002. "Algo Mejor Que Hacer"
"¿Por qué estás triste?,
Tu lo tienes todo"
19 Octubre 2021- Un día antes del caos.
Poco más de media hora había pasado desde que las clases habían llegado a su fin, pero como era costumbre en el instituto, los alumnos se quedaban un par de horas mas, para estudiar, ayudar con la limpieza del plantel o enfocarse en sus actividades extracurriculares.
En el aula 2-5, dos chicas trataban de hacer tiempo hasta que la tercera de su grupo saliera del salón de música, no estaban hechas para ser pacientes y aunque las clases del coro debían durar al rededor de una hora, cuarenta minutos para ellas eran demasiado.
—¿Cuánto más va a tardar Hye-ra? –Na-yeon lanzó la pregunta al aire, sin obtener respuesta por parte de su compañera. —¿Me escuchaste? –De nuevo, silencio. —¿Cho-a?
Pero la chica no decía una palabra parecía incluso ignorarla. Mirando a través de la ventana a aquellos alumnos que lograron salir de la escuela temprano.
—¡Cho-a! –Gritó Na-yeon, sacudiendo levemente el hombro de su amiga, esta se sobresaltó volteándose a ver a la pelirroja, presionando un pequeño botón en su oreja. —¿Apagaste tu audífono otra vez?
—L-lo siento, Lee Na. –Soltó avergonzada con una risa nerviosa. —Los chicos de afuera hacían mucho ruido, y me lastimaban los oídos.
—No quería molestarte, eran casi tan insoportables cómo el subsi, lo entiendo. –Na-yeon movió levemente el cabello de Cho-a para despejar su rostro. —Pero deberías avisar cuando apagas tu audífono o siento que hablo sola.
En todo el año que había pasado, muchas cosas cambiaron, y a Cho-a le tocó una de las peores partes, sordera progresiva, era extraño que le haya sucedido tan joven, pero aunque gracias a su audífono podía escuchar de un modo decente, no era lo mismo sobretodo cuando debía estar en una habitación con demasiado ruido o demasiadas personas.
—*Está bien. –Respondió en lengua de señas.—¿Qué me estabas diciendo?
—¿No crees que Hye-ra ya tardó demasiado? Han pasado casi cuarenta minutos.
Los ojos de Cho-a se abrieron con sorpresa. —¿Cuarenta minutos? –Miró un reloj imaginario. —Ultimamente siempre sale a la media hora.
Las chicas se miraron entre ellas, como si pudieran comunicarse telepáticamente, Na-yeon tomó uno de los pañuelos que usaban para limpiar antes de que ambas salieran corriendo al salón de música un piso arriba.
Sin embargo, no tuvieron que avanzar demasiado hasta que se encontraron a Hye-ra caminando a pasos acelerados hasta el aula, haciendo resonar cada una de sus pisadas, estaba claramente molesta.
—¿Por qué la cara larga? –Cuestionó Cho-a cuando Hye-ra llegó junto a ellas. —¿El coro volvió a discutir?
—Sí, pero no estoy molesta por eso. –Habló Hye-ra, a eso ambas de sus amigas la miraron expectante, esperando que contara lo sucedido. —Le prometí a Dae-su que hablaría con el profesor Ahn para que lo dejara entrar al coro, pero sigue diciendo que no lo hará hasta que adelgace.
—Eso es ridículo. –Mencionó Cho-a, tratando de mantenerse cerca de Hye-ra para escucharla bien.
—Es lo que yo dije. –Hye-ra bajó la mirada. —Realmente quería ayudar a Dae-su a entrar, haría el ambiente del coro menos pesado.
—¿Tan malo es? –Na-yeon tomó el brazo de Hye-ra comenzando a caminar junto a ella de vuelta al aula. —¿Qué hacen además de cantar canciones antiguas?
—Trata de poner en un cuarto a un grupo de personas escandalosas con personalidades fuertes a trabajar juntos, es un desastre.
—Me lo imagino...En fin. –La pelirroja extendió el pañuelo que había tomado hacía su amiga. —Ayudanos a limpiar, eso debe subirte el ánimo.
—Pudieron haber limpiado en lo que salía de mi clase. –Las otras dos chicas soltaron una sonora carcajada. —Debí suponerlo...
Limpiar no era su actividad favorita, en lo absoluto, pero le subía el ánimo escuchar los chismes que Na-yeon contaba como si estuviera en un programa de televisión.
Aunque esté era más oscuro de lo que estaban acostumbradas a escuchar.
—¿Estás diciendo que el profesor Lee se volvió loco? –Soltó Hye-ra dejando a un lado su tarea de limpiar los pupitres para poner más atención a la pelirroja. —Digo, tiene sentido pero necesito más fundamentos.
—¿Recuerdan que hace unos días comenzó a escribir algo raro en el pizarrón y después se fue como si estuviera apurado?
—Eso no significa que esté loco. –Añadió Cho-a. —Puede que sólo esté de luto por la desaparición de su hijo, tal vez es la ansiedad o el estrés.
—Pero además...–Na-yeon recordó otro detalle. —Durante la clase de ayer, ¿No notaron que olía a cadáver putrefacto?
—¿Cómo sabes a qué huele un cadáver? –Cho-a miró la su amiga con una expresión seria.
—Conozco todos los olores, menos ese, ¿Qué otra cosa podría ser? –Respondió con obviedad. —De seguro tuvo algo que ver con la desaparición de su hijo.
—No se si ese olor era de cadáver, pero lo que sí recuerdo es que era asqueroso. –Hye-ra arrugó la nariz, de sólo recordar le daban náuseas. —¿Pero eso que significa? ¿Qué se volvió un loco psicópata que mató a su hijo?
—¿Te sorprendería? Si de alguien me espero algo así él definitivamente es el primero en la lista. –Cuestionó Na-yeon y la respuesta era obvia, no. —Dicen que todos los inteligentes se vuelven locos tarde o temprano.
—Al menos eso significa que jamás te volverás loca, Hye. –La mencionada llevo la mano a su pecho fingiendo estar ofendida.
—¡Oye!, No soy tan tonta, mi promedio a mejorado bastante. –Lo último era una total mentira, de hecho en su examen de ciencias más reciente había obtenido una de sus peores calificaciones. —Y el profesor Lee siempre ha sido raro, pero dudo que a ese punto.
—¿Quieres apostar?
—Definitivamente no. –Hye-ra se movió para limpiar otra de las mesas, por accidente chocando levemente si vientre con una de estas, fue algo pequeño, pero casi por instinto llevó la mano a el lugar en cuestión haciendo que su holgado suéter se pegara su cuerpo, dejando notar la curvatura en su abdomen.
—¿Estás bien? –Preguntó Cho-a, la chica asintió con una risa nerviosa, un pequeño detalle que no pasó desapercibido por la perspicaz pelirroja.
—¿No te afecta el calor? –Soltó Na-yeon repentinamente. —Usando ese chaleco, y ese suéter, ¿No es demasiado?
La expresión en Hye-ra cambió, fue sólo un pequeño descuido, ¿Cómo Na-yeon notó algo tan pequeño? Después de meses ocultando su embarazo, no dejaría que la verdad fuera revelada así.
—No, estoy bien así. –Volvió a limpiar las mesas como si nada hubiera sucedido, antes de que Na-yeon hablara una vez más, Cho-a decidió intervenir, "Salvar el día" muy a su modo.
—Hablando de otra cosa... –Cho-a trató de encontrar algo correcto que decir. —¿Tienen planes para hoy? –Ambas chicas voltearon a verla. —Digo, ¿Hye, recuerdas a mi prima Da-hyun?, está soltera de nuevo, podríamos salir en una cita do...salir las cuatro.
Las dos permanecieron en silencio unos segundos, hasta que Hye-ra notó, trataba de salvarla de un momento incómodo.
—...Claro que recuerdo a Da-hyun, fue mi primera novia hace años. –Habló primero la castaña. —Pero tengo algo mejor que hacer, saldré con Su-hyeok hoy.
Na-yeon la miró confundida. —¿Para qué?, ¿Van a devolverse sus cosas?
Ahora la risa de Hye-ra fue más genuina. —Tendremos una cita.
—¿No habían terminado?
—Por supuesto que no, Cho-a, ¿Por qué creen eso?
—Bueno... –Na-yeon mencionó algo incómoda. —Su pelea de ayer fue terrible.
—No te había visto tan enojada desde que Nelson perdió e la academia. –Habló Cho-a algo avergonzada. —Quisimos darte espacio porque te veías muy enojada, no pensamos que seguirían juntas.
—No saquen conclusiones antes de tiempo, todas las parejas tienen una gran pelea tarde o temprano, no por eso es el fin del mundo.
Tarde. Pensó Na-yeon.
—Entonces, no llamaremos a Da-hyun, ¿No es así?–La pelirroja entró de nuevo a la conversación mostrándose incomoda.
—No, lo nuestro fue hace años, ella encontrará a su persona indicada. –Entonces volvió a dirigirse hacía Cho-a. —¿Creí que amabas la pareja que hacía con Su-hyeok?
La chica se encogió de hombros. —Son lindos, enserio, pero últimamente parecen un viejo matrimonio y es diferente.
Claro, era diferente, pero tenían un motivo bastante válido para actuar así, y Cho-a sabía de eso, la pareja llevaba meses viviendo juntos en casa de Su-hyeok.
—No somos un viejo matrimonio, sólo una relación que ha pasado por muchas cosas...
—¿Al menos se disculpó? –Soltó Na-yeon interrumpiéndola. —Seguro el sin calcetines se comportó como un imbécil, al menos dime qué hizo algo para compensarlo.
—Bueno, me pidió perdón, vimos un maratón de The Walking Dead toda la tarde, y me dio este pin de Imagine Dragons. –Señaló su chaleco, el cual siempre usaba sobre su suéter magenta y ahora parecía que eran más pins que chaleco de mezclilla.
Na-yeon y Cho-a la miraron esperando que dijera algo más, pero según Hye-ra, eso fue todo lo que el hizo.
Aunque tal vez había una cosa más.
—También... –La chica dejó su mochila sobre una de las mesas buscando dentro de ella, hasta que sacó una pequeña carta en forma de un rojo corazón. —Dejó esto en mi pupitre esta mañana junto a una paleta en forma de corazón, ya habíamos resuelto las cosas pero fue un lindo detalle.
De todas formas me extrañaba que él lo haya hecho, pero no tenía sentido que viniera de otra persona.
—Déjame ver. –Na-yeon se acercó a tomar la carta para proceder a leerlo en voz alta. —"Necesitas algo dulce no a algún imbécil que tal haga llorar". Se partió la cabeza escribiendo esto.
—¿Segura que lo escribió Su-hyeok? –Cuestionó Cho-a, a ella tampoco le hacía mucho sentido que viniera de el. —Se llamó a si mismo imbécil.
—¿De quién más podría ser? –Preguntó Hye-ra sin una pizca de curiosidad, Na-yeon le devolvió la carta y la chica la guardó en su mochila, antes de colgarla en sus hombros, lista para irse cuando sus amigas lo decidieran.
—No lo sé, tal vez un admirador secreto. –Teorizó Na-yeon imitando la acción de su amiga para dirigirse hasta la puerta.
—No hagas teorías. –Cho-a las alcanzó y ambas salieron por la puerta comenzando a caminar a través del pasillo. —Luego creerás que son ciertas.
—Dí lo que quieras, pero rara vez me he equivocado. –Na-yeon le dio una mirada retadora.
Antes de poder decir algo, Hye-ra se encontró con la mirada de Nam-ra, esperándola fuera del aula 2-3.
—Chicas, debo irme, las veo mañana. –Antes de retirarse, Cho-a se acercó a darle un leve abrazo.
—Nos vemos mañana.
—Nos avisas cuando llegues a casa. –Finalizó Na-yeon. La castaña asintió alejándose de sus amigas para dirigirse junto a su hermana.
Y en cuestión de sólo segundos, terminaron siendo las últimas en el pasillo.
—Estas son pastillas para la presión, tal vez las necesites. –Nam-ra le entregó un par de cajas a la castaña, mientras explicaba para que servían. Hye-ra las guardaba en su mochila mirando a todas partes en el pasillo para que nadie las viera. —Esto es para las estrías...
—¿Mamá y papá saben que me conseguiste todo esto? –Cuestionó la castaña, a lo que su hermana negó lentamente con su cabeza.
—Siguen sin dejarme hablar de ti en casa, o en cualquier otro lado. –Hye-ra bajó la mirada, pero en realidad no le sorprendía. —Sigo tratando de hacer que ellos cambien de opinión.
—No es necesario, ya me acostumbré a estar sin ellos, es mejor así. –Mostró una pequeña sonrisa falsa en su rostro. —Si vuelvo a casa me recordaran todos los días que soy una decepción.
—Eso no es cierto...
—Sí lo es, ya lo hacían antes de mi embarazo, ahora lo harán con más motivos. –Nam-ra no podía argumentar ante eso. —En mi ultimo examen saqué calificación regular, apenas por unos puntos superé el puntaje más bajó, y mis demás calificaciones apenas son buenas. –Una risa seca salió de sus labios. — Supongo que no estaban equivocados al decirme que tendré un futuro complicado, tratándome como si fuera un caso perdido.
—Oye, deja de decir eso. –Nam-ra la interrumpió colocando su mano en el hombro de su hermana. —No eres un caso perdido, cualquiera puede tener una mala calificación, no significa que no seas inteligente.
—No a cualquiera le pusieron la presión que a nosotras. –Llevó las manos a su rostro sintiéndose frustrada. —Ay Dios, ni siquiera había pensado en eso hoy, ¿Podemos hablar de otra cosa?
Nam-ra asintió lentamente. —¿Tienes donde dormir hoy?
—Estaré en casa de Su-hyeok como siempre. –Respondió con obviedad. — Espera, ¿También te llegó el rumor de que él y yo habíamos terminado?
—Bueno, su pelea fue bastante escandalosa.
—¿Tan mal se vio? –Cuestionó Hye-ra, no pensaba que la pelea haya sido tan grave para que de repente todos pensaran que habían terminado.
—Nunca te había tan enojada. –Respondió Nam-ra con seriedad. —¿Qué hizo para que pelearan así?
—Fue una situación pequeña que comenzó a escalar y no supimos controlarla. –Admitió la castaña. —Su-hyeok quería ponerle un nombre... –Señaló su vientre. —Ni siquiera vamos a conservarla, pensé que era algo insensible y luego trajimos más temas a la mesa y ya sabes, la discusión se convirtió en una pelea. Pero me pidió perdón mientras volvíamos a casa.
—Se disculpó, pero, ¿Pudieron resolver las cosas?
—Claro, tuvimos que volver a discutir pero, al menos no nos guarda... –Antes de poder terminar de hablar, sintió como alguien pasaba junto a ella, empujándola hacía adelante con fuerza, haciéndola tambalear, Nam-ra retrocedió asustada al ver de quienes se trataba, sus horribles risas los delataron.
—¿¡Qué carajos te pasa!? –Hye-ra se volteó para quedar frente a frente con el grupo de matones.
—Te atravesaste en mi camino. –Soltó Myeong-hwan, levantando su mandíbula tratando de verse más imponente. —Ahora muévete, o sabes lo que va a pasar.
Hye-ra lo miró en silencio unos segundos, en los que Nam-ra realmente tenía miedo de ver el desenlace de esa escena. Pero no esperaba que lo siguiente que haría su hermana sería soltar una sonora carcajada.
—¿Qué me vas a hacer, enano?
—¿¡Cómo me llamaste!? –Myeong-hwan levantó su puño claramente enojado, Nam-ra reaccionó rápidamente para jalar el brazo de su hermana haciendo que ella retrocediera. —Perra, te lo advertí...
—¡No la toques! –Nam-ra se paró frente a Hye-ra antes que el chico se acercara más. —Si le hacen daño los acusaré con el director.
Hija de políticos, de las pocas personas con poder real en la escuela. Pero no asustó en lo absoluto al grupo de matones, haciendo a Myeong-hwan soltar una sarcástica risa.
—¿Te crees tan importante para amenazarme, estúpida? –Dijo con una cínica sonrisa.
Hye-ra empujó a Nam-ra hacía atrás quedando al frente de nuevo. —Déjame encargarme de ellos. –Sin decir algo más, mientras el chico aún reía, ella soltó con fuerza una bofetada a su rostro. —No vuelvas a llamarla así. –Pronunció apretando su mandíbula por la ira.
El chico reaccionó rápidamente devolviendo el golpe, dejando una roja marca en la mejilla de Hye-ra, la chica se quedó el silencio procesando el golpe, mientras Nam-ra miraba aterrada todo lo que sucedía.
Pero no le preocupaba el dolor, sino el hecho de que debería explicar ese golpe, le parecía vergonzoso estar en su posición. No lo entendía, era más vergonzoso humillar a los demás para sentirte como un ganado
—¿Acaso ya no te crees tan valiente? –Esta vez quien habló no fue Myeong-hwan el sólo miraba divertido lo que había hecho a la chica, Gwi-nam tomó la palabra parándose frente a ella. —¿Sabes lo que podríamos hacerte justo ahora?
Hye-ra intentó retroceder pero el chico la tomó por el cuello de su suéter evitando que lo hiciera, mentiría si decía que no estaba asustada, pero lidiar con los matones era su rutina de cada día, algunos peores que otros, pero algo que había aprendido con el tiempo, era que dejarte llevar por el miedo era darles la victoria.
—Atrévete a golpearme de nuevo. –Habló con firmeza. —Atrévanse a hacerlo, el profesor Lee debe seguir por los pasillos ¿Qué crees que hará cuando vea que quienes le arruinaron la vida a su hijo están agrediendo a alguien más? Yo no le diré a la policía que sólo estamos jugando, diré cada cosa que me haz hecho. –La expresión segura de Gwi-nam se desvaneció. El chico retrocedió aunque seguía notándose el odio en su rostro.
—Quedas libre por hoy. –Comentó levantando su mano para acariciar a mejilla roja de la chica. Hye-ra se quedó petrificada. —Pero la pasarás peor mañana.
Mañana todo sería mucho peor.
El grupo comenzó a caminar alejándose por el pasillo, dejando a Hye-ra temblando en medio del pasillo.
—¿Estás bien? –Nam-ra se acercó a ella rápidamente. —Debí haber hecho un poco más...
—No, estos son mis problemas, yo tengo que resolverlos. –Interrumpió, respirando lentamente para alejar la sensación que el había dejado. —Si ellos salieron, Hyeon-ju no debe tardar en salir también y ella tiende a ser muy cruel, debo irme antes de que haya otra escena. –Tomó su mochila para comenzar a caminar rápido hacía las escaleras.
—¡Hye! –Exclamó Nam-ra haciéndola detenerse, volteando su mirada nerviosamente. —Se que las cosas son difíciles, pero recuerda que no estás sola en esto.
La chica asintió formando una pequeña sonrisa en su pálido rostro.
Hye-ra salió por la puerta del edificio, cabizbaja y decaída, ocultando con su mano de una forma poco discreta el golpe que había recibido, sin duda iba a dejar una marca bastante fea. Caminando hacía la entrada para encontrarse con su novio como era costumbre cuando salían a horarios diferentes.
—¿Todo bien Hye-Hye? –Habló Cheong-san, comenzando a caminar junto a ella al lado de Gyeong-su al verla tan decaída y sola, mientras enviaba textos en su celular, llamándola de un modo que hizo reír a la chica.
—¿Hye-hye? –Ella alzó una ceja.
—Su-hyeok a veces te llama pájaro, ¿Y te quejas de Hye-hye? –Respondió Cheong-san sin dejar de ver su teléfono.
—¡Oye!, Su-hyeok me llama así de modo simbólico. –Manteniendo su semblante serio, quitó la mano que cubría su mejilla para dejar un golpe en el hombro del chico sin demasiada fuerza.
—¿Qué te pasó en el rostro? –Cuestionó Gyeong-su dejando notar preocupación en su voz.
—¡Nada! –Hye-ra devolvió su mano a su mejilla caminando a pasos acelerados, pero no evitó que ambos chicos las siguieran, escuchando toda una conversación entre ellos mientras trataban se alcanzar su paso "¿Entonces por qué te vez tal mal?", luego el sonido de un zape, "No le dices a la gente que se ve mal, idiota". —No me sigan, les dije que no pasó nada.
—¿Quién te hizo eso? –Gyeong-su cuestionó una vez más.
—Fueron esos matones, ¿No es cierto? –Ella se detuvo en el momento en que Cheong-san habló. Hye-ra asintió lentamente sin mirarlos a los ojos.
—Me encargué de ellos, no tienen que hacer nada. –No quería que ellos también se metieran en problemas. —Estoy bien.
—Deberías venir con nosotros al restaurante de la madre de Cheong-san a comer, tal vez te suba el ánimo. —Sugirió Gyeong-su con una amistosa sonrisa colocando su mano en el hombro de Hye-ra. El otro chico negó de inmediato.
—No abriremos hoy. –Dijo Cheong-san, la cara de su amigo se transformó. –Aún no ha llegado la nueva freidora.
—Pero me dijeron que sí. –Continuó Gyeong-su, negándose a creer que no comería pollo ese día. Un mensaje llegó al celular de Cheong-san haciendo que devolviera su vista al aparato.
—Sí no te gusta el nombre del restaurante, trata de sugerir uno mejor. –Soltó Hye-ra leyendo lo que el chico mensajeaba. —Pollo Cheong-san es increíble.
—No es increíble es ridículo. –Se quejó el chico. —Mi mamá es insoportable. –Hye-ra golpeó el brazo de Cheong-san justo cuando dijo eso eso, haciendo su celular caer al suelo. —¡Oye!
—Justo iba a hacer eso. –On-jo y I-sak llegaron junto a ellos, la primera extendió su mochila hacía el chico. —Llévame a comer pollo, esclavo.
On-jo podía sonar muy mandona a veces, pero esa era la clase de dinámica que mantenía con Cheong-san, ellos se entendían.
—No abriremos el restaurante hoy. –Respondió soltando un suspiro cansado.
—Claro que sí, tu madre quiere probar una nueva receta. — Gyeong-Su miró al chico susurrando la frase "Lo sabía" con una sonrisa. —Dijo que lleváramos amigos, así que si quieres puedes venir, Hye-ra.
—Y la señora Lee te adora. –Agregó I-sak con una risa.
De manera inconsciente, una sonrisa se formó en el rostro de la chica. —Me encantaría ir pero estaré ocupada.
—Es la segunda vez que rechazas una invitación. –On-jo dejó un leve empujón amistoso en el hombro de la chica —Ven con nosotros.
—Hazle caso, el pollo de la señora Lee es el el mejor. –Insistió Gyeong-su. —Te subirá el ánimo.
—¿Estabas triste? –La expresión de I-sak cambió por completo. —¿Por qué estabas triste? Tú lo tienes todo.
On-jo soltó un codazo hacía I-sak para que dejara de hablar. Hye-ra dejó salir una risa, "Tú lo tienes todo", esa era la verdadera broma, de no ser porque sabría que la bombardearían con preguntas, hubiera mostrado el golpe en su cara, pero lo seguía tapando de forma poco discreta con su mano.
—Realmente aprecio su invitación, pero... –Trató de desviar el tema. —Se la pasarán mejor sin mi no quiero hacer mal quinto en su cita doble. –La sonrisa de I-Sak se desvaneció.
—¿Cita doble?
—Ustedes. –Señaló a las chicas. —Y ustedes dos. –Señaló a los chicos.
—Supongo que será una cita doble. –Bromeó Gyeong-Su, poniendo su mejor cara.
—Por favor ven con nosotros. –Rogó I-Sak a la castaña aún sin volver a su sonrisa.
—Enserio me encantaría, pero... –Miró hacía los lados hasta que logró divisar a Su-Hyeok. —Tengo que irme.
—Espera. –Gyeong-su la detuvo. —Te salvaste por esta vez, pero la siguiente prométeme que vendrás.
—Te lo prometo, dongsaeng. –Sonrió, antes de comenzar a caminar hasta donde el chico se encontraba, son ver el camino mientras se despedía.
Jamás pensó que se arrepentiría tanto de no aceptar esa salida.
En realidad sólo Cheong-san continuó observando hacía donde la chica se dirigía, claro, a Su-hyeok, contradiciendo todos los rumores que escuchó ese día.
Por su parte, Hye-ra comenzó a correr cuando estaba más cerca de su novio, llegando a abrazarlo cuando lo alcanzó.
—Aun me aterra verte correr. –Fue lo primero que dijo el chico, correspondiendo su abrazo, depositando un beso en la frente de su novia. —El doctor dijo que no lo hicieras...
—El doctor dice muchas cosas.
Su-hyeok soltó una risa, la cual se cortó en el momento en que vio la marca roja en el pómulo de Hye-ra. —¿Quién te hizo eso? —La chica apartó la mirada. —Fueron esos imbéciles otra vez, ¿No es así?, Se acabó, debo decirle al direc...
—El director no va a hacer nada, tu lo sabes. –Hye-ra lo interrumpió. —Ya lo acusé una vez y no le importó, sólo se interesó cuando el profesor Lee. Los denunció por el acoso a su hijo y ya sabes, podía afectar la reputación de la escuela, mientras no se involucre la policía, no le importamos.
—Ya no quiero que ellos te sigan lastimando. –Acarició levemente la herida, quitando su mano cuando la chica hizo una mueca de dolor.
—Ya me encargué de ellos hoy, debiste ver a Myeong-hwan, mi mano estaba marcada por todo su rostro. –Otra genuina risa salió de los labios del chico.
A pesar de que la veía bromear, en su mirada faltaba un brillo característico, ella no estaba feliz ese día.
—¿Quieres ir por un helado?, Te subirá el ánimo.
Hye-ra se apegó más a él. —¿Un helado? Vamos, no soy una niña... –Siendo interrumpida, sintió una pequeña patada en su vientre. —Pero parece que la niña o niño que llevo dentro sí quiere uno. –Su-hyeok rio. —Pero vayamos rápido, quiero irme a casa, estoy super cansada.
El rodó los ojos divertido, por el último comentario. —Está bien.
—No olvides que tenemos una cita con el médico hoy.
Él se detuvo en seco, arrugando su nariz. —Lo había olvidado por completo... –Ella se detuvo también, mirándolo con el rostro completamente serio.
—Dime que estás bromeando.
El negó, formando una sonrisa asustada. —¿Es muy importante que vayamos? –Hye-ra bufó.
—Hoy sabremos el sexo del bebé, ¿Eso no te parece importante?
—¿No debimos saberlo hace meses? –Dijo comenzando a caminar entrelazando su brazo con el de la chica. –Pensé que no querías saberlo...
—No quería, pero ahora tengo curiosidad. –El soltó una pequeña risa. —Y quiero ver si estoy haciendo las cosas bien.
—Si sigues haciendo lo que el médico dijo, todo debe estar bien. –Ella torció sus labios, no había seguido las indicaciones al pie de la letra como debía. —Entonces sí es importante que vayamos, ¿A qué hora es?
—Es a las cinco, está tarde.
—Mi padre llega a las cuatro, él puede llevarnos. –Entonces fue ella quién paró en seco esta vez.
—Si él llega a las cuatro, ¿eso significa que debemos caminar hasta tu casa? –Soltó la chica rezando para que hubiera algún plan de respaldo ahora que el padre de Su-Hyeok no pasaría a recogerlos. —Mierda, por eso me invitaste a un helado...
—Vamos, son sólo veinte minutos. –Alentó el chico sin dejar de caminar.
—Veinte minutos para ti, no para mí. Soy lenta como tortuga –Soltó la chica en un tono dramático. —¿Puedes cargarme?
El negó con su cabeza mientras reía. —Para este punto, creo que ya no puedo hacer eso. –Ella llevó su mano a su pecho fingiendo estar ofendida.
Comenzando a caminar lo más rápido que podía ignorando a Su-Hyeok. —¿A dónde vas?
—¡Más rápido empiezo, más rápido termino!
El soltó una risa antes de correr tras ella. —¡Espérame! –La detuvo sosteniendo su brazo haciéndola girar.
—¿Qué? –Él sonrió, pasando su mano detrás de la cintura de la chica, besando sus labios.
—Te amo. –Respondió el Su-Hyeok. —No te lo había dicho hoy. –Ella devolvió el beso con una sonrisa.
Si hubiera sabido lo que iba a pasar al día siguiente, habría disfrutado más esos momentos.
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Hola!, perdón por haber tardado tanto, espero les haya gustado!
Si fue así voten y comenten, me encanta leerlos.
Como ven hubo varios cambios en este capítulo, sobre todo en la parte de Cho-a, Hye-ra y Na-yeon donde cambié la dinámica que tienen entre ellas.
Una vez más, la pelea entre Hye y Su-hyeok no está escrita, ¿Les gustaría saber como fue?
Quería decirles que justo acabo de regresar a la escuela y es mi ultimo año de prepa, así que espero no sobrecargarme de tarea y seguirles trayendo capítulos.
Los veo en el siguiente capítulo.
-Alessa.
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