el infierno, por una pequeña decisión que tomó al llegar a la escuela más tarde que Nam-ra, encontrarla sola fue visto como una oportunidad por parte de Gwi-nam y su sequito.
Hye-ra sintió su cuerpo chocar contra el frío y polvoriento suelo, sus rodillas se rasparon dejando ver al líquido rojo asomarse a través de los delgados cortes en su piel. Colocó sus manos sobre la tierra manteniendo su mirada hacía abajo, se sentía humillada y las horribles risas de los matones retumbaban en sus oídos.
Intentó levantarse con dificultad lo más rápido y tal como la última vez, iba a correr lo más lejos posible de ahí.
Pero no logró hacerlo, apenas levantar su mirada, sintió el pie de Myeong-hwan pateando su hombro empujándola hacía atrás, con sus codos evitó que su espalda llegara al suelo, las risas incrementaron, eso era peor que la primera vez que se los topó.
En su mente repetía a si misma que debió haberle contado a sus padres, debió hacer algo más para que ellos fueran expulsados, ¿Por qué nunca hizo nada?, No les tenía miedo. Pero estaba avergonzada, avergonzada de ser víctima de idiotas como ellos, y pensar en que sus padres podrían hacer todo un escándalo por ella, también le causaba vergüenza, no quería que nadie más se involucrara.
Era raro y ni siquiera tenía sentido, pero prefería mantener sus problemas fuertes, ese era su mayor defecto, aún en su peor momento, no pediría ayuda.
¿Por qué soy así?
—Te dije que te arrepentirías de haberme rechazado. –Pronunció Gwi-nam, acercando su rostro al de ella. —Voy a divertirme mucho contigo. –Él acercó su mano hacia los botones de la blusa de Hye-ra.
La chica lo miró fijamente a los ojos, aquellos que sólo dejaban ver oscuridad, no había un alma, no había sentimientos, era la mirada de un psicópata.
De sus rosados labios, Hye-ra sólo pudo pronunciar unas palabras. —Ojalá te mueras...
Apretó su puño recogiendo tierra del suelo lanzándola hacía el rostro de Gwi-nam provocando que este retrocediera quejándose del dolor. —¡Maldita!
Una vez más intentó levantarse y una vez más, Myeong-hwan no la dejó hacerlo, jalando el cabello de la chica, no iba a dejarla irse. Trató de patalear, rasguñarlo, pero nada parecía afectarlo, se sentía tan impotente y el miedo la invadió al ver a Gwi-nam reincorporarse.
Desearía haber gritado, pero su voz estaba ahogándose con las lágrimas, apenas podía pronunciar un par de palabras mientras de quebraba.
El alto tomó a la chica por el cuello de su blusa, respiraba lentamente a la vez que formaba una sonrisa en sus labios.
—No. –Musitó dando un golpe en la mano del chico, sin dejarlo hacer algo más.
—Imbécil. –Lo llamó una voz haciéndose presente, Gwi-nam maldijo internamente dándose la vuelta para encontrar a Su-hyeok parado cerca de ellos. –Déjala en paz. –Su tono lo dejaba claro, aquello era una orden.
—Él traidor volvió. –Murmuró Myeong-hwan burlón, soltando el cabello de Hye-ra, cruzando sus brazos para acercarse a Su-hyeok.
Hye-ra aprovechó para arrastrarse a unos pasos de ellos, manteniendo fija su mirada en Gwi-nam.
El chico del saco empujó a Myeong-hwan con su hombro para caminar hacia la chica, tomando su brazo para ayudarla a levantarse, aunque apenas estando de pie, Hye-ra se soltó manteniéndose detrás de el.
—Ni siquiera intentes algo. –Habló Su-hyeok mostrando en su teléfono la foto de Gwi-nam y Myeong-hwan lastimando a la chica.
—¿Ahora eres el héroe? –Cuestionó Gwi-nam con ironía. —¿Después de todo lo que haz hecho ahora te quieres sentir como un héroe por una chica?
—No lo hago por ella. –Dijo con firmeza. —Hace tiempo dejé de disfrutar ser como ustedes, sólo somos unos cobardes metiéndonos con los más débiles...
—Esa perra te tiene hechizado Lee. –Cortó Gwi-nam. —No te vengas a hacer el santo sólo porque tuviste una epifanía vacía, esto es lo que eres.
—¡No es lo que soy! –Exclamó, pero sin poder terminar lo que planeaba decir, al escuchar a Hye-ra irse del lugar a paso apresurado, arrastrando su suéter y su mochila, sin importarle, sólo quería irse de ahí.
—Esa maldita...
—No te atrevas. –Su-hyeok mostró la foto una vez más. —Ninguno de ustedes o el director sabrá todo.
Vio como ellos apretaban sus mandíbulas frustrados antes de irse tras la chica queriendo alcanzarla.
—Hye-ra. –La llamó una vez logró llegar junto a ella. —¿Estás bien? ¿Él te hizo algo?
—Estoy bien. –Mintió. —Gracias. –Soltó con su voz quebrada mientras temblaba.
—Espera. –El posó la mano en su hombro haciéndola voltear, revelando su rostro rojizo manchado por las lágrimas. —No estás bien...
—No importa. –Se alejó tratando de no mirar al chico directamente. —Sólo déjame irme a clase.
Su-hyeok soltó un suspiro. —No te voy a dejar irte así. –Dejó su mochila en el suelo para comenzar a quitarse el saco. –Usa esto.
Extendió la prenda hacía la chica. Hye-ra lo miró unos segundos debatiendose si debía o no aceptarlo. Pero estaba en un estado tan deplorable en el cual no quería ser vista.
—Bien. –Su voz se entrecortó, antes de soltar sus cosas y aceptar el saco para usarlo. Le quedaba algo grande pero servía para cubrir las manchas de tierra, sus rodillas serían el único problema. —Cuando dijiste que querías cambiar... No pensé que realmente lo harías.
—Tenía que madurar tarde o temprano. –Mostró una leve sonrisa, levantando su mochila para quitar el pin de Imagine Dragons y meterlo en uno de los bolsillos del saco. Hye-ra imitó la sonrisa tímidamente metiendo su mano en el bolsillo con el pin. —Realmente siento haberte lastimado hace unas semanas.
Después de la hora del almuerzo, todo estaba bien, pudo almorzar por primera vez junto a Na-yeon y Cho-a, ignorar por un momento el ardor de sus heridas, y sentir que apesar de tener a el grupo de matones en su contra, tenía personas con las cuales podía contar.
Cuando volvió a clase, vio en su mesa una pequeña botella de jugo de cereza y un par de curitas para sus rodillas sobre sus cuadernos.
—¿Tú dejaste esto aquí? –Preguntó hacía Nam-ra, la pelinegra negó con la cabeza.
—Quería conseguirte unas de la enfermería, pero eso ya estaba aquí cuando llegué.
Sólo puede ser de Su-hyeok.
Hye-ra miró hacía su derecha, buscando el pupitre dónde solía sentarse el chico, mostrándole una pequeña sonrisa y murmurando un gracias cuando sus ojos se encontraron.
Esa había sido la primera página de la historia para ellos, conforme los días avanzaban, Su-hyeok no hacía más que esforzarse por mejorar y mejorar hasta convertirse en alguien bueno para la chica.
Lo único que nunca cambió en Su-hyeok, era que el siempre entregó los regalos que hacía a Hye-ra en persona.
20 de octubre- Antes de que todo se fuera a la mierda.
—Te ves hermosa. –Fue lo primero que Su-hyeok pronunció al verla llegar, Hye-ra apartó su rostro tratando de ocultar el tono rojizo que comenzaba a mostrarse en sus mejillas. —Te traje esto, pensé que después de subir y bajar escaleras te merecías algo dulce. –Le extendió una pequeña bolsa de esferas de chocolate.
Ella arrugó la nariz mientras sonreía, recibiendo aquella bolsa. —Ya tengo algo dulce. –Soltó frunciendo el ceño de inmediato al escuchar lo extraño que había sonado eso. —Te juro que en mi cabeza se escuchaba muy romántico.
Una risa salió de los labios de Su-hyeok. —Sonó muy romántico. –Dijo antes de pasar su brazo tras los hombros de la chica, acercándola unos centímetros más a él. Siendo rodeados por un cómodo silencio, en el que Hye-ra pensó una y otra vez como hablar con el chico acerca de su futuro, estaba realmente nerviosa, no podía negarlo, pero guardárselo no era mejor.
Y por otro lado, su novio se debatía mentalmente si debía contarle a Hye-ra sobre la invitación de On-jo, no porque fuera a aceptar, pero eran esa clase de cosas que debían contarse como pareja, pero no sabía como hacerlo, sobre todo porque ambas chicas eran amigas cercanas, o eso se suponía.
—¿Puedo preguntarte algo? –Mencionó repentinamente, él volteó a mirarla asintiendo, inclinando un poco su cabeza dándole una señal para que continuara hablando. —Me seguirías amando si...
Su-hyeok mostró una pequeña sonrisa, tomando la palabra sin dejarla terminar. —Sí, te seguiría amando si fueras un gusano o una naranja, o un gato...
—¿Y si no estuviera embarazada? –Lo cortó, no podía guardarlo por más tiempo.
—¿A qué te refieres?
—Ahora estamos bien, vivimos juntos y hemos superado todos los obstáculos que se nos presentan, pero, ¿Algo de eso cambiará cuando ya no esté embarazada? Cuando ya no tengas razón para seguir a mi lado. –Apartó la mirada avergonzada mientras continuaba hablando, con bastante dificultad hacía su mayor esfuerzo para evitar que su voz se quebrara. —¿Seguirás aquí?
Hubo nuevamente unos segundos de silencio en los que Su-hyeok trataba de encontrar las palabras correctas, conocía a Hye-ra, ella no quería una respuesta poética y vacía, necesitaba algo real que le diera esperanzas o se las quitara por completo.
Además el también tenía miedo del futuro.
Pero esos segundos se convirtieron en la mayor tortura que había sentido hasta ese momento.
—Para ser honesto, pienso en ello todo el tiempo. –Fue lo primero que dijo. —Se que las cosas van a cambiar entre nosotros, tendremos una rutina diferente, podríamos comenzar a entrenar juntos, salir a correr, dejar de sentir que ocultamos algo todo el tiempo. –Mantuvo su vista hacía el frente, ambos recargados junto al barandal mientras ella también apartaba su vista, Su-hyeok tomó su mano entrelazándola con la suya, podía sentirla temblar de los nervios, pero con el simple toque y las palabras que salían de sus labios era suficiente para que los nervios comenzaran a desaparecer. Poco a poco —Pero no debes estar preocupada, no estoy contigo sólo por la bebé, me enamoré de ti desde que me rompiste la nariz. –Soltó una pequeña risa. —Se que es muy pronto para hacer promesas, pero lo único que sé ahora es que quiero estar contigo todo el tiempo y enfrentarnos a todo lo que depare el mundo juntos. Si por algún motivo uno de nosotros debe salir herido, me aseguraré de ser yo.
Hye-ra permaneció en silencio, mordiendo sus labios procesando las palabras de su novio, no estaba triste, sólo nerviosa pero aún así sintió una lagrima rodar por sus pálidas mejillas ahora teñidas de un leve color rojizo, seguida de otra y otra.
El era un rayo de sol.
Y yo era lluvia de media noche.
—No llores, Hye. –Susurró dulcemente.
—Siempre eres tan increíble, conoces las palabras correctas y es como si no pudiera pedir algo mejor. –Musitó con la voz entrecortada. Limpiando las lagrimas con la manga de su suéter, mostrando una pequeña sonrisa conmovida. — ¿Qué hice para merecerte?
—Sabes que soy una mejor persona gracias a ti, soy yo quien no merece tenerte, pero aún así estoy agradecido por como se dieron las cosas. –Acarició con delicadeza la mejilla de Hye-ra sonriendo como sólo el podía hacerlo. —Estuve encantado de conocerte.
El silenció volvió a rodearlos, como si el tiempo hubiera hecho una pausa en la que sólo ellos dos existían, no había nada más que quisieran mirar. Ambos contemplaban cada parte del momento, cada segundo trataban de grabarlo en su mente. Sobretodo Hye-ra, no podía comprender como Su-hyeok podía amarla, cuando consideraba a si misma un total desastre.
Pasaba las noches pensando que haría si algún día el se iba, cansado de sus problemas y pese a la esperanza de sus palabras, el miedo seguía presente ahí en su interior.
¿Estaba todo en mi cabeza?
Ni siquiera hubo tiempo para responder, Su-hyeok acercó su rostro lentamente hacia la chica, un "Te amo" salió de sus labios, antes de casi besarla.
Si un fuerte grito de terror no los hubiera hecho separarse de golpe.
Ahí fue cuando el caos comenzó.
—¿Qué sucedió? –Pronunció Hye-ra desviando su mirada hacía el patio, su expresión cambió de inmediato al toparse con la horrible escena bajo ellos.
Los estudiantes atacándose los unos a los otros como si fueran animales salvajes.
¿Cómo había pasado algo así?
★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★
Hola! Tanto tiempo, espero les haya gustado el capítulo si fue así voten y comenten, no dejen de apoyar está historia.
Acaso Hye-ra Is an Illicit Affairs carácter??
Primero que nada quiero pedirles perdón por haberme tardando tanto en actualizar, pero la escuela me tenía atada.
Espero que la espera haya valido la pena.
Creo que no tengo demasiado que decir, pero cualquier comentario que tengan tienen libertad de ponerlo aquí.
Stream Midnights de TayTay!
Los veo luego!!
-Alessandra
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