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✨forty-six✨
















—Nos ha engañado. Logró manipularnos con nuestro hijo— reclama la bruja consumida por el enojo. 

Theseus intenta calmarla —te hice una promesa, recuerdas?— hace que lo mire fijamente —recuperaré a Elliott a toda costa, de acuerdo?— la toma del rostro donde ya se le habían escapado un par de lágrimas. Mayssande consigue relajarse. —Muy bien. Ethan mordió el anzuelo y el siguiente paso es ir por Dumbledore para que nos ayude con la rebelión. Correcto?

Mayssande asiente y así ambos se teletransportan hasta nada más y nada menos que Hogwarts, la vieja escuela de magia y hechicería. A la cual ambos asistieron el mismo año y comenzó su romance. Esa misma escuela a la que asistía su hijo de 16 años Enzo Scamander quien estaba terminando de cursar su sexto año. Una vez admirando el gran castillo, la argelina toma un respiro profundo ante el hecho de que se encontraba más cerca de su primer hijo y ansiaba verlo luego de 9 años sin verlo en absoluto. 

Se sentía culpable al no poder compartir los primeros momentos de Enzo, tales como ir al Callejón Diagon y comprar sus materiales, el escoger su varita, obtener su uniforme, enterarse a qué casa pertenecía, absolutamente todo. Pero si por algo tanto Theseus como Mayssande, se alejaron de Enzo para ponerlo a salvo y que este tuviera una vida normal como cualquier otro mago a su edad, y no tener que estar escondido por culpa de sus padres. 

Logran escabullirse a la oficina de Albus la cual estaba casi en lo más alto de la torre; una vez que llegan a la sala vacía, esperan de que el gran mago se aproxime a su oficina y en el momento de hacerlo, lo primero que Dumbledore admira es apreciar que Theseus Scamander seguía con vida. El poderoso hechicero quedó boquiabierto —pero... cómo?! Te vimos...

—Responderemos a tu pregunta si nos dejas hablar lo que tenemos que decir— se deja ver Mayssande de entre las sombras. 

—Es con respecto a Gellert y las Reliquias de la Muerte— revela Theseus. 

Albus se apresura a cerrar la puerta para tener un poco más de privacidad —es nuestra Mayssande?— le pregunta al Auror no muy confiando de la bruja. 

—La misma que le enseñaste a cómo ser una buena duelista— apunta la pelinegra recordando sus lecciones del pasado. 

Le lanza una sonrisa —cómo lograste deshacerte del control de Gellert?— desea saber. 

La pareja de magos se lanzan unas miradas —no fue fácil— acota Theseus. 

—Nos dimos cuenta que la clave eran nuestros hijos, la razón por la que podía volver era por estar conviviendo con mis hijos, por lo que con ayuda de un viejo amigo, logramos crear una poción para cuando estuviera lejos de ellos en caso de que el encanto de Grindelwald regresase a apoderarse de mi de nuevo— entre su cuello, saca un frasco con un líquido color escarlata dando a indicar que esa era la pócima. 

El maestro hace memoria de quien pudo haberlos ayudado —contactaron a Horance, cierto?

—Yo lo hice. Es un viejo amigo de cuando ambos cursábamos aquí— resuelve Theseus —con su ayuda, pudimos crear una solución temporal para el problema de Mayssande, hasta que consigamos la varita de sauco y revertir el hechizo.

—Así que me imagino que ya han ideado un plan para combatir contra Gellert.

—Lo teníamos, cosa que involucraba la varita porque yo era antes la dueña legitima de ella al desarmar a Gellert en la batalla en el Valle de Godric— indica Mayssande —pero Ethan me desarmó y ahora es él quien le pertenece la varita. 

—Y te puedo asegurar que le devolverá el poder a su padre— recalca Theseus ganándose una mirada sorpresiva por parte de Albus —descubrimos que es su hijo.

Albus aparta su atención de la pareja al recordar el romance que tuvo con Gellert. No importa las circunstancias, Dumbledore siempre tendrá sentimientos románticos por Grindelwald. —Muy bien. Con todo lo que me están contando, tú fingiendo tu muerte— señala a Theseus —y tu desapareciendo del radar del mundo mágico— señala a Mayssande —significa que ustedes han estado resguardando la Piedra de la Resurrección todo este tiempo— desvela. 

Ambos asienten —fue nuestra por un tiempo. Pero en orden de derrotar para siempre a Gellert, tendríamos que hacerles creer que llevan la ventaja— dice Mayssande. 

—Con ellos arrebatándonos la piedra y darles la ventaja para que nos dé tiempo de reagruparnos y pelear contra el ejército que Grindelwald planea hacer con la Piedra— termina Theseus. 

El viejo maestro mira a sus viejos alumnos orgullosos por todo lo que han hecho sus ex-alumnos durante estos años —yo sabía que ustedes dos eran los alumnos más inteligentes, habilidosos y capaces de su generación— halaga con admiración. 

—Gracias, Albus— Mayssande se sonroja. 

—Significa mucho que esas palabras vengan de ti— confiesa Theseus. 

Regresan al plan —y tienen una táctica para encontrar a los Grindelwald y compañía?— desea Albus saber. 

—Le pusimos un hechizo de rastreo a la reliquia que se activará cuando Gellert la utilice. Es por eso que hay que reunirnos lo más pronto posible para estar listos y acabar con esta guerra de una vez por todas— explica la argelina con detenimiento. 

—Brillante idea!

—Pero tenemos que apresurarnos si queremos cumplir parte del plan— prioriza Theseus —tenemos otras dos responsabilidades en las que tenemos que trabajar— se acerca a su pareja. 

La Buscadora toma de la mano a su amado —primero es Elliott, nuestra prioridad es liberar a nuestro hijo del control de los Grindelwald y traerlo a casa. Ya habrá tiempo para lidiar con lo mio— insiste. 

Dumbledore se atreve a interrumpirlos —déjenme a Gellert— pide —me aseguraré de desarmarlo y con ello, podremos revertir el hechizo— propone muy decidido de enfrentarse a su pasado. 

Theseus le ofrece la confianza —él es todo tuyo.

Tocan la puerta haciendo que todos guarden silencio —profesor? Soy Enzo. Puedo hablar con usted?— pide amable el chico. 

La primera en reaccionar es Mayssande, sintiendo una punzada en el pecho tras escuchar por primera vez la voz de su hijo —es él...— dice con emociones mezcladas.

El Auror también tenía demasiadas emociones mezcladas al estar presente con su hijo —Tenemos que irnos. No pueden saber que estamos aquí— sin embargo, se controla para ser fuerte y no dejarse llevar para influenciar a Mayssande

—Vayan con Aberforth, díganle que vienen de mi parte y que si les puede ofrecer alojo— dice Albus —yo avisaré de los demás para organizarnos— explica y con ello, los padres abandonan la sala con el corazón roto. — Puedes pasar, Enzo— accede Albus y el joven Scamander camina dentro de la oficina con una extraña sensación de curiosidad, como si presintiera una sensación familiar. 

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