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4

John se despertó y se levantó de la cama para prepararse para el trabajo.

La tarde de ayer lo agotó porque tuvo interminables conversaciones con su asesor respecto a su agenda.

──Quiero dejar Derecho Comercial, McCartney es un idiota, se toma ésta mierda demasiado en serio.──

Ninguna de sus quejas persuadiría a su asesor de abandonar la clase a menos que hubiera una razón legítima. Fue entonces cuando se dió cuenta de que debió haber encontrado una mejor excusa en lugar de decir que era insoportable tratar con el profesor McCartney por lo que se quedó con él por el resto del semestre.

Cuando llegó a la tienda de discos se dispuso abrirla ya que el dueño de la misma le había proporcionado una por si llegaba antes que él.

El trabajo era agradable, le permitía relajarse ya que la tienda no estaba ocupada durante las mañanas; él había estado trabajando aquí desde su último año en la universidad.

Cambió el letrero de la puerta a "Abierto" antes de comenzar con su turno y fue a la parte de atrás de la tienda y recogió unas cajas llenas de discos de los envíos de ayer.

──Buenos días, John.── Dijo el jefe y propietario, Mal Evans, con una sonrisa mientras entraba a la tienda. ──¿Teniendo una buena mañana?.──

El de nariz aguileña giró la cabeza mientras estaba organizando los nuevos registros en los contenedores y le devolvió una sonrisa cansada asintiendo con la cabeza.

──Así es ¿Y tú Mal?.──

──Bien... Escucha, me voy por una o
dos horas, tengo una reunión a la que asistir ¿Estarás bien aquí por tu cuenta?.───

John no estaba seguro de por qué Mal le preguntó eso, ya que él mismo se ha ocupado la tienda varias veces pero Mal siempre fue así, asegurándose de que estuviera bien.

──Estaré bien, Mal, no te preocupes por mí.──

La siguiente hora sin Mal fue normal, entraron algunos clientes ya sea revisando los discos recién almacenados para comprarlos o simplemente hojeando. Por lo general, los que solo miraban eran más jóvenes y estaban entusiasmados por mirar solo las portadas de los álbumes y en su mayoría, los que compraban discos eran mayores y nunca mostraban entusiasmo siempre eran serios. Encontró eso interesante.

──¿Ha encontrado todo lo que buscaba?.── Preguntó a un cliente que estaba pagando.

Era una mujer de mediana edad, tal vez de treinta y tantos años, ella asintió y le dedicó una vaga sonrisa que fue suficiente para que John terminara la pequeña charla allí.

Cuando le deseó un buen día, la vió salir de la tienda, luego se topó con un hombre que estaba entrando a la tienda, lo volvió a mirar hacia el mostrador, ocupándose de la caja registradora porque sentía que
se entrometería mientras observaba su interacción, podía escuchar los pasos del hombre acercándose, luego desviándose hacia la derecha de la tienda, que es donde estaba la sección de rock clásico. Fue entonces cuando miró hacia arriba y se congeló.

Paul.

¿Qué estaba haciendo Paul aquí? Era su profesor.

Ni en su año y medio de trabajar aquí vió a Paul, bueno, podría haber venido más tarde durante el día, cuando no estaba trabajando, pero aun así, era demasiado raro.

John observó discretamente mientras Paul hojeaba los discos, deteniéndose en algunos para pensar, luego continuó hojeando la pila un poco más. Tal vez Paul pudo sentir los ojos en él porque se detuvo en medio de la búsqueda y miró hacia la caja registradora.

Los ojos de Paul no eran tan intensos como la última vez, lo cual fue refrescante, ésta vez, solo se veía como un tipo normal, hojeando. Aún así, fue incómodo que su profesor, que ya lo odia, fuera a su tienda a comprar discos.

──¿Tienes a los Stones abastecidos?.──

No rompieron el contacto visual ni una sola vez. John no podía creer que Paul le estaba hablando, haciéndole una pregunta, como una persona real, realmente esperaba que comenzara a humillarlo frente a todas las bandas en los carteles que estaban colgados en la pared, pero una vez que salió de su agudo estado de shock, asintió pero recordó que todavía estaban en la parte de atrás.

──Iré a buscarlos por usted.── Respondió John tímidamente, dándose la vuelta y saliendo a la parte de atrás lo más rápido que pudo. ──Joder.── Respiró sintiendo una tonelada de ladrillos colapsar sobre su espalda mientras buscaba apresuradamente la caja llena de mierda vieja de los años sesenta.

Cuando finalmente la encontró, recogió la caja y se dirigió hacia afuera pero la caja era demasiado pesada para él con su débil estado mental y comenzó a resbalarse de sus manos.

Cuando estaba justo al lado de la puerta, jadeó cuando se le escapó por completo de las manos pero miró hacia arriba y vió qué Paul la había atrapado por él, estaba agradecido de que su profesor decidiera tener curiosidad y caminar de regreso al almacén.

Mal lo habría matado si alguno de los discos se rompiera.

──Gracias.── Suspiró el de ojos castaños. ──Póngalos en el mostrador, por favor, la abriré enseguida.──

──Pareces un poco tembloroso.── Señaló Paul con voz preocupada lo cual fue impactante.


Tal vez estaba tembloroso, sus manos
c

iertamente lo estaban cuando trató de abrir la caja con un cuchillo de corte incapaz de quedarse quieto mientras intentaba cortar a lo largo de los bordes con cinta adhesiva.

──Deja que te ayude.──

Paul puso sus manos sobre las de John, tomando suavemente el cuchillo con sus manos firmes y comenzó a abrir la caja para él.

El profesor mantuvo sus ojos en su alumno, estudiándolo, tratando de leerlo.

──No lo odio, señor Lennon.──

John miró hacia arriba, esas palabras lo sacaron de sus pensamientos sin saber si había oído mal o se había imaginado lo que dijo el de ojos hazel.

──Estaba molesto porque llegó tarde a mi clase.── Continuó Paul con un tono suave. ──Pero era el primer día de clases, tal vez debería haber sido fácil contigo, no quise llamarte la atención delante de todos, no fue profesional.── Paul dejó el cuchillo y empujó la caja abierta hacia el otro sonriendo inseguro inclinando la cabeza. ── Lo lamento.──

Una sincera disculpa de su profesor, eso hizo que mordiera su labio inferior mientras pensaba en lo que dijo el otro. Su primera interacción podría haber sido solo un gran malentendido.

Tal vez lo juzgó demasiado rápido, pensó, mirando a Paul a sus ojos color avellana que se veían tan hermosos y gentiles, atrayendolo aún más para aceptar su disculpa.

──Acepto sus disculpas.── Se rindió sin estar seguro de estar enojado con un hombre tan hermoso como Paul.

Paul sonrió pareciendo complacido de haber sido perdonado, de que él y John estuvieran en mejores términos que antes.

──Yo tampoco lo odio.── Agregó el menor.

Paul dejó escapar una risa real y genuina, mostrando sus lindos dientes de conejo mientras continuaba con sus adorables y cínicas observaciones sobre su próxima presa, entonces su risa cesó, dándole a John una sonrisa

──Eso es un alivio, sospecho que lo hiciste después de mi primera conferencia ¿No?.──

John asintió.

──Sospeché correctamente.──

Con una risita, Paul miró a través de la caja de discos y sacó uno de inmediato "Their Satanic Majesties" lo inspeccionó girándolo de un lado a otro para ver bien el álbum y luego colocándolo sobre el mostrador.

──Me quedo con este.── Dijo. ──Todavía no lo tengo pero es uno de mis favoritos.──

John lo registró colocándolo en una bolsa para él.

──Nunca había escuchado éste antes
en realidad.── Observó. ──Me avergüenzo por eso.── Se rió levemente.

Paul miró a John y luego volvió a mirar el disco con la mente divagando, pensando en lo que iba a decir a continuación como si estuviera calculando cada palabra.

──Deberías darle una escucha, es bueno, un álbum fantástico...Puedo... Prestártelo si quieres.──

──¿Prestarmelo?.── John sonrió cariñosamente y sus mejillas se tornaron de un rojo rosado mientras se sentía cada vez más atraído por Paul, era extraño cómo ayer lo estaba maldiciendo en su cabeza y ahora lo miraba como si fuera un festín. ──Está bien, profesor.── Accedió y sintió que sería extraño que su profesor le prestara algo que no tenía nada que ver con lo académico.

Se trataba de música, no de negocios, no de leyes, nada de eso.

──Creo que mi tío tiene ese álbum, simplemente lo tomaré prestado.──

Paul se rió entre dientes, pero esta vez su risa parecía seca y falsa como si estuviera herido porque rechazó su amable oferta.

John se dió cuenta de esto pero no sabía qué decir o hacer considerando que no pretendía decir que no para ser grosero. Ver los ojos de Paul perder su brillo lo hizo sentir culpable, pero... ¿Culpable de qué?

──Quiero decir...── John suspiró sintiéndose vacilante. ──Si no le molesta, se lo quitaré de las manos y lo escucharé.──

Algo se disparó dentro de Paul, el
abatimiento desapareció de su rostro y se transformó en un resplandor de placer, sonriendo.

──¿En serio? ¡Genial! Yo sé... sé que te encantará, especialmente si te gusta la
escena psicodélica.──

──Sí, me gusta.── Respondió con una sutil sonrisa.

──Bien.── Paul agarró el disco de la bolsa de John y se lo devolvió. ──Tómalo esta noche, escúchalo y devuélvemelo mañana después de la conferencia y dime si te gustó.──

──Eso haré.── John sonrió con cordialidad.

Se despidieron el uno del otro. John vió a Paul salir por la puerta, echándole una última mirada furtiva antes de alejarse.

Ni siquiera un minuto después, Mal volvió a entrar, suspirando, indicando que estaba exhausto por la reunión a la que había ido.

──Hola John.── Lo saludó con un pequeño ademán de mano. ──¿Has estado bien? ¿Nada se ha quemado?.──

John se rió entre dientes, sacudiendo la cabeza.

──Todo salió bien.──aseguró con una pequeña sonrisa.

Mal asintió caminando de regreso a su oficina luego se detuvo y se dió la vuelta.

──¿Sabes?... Te juro que creo que vi a alguien que solía conocer hace un momento.── Explicó preguntándose si la persona que creyó ver saliendo de la tienda o ya estaba caminando por la acera, pero no quería preguntarle a su empleado.

──¿Qué?.── El rostro de John era curioso, pidiendo más mientras miraba a Mal. ───¿Viste quién era?.──

Mal se encogió de hombros tratando de saber quién creía haber visto.

──Realmente no pude verlo bien.──

──¿Pero quién creías que era?.──

Las cejas de Mal se fruncieron no queriendo profundizar demasiado en esta conversación.

──Alguien de secundaria... Eh... De todos modos estaré en mi oficina si necesitas algo.──

John asintió volviendo a la caja registradora preguntándose qué diablos estaba pensando Mal. Era extraño cómo su jefe parecía tímido al pensar en esa persona y no querer hacer un viaje feliz por el camino de la memoria.

¿Alguien no sonreiría un poco pensando en un viejo amigo? Quienquiera que haya sido, pasó volando por la mente de John cuando comenzó a tratar con otro cliente.

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